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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Recordando mi primera virginidad robada
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Todos recordamos dónde y con quién perdimos la virginidad. ¿Pero, recuerdas cuando fuiste la primera pareja sexual de otra persona? Yo sí, estaba recién divorciada y necesitaba pintar mi casa. Busqué ayuda en mi mejor amiga, que tenía un hijastro que acababa de terminar el instituto y buscaba trabajos para el verano. Mi amiga se había vuelto a casar y su hijastro era un joven sano con un futuro brillante por delante. Medía alrededor de 1,90 metros, pesaba 90 kilos y era muy atlético. Además, no es que no lo conociera y viceversa, nos saludábamos y conversábamos cuando nos encontrábamos. Un domingo le pregunté si estaría dispuesto a ayudarme el siguiente fin de semana, le dije que le pagaría, pero que no podía pagar mucho. Me dijo que le pagara el material y le diera de comer y que estaríamos en paz. Estaba tan emocionada que le di un abrazo y le dije― Trato hecho".

Llegó el viernes por la tarde y también lo hizo Julián, que inspeccionó las habitaciones que quería pintar, me dijo lo que necesitaría y luego cogió el dinero y se fue a la tienda a por material― Te veré mañana por la mañana ¿Te viene bien a las nueve? ―preguntó.

― Estaré lista para entonces, de nuevo, gracias por hacer esto.

― No hay problema ―dijo y se fue.

El siguiente día por la mañana voy corriendo por la casa, preparando y moviendo los muebles para poder pintar cuando oigo que llaman a la puerta principal―Ya está aquí―pensé. Le abrí, me expresó su plan y lo acepté. Estaba en la cocina cuando le oí pedir indicaciones para llegar al baño― Está al final del pasillo― le dije y continué con mis tareas sin pensar en ello de nuevo.

Llegó la hora de comer, dejo lo que estoy haciendo y me dirijo a la cocina para preparar la comida. Le doy a Julián un “aviso de cinco minutos" para que pueda lavarse. Llegó a la cocina justo a tiempo para coger su comida y nos dirigimos al comedor. Durante la comida y la charla me doy cuenta, en más de una ocasión, de que Julián me mira los pechos, no fijamente, pero sí lo suficiente como para que me dé cuenta. Llevo una camiseta de tirantes y unos pantalones cortos, nada del otro mundo, pero iba sin sujetador. Mis tetas no eran visibles pero se movían un poco cuando me movía. Sinceramente, no había pensado en ello cuando me vestí esa mañana. Terminamos la comida y le dije a Julián que yo me encargaría de la limpieza, y me dirijo a la cocina con los platos.

Termino de limpiar y me dirijo al baño, voy a poner una carga de ropa sucia y el cesto está allí. Voy a la sala de estar para ver cómo va Julián y no lo encuentro por ninguna parte. Pienso que tal vez fue a la tienda por algo, así que me dirijo al baño. Al acercarme a la puerta del baño me veo que está ligeramente entreabierta. Me acerco y antes de abrirla del todo me quedo helada, veo a Julián sentado en el váter, con lo que parece ser unas de mis bragas negras en la mano contra su cara. Entonces me doy cuenta de que se está masturbando. Sus calzoncillos están bajados por los tobillos y su polla está dura, y es larga y con una cabeza morada muy impresionante. Quiero decir, su polla es larga y delgada pero su cabeza, en ese momento de mi vida, era la más grande que había visto. Me quedé de pie mirando, observé la cara de Julián y noté que sus ojos estaban cerrados y estaba disfrutando. Entonces, comenzó a ponerse rígido, estiró las piernas hacia fuera y comenzó a gemir, aunque, su gemido era un poco apagado porque mis bragas estaban en su cara, sobre su nariz y boca. Luego, se apartó las bragas de la cara, se cubrió la cabeza morada de la polla y se corrió. Sus ojos se abrieron y miró directamente a la puerta del baño, todavía convulsionando en su clímax. Nuestras miradas se encontraron y entré como si acabara de llegar.

― ¡Julián, oh Dios mío! ¿Qué estás haciendo? ―grité.

Empezó a decir algo mientras yo miraba su polla cubierta de semen y mis bragas empapadas, goteando con su semen. Todo lo que pudo decir fue que lo sentía y que por favor no se lo dijera a su madre. Le dije que eso no era suficiente y que mejor se explicara ―No pude evitarlo, acababa de usar el baño y me dirigía a pintar más cuando las vi ―Sus ojos miraban hacia abajo, y no hacia mí, así que tuve la confianza suficiente para preguntarle qué era lo que había visto.

