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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mi primera Infidelidad gustosa
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Hola soy yo nuevamente Lucy, esta vez les traigo este relato donde Frank y yo por fin tuvimos algo.

Me describo, soy alta, de uno sesenta y cinco, delgada con un peso de unos sesenta kilogramos, tengo una linda figura, no con un cuerpo exagerado, pero por altura y peso ya se han de imaginar que estoy cogible. Además, tengo, caderas marcaditas, unas nalgas duritas no muy grandes pero muy bien formadas que hacen que mi figura destaque. Mis amigos dicen que parezco una modelo de miss universo por la forma de mi cuerpo y caderas. Pero como casi no me gustaba que me vieran así, no me vestía muy llamativa.

Hace un par de semanas que conocí a Frank porque había realizado unos trabajos de plomería en mi casa. Es joven, muy bien parecido y creo que solo con novia; es alto como de uno setenta. No es musculoso pero no tenía panza caguamera ni nada de eso, lo que lo hacía lucir muy bien.

Durante esos dos días que me hizo los trabajos, fue cuando descubrí que me gusta llamar la atención, y andaba con short muy corto y blusa pegadita. Y como ya había pasado un mes sin tener relaciones con mi esposo ya andaba un poco antojada. Sobre todo, después de una ocasión que le logré ver el enorme pene, lo cual me dejó intrigada e hizo me tocara en un par de ocasiones. Aunque no pasó nada con él me quede con ganas de hacerlo.

Cuando concluyó su labor no lo volví a ver hasta que mi esposo le llamó para agradecerle por el buen trabajo. Fue ahí que mi amiga me llamó para decirme que haría un convite en su casa, se lo comenté a mi esposo que dijo― Si pero invitemos a Frank ―porque estaba presente en ese momento― para que vaya con su novia.

Yo me quedé perpleja y acepté, aunque si estaba mi esposo no habría nada que hacer y además, solo faltaba que Frank fuera y no fuera acompañado.

A mi mejor amiga le había contado lo que había pasado entre él y yo en aquella ocasión. Me dijo que ella hubiera aprovechado, pero como yo nunca he engañado a mi esposo pues le dije que nunca haría algo así.

Pasaron los días hasta que llegó el fin de semana para el convite, este sería de siete de la tarde en adelante. Ese día mi esposo saldría temprano de trabajar, pues no habría problema en llegar una hora más tarde. Ese día se había llevado el auto y todo iba muy bien, hasta que me llamó, cuando yo ya estaba lista, para decirme que su relevo no había llegado por alguna causa y que su jefe le dijo que se tenía que quedar por un tema de paro de producción.

Me sentí muy mal porque yo quería ir. Aquella mañana me había dicho que quería que me llevara puesto un vestido que me había comprado, uno pegadito al cuerpo arribita de la rodilla que resaltara mi figura pero no de esos pirujientos.

Como se había llevado el auto me dijo― Ve, y si puedo te alcanzo allá.

Insistió que fuera, así que llamé a mi amiga para que pasara a por mí. Ya en su casa no vi a Frank hasta que llegó solo, como a las nueve de la noche y preguntó por mi esposo; y le dije que no llegaría porque se presentó problema en su trabajo, así que le pedí que se quedara con nosotras para no estar solas y como venía solo el acepto.

Ya pasando un par de horas entre los amigos y amistades de mí amiga que estaban ahí que me miraban con morbo. Notaba que sus miradas hacia mi cuerpo eran demasiado obvias por lo que procure no pararme mucho. Me sentía incómoda, pero me agrado un poco tener esa sensación.

A media noche ya se habían ido casi todos y solo quedamos mi amiga, Frank y otro joven que quería con mi amiga. No pusimos a jugar a un juego de mesa, yo estaba a un lado de Frank y mi amiga estaba con el otro chavo, jugábamos verdad o reto, a mostrar cosas intimas de nosotros o secretos. Yo ganaba y no podían con conmigo, como no bebo, con una copa ya me sentía mareada, hasta que perdí la primera y no quería dar a conocer mis intimidades de mi matrimonio que eran las preguntas que me hacían. Así que tuve que mostrar un poco de mi sostén. Poco a poco el juego se puso más intenso pero sin llegar a cosas inhabituales.

