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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi encuentro con Q., la continuación.
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Estaba amaneciendo, los primeros rayos de luz entraban por la terraza, reflejándose en tu cara. Abriste los ojos, estabas media dormida y confundida, no recordabas muy bien dónde estabas, miras a tu alrededor y empezaste a recordar.  Yo aun seguía dormido, me miraste y te dieron ganas tocarme, besarme, tirarte encima de mí, pero decides dejarme descansar un poco más.

Fuiste hacia la cocina, buscabas entre mis cosas para hacer café. Al minuto desperté y miré hacia el lado y no estabas, me levanté buscándote. Llego a la cocina y te observo. Estas de espaldas, tienes mi camiseta puesta y nada más, puedo ver al trasluz tu cuerpo, me fijo en tus piernas, tu culo, tus brazos, tu melena despeinada. Te veo extremadamente sexy, así que decido ir a por ti. Te pillo por sorpresa y casi sin sentirme me tienes detrás, me retiras el pelo y comienzo a rozar mis labios por tu cuello, Te das la vuelta, me miras a la cara, observas mi mirada deseosa de placer. De un vistazo recorres mi cuerpo en un segundo.

—Estoy en boxer y puedes ver como tengo la polla —sonríes y me preguntas― ¿Quieres follarme?.

No contesto con palabras, pero solo hay que mirarme para saber que la tengo bien dura, y que deseo sentirla dentro de ti. Me inclino para besarte, pero te retiras un poco, tienes ganas de jugar, hacerme sufrir. Vuelvo a buscarte otra vez, y me dejas rozar tus labios, me pego más a ti. Veo tus pezones como se transparentan y levantan la camiseta, eso me pone a cien. Empiezo quitándotela suavemente, bajo la mirada dispuesto a chuparte las tetas, pero con un pequeño movimiento bajas y comienzas a lamerte los labios. Tu lengua dibuja el contorno de mi boca. Me empujas hacia atrás, ahora estoy con mi espalda apoyado en la pared. Dejas caer mi frente en la tuya, me miras y me vuelves a besar a la vez que vas bajando tu mano por tu abdomen. Buscas mi polla detrás del boxer, refriegas tu mano contra la tela, me aprietas la polla por encima del bóxer y pasas tu dedo por la línea superior del bóxer. Buscas la punta de la polla, la sientes húmeda y eso te excita y te pones más caliente.

Me coges de las manos sujetándomelas y empiezas a bajar, chupas mi ombligo, y continúas para lamerme las ingles, buscas con tu lengua la ranura que queda libre en el bóxer  y eso me hace gemir de placer, los bajas hasta el suelo. Mi polla erecta golpea tu cara quedando a la altura perfecta, así que empiezas a lamerte mientras me miras. Estas disfrutando, y yo tengo los ojos cerrados, los puños apretados, me excita tenerte ahí abajo con cara de mala chupándome la polla.

Al cabo de un rato decido tirarte del pelo, te subo girándote con fuerza y te apoyo en la encimera de la cocina. Tus manos descansando en ella y dándome ese culo que tanto me gusta. Tengo una mano en tu cintura y otra en tu cabeza, agarrándote del pelo con fuerza. Busco tu coño con mi polla hasta que doy con el sitio, la paso por todo tu coño mezclando tus fluidos con los míos. Puedo ver tu cuerpo estremeciéndose, y me pides por favor que la meta ya, que quieres sentirla dentro.

Aprieto mi cadera y noto como se introduce fácilmente por tu vagina, tu culo mueve en círculos, hacia delante y hacia atrás, quieres sentirla toda dentro de ti. Tú miras de reojo y ves  mi cara de excitación. Me inclino sobre ti para tener acceso a tus tetas, pellizcando los pezones con una mano mientras con la otra estimulo tu clítoris. Tú no dejas de gemir cada vez con más intensidad.

Decido parar, y aprovechando la postura, me arrodillo y empiezo a lamerte el coño, está muy húmedo y eso me encanta, disfruto de su olor, su sabor, y no puedo dejar de comértelo.

