La Página de Bedri
Relatos prohibidos Mi mujer me domina
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Después de convencer a mi esposa Andrea que yo realmente quería que ella follara fuera del matrimonio, ella comenzó a hacerlo cada semana. Al principio fue incómodo porque yo quería comerme su semen pero no sabía cómo reaccionaría si se lo pedía. Yo me masturbaba mientras ella visitaba a su amante para que cuando volviera pudiera follarla durante más tiempo. Una noche, mientras ella estaba fuera, empecé a ver una película porno y acababa de empezar a masturbarme cuando oí que se abría la puerta. Me levanté de un salto y corrí al baño para meter mi polla dura de nuevo en los pantalones. Era Andrea y no me llamó al principio, sino que vino al dormitorio a buscarme. En mi prisa por llegar al baño dejé el porno en la pantalla del ordenador. Me acordé y pensé que podría apagarla antes de que ella lo viera así que volví a la habitación. Cuando entré vi a Andrea viendo el vídeo. Había una mujer tumbada de espaldas mientras su amante le destrozaba el coño y su marido miraba. Me quedé detrás para ver cómo reaccionaba. En cuanto el amante de la mujer se corrió dentro de ella se apartó y el marido se lanzó a chuparle el coño. Accidentalmente hice ruido y mi mujer se giró para verme, y dijo― Quiero que me hagas eso. Me hice el tonto y dije― ¿Qué quieres que te haga qué cosa? ― Quiero que me chupes el coño después de haberme follado.― dijo ― De acuerdo si eso es lo que quieres ―dije. ― Vamos a ver otra ―dijo y me senté con ella. Busqué “maridos cornudos” y encontré un vídeo donde la esposa era follada por una gran polla mientras su marido llevaba una jaula de castidad y miraba. ― ¡Oh, Dios mío, eso hace que mi coño palpite! dijo ―Andrea. ― ¿Esa gran polla? ―le pregunté. Ella respondió que sí, y que su marido tuviera la polla encerrada encerrado en una jaula para no poder masturbarse. Vimos horas de videos esa noche y terminamos follando toda la noche. Unas semanas después Andrea dijo que iba a ir a casa de un amigo a follar toda la noche. Le dije que me quedaría en casa y me masturbaría. Ella dijo que no, que no lo haría. La cara que puse hizo que Andrea sonriera. Me dijo que fuera a ducharme y a rasurarme el pubis. Llevo el vello púbico afeitado, así que esa petición no me resultó extraña. Cuando entré en el dormitorio recién duchado y totalmente rasurado, Andrea dijo que me pusiera de pie con las manos a la espalda. Se acercó a mí llevando una bolsa de plástico y sacó de ella una jaula de castidad de acero inoxidable. Estaba excitado y asustado al mismo tiempo mientras ella colocaba el anillo de la base sobre mi polla y mis pelotas. Entonces sacó de la bolsa una jaula extremadamente pequeña y dijo que esperaba poder ponérmela― Es la más pequeña que pude encontrar ―Me apretó la polla con fuerza y colocó la pequeña jaula sobre mi pene. Deslizó el pasador de cierre con la llave y con un giro retiró la llave dejándome con la polla encerrada. Se apartó para admirar su obra y preguntó si me dolía. Le dije que no, que no estaba mal. Empezó a quitarse la ropa y cuando estuvo desnuda empezó a jugar con el coño. Eso hizo que mi polla intentara ponerse erecta y que la jaula sobresaliera de mi cuerpo. Ella se alegró de mi reacción y me informó que me la quitaría cuando regresara a casa al día siguiente. Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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