Un castigo que pusieron para la siguiente ronda era quitar una silla si alguien perdía y sentarse arriba de su compañera o compañero de al lado. Lamentablemente volví a perder y el castigo que me puso mi amiga era cogerle en brazos o sentarme arriba de él. Obviamente preferí cargarlo pero no duré mucho porque me cansé y tuve que sentarme arriba de él, pero solo de lado en pierna, porque no quería que pensara mal de mí el otro chavo.

Siguió el juego y me cansé, así que tuve que acceder a sentarme correctamente sabiendo que podría notar algo si estaba muy pegada. Entonces mi amiga ya dijo que solo haríamos otras siete u ocho rondas más de juego ya que se tenía que ir a dormir porque trabajaría al siguiente día.

Ya estando yo arriba de Frank notaba que tocaba mis caderas y resbalaba sus manos. Yo lo volteaba para que no se pasara de listo y le retiraba sus manos, Pero el efecto del tequila y recordar lo que habíamos pasado me estaba prendiendo. A ratos lo volvía hacer, me tomaba de la cintura, y yo ya no lo volteaba a verlo si no que solo le quitaba la mano y el rozaba lentamente con su mano mis caderas.

Continuamos el juego y perdí nuevamente ante mi amiga, entonces aquí el castigo fue que tenía que estarme moviéndome arriba de él, o mostrar algo íntimo, Así que accedí a moverme ya que no quería mostrar más de mi cuerpo y quería notar eso que había visto una vez. Además tenía que soportar que él me tomara de mis caderas. Eso ya era algo fuera de lo común para mí con gente presente pero tenía que acceder. Mi amiga se reía y me dijo― disfruta, no está tu esposo y no es nada malo.

Pero tenía que hacerlo hasta que terminara el juego. El me tomó de las caderas y yo me movía muy lento porque no quería sentir ahí algo aunque dentro de mí lo deseaba. Además, ya me estaba calentando cuando de pronto sentí entre mis lindas caderas algo que me presionaba. Empecé a cambiar de movimientos y mi amiga lo notó y me preguntó― ¿Qué tienes?

― Es que ya me cansé de moverme ―dije.

― Pues ya el juego se acaba tienes que seguir ―contestó mi amiga que observaba que lo pasaba)

Yo continúe moviéndome y podía sentir el enorme pene que palpitaba en mis nalgas. Fue entonces cuando mi amiga lo notó porque apreté mis labios sin querer; abrí un poco las piernas y me levanté un poco, así que me subí un poco el vestido y abrí un poco mis piernas.

Frank me dijo― Deja me acomodo ―Y lo que se acomodó fue su pene de tal manera que quedara entre mis pompas, así que continúe moviéndome.

La siguiente ronda la perdió mi amiga que también traía falda, aunque más corta, y tenía que enseñar o confesar algo. Como estaba ya en un poquito pasada de copas dijo― ¡Quiero coger cuando se vayan!

Todos reímos y yo sentía muy rico así que puse mis manos sobre la mesa y me movía con más fuerza, mi amiga vio como él me dio un beso muy ligero en la espalda que me enchinó toda.

La siguiente ronda perdió Frank y mi amiga le puso un castigo más fuerte, le dijo― Te bajarás los pantalones y tapate con ese mantel de tal manera que el mantel os tape a ambos.

Yo protesté y exclamé― ¡Eso no!

Él me hizo levantar, se desabrochó el pantalón y se lo quitó, luego me tomó de las caderas y me hizo sentar encima de él.

― Estarán hasta que termine el juego así, y tú Lucy, continúa moviéndote ―dijo mi amiga.

Me puse un poco seria porque no quería, pero por dentro estaba muy excitada porque las hormonas estaban a todo y notaba como me mojaba. Mi cachetero de encaje se estaba mojando y no quería que él se diera cuenta porque ahora estábamos más cerca, pero solo sería uno pocos minutos.

Frank acerco el mantel de la mesa, se tapó y yo me acomodé arriba de él. Noté su piel fresca, sus piernas grandes y sobre todo que ahora sentía más claro su pene palpitando en mis nalgas, yo me empecé a mover un poco más que me dijo el― Espera, deja me acomodo.

Me alcé un poco mientras pensaba para mí―ojala y lo saque para sentirlo― y lo que hizo fue ponerlo un poco afuera de tal manera que noté que, dependiendo de cómo me movía, la cabeza de su pene la notaba calientita y grande entre mis piernas a través de mi vestido.

