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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi jefe me entregó a un amigo
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Enrique tenía mucho trabajo y había que representar a la empresa en un congreso en otra ciudad, y me eligió a mí para esa tarea, me dijo― Quien mejor que Dolly, la mujer del jefe, para que este en ese congreso ―yo no quería ir sola, me sentía vacía si no iba Enrique.

La reunión estaba programada para un lunes a las 8 am, por tanto el vuelo salió el domingo al mediodía, para estar a tiempo en dicho congreso. Enrique me llevaba al aeropuerto y ese domingo en la mañana lo tuve que satisfacer muy bien para mantenerlo contento durante mi estancia fuera de casa. Al dejarme en el aeropuerto nos despedimos con un beso largo acompañado de un fuerte abrazo. En ese instante llegaba el Director general de otra empresa y muy amigo de Enrique, de nombre Rodrigo, un señor que tenía poco más de 50 años, no era un hombre atractivo, aunque sí era un hombre elegante y vestía siempre de traje, se notaba una persona limpia y culta, además de un carácter fuerte.

Durante el vuelo, ambos nos sentamos juntos. Llegamos a nuestro destino, Rodrigo se ofreció a llevarme el equipaje, pidió un auto y enseguida nos dirigimos al hotel. A mí me había tocado una habitación en el quinto piso, mientras a que a Rodrigo le toco en el séptimo. En el elevador habíamos decidido bajar al restaurante después de dejar las cosas en la habitación.

Lejos de lo que había escuchado de Rodrigo, era otra la imagen que estaba teniendo de él, tenía tacto para hablar con las personas, sabia escuchar y tenía buena conversación. Además de un porte de hombre elegante que me tenía intrigada desde que habíamos compartido asiento en el avión. Es por eso que decidí cambiarme para bajar al restaurante, me puse un vestido corto, de color gris, con un escote discreto, pero no dejaba nada a la imaginación pues hacía que se marcaran bien mis senos; cambie los cómodos zapatos del viaje por unas zapatillas negras; me arreglé el cabello y el maquillaje. Bajé y al llegar al restaurante vi que ya estaba Rodrigo y como su mirada recorría mi cuerpo de pies a cabeza. No pude evitar sonrojarme y no puedo negar que me estaba pasando algo con él. Había algo que me tenía intrigada y sentía atracción hacia él.

Durante la cena me sugirió algunos platillos para pedir, tenía mucha clase. Mientras cenábamos, en ningún momento hablamos de trabajo. En un momento me tomó de la mano, y su mirada hacía mi cambió, había deseo en su mirada, de eso no tenía duda. Me sentía mareada por el vino y le sugerí que mejor cada cual subiera a su habitación.

Estando en mi habitación metí una mano por debajo del vestido, hice a un lado el tanga, llevé los dedos hacia la vulva y pensando en Rodrigo me empecé a tocar. En ese momento imaginé la mano de Rodrigo tocándome la entrepierna y con prisa empecé a elevar rapidez con la me tocaba. Sentí un ardor en la entrepierna, y me metí dos dedos en la vagina mientras que con la otra mano me acariciaba los pezones que agradecieron que los liberara del sujetador, estaban erguidos y mi calentura era tanta que imaginé el cuerpo de Rodrigo encima de mí y su pene dentro de mi vagina, eso me hizo explotar en un rico orgasmo.

De pronto, me interrumpió una llamada de Enrique, hablé con él y le conté que ya estaba instalada en el hotel. Me sentía culpable por lo que había hecho y hasta por lo que pudiera pasar. Ni siquiera le prestaba atención a Enrique al teléfono, en mi cabeza tenía la imagen de Rodrigo, y le dije que tenía mucho sueño, que el viaje me tenía cansada y que mañana sería un día pesado para mí y le colgué. Me sequé de mis jugos la entrepierna y los muslos, acomodé mi vestido, retoqué el maquillaje y nuevamente me puse perfume en el cuello y me dirigí a la habitación de Rodrigo.

Estaba nerviosa, la idea de estar a solas, con Rodrigo en su habitación, me ponía caliente pero también me preocupaba no contenerme por lo que pudiera pasar. Subí al séptimo piso, toqué a la puerta, en seguida salió y me invitó a pasar, mostraba una alegría que no podía disimular. Aún vestía su traje, pasé a la amplia habitación, me invitó a sentarme en el borde de la cama. Me senté y Rodrigo sin más se sentó a mi lado, dirigió su mirada hacía mis piernas, y dijo ―Me gustas tanto Dolly, estas muy hermosa ―Y acercó su cara a la mía y me besó, sentí su mano derecha acariciándome la pierna. Inconscientemente crucé las piernas y llevé la mano hacía su pecho tocando la americana de su traje café.

Rodrigo se abalanzó hacía mi sin despegar los labios de los míos mientras subía la falda de mi vestido acariciándome las piernas. Sus besos sabían a vino, y tenía una forma de besar que me estaba poniendo más caliente de lo que ya estaba. Cuando logró subirme el vestido, metió una mano por el interior de mis muslos, hasta que llegó hasta mi vagina. Me movió las piernas para abrirlas de par en par. Cuando noté su mano encima de mi tanga, los gemidos empezaron a salir de mi boca. En tan solo unos minutos Rodrigo había logrado estimularme y calentarme totalmente. Metió un dedo en mi vagina, mientras yo me retorcía de placer apretando las sábanas. Él seguía moviendo su dedo, proporcionándome tal sensación tuve que abrazarlo, me estaba encantando sentir aquella estimulación.

