Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Primer polvo con un hombre negro
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Sólo quiero compartir una copia del correo que le envié a mi mejor amiga después de mi primer polvo con un hombre negro.

Hola cariño:

Bueno, hoy estoy aquí sentada, con el coño dolorido, pero con una excitación que no para. Ahora sé por qué las mujeres blancas necesitan a los hombres negros. Decir que anoche fue increíble, sería un eufemismo, increíble, intenso, surrealista son todas las mejores descripciones, pero no hay superlativos adecuados para compartir lo que sentí anoche.

Aunque él y yo, ya lo habíamos hablado muchas veces, yo estaba muy nerviosa. Me preocupaba que mis expectativas se tradujeran en una decepción. Ya sabes cómo es mi imaginación.

Cuando llegó, inmediatamente le ordenó a Francis que se desnudara y se fuera a la esquina. Sabía que dominaba a Francis cuando estaban juntos y lo sumiso que es Francis cuando llegaba a casa, así que no me sorprendió. Estaba sentado en la cama y Darío me miró y sonrió. Cuando lo hizo, mis nervios se desvanecieron. Es aún más sexy en persona. Me alargó la mano y me ayudó a ponerme de pie― No te cubras el cuerpo con ropa ―Me dijo y me desabrochó el vestido, y lo dejó caer al suelo. Acarició suavemente mis pechos con sus manos, y me chupó los pezones. Su tacto era muy sensual. Cuando se levantó, me recordó todas las veces que habíamos hablado y mis fantasías. Entonces le desabroché la camisa y la dejó caer al suelo. Admiré su cuerpo moreno y su pecho musculoso, y me encantaba pasar mis manos por su cuerpo.

― De rodillas ―Su voz, aunque suave es tan autoritaria. Él sabía lo que yo querían todas las mujeres ansiosas de polla negra, y ahora yo era una. Pude ver su bulto, y noté la erección con mis manos. Le desabroché los pantalones y sujeté su hermosa polla negra. Recordé todos esos videos que me excitan, y ahora yo era la puta blanca.

Ya sabes que chupar pollas nunca fue lo mío, pero la suya ¡Oh dios sí! Me esforcé por metérmela profundamente en la boca, tan grande, tan gruesa y dura como una roca― Muéstrame, muéstrame lo hambrienta que estás de polla negra ―Que me hablara así, me puso más caliente. Me hubiera gustado que estuvieras conmigo allí, compartiendo su hermosa polla. Mi coño palpitaba y lo quería muy dentro de mí― Sé lo que quieres, pero me lo tendrás que suplicar ―Él sabía que yo veía un vídeo tras otro de mujeres blancas suplicando, sabía que me excitaba. Era como si estuviera dentro de mi cabeza, como si supiera todo lo que quería oír.

Se agachó, puso su mano bajo mi barbilla y me levantó la cara para mirarme a los ojos. Con una voz muy severa dijo― ¡Ruega! ―Ningún hombre me había tratado así, y creo que esto es lo que siempre he necesitado, un hombre de verdad que me controle.

― ¡Fóllame, por favor!  Fóllame... ¡Por favor!

Él sonrió y dijo― Buena chica ―Me ayudó a ponerme en pie y a subir a la cama. Pasó los brazos por debajo de mis piernas y las mantuvo en alto. Sin usar las manos, su polla estaba tan dura que metió la cabeza en mi coño fácilmente, era muy gruesa. Empujo lentamente sólo unos centímetros dentro de mí. Mi coño estaba en llamas. Empecé a mover el cuerpo para que me la metiera más profundamente, pero él me inmovilizó las piernas y dijo― ¡Yo hago la cogida!

Me sentí muy débil, estaba bajo su control y me entregué. Luego, metió la polla profundamente, muy profundamente en mi vagina. No recuerdo haber dicho nada, pero Francis me dijo después que yo gemía una y otra vez. No sé, estaba sintiendo cosas que nunca había sentido, que nunca había experimentado. Sabes que me cuesta tener orgasmos, pero sentí que aquella sensación aumentaba, que mi cuerpo parecía explotar. Sentí que los jugos. Noté que mis jugos resbalaban por la raja de mi culo. Y un orgasmo se apoderó de mi cuerpo en oleadas. Francis dijo que parecía que estaba temblando. Parecía durar y durar y extenderse por todo mi cuerpo. Cuando comenzó a disminuir, miré a Darío que tenía una gran sonrisa― Francis, no me lo habías dicho ―El pobre Francis no tenía ni idea de que me acababa de correr, de que acababa de tener mi primer orgasmo múltiple. Cariño, estaba en el cielo sexual.

Como me sentía tan bien, Darío comenzó a follarme de nuevo y me llevó allí una y otra vez. Podía oírme gritar de placer pero era todo muy surrealista y mis jugos fluían de mí como si no tuviera control, era euforia total. Realmente no sé cuántos orgasmos tuve, pero estaba empapada y tendida sobre una enorme mancha húmeda. Darío se dio cuenta de que estaba agotada. Pero cuando se retiró, mi coño parecía enorme; nunca me había sentido así.

Darío llamó a Francis a la cama― Limpia los jugos de tu mujer de mi polla.

Observé como mostraba su hambre por aquella hermosa polla. Darío me miró y sonrió. Me di cuenta de que estaba contento de tenernos a los dos, de que fuéramos suyos― Muéstrale a tu mujer lo mucho que te gusta chupar pollas negras ―Y entonces, Francis le hizo una gran mamada a Darío. Todavía me sorprende lo cachondo que se pone Francis chupando pollas.

Mi respiración iba volviendo a la normalidad y Darío me miró― ¡Necesito más de tu coño hambriento! ―Apartó a Francis, me agarró, me hizo girar y me levantó haciéndome apoyar las manos y las rodillas. Esta vez me folló más fuerte, pero me encantó cómo me estaba tratando. Me hizo llegar al orgasmo de nuevo. Cada vez que tenía un orgasmo, él disminuía la velocidad mientras lo disfrutaba. Le encantaba sentir cómo me latía el coño. Me llevó a lugares sexual y emocionalmente que nunca había experimentado. Pero sabía que era mi dueño y lo quería así. Cuando me llamaba su puta blanca, me hacía sentir aún más sumisa ante él. Tenía el control; sabía que me tenía. Cada vez que necesitaba descansar, hacía que Francis se la chupara o me lamiera el coño o me limpiara los jugos del culo. Hasta que, por primera vez, dije― ¡No puedo, para, por favor, para! ―Y Darío sonrió.

Te quiero.

Liz

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.