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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi esposa está cachonda
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Esa noche, después de la cena, mi esposa y yo estábamos en el patio trasero disfrutando de unas copas. El tiempo era agradable y charlamos un rato.

Mi esposa llevaba unas mallas muy ajustadas y una fina camiseta de tirantes. El tejido de esas mallas entraba en su coño adaptándose a la forma, formando una bonita forma. Sus duros pezones también eran visibles el parte superior.

Alargué la mano y le pellizqué los labios del coño a través del brillante tejido sintético negro. A ella no le importó que yo también metiera el tejido más entre los labios de su coño. Noté el calor que venía de su coño caliente.

Ella me contó que había estado llevando esos leggins todo el día. Algunos hombres en la tienda de comestibles habían estado mirando la obvia forma de su coño. Mi esposa, de repente me dijo que esa noche estaba demasiado caliente. Dije que podíamos ir entonces mismo a la cama pero ella dijo que los labios de su coño necesitaban más que mi polla esa noche, que necesitaban una polla negra enorme y masiva para llenarlos completamente.

Me pidió que llamara a cualquiera de sus amantes, para que le entregara un enorme polla. Así que llamé a Dudu, un hombre estúpido que tenía uno de los penes más grandes que había visto. Le dije que el coño de mi esposa necesitaba su polla. Dudu se rió al teléfono, diciendo que   estaba con un compañero, un amigo muy bien dotado. Preguntó si mi esposa quería ser dos hombres para un trio. Miré a mi esposa, que estaba escuchando la conversación y asintió con la cabeza.

Colgué el teléfono y me acerque a mi esposa pasando un dedo de arriba a abajo entre los labios de su coño, empujando el tejido aún más profundo. Estaba mojada y le pregunté qué se pondría para recibir a estos tipos. Ella dijo que quería que Dudu notara su humedad en sus leggings.

La tomé por las caderas y le pasé la lengua sobre la raja marcada en sus leggings. Ella respondió doblando ligeramente las rodillas y abriendo las piernas― ¡Más! ―me rogó. De repente, dobló las piernas por las rodillas y me ordenó que le lamiera su pequeño culo. Lamí el capullo de su ano y le metí la lengua.

El timbre sonó y ella se fue a abrir. Me quedé esperando y después de diez minutos, me levanté para ir a ver dónde estaban. Encontré a mi esposa completamente desnuda, siendo follada por dos hombres en el medio del hall. Dudu estaba tumbado de espaldas, con su enorme polla metida en su coño, mientras que un enorme hombre que nunca había visto antes, serruchaba su larga polla dentro y fuera del delicado culo de mi esposa.

El que se la metía por el culo a mi esposa llegó primero y sacó la polla. Era un bonito pene muy grueso, de al menos veinticinco centímetros de largo.

Dudu sujetó a mi esposa con firmeza le metió su enorme polla hasta las pelotas en su húmedo coño. Ella gimoteó mucho cuando llegó al mismo tiempo que aquel hombre afortunado.

Mi esposa se levantó con las piernas tambaleantes y se acercó a mí. Se inclinó poniendo las manos en las rodillas y sonrió a los chicos, diciéndome que me comiera su coño y culo lleno de semen. La agarré por las caderas y enterré mi cara por detrás en su entrepierna. Mientras me comía sus dos agujeros, mi esposa le chupaba la polla al nuevo. Tuvo alguna dificultad de metérsela en la boca y cuando acabé de comerla, se puso de píe y se ofreció a su nuevo amante que se la cogió por detrás, mientras ambos estaban de pie.

Se me puso dura la polla porque pensé que era muy excitante verla de pie justo delante de mí, sabiendo que había una gran polla en su coño. El nuevo vino en su coño y mi esposa se fue al dormitorio.

Se duchó y volvió vistiendo sólo una camiseta negra ajustada, lo que le permitía ver su afeitado coño brillante y sus nalgas desnudas. Dudu alargó una mano y metió un dedo grueso en el diminuto agujero del culo de mi esposa, diciendo que probaría este bonito agujero más tarde. Ella sólo se rió. Y le chupó la polla dura a su amante.

Cuando terminó, Dudu le dijo a mi esposa que quería que fuera con él a su casa y pasara allí todo el fin de semana, siendo follado por sus amigos. Ella quedó encantada con la propuesta y corrió a cambiarse.

Cuando salió de fue de casa con aquel hombre, mi esposa llevaba una minifalda ajustada, sin tanga debajo, una camiseta sin mangas y un par de zapatos con tacones de aguja. Me besó diciendo que estaría bien.

Cuando Dudu la trajo de regreso el domingo por la noche todavía llevaba su top, minifalda y tacones de aguja.

Mi esposa me contó que había estado follando casi sin parar desde que salió de casa. Le pregunté cuántos hombres se la habían cogido y se rió, diciendo que no tenía ni idea de cuántos hombres habían disfrutado de todos sus agujeros.

Yo estaba seguro de que su trasero estaba lleno de semen y su coño estaba bastante estirado y dolorido. Se inclinó hacia mí, mostrando que sus labios del coño estaban rojos, hinchados y abiertos. Entonces me ordenó que le limpiara el coño con la lengua. Mi esposa pronto se me corrió en la boca, diciendo que mi lengua era un gran alivio para su coño dolorido.

Complaciente

Otro relato ...




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