Rodrigo se puso de pie quedando en frente de mí, con una risa dijo― Estas buenísima, esta noche serás mía, te voy a coger ―Y se desabrocho el pantalón, dejándolo caer en el piso. Un bóxer le oprimía el miembro que se veía ya erecto. Yo lo miraba con ganas de ya sentirlo dentro de mí. Me quité el vestido, mientras que Rodrigo se quitaba todo, liberando una verga erecta de buen tamaño, era más gruesa y más larga que la de Enrique que me hizo recordar a Roberto. Se paró enfrente de mí y sin decirme nada me incline hacia él, tomé su pene en mis manos y lo llevé a la boca. Con mi lengua recorrí el glande saboreando cada espacio de aquella ricura, en seguida me la metí toda y empecé a meterla y a sacarla de la boca.

Rodrigo disfrutaba la mamada que le estaba dando, gemía, se veía que lo estaba gozando. Después, se retiró de mí y empujándome hacía atrás me hizo acostarme en la cama, me abrió las piernas, llevó sus labios hasta mi vulva, me chupó el coño mientras se detenía a saborear mi clítoris, que ya estaba erguido de lo caliente que estaba.

Luego de comerse mi vagina se incorporó, se subió a la cama y tomando su pene lo acercó a mi vagina, y muy despacio me penetró. Empezó a darme embestidas mientras me tocaba los senos, me besaba y me acariciaba. Lo abracé para evitar que me lo sacara. Me siguió dando embestidas fuertes que llenaban todo mi interior. Ambos gemíamos sin parar, yo no paraba de gritar mientras Rodrigo me cogía. Siguió así por un rato, dándome duro, mientras me cogía sentía que su pelvis chocaba conmigo, estimulando mi clítoris y con esa sensación tuve un orgasmo magnifico. Se separó de mi bajándose de la cama, me jaló hacía el dejándome con el culo en el borde de la cama y él estando de pie, me abrió nuevamente las piernas y me empezó a chupar la vulva mientras me metía dos dedos dentro de la vagina. Yo no paraba de gritar, su lengua se movía recorriendo toda mi vulva, entrando en mi vagina y estimulando mi clítoris.

Yo estaba más caliente todavía, se incorporó, me tomó de las piernas dejando una sobre la cama y cruzó una de sus piernas sobre de mí, mientras mantenía la otra en el suelo y me metió su pene. Con esa posición podía notar toda su verga en mi interior. Solo se oían nuestros gemidos y el golpeteo de su pelvis contra mí. Bombeó por unos minutos, tenía aguante pues tardó para venirse, pero cuando lo hizo, sentí un enorme chorro de semen volcándose en mi interior, fue una carga seminal exorbitante. Cuando se separó pude sentir que de mi interior salía mucho semen esparciéndose en mis muslos. Rodrigo se acostó boca arriba en la cama, y en esa posición se apreciaba mejor el tamaño de su verga y de sus testículos.

Me acerque a él, subiéndome a la cama y con la lengua empecé a disfrutar de sus testículos que sabían a nuestros jugos. Esa mezcla de sabores me excito más. Le chupé el pene dejándolo limpio y empecé a succionarle el glande mientras con mi mano masajeaba el tronco. Quería su erección de nuevo, y seguí chupando. Luego me pidió que subiera encima de él dándole la espalda, dijo que quería verme cabalgando mientras me veía el culo. Lo hice porque solo estaba para complacer a aquel hombre. Me subí y empecé a cabalgarle, me movía de muchas maneras para disfrutar de su verga. Después de un momento me advirtió que ya estaba por venirse, yo aproveche para bajarme y acostarme al lado de él tomando su verga con mi mano empecé a masturbarlo mientras acercaba mi boca para poder saborear su semen. Después de un instante, un chorro de semen salió y fue a caer en mi boca; sabía saladillo pero era delicioso, me sentía una completa puta y extasiada que estaba, aproveché a lamer hasta la última gota de su semen y a limpiarle todo el pene con mi lengua.

Me sentía satisfecha y Rodrigo igual, me acerqué a él para besarlo como muestra de agradecimiento de tal cogida que me acababa de dar. Yo lo disfruté mucho. Me levanté y me fui a lavar en el baño, no salimos de su habitación sino hasta el día siguiente para ir a la reunión.

En la mañana antes de salir para la reunión, Rodrigo canceló mi habitación por el resto del tiempo, me miró y me dijo― Con una sola habitación es suficiente ―yo no dije nada, solo me reí con picardía.

Fueron tres días de reuniones y dos noches de placer. Al regresar, Enrique me esperaba en el aeropuerto, me dio un beso y me condujo hasta donde estaba su vehículo, y estando dentro me preguntó― ¿Qué te pareció Rodrigo? ―Le dije que es un hombre muy inteligente, un buen empresario. Enrique me dijo― ¿Y en la cama te atendió bien? ―Esa pregunta me dejó fría por un instante, pero recordé que nuestro pacto es decirnos siempre la verdad, así que le dije que me cogió muy espectacularmente, fui su puta por dos noches. Enrique se rio, me abrazó, me dio un gran beso y dijo― Fuiste su puta por dos noches, pero eres mía todos los días, y allí, en su vehículo me desnudó por completo y me cogió.

Dolly

El despertar de Dolly

Su nombre es Dolly, y nos contará su despertar sexual en varios capítulos.

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