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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Otra fiesta en la piscina
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Para un sábado por la tarde mi esposa había organizado una fiesta en nuestra piscina. Sabía que estaba excitada y andaba a la caza buscando una gran polla, seguro.

Su traje de baño era de color verde lima, un trozo muy pequeño de tejido que apenas le cubría los bien afeitados labios de su vagina y sus duros pezones. Su coño quedaba a la vista de todos y estaba mojado.

Durante toda la tarde, mi esposa iba de vez en cuando dentro de la casa, volviendo un rato más tarde. Cada vez que lo hacía, me hacía saber que había disfrutado de la gran polla de un amigo en nuestra propia cama matrimonia.

A la noche, la mayoría de las parejas se habían ido y sólo quedaban algunos solteros. Mi esposa entró a cambiarse el bikini verde lima y regresó con una falda corta vaquera y una camiseta blanca ajustada. Mientras se inclinaba para recoger algo del suelo, pude ver desnudos los brillantes labios de su coño porque no llevaba nada de ropa interior.

Más tarde, sentó a hablar con uno de los invitados y abrió mucho las piernas. Uno de nuestros amigos, Samuel, se acercó hasta a mi lado y entonces vio lo que yo había estado contemplando. Lo vi mirando a mi esposa y le pregunté si le podía ver el coño. Asintió con la cabeza con sus ojos clavados entre los muslos abiertos de mi esposa. Samuel dijo que ya había follado con mi sensual esposa durante esa tarde, pero que ahora estaba listo para más de su coño ardiente. Añadió que esperaría hasta que el último invitado se hubiera ido y así poder follársela durante toda la noche.

Llamé a mi esposa y le conté las intenciones de nuestro buen amigo. Mi esposa miró a Samuel, asintiendo que estaba bien pero ahora estaba intentando que Diego, el otro invitado entrara con ella en la casa y le dejara chuparle la polla.

Después, mi esposa regresó donde estaba el otro soltero, lo tomó de su fuerte mano y lo llevó dentro de la casa. Samuel tenía curiosidad y fue tras ellos. Yo me quedé bebiendo una cerveza. Pero un minuto después, mi esposa regresó diciendo que Samuel y el otro invitado iban a hacer una doble penetración y me invitó a mirar. Salté de la silla y la seguí dentro. Ambos hombres estaban en la cocina esperándola y ella les informó que iba a mirar cómo se la follaban.

Ambos asintieron en aprobación. Luego, los cuatro subimos a nuestro dormitorio y una vez allí, mi esposa se desnudó. Los dos hombre la imitaron y pronto sus dos duras pollas se agitaban al aire. Mi esposa se subió a la cama matrimonial y sin tiempo que perder, Diego le metió la polla en su abierta y húmeda boca, mientras Samuel empezaba a chuparle el chorreante coño.

Vi como aquellos afortunados se turnaban para follar el coño de mi esposa cachonda. Diego, como tenía la polla más grande, la hizo montar a horcajadas en su enorme cosa que se enterró profundamente en la estrechez de la vagina de mi esposa, mientras que Samuel comenzó a meter su dura polla en su apretado agujero del culo. Samuel tiró de ella hacia atrás, para que Diego pudiera meterle la enorme polla hasta las pelotas en su ahora dilatado coño.

Aquellos dos hombres la follaron hasta que se cansaron y se fueron dejando el excitante cuerpo de mi esposa bien jodido. Fui a ver cómo se encontraba mi esposa. Estaba acostada con sus largas piernas abiertas y tocándose el clítoris. Me dedicó una sonrisa muy lasciva y dijo que ahora estaba lista para tener mi lengua lamiendo sus dos agujeros recién follados. Y me arrastré entre sus muslos abiertos.

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