Mientras jugábamos la última ronda, mi amiga notaba que yo disfrutaba y es que de lo caliente que estaba me movía más y más. Frank me levantaba de las caderas y me movía más. Notaba como golpeteaba su pene en mis nalgas a través del vestido, Creo que él se dio cuenta que ya estaba muy mojada porque notaba mi cachetero y como escurría ya mi vulva, cuando me movía yo lo apretaba con mis nalgas.

En eso se levantó mi amiga para ir al baño y el chavo que estaba con ella salió a fumar un cigarro mientras yo aún continuaba moviéndome. De pronto me moví muy raro de tal manera que se le salió a él su gran pene de dentro de la ropa interior y ahora podía notarlo todo así que me alcé un poco dándole oportunidad a él de acomodarlo. Abrí mis piernas y me alcé completamente mi vestido dejando todo descubierto, quedándome solo encaje. El aprovechó y lo que hizo fue hacer un poco a un lado mi cachetero, haciendo que la punta de su pene rozara en mi vulva,

Fue aquí que mi amiga regreso y me dijo― ¿Lucy estas bien?

― ¡Sssiii! ―Respondí― ¿Por qué?

― Pues porque aún te estas moviendo, podías haber parado para descansar.

Mi amiga vio a Frank que cerró el ojo y mi amiga sonrió y dijo― Aaahhh... ya veo.

― ¿Ya ves qué? ―Respondí yo.

― Bueno sigan, pero ya casi nos vamos.

― ¿Por qué ya tan pronto? ―Pregunté.

― Bueno ustedes sigan hasta que ya nos vayamos― contesto mi amiga que se puso de pie y bajo la intensidad de luz y apagó casi la mayoría de los focos, al cabo ya no había nadie. Seguimos así por un rato más, mientras mi amiga y el otro chavo se besaban, yo aún me movía despacio, poco a poco. Frank me tomaba de las caderas y yo notaba su pene. No aguanté más de lo mojada que estaba y me levanté un poco, me agarré de la mesa, él se bajó el completamente bóxer y volví a sentarme. Ahora podía sentirlo todo y no paso tiempo que alzó mis piernas y me sacó la ropa quedando solo con el vestido levantado.

Me acomodé también y sentí como empezaba a penetrarme. Se me escapo un gemido y mi amiga apagó todas las luces. Me movía tan rico que me la metió toda dentro, era la primera vez que otro pene que no fuera el de mi esposo estaba dentro de mí. Este era igual de duro, pero tenía algo diferente, la cabeza era más grande y la adrenalina hacia que yo lo mojara todo. Él se detuvo un poco, me inclinó un poco hacia adelante y continuo penetrándome.

― Desde el otro día he pensado en ti y eres una increíble mujer, me encanta que me mojes todo, y la forma en que tu vagina me aprieta ―me dijo.

Mi amiga había sacado su móvil grabó el audio, lo sé porque después me lo mostro, porque escuchaba como estaba tan chiclosa mi vagina que se oía como sonaba cuando me la metía.

Mi amiga se acercó y me preguntó― ¿Lucy te gusta?

― Si, cállate… ―Le dije.

Continúe moviéndome y notaba como sus bolas pegaban en mis nalgas, era una sensación que nunca había sentido. De pronto ya no me importaba que me oyeran y a mi gusto. Entonces, Frank sacó un poco el pene y dejó solo la cabeza en la entrada de mi vagina. Yo me movía y eso era otro mundo, ya no me importaba que me escuchara alguien, gemía y gemía, hasta que tuve un orgasmo

― ¡Uppsss…! Me mojaste todo ―Dijo él.

Yo continúe moviéndome, notando su pene mientras me tomaba de mis caderas tan rico que no lo olvido. Yo inclinada hacia adelante agarrándome de la mesa y él sentado. Yo hacia todos los movimientos, sus manos recorrían mis caderas y piernas; metió su mano entre mis piernas y me dijo― No sé cómo tu esposo se llevó todo esto, si eres un encanto de mujer, tan apretadita que estas, tus piernas lindas y las caderas que resaltan tu cinturita.

