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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Primera vez de Malena
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Al primer hombre que conocimos lo encontré en Internet. Lo citamos en un bar y era un hombre mayor de unos sesenta años. Tomamos unos tragos y noté que Malena estaba realmente nerviosa, era evidente por la forma en que estaba tomando las bebidas. Bob comenzó a acercarse a Malena y ella se reía un poco, pero no lo apartaba. Empezaron a coquetear y pronto, para mi sorpresa, comenzaron a besarse y a tocarse uno al otro. Bob me miró directamente y preguntó― ¿Quieres que me folle a tu esposa esta noche James, creo que sí? ―Después de tres años de fantaseando con eso, se estaba convirtiendo en realidad justo frente a mis ojos.

Supongo que no esperaba que sucediera tan rápido. Miré a Malena ansiosamente para ver qué quería hacer. Ella solo se rio y dijo que sí. Él volvió a besar a mi encantadora esposa y yo quedé completamente atónito, ella iba a hacerlo.

Malena parecía borracha y comenzó a reír más fuerte. El alcohol la había afectado bastante. Bob se levantó y Malena se fue detrás de él con su falda corta levantándose. Pude ver que sus bragas estaban apartadas a un lado. Bob debía de haber estado acariciándola mientras yo no estaba. Mis bolas comenzaron a agitarse cuando Malena se inclinó, me besó y me susurró en el oído― Deberías haber tocado lo que tenía dentro de sus pantalones ―Y luego, me sonrió seductoramente cuando Bob la tomó de la mano. Los seguí como un perro regañado fuera del bar y los llevé a casa.

En la habitación se pararon al lado de la cama, y yo me senté en un la silla para poder mirar. No perdieron el tiempo y comenzaron a desvestirse. Él se quitó la blusa y la falda para dejarla en bragas. Pude ver que la entrepierna de sus bragas estaba empapada, estaba muy excitada. Comencé a sentirme a gusto mientras me miraba y sonreía.

Malena le quitó a Bob su ropa interior, y pude ver que su polla ya estaba levantada y lista para el sexo. Malena se arrodilló y deslizó la pretina de su ropa interior sobre la cabeza de la polla. Nuevamente me miró y después de algunas lamidas preliminares, se bajó la ropa interior hasta los tobillos, y las arrojó lejos. Luego frotó suavemente la cabeza de su miembro con los labios, dándole pequeños besos y lamidas.

Malena levantó la mirada y comenzó a hablarle como si fuera una niña― Mmm, sabes muy bien Bob, tu polla es bonita y excitante. Me está poniendo muy caliente el coño ¿Viste qué lo húmedas están mis bragas?

― Parecían estar realmente mojadas, vamos a verte sin ellas, ¿no? ―respondió él.

No podía creer que mi conservadora se comportara como una zorra con aquel hombre. Habíamos fantaseado sobre eso durante algunos años y con el tiempo ella fue ofreciendo menos resistencia a las fantasías, pero nunca como esta ocasión.

Bob se inclinó y tocó su húmeda raja su humedad y luego le pidió que se tumbara sobre la cama y abriera las piernas. Malena obedeció, Bob se puso entre sus piernas y comenzó a comerle el coño. Lo miré fascinado, ya que esta era una de mis acciones favoritas. Malena jadeó mientras la lengua se deslizaba arriba y abajo por sus labios, y luego se deslizaba dentro y fuera de su coño. Eso continuó por un tiempo, él le chupaba y le lamía el clítoris, y luego la follaba con lengua. Mi polla estaba ahora tan tiesa que la tenía dolorida, y el confinamiento en mis pantalones no estaba ayudando en nada.

― Estoy muy caliente, por favor dámelo ahora Bob ―gimió Malena― ¡Fóllame el coño! Estoy

Solo pude mover la cabeza mientras pensaba sorprendido quién era aquella mujer. Nunca la había visto en un estado tan apasionado. Mi esposa se estaba convirtiendo en una estrella porno justo en frente de mis ojos.

Bob no necesitó ninguna ayuda adicional para montarla mientras yo les miraba. Malena tenía las piernas abiertas, y Bob se las abrió más para que yo pudiera ver claramente mientras guiaba la punta de su pene hacia la rendija del coño de Malena. Metió la punta y ella gimió ruidosamente. Él se la metió con facilidad en la vagina y vi como hacía desaparecer toda la polla entre los ansiosos labios de su coño. Luego lentamente movió la gruesa polla hacia afuera haciendo que ella entrara en frenesí tratando de follarlo. Continuó, a veces aumentando el ritmo con una follada dura y rápida, y luego sacándola lentamente.

Malena se iba pellizcando y tirando de los pezones, gimiendo de éxtasis. Mi pene había empapado en mi ropa interior y tenía una visible mancha húmeda aumentando en mis pantalones mientras contemplaba el espectáculo. Malena gritó de pronto― ¡Dios mío, oh mierda, me voy a correr! Sí, Bob, sí, dámelo duro, ¡me estoy corriendo con tu polla! ―Yo ya sabía que las cosas nunca volverían a ser lo mismo.

