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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Lorena recorre la ciudad buscando hombres
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Para el día siguiente yo había planeado una noche sexy en pero Lorena tenía otra idea, quería salir una noche por la ciudad y a regañadientes acepté.

Subió a prepararse, la seguí y me senté detrás de ella y mirando sus preciosas nalgas mientras ella se miraba críticamente a sí misma en el espejo. Su mano se metía entre su vello púbico y comenzó a quejarse del tupido y espeso pelo negro de su peludo montículo.

— Esto tiene que irse —decidió resuelta.

Observé con fascinación como ella cogió unas tijeras y comenzó a cortárselo. Tan pronto como su vello púbico quedo corto, fue al baño, y la seguí mirando con horror y fascinación mientras se afeitaba todo el pelo del coño con una maquinilla y crema de afeitar. Después de terminar, declaró— Así está mucho mejor, más higiénico para una penetración rápida.

Su coño brillaba desnudo, afeitado como el de una puta. Lorena me hizo mirar y fijarme en sus nuevas extrañas partes expuestas y sonrió lascivamente, añadiendo— ¿Te gustaría meter tu polla ahora para probarlo?

Empezó a acariciarse a sí misma, mirándome a los ojos de forma provocativa. Me quedé mirando su coño desnudo, con mi polla en erección luchando para salir. Miró mi reacción, sonrió, se acercó a mí con cuidado y luego se inclinó hacia abajo, me desabrochó el pantalón extrayendo mi polla que empezó para acariciar, muy profesionalmente, mientras ella movía un dedo alrededor de su clítoris excitado. Observé como ella la empujaba el dedo índice dentro de su vagina y luego de pasarlo por encima de mis labios y me lo metió en la boca.

— ¡Pruébame! —ordenó.

Gemí y atropelladamente intenté meterle la polla en el coño pero fue demasiado para mí. Me quedé sin aliento y me vine derramando mi eyaculación sobre su sexo. Ella sonrió profesionalmente y luego empezó a frotar el esperma dentro y alrededor de sus labios sexuales—Para más tarde para lubricar mejor —explicó.

Se había afeitado el coño por completo pero algo me dijo no iba a ser el primero en usarlo. Imaginé que pronto vería otra polla enterrada en su coño hasta las pelotas.

Luego fue hacia la cómoda y comenzó a rebuscar entre su ropa interior. Con una expresión de decepción se volvió hacia mi— Tenemos que ir de compras ¡Ahora! —Dijo mientras se ponía un vestido sin nada debajo. Tomándome de la mano y besándome en los labios, me sacó del edificio.

La primera parada fue para comprar un lápiz labial rojo, maquillaje, medias y condones. Luego, otra para comprar pelucas. Después, ella me hizo llevarla a la parte más sórdida de la ciudad donde las prostitutas trabajan en la calle y sin dudarlo me llevó a un pequeño sex shop. El expositor mostraba lencería sexy y vulgar, trajes ajustados así como el habitual surtido de consoladores y otros instrumentos. Lorena compró un par de zapatos de tacones altos, minifaldas de plástico, una camisola, sostenes con cordones, bragas con una abertura en el centro y un vestido con tirantes de piel de plástico.

Le preguntó al dueño si podría probarse su compra, este gruñó y señaló a una cabina. Yo esperé a que ella apareciera y cuando lo hizo, jadeé. Estaba espectacularmente sexy vestida con aquel atuendo. Se había puesto el pintalabios, pestañas postizas y también una peluca roja. La ropas eran reveladora y provocativa y tuve que admitir que tan vulgar como barata. Aquella no podía ser mi esposa porque parecía una prostituta.

— ¿Como me queda este atuendo? Preguntó, moviendo el trasero de forma sugestiva.

— ¡Me encanta! —dije con voz ronca.

Ella sonrió y tomándome de la mano me llevó a pagar. De repente me di cuenta de que había dejado la tarjeta de plástico en casa. Avergonzado, conté el dinero que llevaba y me di cuenta de que me faltaban cincuenta dólares. Mi esposa me sonrió y me dijo que no me preocupara— Lo sé, Dan, lo solucionaré con él amablemente —Y mirando al dueño le dijo— ¿Podemos llegar a un arreglo?

