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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Primera vez siendo infiel a mi marido
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He estado casada durante cinco años antes de lo que les voy a contar. Todavía hoy estoy muy enamorada de mi esposo y aún tenemos buen sexo.

Por aquella época tenía el malestar de no poder cumplir algunas tontas fantasías de infidelidad que tengo desde que me uní en matrimonio a mi esposo. Una de las primeras veces que me pasó fue viendo una película de televisión. Tanto me excité que me toqué disimuladamente. La película contaba una historia de infidelidades donde un hombre engañaba a su mujer y como ella se enteraba porque con ella y con la amante hacía las mismas cosas. Puede no tener sentido para ustedes pero me hizo sentir deseo sexual al ver a este hombre con una mujer que no era su esposa.

Así que liberé a la puta que llevo dentro y me abrí una cuenta en una red social de contactos y coloqué fotos discretas, sin que saliera mi cara ni nada que dijera que era yo. Gusté bastante y tuve cientos de mensajes de hombres que aspiraban a conocerme en muy poco tiempo. Con todos ellos comencé a hacer una selección y elegí unos pocos pero me decidí por un chico muy simpático y muy divertido. Era todo un caballero y muy exótico porque era negro.

Pronto nos comenzamos a mandar mensajes a través de WhatsApp y realmente nos caímos muy bien, tanto que enseguida estaba haciendo algo que ni siquiera había hecho con mi marido, estaba interesándome directamente por lo que había debajo de los pantalones de mi contacto. Incluso le había mostrado a este chico mis tetas, culo e incluso mi pequeña “V” natural de vello púbico color azabache, aunque le hice prometer que las eliminaría después de verlas. Esa fue la primera vez que realmente disfruté con la fotografía de una polla. No era una polla que encajara en el estereotipo de la monstruosa polla de un negro, pero era de un tamaño bastante decente, aunque ni siquiera fuera tan grande como la polla de mi marido, pero es al que he elegido así que no me puedo quejar. Además, en la foto aparecía muy tiesa y perfectamente recta, me pareció una polla hermosa, simétrica y bien proporcionada, como si fuera la de un modelo de pollas con las que hacen los consoladores de látex para mujeres.

No pasó mucho tiempo hasta que nos conocimos físicamente. Acordamos encontrarnos en una discreta cafetería un poco alejada de la ciudad y al lado de un parque con bosque. Cuando llegue al lugar de reunión estaba muy nerviosa y también muy mojada de la excitación. Debo decir que me gustó su voz aunque realmente lo cierto es que me gustó todo. En realidad, era un caballero total, pero aún así era totalmente obvio que me miraba con ojos inquisidores mientras nos contábamos historias y nos reíamos.

Después nos fuimos a un parque cercano con muchas zonas apartadas mientras continuábamos riéndonos y contándonos historias. Entre otras cosas preguntó si podía coger mi mano. A mí eso me pareció de auténtico caballero total. Caminamos un trecho por un sendero apartado, y con mucha vegetación, cogidos de la mano hasta que se detuvo y me llevó a un lado del camino. Allí fue donde nos besamos y me dejé acariciar. Solo nos detuvimos cuando escuchamos a algunos niños acercarse riendo y gritando, pero solo por un momento y comenzamos a besarnos de nuevo y su mano se apoyó sobre mi pecho casi de inmediato. Era la primera vez que me tocaban tan descaradamente en público. Le dije que teníamos que parar, pero solo porque me estaba sintiendo jodidamente excitada. Un momento después nos fuimos a sentar a un banco cercano y dejé descansar mi cabeza sobre su pecho.

Por cierto, no lo he dicho pero él es alto, de más de metro ochenta e iba vestido con una camiseta y jeans. Yo mido cerca del metro setenta centímetros e iba vestida con un corto vestido rosa de punto con el que nunca llevo un sujetador. En ese momento, mis pezones estaban bastante duros, así que cualquiera que me mirara, básicamente notaría que mis tetas estaban desnudas y libres debajo del vestido. Después de más besos y caricias retomamos el camino y entramos en la zona boscosa propiamente dicha.

Caminamos un rato fuera de los senderos hasta encontrar un lugar que parecía tranquilo. Yo estaba tan excitada que caí de rodillas y rápidamente liberé su pene perfecto para poder admirarlo con mis propios ojos. Lo tomé delicadamente y lo besé, luego lo miré y le sonreí antes de de envolver su cabeza con mis labios y chuparla tan fuerte como podía. Aquella polla era mi juguete en ese momento, la lamía, besaba, sacudía y giraba entre mis manos. Tenía una hermosa polla y un hermoso escroto envolviendo sus testículos. Saqué las tetas de dentro de mi vestido y golpeé su polla contra ellas. Me encantaba cómo su pene de piel oscura destacaba entre mis pechos blancos y lechosos. Empecé a frotarme furiosamente el clítoris con el dedo, sin prestar atención al lugar donde estábamos. Continué chupando la polla de aquel hombre, que apenas conocía, como si yo fuera una auténtica estrella del cine porno hasta que se corrió en mi boca. Levanté la vista hacia él mientras se corría y apunté su polla a mi cara y a mis tetas. Era algo que siempre había querido hacer, pero era demasiado tímida, o cobarde, como para hacerlo con mi esposo. El efecto del chorro de leche cálida en mi piel fue eléctrico. Gemí, arrullé y chupé la sensible y perfecta cabeza de su polla hasta que se lo dejé limpio. Luego me puse de pie y él me limpió con su camiseta. Luego caminamos de regreso y me di cuenta de que tenía algo de semen en el vestido. Me sentía feliz y alegre ese día y sonreía abiertamente mientras caminábamos hacia su auto. Ese día no follamos pero fue mi primera vez siendo infiel a mi marido. También acabé comprándome un vestido nuevo para volver a casa mientas dejaba el otro en la lavandería.

S.G.

Otro relato ...




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