Ella comenzó a retorciese debajo de él, mientras él metía su polla profundamente en ella. Más y más duro folló su coño mojado mientras Malena volvió a gritar con otro orgasmo. Después, vi el culo de Bob apretarse y a sus bolas contrayéndose justo en frente de mis ojos. Podía verlo empujando profundamente contra ella y ella estaba empujando hacia él con la misma intensidad― ¡Oh, Dios mí! ―Pensé para mí mismo, que aquel hombre está eyaculando su profundamente en el útero de mi esposa. Con toda la excitación, no había pensado en usar un condón. Obviamente, Malena tampoco.

Bob colapsó encima de ella por la fuerza de su eyaculación. Pude ver el semen en la base mientras se besaban tierna y románticamente, luego Bob se la sacó. Su polla estaba mojada, y mientras se apartaba, un goterón de semen colgaba de su polla hasta su coño. Malena se rio y dijo― ¡Dios, estamos empapados! ¡Límpiate eso en mi coño, por favor! ―Bob sonrió y frotó la polla arriba y abajo den el coño, dejando los jugos extendidos por todo el coño, y luego se acostó a su lado.

Malena se levantó apoyándose sobre los codos y vio el pegajoso y húmedo estado de su entrepierna. Sonrió y me miró― ¿Te gusta lo que ves? ―preguntó. La miré y le dije mientras le miraba el coño― Ciertamente me gustó mucho lo que vi ―Realmente estaba excitado y pensé que me gustaría comerla. No podía creer que quisiera eso, pero no me había corrido y justo frente a mí estaba el hermoso coño de mi esposa todo lleno de semen, mi fantasía hecha realidad. No era mi semen, pero Dios estaba muy caliente en ese momento.

― Creo que te gusta lo que ves ―Dijo ella con una risita― ¿Hay alguna cosa que quieras hacer ahora?

― ¿Qué quieres decir? ―Respondí tragando saliva. No quería que dijera nada delante de Bob.

― Vamos, dime lo que quieres hacer y te dejaré hacerlo, cariño. ¿Estás teniendo pensamientos obscenos? Puedes decirlo que Bob no se lo dirá a nadie. Sólo dime lo que quieres.

Sentí que mi pene crecía aún más. Iba a obligarme a decírselo delante de Bob. Tragué saliva― Me gustaría probar tu coño ― Solté porque era realmente lo quería.

― ¿Quieres probar mi coño? Puedes hacerlo en cualquier momento, no creo que eso sea lo que quieres hacer ahora. ¿Qué es lo que realmente quieres hacer?

Quería hacerlo, pero no delante de Bob. Desearía que hubiera esperado hasta que se fuera, pero ahora ella tenía el control. Ojalá nunca hubiera comenzado esta fantasía. Solía correrme dentro de Malena y ahora ella pretendía que yo le comiera el semen de otro hombre. Casi llego en mis pantalones. Iba a hacer que esto fuera realmente desagradable para mí. Hice una inspiración profunda y dije― Realmente quiero lamer el semen de tu coño, quiero limpiarte el coño.

― ¡Oh, eres un chico muy cachondo! ¿Quieres lamerme el coño después de que ha sido muy bien jodido? Está húmedo y caliente cariño, ¿no? Incluso está pegajoso por afuera porque Bob se limpió la polla y gotea por todas partes. Bueno, supongo que necesita ser limpiado, ¿por qué no te quitas la ropa primero?

Me puse de pie y me desnudé rápidamente, mi pene sintió una oleada de alivio cuando lo liberé de su prisión. Malena me miró de arriba abajo y sonrió, luego se inclinó y besó a Bob. Me miró y dijo― Bueno, ¿a qué estás esperando? Sube a la cama entre mis piernas.

Lo hice y Malena dijo― Mira de cerca, ¿puedes oler lo bien que me han follado?

Me acerqué a su coño y aspiré profundamente, olía a cielo. Tenía semen muy denso y sus jugos se mezclaban con los de Bob, y el sudor de su coño creaba un aroma embriagador― Sí, hueles delicioso ―Dije.

― Entonces puedes comenzar a limpiarme ya que te gusta cómo huelo. Primero quiero que lamas por fuera, que me dejes aseada y limpia, y luego puedes empezar a chuparme el semen de Bob de dentro ―Después, se volvió hacia Bob y comenzó a besarlo de nuevo.

Precavidamente comencé a lamer el semen, mi polla goteaba sobre la cama. El primer sabor fue suave y salado. Tenía todo el coño cubierto y tuve que lamer con fuerza para quitar el pegajoso fluido. Levanté la vista para verla besando a Bob, y sin parar de hacerlo, me empujo por la parte de atrás de mi cabeza enterrándome la cara hacia abajo en su agujero. Comencé a chupar afanosamente, y de repente gritó― ¡Mierda, ya estoy corriendo otra vez! ¡Oh Dios! ¡Cómeme el coño, mi bebé, es tan rico, está tan bien!