Recuerdo bien sus palabras que hacían que me mojara, me olvidé de mi amiga que se estaba ahí con su amigovio dándose y yo acá disfrutando. Frank sacaba su pene que notaba tan duro y yo sola me bajaba despacio para sentir su cabeza tan grande. Esa noche me cogió así por un rato que mis pompas golpeaban su cuerpo, el apretaba mis nalgas, me inclinó más y me puso en cuatro totalmente, me solté el cabello y empezó a jalarme fuerte. Oía como goteaba en el piso mi ser, era la primera vez que me cogían en cuatro, mi esposo nunca se había atrevido hacerlo así, por eso estaba tan excitada que gemía a placer. Vi a mi amiga que se levantó y se fue a su cuarto y nos dijo― ¡Váyanse al otro cuarto!

Frank saco su pene de mí y note como mis piernas estaban muy mojadas de mí. Fuimos a un cuarto; él se acostó y yo arriba de él, me sacó el vestido y me desnudó completamente, me puse sobre él, tomé con una de mis manos su pene y lo puse dentro de mí, me incline hacia él que me besaba mi cuello, apretaba mis pechos. Yo empezaba a moverme lento, sentía tan rico que me decía al oído―Por fin eres mía, y te haré disfrutar como nunca.

Cambiamos de posición y ahora Frank estaba sobre mí. Tomó mis piernas y las puso sobre sus hombros, y antes de meterla nuevamente, besó mis piernas, su mano acarició mi vulva y recordaré siempre sus palabras― ¿Porque está tan rica?

Yo solo respondí―No sé...

Puso la cabeza sobre su pene jugando afuera de mi vagina, notaba como la cabeza abría los labios de mi vulva que cuando la metió, gemí cuando empezó hacerme el amor. Cuando puso una de sus manos en mi cuello le pedí―No, me dejarás marca ―Así que la quitó y prosiguió.

Recuerdo el sonido de mi vagina, tan chiclosa que noté como lo apretó. Al sacar su pene pude notar que logró echarme un poco dentro y mucho de su esperma estaba en mis piernas, mi cintura, tenía tan embarrados mis muslos de él que me temblaban las piernas. Se acostó me abrazó y me acariciaba. Nos besamos por un rato.

Estuvimos bien hasta que me llegó un mensaje de mi esposo que ya había salido del trabajo y preguntaba dónde estaba. Le conteste que ya iba saliendo de la casa de mi amiga. Así que me apresuré, lo bese y fui por mi amiga.

― ¿Dónde está el chavo? Le pregunté al verla sola.

― Se fue hace rato y tú no parabas de gemir, no más hiciste que estuviera aquí antojada ―Me dijo y yo me avergoncé.

Me vestí, Frank se despidió de nosotras y se fue a su casa. Mi amiga dijo― Te llevaré a tu casa para que no venga aquí tu esposo y vea todo el embarradero que hiciste ―Las dos nos reímos.

Subí a su auto y me llevó a casa. Ella me enseñó los audios durante el camino y escuchaba mis gemidos, los ruidos de mi vagina que parecía chicle, reímos y le pedí que los borrara. Llegué a casa y mi marido también había llegado así que entramos, me metí a duchar mientras recordaba lo que había vivido, ahí me percaté que andaba sin mi ropa interior.

A la mañana llamé a mi amiga lo que me dijo que no estaba allí; supongo que Frank se lo llevó. Una semana después supe que Frank se había ido de la ciudad, solo lo volví a ver una vez más, pero solo platicamos, él quería hacerlo nuevamente, pero yo no quería; en esa ocasión quería que me fuera con él, pero obviamente no lo haría, creo que por eso se fue.

Esto que paso siento que se dio por las copas, por lo antojada que andaba, la adrenalina, no sé si llegare repetirlo porque amo a mi esposo y aunque con él lo disfruto mucho aún tengo en mi mente ese momento que viví.

Lucy.

Frank

Lucy es una mujer alta, de uno sesenta y cinco, delgada con un peso de unos sesenta kilogramos, tiene una linda figura, no con un cuerpo exagerado, pero por altura y peso ya se han de imaginar que está cogible. Además, tiene caderas marcaditas, unas nalgas duritas no muy grandes pero muy bien formadas que hacen que su figura destaque. Sus amigos dicen que parece una modelo de miss universo por la forma de su cuerpo y caderas. Hace un par de semanas que conoció a Frank...

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