— Él le sonrió y le dijo— Si la señora me sigue en la parte de atrás...

Me quedé ahí mientras desaparecían detrás de una cortina. Oí unos ruidos de forcejeo y luego minutos más tarde mi esposa reapareció, con el pelo desordenado y la cara ruborizada. Se enderezó la falda y caminó hacia mi moviendo sus caderas de forma sexy. — Vamos, cariño — dijo mientras tomaba mi mano—Llévame fuera.

— ¿Qué pasó ahí dentro… que hiciste? —pregunté ansiosamente.

Me sonrió y me dijo— No quieras saber...

— ¡Dime! —insistí.

— Muy bien, de acuerdo, tu lo has pedido… le dejé que me metiera la mano en la falda y tocara mi coño mojado mientras me lo masturbaba.

Me quedé boquiabierto de sorpresa y fascinación morbosa— ¿Quieres decir que...?

— Sí —contestó con firmeza.

— ¡No puedes! —Dije casi sin aliento— Quiero decir que no debes hacer eso cosas. ¡Eres mi esposa! —exclamé.

Me miró y se rió, me besó en los labios y dijo— No seas tonto, puede que sea tu esposa, pero recuerda que también soy una mujer independiente y libre—y añadió maliciosamente— Conozco el lugar perfecto para tener sexo pero te prometo que voy a ser una esposa honesta y cariñosa contigo. Nunca te engañaré, sabrás siempre lo que voy a hacer. Pero no pero no puedes esperar que siga siendo virgen o mojigata. Necesito emoción y mucho sexo, me encanta que me follen hombres bien dotados. Puedes tenerme cuando quieras, pero necesito, con tu total apoyo y cooperación algunas otras pollas también para satisfacerme ¿Lo entiendes, cariño? Por supuesto que puedes verme follando y después puedes follarme todo lo que quieras. Prometo no dejarlos entrar en mi coño, a menos que tú los quieras dejar.

— Pero debe ser con cuidado, pueden dejarte embarazada — dije mientras la miraba conmocionado y horrorizado.

Ella continuó imperturbable— Ahora estoy muy estirada después de la polla de caballo de Fabio y necesito algunos hombres bien dotados para que me diviertan. Créeme, cariño, ambos vamos a disfrutar viendo a tipos follando a tu mujer y viniéndose como en todos mis agujeros. Será muy divertido —y continuó—Ahora está un lugar que conozco. Conduce despacio que te doy la dirección…Espera un minuto.

Unos minutos después estábamos en un pequeño motel y tomamos una habitación. Dejamos nuestras cosas y luego fuimos a un bar a tomar algo. En un momento dado tuve que ir al baño y cuando regresé, ella no estaba sola. Una mujer vestida sexy en ese bar no estaría sola solo por mucho tiempo, cualquiera se sentaría a su lado para entablar una conversación. No puedo decir que los culpe.

Mientras caminábamos hasta la habitación estaba un poco callada y pensé que estaba empezando a relajarse. Supuse que necesitaba acostarse temprano y dormir una buen anoche. Cuando entramos en nuestra habitación y antes de que pudiera reaccionar me dio un enorme y jugoso beso durante varios minutos. Me imaginé que era para y evitar mi próxima pregunta así que dije— Será mejor que descanses un poco. Tenemos que ir a trabajar mañana temprano.

Mi esposa se sentó en el sofá y me dijo— Tú siempre dijiste estaría bien que me echara un polvo con una polla muy grande si yo tengo oportunidad, y ahora la tengo. Quiero decir, tengo que pedirte un favor...

Yo estaba nervioso, excitado, conmocionado, y casi sin palabras mientras yo respondía temblorosamente— ¿Qué...Favor?

Conocí a un hombre en el bar, es divertido y me la tiene realmente grande. Me puso tan caliente que quiero más y él quiere follarme. ¿Puedo ir con él y que me coja?

— ¿Qué…? —pregunté.

— El tipo del bar quiere cogerme.

