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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Los inicios
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Como todos los demás, he estado viendo pornografía para satisfacer mi hambre de placer. Incluso diez años de mi matrimonio con mi esposa y todavía lo hago casi todas las noches y dejo que la pasión fluya. Mi bella esposa tuvo cinco relaciones antes de conmigo, pero ella me dijo que nunca tuvo sexo en ninguna de ellas. Algo creíble en una mujer de su procedencia. Pero un día nos emborrachamos en un bar y llegamos al tema de las mamadas en el auto. Una cosa llevó a la otra y me contó a regañadientes sobre uno de sus compañeros de la universidad a quien se la había chupado en el auto y que fue la primera vez que probó el semen pero no lo tragó. No me lo había dicho por alguna razón, pero ahora, después de una década casados, realmente no tenía miedo ni nada.

La imagen de mi esposa con una polla en la boca me excitó y mí parte bisexual se manifestó. Así que abrí otra cerveza y tanteé más para ver si ella recordaba lo grande que era y el sabor del semen. Ella dijo que no, y aunque noté su vacilación, no continué con el tema. En el camino de regreso a casa, le conté lo emocionante que había sido oír aquello y que estaba bien hablar de ello. Mi esposa, entonces, sorprendentemente, me preguntó si estaba pensando en una en una mamada en el camino de regreso. Poco a poco me desabroché mientras conducía y mi esposa me la engulló.

A meterle las manos bajo la falda pude comprobar que su ropa interior estaba toda mojada. Sabía que ella estaba pensando en esa otra polla mientras chupaba la mía. Cuando llegamos a casa y pude entender que ella no iba a pasar la noche sin recibir algunas atenciones sexuales. Nada más entrar en casa a la casa se quitó la falda negra, pero dejó los zapatos de tacón y pude ver claramente la humedad en su ropa interior blanca. Me quité los vaqueros, me senté al sofá y comencé a acariciarme la polla mientras mi esposa se quitaba la blusa verde y me mostraba las tetas. Pude apreciar sus duros pezones a través de su sujetador blanco. Después de eso nos juntamos y follamos como conejitos. Mientras yo estaba follándome su increíble trasero, ella estaba cerrando los ojos y chupándose los dedos. Entonces me di cuenta de que ella estaba pensando en otra polla en su boca.

Después de limpiarnos, le pedí que fuera sincera y me dijera si era eso lo que había estado pensando. También le hice saber que podría estar bien hacer eso. Ella admitió que sí, que en eso era en lo que estaba pensando, y sí, que estaría dispuesta a intentarlo. Este fue el comienzo de cómo logré que mi esposa se follara dos pollas. Pero esas son historias para otro momento.

Bima

Otro relato ...




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