Nunca se había corrido tantas veces ni tan intensamente en todo nuestro matrimonio. Me volví como un hombre poseído y quería devorarle el coño Sabía que en el fondo que nunca la había complacido sexualmente y que ahora había encontrado la manera. La miré y nunca la vi tan hermosa.

Chupé más fuerte cuando ella vino, los músculos de coño se contrajeron y comenzó a expulsar sus jugos a mi boca. Tuvo varios espasmos que crisparon su cuerpo y me agarró la cabeza con ambas manos. Mantuvo mi cara contra su coño, con fuerza, mientras lo frotaba hacia arriba y hacia abajo. Bob le había agarrado los pezones y se los estaba apretando, aumentando su orgasmo.

Cuando las olas de placer se desvanecieron, ella me soltó y se recostó― ¡Dios fue genial! pero creo que tengo más de eso dentro de mí.

Vi que la polla de Bob estaba nuevamente como una roca dura, y Malena también lo vio. Entonces se puso a cuatro patas y se le ofreció. Bob se colocó detrás de ella, y rápidamente le metió la polla dentro. Malena comenzó a balancearse hacia adelante y hacia atrás, empalándose profundamente con cada movimiento. Sus ojos estaban cerrados, ella se estaba comportando tal como yo quería que fuera. Bob era el semental que nunca fui. Nunca podría darle una polla como la de él y por alguna razón estaba muy bien. No tenía que fingir más, yo era un cornudo. Realmente no sabía quién era aquella zorra en cuatro patas, pero sabía que era mía y la amaba aún más y quería ver hasta donde llegaba.

Malena me miró y dijo― Cariño, ponte debajo de mí y límpiame mientras me jode, por favor. No lo pienses, solo hazlo, quiero que lo hagas malditamente cachondo ¡por favor cómeme el coño ahora!

Quería complacerla así que me puse debajo de ella. Bob le separó las piernas un poco más para permitirme acceder. Desde esa posición tenía una gran visión de la gruesa polla entrando y saliendo de entre los húmedos labios del coño de Malena que se estaba volviendo como una espuma. Extendí la lengua y comencé a lamerle suavemente el clítoris.

― ¡Oh, mierda, sí! ―gritó ella― ¡Cornudo de una puta cachonda, cómeme el clítoris! ¡Oh sí métemela muy adentro!

Comencé a lamerle el agujero cuando ella me lo ordenó, pasando mi lengua sobre el clítoris y alrededor del agujero del coño justo cuando estaba siendo follada por la polla de Bob. Mientras, mi propia polla vomitaba por todo mi estómago.

Malena comenzó a tener violentos espasmos, y Bob la agarró de las caderas para mantener su pene profundamente dentro de ella. Malena gritó que se estaba corriendo otra vez, y su cuerpo comenzó a temblar mientras empezaba su tercer orgasmo. Yo que, estaba mirando las pelotas de Bob, las vi tensarse mientras dejaba caer su segunda eyaculación dentro de Malena, que gemía de placer al sentir como su coño recibía nuevamente el semen de otro hombre.

Bob se retiró, y Malena se dejó caer sobre mi cara, con el semen goteando desde su enorme agujero. Se lo lamí mientras ella bajaba sobre mí se lo chupé con fuerza mientras ella se inclinaba hacia adelante y tomaba mi polla con su boca.

Aquello duro aproximadamente 10 segundos, y después, un violento orgasmo sacudió todo mi cuerpo mientras eyaculaba en su boca lo que parecía un litro de semen. Siguió chupándomela y yo continué lamiéndola hasta que mi polla comenzó a desinflarse. Después, ella se acostó y se dio vuelta para mirarme.

Yo tenía semen en mis labios y mi cara y ella tenía una gran sonrisa en la suya. Bob estaba mirando mientras ella me agarraba y me besaba con pasión. Abrí la boca para aceptar su lengua, y me sorprendí cuando me devolvió todo mi semen.

― Ahora traga eso también ―dijo ella con una sonrisa.

Sonreí y dejé que se deslizara por mi garganta, y ella soltó una carcajada.

― La próxima vez podrás comerlo de mi coño. Si no, siempre podemos invitar a Bob para volver a practicar.

Después de que Bob se fuera hicimos el amor como si nunca lo hubiéramos hecho y pasamos toda la noche follando. Creo que siempre nos hemos amado pero no siempre estuvimos enamorados. Esa noche fuimos más honestos entre nosotros de lo que hemos sido ninguna otra vez. Malena me confesó que a menudo usaba un consolador y fantaseaba sobre ese momento muchas veces.

James

Otro relato ...




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