― Tu sujetador, colgado en la parte de atrás de la puerta. Lo vi la primera vez que entré al baño esta mañana y fue lo único en lo que pude pensar las últimas horas mientras pintaba. Así que, cuando vine al baño esta vez, pensé que tenía algo de tiempo porque estabas ocupada en la cocina. Pero me acobardé, eso fue hasta que me acerqué a la puerta y la abrí, tu sujetador estaba justo ahí, así que lo palpé y lo olí, luego miré en el cesto, encontré tus bragas y bueno...

― Sí Julián, creo que sé el resto, deberías estar avergonzado ―Dije pero debo admitir que con su explicación me encontré excitándome un poco. Me tomé tiempo para seguir diciéndole lo malo que era aquello y mientras lo hacía seguía mirando su dura polla. Me pareció extraño que su polla siguiera dura, después de todo se había corrido, y ahora estaba siendo regañado por mí, pero seguía dura y eso me excitaba. En mi defensa debo decir que no había tenido sexo en meses, y la visión de su polla dura me estaba afectando ― ¡Maldita sea! ¿En qué estoy pensando? ¡Es ocho años más joven que yo! ―pensé.

Le dije que tirara mis bragas empapadas de semen en la bañera y lo hizo dándome la mejor perspectiva de la cabeza de su polla. Necesitaba una buena limpieza porque todavía tenía semen.

― Julián, ¿por qué no te cuida tu novia, para que no tengas que estar haciendo esto? ―le pregunté.

Julián seguía mirando el suelo y respondió― Mi novia y yo no hemos hecho nada de esto, ella es virgen y quiere esperar hasta que nos casemos.

― ¡Bien por ella! ―Pensé para mí y luego pensé que tal vez eso podría ser bueno para mí también. Y me sorprendí a mí misma preguntándole ― ¿Has visto a tu novia desnuda?

― No señora, no la he visto.

Entonces le pregunté― ¿Has visto a alguna mujer desnuda?

― No señora, sólo en Internet y en las revistas de adultos ―dijo mientras sus ojos se levantaban del suelo y se fijaron en los míos. Mi ceño y mi mirada de asco desaparecieron, y una leve, aunque diabólica, mirada estaba ahora en mi cara

― Julián, me guardaré todo esto para mí, si tú prometes guardarte lo que pase después... ¿trato hecho?

― No entiendo...

― Tienes que confiar en mí ¿tenemos un trato Julián? ―Deseaba tener su polla en mi boca, y también quería sentir esa gran y enorme cabeza en mi coño. Julián dijo que sí, que no se lo diría a nadie, le dije que se levantara y lo hizo. Me senté junto a él en un lado de la bañera, su polla estaba ahora frente a mí. Lo miré y agarré la base de la polla y la cogí con fuerza, apretando y luego deslizando la mano hacia la cabeza de su polla. Julián dejó escapar un gemido audible y dijo― ¿Qué está haciendo?

― Julián, ni una palabra a nadie― y moví mis labios al encuentro de su polla cubierta de semen. Primero lamí y luego me la metí toda en la boca gimiendo mientras lo hacía.

― Dios mío, ¿qué está pasando...? ―soltó Julián.

Yo continúo chupando su polla, sacando hasta la última gota de semen antes de empezar a avivarla y hacerla crecer en mi boca. Miro a Julián y le pregunté si alguna vez ha estado sexualmente con una mujer, su respuesta fue "No".

Dejé de acariciarle la polla y le miro directamente― Lo dices en serio, ¿no?

― Sí, he estado cerca un par de veces pero nos interrumpieron, o me corrí demasiado rápido.

Los pensamientos hervían en mi cabeza, soy una puta que necesita una polla jodidamente dura y volví a acariciar la polla de aquel joven, más rápido, más fuerte que antes. ― Julián, quiero que te corras en mi boca, ¿puedes hacerlo por mí? ―Yo creía que tenía un plan para que ambos disfrutáramos.

― Creo que si sigues haciendo lo que estás haciendo podré hacerlo― Así lo hice y usé mi boca también. El chico se recostó contra la pared jadeando y luego gimiendo más fuerte. Aceleré mis esfuerzos, más y más rápido con ambas manos en su larga polla), cuando dijo― Señorita Claudia, me voy a correr... ¡Oh Dios! Está aquíeee… ―las rodillas se le doblaron mientras entregaba todo su semen en mi boca. Chorro tras chorro, como si no se hubiera corrido hacía cinco minutos. La tercera eyaculación me sorprendió y me dio una pequeña arcada, pero seguí hasta que terminó.

