Mi nombre es Luisa, tengo 22 años, peso 45 kg y mido 1.60 m. Luego que mi novio me recomendó ante su jefe, un señor de unos 40 años, para trabajar como su secretaria, empezamos a tener buen feeling mi jefe y yo.

Una tarde salimos a cenar, tomamos varias copas de vino y luego de cenar fuimos hasta el estacionamiento donde estaba su auto. Salimos y nos fuimos hasta mi casa, donde vivía con mi madre.

Antes de llegar a mi casa, detuvo el auto y se fue encima de mí para besarme, yo me opuse, pero su insistencia me venció y le correspondí. Sus besos me gustaron y así estuvimos un rato. Me acariciaba y eso me fue excitando, mi coño ya estaba húmedo, y me dijo― Quiero hacerte el amor ―yo no dije nada, y el cambió el rumbo. Se detuvo en un hotel, pero no había habitaciones, fuimos a otro y tampoco había habitaciones, era el día de san Valentín y los hoteles estaban llenos.

Fuimos a un auto motel, al entrar el vehículo la recepcionista le dice que solo queda una habitación japonesa que contiene un yacusi, además una botella de vino, y aceptó.

Entramos a la habitación, estaba cargada de erotismo y se podían respirar nuestras hormonas sexuales en el ambiente. Encontramos velas en el piso y muchos pétalos de rosa rojas en el piso y en la cama. Nos sentamos para abrazarnos y besarnos, y él me dijo ― ¿Quieres que te coja? ―y yo asentí con la cabeza.

Abrió la botella de vino y sirvió las dos copas y me dijo― Brindemos porque desde hoy serás mi mujer ―Tomamos como lo hacen los novios cuando se casan, el de mi copa y yo de la de él, con nuestros brazos entrecruzados.

Nos fuimos desnudando, el disfrutaba quitándome la ropa interior con la boca. Recorrió mi cuerpo con sus labios y poco a poco fue bajando hasta mi vientre y besó mi ombligo. Sus caricias me erizaban la piel.

Con las yemas de los dedos estimulaba mis pezones y los puso erectos. Seguía recorriendo mi cuerpo, tocando mi cintura, mi cadera, bajo a mis piernas. Su verga estaba a punto de estallar. Por mi parte acariciaba su espalda, besaba su cuello y al mismo tiempo una de mis manos masturbaba su verga, acariciaba sus testículos y le dije― Esto es mío cuando yo lo pida ―y me respondió ―Si mi amor, será tu verga cuando la necesites.

Tuve ganas de orinar y fui al baño, cuando iba me dijo― Tienes un culo precioso.

Mientras e esperaba en la cama buscó una película porno para amenizar el ambiente, aunque yo estaba más que caliente. Cuando regresé del baño se masturbaba. Se colocó sobre mí, volvió a besar todo mi cuerpo y esta vez llegó a mi coño depilado y ahí de detuvo para hacerme un delicioso sexo oral.

Yo solo gemía y me contorsionaba mientras él hundía sus dedos en busca de mi punto G. Yo no dejaba de presionar con mis manos su cabeza sobre mi vagina para que la siguiera lamiendo, chupando y mordiendo. Tras varios orgasmos le dije― ¡Cógeme, mete tu verga!

Dirigió su verga hacia mi coño, se puso sobre mí y antes que me la metiera agarré su verga y la dirigí entre mis labios y con fuerza me la metió toda. Comenzamos a movernos suavemente y fuimos aumentando la intensidad.

Luego me puso en cuatro, comenzó a darme estocadas más fuertes. Me dio unas cuantas nalgadas. Mis gemidos llenaban la habitación y podía ver su verga entrando y saliendo, y mi cara de satisfacción en el espejo gigante que teníamos frente a nosotros, hasta que sus chorros de leche llenaron mi vagina.

Al terminar de gozar nos tomamos el vino que quedaba, descansamos un poco y pasamos a sacarle provecho al diván del amor que se encontraba en la habitación, probamos todas las posiciones que pudimos…

Tuve varios orgasmos y después de haber estado cogiendo en el diván, descansamos, nos besamos y platicamos con mucha más confianza; le confesé que no esperaba que termináramos cogiendo, que tenía novio y que sin problema le encantaría volver a repetir nuestro apasionado encuentro.

En la habitación había un jacuzzi y lucia espléndido, era rojo en forma de corazón, y espacioso. Nos levantamos de la cama y fuimos al jacuzzi, empecé a sentir las burbujas en mi coño, era muy confortable. Él se metió en frente mío y se sumergió aguantando la respiración y llegó hasta mi vagina para darme placer bajo el agua con su boca. Luego apoyé las manos en el borde del jacuzzi con los pies tocando fondo, me hinqué un poco y él me tomó por la cadera dentro del jacuzzi y me la metió hasta el fondo.

Seguimos gozando y cambiando de posiciones. Me acosté de espaldas al borde del jacuzzi mientras él se quedaba en el agua y colocó mis piernas sobre sus hombros mientras me cogía y mi cuerpo flotaba.

Luego pasamos a la cama y estuve un buen rato cabalgando encima de él. Cogimos de costado y besándonos y también en cuatro. Terminamos la faena sexual con el parado sobre la cama y yo chupándosela hasta hacerlo acabar en mis tetas.

Nos duchamos juntos, nos alistamos para salir de aquel auto motel en donde el tiempo se nos fue volando, acordamos una nueva cita… 

Kasandra

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