Te giro dejándonos cara a cara, te cojo en brazos y tu rodeas mis caderas con tus piernas, a la primera mi polla da con la entrada de tu coño, y empiezo un fuerte mete saca. Con la emoción dejamos caer todos lo que había encima de la mesa. Te apoyo un poco en la mesa, y sigo follándote, tú te mueves cada vez más rápido para luego parar un poco haciéndome ver que sigas tu ritmo. Te levanto en volantas y ahora soy yo el que se apoya en la mesa. Tú sigues pegada a mí, encima, me empujas un poco para que me siente, ahora sí que me sientes bien.

Empiezo a apretarme mi cara contra tu pecho, bajas con tu lengua hasta mi boca, me muerdes, me besas, me lames la oreja, y empiezas a sentirme mas fuerte. ―¡FOLLAMEEEE, NECESITO QUE ME FOLLES MAS FUERTE! ― me dices y esas palabras me excitan aun mas.

Estamos sudando, muy excitados. Empiezas a apretar tu coño, siento como me follas controlando las embestidas, mueves las caderas con movimientos circulares, lentos, luego hacia dentro y hacia fuera. Yo estoy parado dejándote hacer y viendo el espectáculo desde el mejor asiento. Me estas follando, y de qué manera. Casi no aguantamos, te pido que me des más fuerte ahora y comienzas a empujar. Tú subes y bajas muy rápidamente, sientes casi como sale y entra mi polla dentro de tu coño.

Estás gritando muy fuerte clavando las uñas en mi espalda, y eso produce mayor excitación en mi. Estas a punto de correrte, lo estoy sintiendo y por fin llega y noto como tus paredes se aprietan contra mi polla, como se arquea todo tu cuerpo y empiezas a temblar. Al notarlo y antes de dejarte descansar, bajo rápidamente a tu coño y comienzo a lamérmelo, tan ricamente que vuelves a correrte.

Te vi satisfecha y te hice un gesto con tu cara, como diciendo, chúpamela. Me llevaste a empujones hacia el salón, me tumbaste en el sofá y viste mi polla muy dura. Eso me excitaba aún más. Te tiraste encima de mí rozando con tus tetas mi boca, y tu lengua empezó el camino que llevaba hasta mi polla. Al estar de rodillas en el suelo te la metiste en la boca y empezaste a chupar, con tu mano tocabas los huevos. Bajaste tu lengua recorriendo desde los huevos hasta la punta y volviste a metértela entera en la boca. Ya no podía aguantar más, sentías mis espasmos en tu boca, no podía dejar de gemir mientras te decía lo mucho que te gustaba como me la comías. Hice un gesto con mi mano para que te retiraras, porque sabía que ya venía. Pero te quedaste con la polla en la boca, no te importaba que me corriera en tu boca, cara y pechos, es más, es lo que querías y deseabas.

Salió un chorro disparado a tu cara, a lo que abriste bien la boca dejando que los siguientes chorros fuesen directos a tu garganta. Te lo tragabas todo, con el último chorro empezaste a chúpame de nuevo para dejarla bien limpia. Te limpiaste un poco la cara para luego caer sobre mí, ya cansada. Estuvimos un rato abrazados sin decir nada y cuando conseguimos recuperarnos, te miré y te dije lo mucho que me gustaba follarte y que tú me follaras.

Cuando reaccionaste miraste el reloj y viendo la hora que era dijiste que tenías que irte. Te miré y dije ―¿Ya, tan pronto, pero si aun no hemos hecho nada?  ―Empezamos a reírnos.

Pero era tarde así que te levantaste, aseaste y vestiste. Cuando ya estabas lista, yo aun seguía en el sofá, desnudo, mirando todos tus movimientos, no tenía fuerzas para nada, y tampoco ganas de que te fueras, pero sabía que tenía que pasar puesto que ambos teníamos nuestras vidas y debíamos seguirlas.

Cuando te dirigías a la puerta para irte, entonces me levanté, te cogí la cara y besé con pasión. Te dejaste llevar por unos segundos hasta que decidiste separarte.―Me voy".

Saliendo al rellano te dije ―¿Q. crees que nos volveremos a ver?

―No lo sé, solo puedo decirte que me ha encantado esta historia.

Comenzando a bajar las escaleras pregunté ―¿Nos volveremos a ver??

Girándote y con una bonita sonrisa dijiste  ―Búscame en el metro cada vez que subas, quizás algún día esté.

J.

 

 

Encuentros con Q.

Estos son los relatos de los encuentros, imaginarios, ciertos, posibles o futuros, de algunos de nuestros amigos con la excitante Q.

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