Solté su polla y se volvió a sentar en el inodoro, me levanté y dije― Creo que estás listo para mí ahora Julián, sígueme― y salí del baño entrando en mi dormitorio, Julián me seguía muy de cerca. Le indiqué que se sentara en la cama y que se quitara desnudara. Fui a mi tocador, cogí mi cepillo de pelo y empecé a cepillármelo.

― Señorita Claudia, ¿vamos a hacer lo que creo que vamos a hacer? ―me preguntó amablemente.

― Sí Julián, creo que es hora de que una mujer te enseñe algo sobre el sexo, Y por el amor de Dios, deja de llamarme señorita Claudia, mi nombre es Claudia, ¿vale?

Miré en el espejo y vi la polla de Julián en plena erección― ¡Maldita sea!―pensé, me encanta esa polla. Terminé de cepillarme el pelo y me volví hacia él― Julián ¿te gustaría que me desnudara ahora?

― ¡Oh Dios, sí! Desde que te conocí he querido verte desnuda, señorita, quiero decir Claudia.

Me agarré la camiseta de tirantes por la parte de abajo mientras le miraba, recordándole otra vez más de que aquello sería entre nosotros, nadie más podría enterarse nunca. Julián volvió a decir que se lo guardaría para sí mismo. Me levanté la camiseta por encima de la cabeza, dejando al descubierto mis pechos desnudos, ya que no llevaba sujetador. Los ojos de Julián no me decepcionaron. Su mirada resultó embriagadora para mí.

― ¡Maldición, son hermosos! Quiero decir, nunca pensé que los vería y ahora... ¡Maldición! ¿Puedo tocarlos Claudia?

Me acerqué a él, tomé su mano y la puse sobre mi teta derecha. La apretó, un poco fuerte, pero fue mágico― Julián no muy fuerte ―le dije― ahora quiero que tomes mi pezón con tu pulgar y tu dedo índice. Hizo lo que le pedí enviando escalofríos por todo mi cuerpo. ― Huuumm, eso es... haz lo mismo con el otro ―Era un gran alumno.

Sostuve la parte posterior de su cabeza con mis manos, bajando mis labios a los suyos nos besamos y deslicé mi lengua en su boca. Julián comenzó a descuidarse con su lengua lanzándola demasiado rápido dentro y fuera de mi boca. Rompí el beso y dije ―Julián, despacio chico, no voy a ninguna parte, despacio y con calma hasta que te diga lo contrario, ¿entiendes?

― Lo siento; es que estoy tan excitado que no puedo soportarlo.

Volvimos a besarnos y fue mucho mejor, y le agarré la polla y empecé a acariciársela de nuevo. Sus gemidos me decían que disfrutaba tanto como yo. Me detuve y di un paso atrás anunciando que necesitaba ayuda para quitarme los pantalones. Las manos temblorosas de Julián se encontraron con las mías en la cintura de la prenda.

― ¿Puedo hacer esto Claudia? Por favor ―No esperó una respuesta, me desabrochó los pantalones y los bajó mientras yo salía de ellos mostrando mis bragas húmedas ante él.

― No te detengas ahora Julián. ―Tomó la banda de mi cintura con ambas manos y las deslizó hacia abajo y rápidamente. Mi coño peludo estaba ahora frente a él. Me quité las bragas y caminé lentamente hacia el tocador, dando a Julián una buena vista de mi culo desnudo. Me detuve, me miré en el espejo y luego miré a Julián en el espejo, sus ojos estaban clavados en mi cuerpo desnuda. Me volví hacia él y adopté una pose, poniendo las manos en ambas caderas y moviendo un poco el cuerpo― ¿Te gusta lo que ves? ―le pregunté.

― Sí, señora, es usted jodidamente hermosa.

Continuando con la pose, muevo mis caderas hacia el otro lado― ¿Realmente lo crees Julián?

― Eres la mujer más hermosa que conozco.

― Me reí, mientras caminaba hacia él. Recuerdo que su polla estaba erguida mientras lo empujaba hacia la cama, me subía a su lado y empezaba a frotar su pecho.

― ¿Vamos a follar? ― preguntó.

― Julián, ya llegaremos, ¿recuerdas cuando te dije que despacio hasta que te diga lo contrario?

