Relatos prohibidos
Con todo el asunto del encierro por el corona, no he estado con nadie más que con mi marido en los últimos meses y ha estado bien, no me quejo, ya que el sexo con el marido es suficiente pero no tan excitante y con todo que está pasando, ha sido bastante agradable pero sólo para nosotros dos.
No es que haya podido conocer a nadie más, pero he estado charlando con el hombre que trabaja en la gasolinera durante un mes más o menos. Sólo he podido salir para lo esencial y las opciones son limitadas, pero ese hombre ha sido agradable y una de las pocas personas que he visto desde que todo esto comenzó. He notado que me mira y hemos charlado bastante, pero solo a través de una pared de metacrilato. Él tampoco ha visto a nadie, pero con el cierre levantándose ligeramente me acerqué a la estación para repostar gasolina y me preguntó si quería ir a dar un paseo, o algo así. No sabía qué decirle, me gustaron sus charlas pero no es mi tipo, no es lo mío. Es pelirrojo y bastante flaco, a mí me gusta el pelo oscuro con un poco de relleno, pero no es que haya visto a nadie más y nuestras charlas son agradables, así que le dije que sí. Cuando se lo dije a mi marido no dije que era una cita y que sólo había quedado con alguien para un paseo, lo cual le pareció bien.
En nuestra primera cita me puse un vestido, y nos encontramos en su trabajo. Fuimos a dar un paseo por el bosque y nos sentamos en el césped compartiendo un picnic de bebidas frías y sándwiches. Hablamos durante mucho tiempo y nos caímos bien y aunque me miraba mucho el escote y las piernas era un caballero. Al volver cruzamos un seto y me cogió la mano para ayudarme y seguimos así cogidos de la mano mientras caminábamos y antes de salir del bosque me besó. Me sorprendió un poco pero fue agradable, con sus manos firmemente en mi trasero mientras nos besábamos durante un minuto me puse muy cachonda. Cuando llegué a casa le dije a mi marido que le había mentido.
Nuestra segunda cita fue un poco más divertida, me puse una falda y un top y fui al mismo lugar que antes pero nos tomamos de las manos ya en el camino y nos besamos un poco. Después de la comida nos acostamos juntos besándonos con su mano en mi pecho o subiéndome la falda tocándome el trasero a través de las bragas pero seguimos teniendo que parar porque había demasiada gente por los alrededores, caminando por allí, lanzándose pelotas el uno al otro, corriendo y gritando. En el camino de regreso me levanté la camiseta y le mostré lo que tenía para ofrecerle y decidimos que necesitábamos un poco más de privacidad para nuestra próxima cita. Vive con sus padres, así que eso no era una opción, pero en casa tenemos un jacuzzi cerrado y privado, así que le pedí que viniera conmigo.
Cuando le dije a mi marido que sólo un baño en el jacuzzi aceptó y me dijo que si quería ir más lejos, para él estaba bien porque ya estaba un poco fuera de la práctica con este tipo de cosas.
Así que mi amigo vino a casa y conoció a mi marido, lo cual resultó bien. Yo estaba en traje de baño y mi amigo en pantalones cortos, mi marido nos dejó en la piscina y jugueteamos un poco, me acosté de espaldas a él que acarició mi cuerpo. Me puse muy caliente y me quité el traje de baño, me levanté mostrándole mi cuerpo desnudo y sus ojos casi se salieron. Cuando me senté de nuevo con él tuvo una buena actuación, lamiéndome los pechos. Mientras, yo bajé mi mano por su pantalón y como no he tenido otra polla más que la de mi marido durante semanas estaba un poco sorprendida por la sensación de una polla diferente y lo grande que parecía aunque no estaba completamente erecta pero pronto estuvo lo bastante duro. Le bajé el pantalón y nos acurrucamos en el agua frotándonos el uno contra el otro mientras nos movíamos, se frotó la polla contra mi coño unas cuantas veces casi penetrándome mientras yo me deslizaba encima de él para que pudiera poner su cara entre mis pechos. Le pregunté si quería hacerlo y me dijo que sí, ¡pero no teníamos condón!
Sé que fue un poco tonto hacerlo, pero le envié un mensaje de texto a mi marido pidiéndole que nos trajera un condón con un par de bebidas frías.
Mi marido entró con la cara roja trayendo unas colas y un condón. Viéndonos a los dos desnudos en el agua burbujeante preguntó si íbamos a hacerlo. Yo lo besé rápido y tomé el condón bamboleando mis tetas para él mientras mi trasero se bambolea para mi novio detrás de mí.
Cuando mi marido se fue le dije a mi novio que se pusiera de pie para poder ponerle el condón y cuando lo hizo, su polla totalmente erguida estaba frente a mi cara. Casi entré en pánico, su polla es enorme, más gorda que la de mi marido y bastante más larga; aunque un poco fea, de blanco pálido con venas azules y una cabeza de bala con el prepucio estirado hacia atrás con la erección. Había llegado hasta aquí y le había puesto el condón. Cuando le pongo un condón a mi marido, el látex se llega hasta el final de su pene cubriendo completamente su polla como una gabardina, pero a mi novio dejó una buena cantidad de piel expuesta en el pene. Yo me quedé un poco preocupada.
Empezamos a besarnos, yo estaba de espaldas y mi novio se sentó sosteniendo mis muslos. Nos besamos y él se deslizó hacia adentro, pensé que se notaría mucho. Yo ya estaba bastante estirada abriéndome de piernas mucho más que con mi marido. Después de unos cuantos empujones pensé que podía llevarlo bien, pero a medida que nos movíamos juntos él golpeaba la parte posterior de mi vagina con cada empujón, era un dolor agudo con la punta de su pene golpeándome el cérvix.
Lo hicimos en varias posiciones pero cada vez que pensaba que teníamos una buena posición me dolía de nuevo. El dolor y la forma en que me dilató me hicieron correr en cada posición hasta que al final me folló por detrás, colgándose de mis pechos mientras me jodía. Traté de no gritar y ambos tuvimos juntos un orgasmo masivo que me hizo perder la cabeza. Cuando vino sentí que el esperma caliente me inundaba y me di cuenta que el condón se había roto y había eyaculado en mi vagina abierta y sin protección. Ese orgasmo se convirtió en uno de los mejores orgasmos de mi vida. Después del sexo nos acostamos juntos y él se disculpó, le dije que estaba bien.
Cuando el maridito de la casa se unió a mí en la piscina, estaba bastante excitado y cuando le puse un condón recordé lo pequeña que era su polla comparada con la que yo acababa de follar. Mientras teníamos sexo la diferencia de pollas era notoria. Lo monté para conseguir una penetración completa pero incluso así no podía follar con la misma sensación de antes. Mi maridito me mencionó que yo estaba muy mojada, pero no le dije que su polla había sido lubricada por el esperma de mi novio.
En nuestra próxima cita vendrá a casa de nuevo y planeamos ir a la cama. Tengo un poco de miedo de cómo puedo llevarlo a la cama, pero tengo muchas ganas de hacerlo.
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