— Por supuesto que quiere cogerte, la mayoría de los hombres que te ven quiere follarte — le dije.

— ¡No! me dijo que quería venir aquí y follarme bien ¡ahora! —respondió mi esposa mientras mi mente zumbaba.

— Bueno, ¿qué le dijiste? —pregunté.

— Le dije que tenía que preguntarte si estaba bien.

—...Y supongo que realmente quieres que te folle.

— Bueno, parece un buen tipo y me dijo que yo era uno de los las mujeres más hermosas y sexys que había visto.

— Eso es verdad... pero aún así sabes que un tipo dirá cualquier cosa para metértela su polla entre las piernas.

— Lo sé, pero es muy guapo y muy agradable, y es tan convincente que...

— ¡Eres una pequeña puta! Cinco minutos en un hotel, un tipo te dirige la palabra y… ¡Si eso es lo que quieres…! De acuerdo, que venga y se folle a mi casada putita. Pero no quiero que esto dure toda la noche, luego tenemos que dormir.

— Le dije que probablemente dirías que sí porque te encanta ver a otros hombres follarme. Fue a buscar condones. Le dije que creía que su polla era demasiado grande para que pudiera correrse en mi boca. El dijo que lo quería era follarme y le advertí que tendría que usar protección porque no tomo la píldora —Dijo como si eso me tranquilizara o que fuera seguro.

— Tal vez te gustaría ver... —Continuó mientras marcaba su celular. Entré al baño y cuando salí ella estaba fuera de la puerta esperándolo. Encendí la tele y me senté en el sofá mientras ella entraba con su jodida cita detrás de ella.

— Este es Izan — dijo.

— Hola Izan —dije— ¿Así que estás aquí para follarte a mi mujer?

Izan parecía un poco nervioso— Ella dijo que te parecía bien.... pero si yo no soy…

— Por mí está bien, Izan, relájate y fóllate a mi esposa Lorena... pero no te tomes toda la noche. Tenemos que estar despiertos temprano —le dije. Entonces me sentí mal, parecía un buen chico y le recomendé— Haz que te chupe la polla primero, es una gran chupavergas. Adelante, llévala a la cama y fóllatela —Y señalé la cama de la habitación de la suite.

Izan no perdió el tiempo y la acostó y puso su cabeza entre las piernas de ella y empezó a lamer el coño más dulce que jamás hubiera comido.

— Sabe como a melocotón, ¿no? —le dije.

Después de unos cuantos lametazos más, levantó la vista y dijo— ¡De verdad sabe dulce! —Y luego se zambulló de vuelta al coño.

— ¿Te importa si me chupa la polla un poco? —Preguntó.

— Por supuesto que no, sólo asegúrate de dejarla respirar —le dije— ¡Adelante! pon tu polla delante de su cara, te la chupará.

Con eso, Izan se arrastró y colgó su gran polla ante la boca de Lorena. Como le dije, mi esposa abrió la boca de par en par y se metió la punta en la boca y empezó a chupar y a gemir de placer. Izan empujó su pene en su boca hasta que la tenía casi toda enterrada en su garganta. Lorena no decía nada, es muy difícil cuando se tiene una polla enterrada en la boca, Mi esposa sólo yacía allí, con su boca abierta dejando que le metiera la polla tanto como él quería. Supongo que pensó en dejarle divertirse. Con todas las pollas que había chupado últimamente ella sabía manejarle la suya por muy grande que fuera. Abrió los ojos y me miró con la boca llena de polla y entendí que quería que los dejara a solas.

— Muy bien —dije—Pasadlo bien, yo me voy a ver la tele. Pero no te olvides, Izan —dije mientras me alejaba— Que la jodas todo lo que quieras pero que no te lleve toda la noche.

Se la cogió una y otra vez, la jodió; él le folló el coño y ella estuvo encantada. No es necesario decir que no dormimos mucho esa noche pero eso es el precio que pago por tener una bella mujerzuela.

Dan.

 

 

Las citas de Lorena

Dan, le propone  su esposa Lorena que tenga citas con otros hombres para tener sexo con ellos. Estas son las narraciones de esas citas.

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