― Sí señora... es que estoy muy excitado ―

Le agarré la polla tiesa y le dije― Lo sé cariño, ¿quieres que te la vuelva a chupar? ―No esperé la respuesta, la tomé en mi boca y fue una buena cosa que hice, Julián estaba listo para explotar y lo hizo en un minuto dentro de mi boca gimiendo fuertemente ―¡Maldición Julián, esa fue otra gran corrida!

― Puedo correrme así 5 ó 6 veces al día Claudia.

― Bien, odiaría pensar que has terminado, justo cuando estamos empezando.

Me giré sobre la espalda y le indiqué a Julián que era mi turno, que quería correrme― Julián, quiero que me lamas el coño; ¿puedes hacerlo por mí?

Separé mis piernas mostrando a Julián mi coño mojado. Él se colocó entre mis piernas, con una sonrisa en la cara. Antes de que empezara, le dije― Julián, quiero que uses tu lengua en mi clítoris como me estabas besando con lengua antes, ¿entiendes? ― Le señalé mi clítoris y luego puse mi dedo en él― Bien, Julián, hazlo bien, por favor.

― Sí, señora.

Estaba lista para correrme por toda la actividad y el semen en mi boca de antes. Julián trabajaba con su lengua velozmente y con fuerza. Estaba alcanzando la sensación de clímax muy rápidamente y se lo hice saber, lo que hizo que él pareciera ir más rápido― Oh Julián, me voy a correr cariño, no te detengas, sigue, sigue hasta que te diga que pares ¿vale? ―Empecé a gemir más fuerte y a a levantar mis caderas un poco ¡Me estaba corriendo! Julián detuvo su acción y me preguntó si estaba bien, agarré la parte posterior de su cabeza y la metí de nuevo en mi coño y grité― ¡No pares! ―Empezó de nuevo con mi clítoris, y ahora me corría aún más fuerte; mis muslos presionaban contra los lados de su cabeza― ¡Maldito Julián! Eso es... eso... eso... ooohhh… sssiiii ―Estaba en lo más alto y me sentía maravillosamente bien. Solté su cabeza, tanto con mis manos como con mis piernas y Julián se retiró, y me preguntó de nuevo si estaba bien. ― ¡Cariño, sí!

Los dos estábamos recuperando el aliento y le dije― Me he corrido y tú has sido la razón. ¿Crees que podrías hacerlo de nuevo por mí?

Su respuesta fue― Sí, señora.

Me encantan los amantes ansiosos. Me hizo correrme dos veces más, ambas tan buenas como la primera. La última vez le aleccioné en el trabajo de mis tetas y en retorcerme los pezones - y en tirar de ellos también. Fue maravilloso.

Necesitaba un poco de agua y fui a buscar un poco para los dos. Cuando volví y Julián estaba tendido en la cama, boca arriba. Su polla estaba medio flácida, tumbada a un lado― Señorita, quiero decir Claudia, por favor dime que no hemos terminado.

― Julián, ¿crees que te haría eso? No darte una buena cogida antes de irte a casa después de todo lo que hemos hecho esta tarde, quiero decir, has sido maravilloso conmigo, así que déjame cabalgar esa polla tuya durante un rato ¿te gustaría?

Su polla se endureció rápidamente ante la idea de volver a follar. Yo también estaba preparada, realmente quería sentir la polla dentro de mí. Volví a mi tocador y me cepillé el pelo de nuevo, esta vez recogiéndolo en una cola de caballo. Me di cuenta de que en el espejo los ojos de Julián seguían pegados a mi cuerpo desnudo, lo que me hizo sentirme muy bien. Una vez que terminé me volví hacia Julián y no tuve que preguntar, estaba listo, la polla estaba completamente dura de nuevo.

Me dirigí a la cama y me puse a horcajadas sobre sus piernas, agarré la polla y lo miré fijamente a los ojos, y sin decir una palabra, froté la cabeza de la polla contra mi coño. Luego me estabilicé y la posicioné justo en mi abertura. Recuerdo que la respiración de Julián se había acelerado con la excitación, la mía también. Comencé a bajar sobre él y la sensación era increíble, la polla más grande que había experimentado hasta entonces estaba entrando en mi coño. Y la mirada de Julián me hizo subir y sobrepasar el límite. Antes de que la tuviera completamente dentro de mi coño ya me estaba corriendo. Seguí bajando hasta que estuvo completamente dentro de mí y me detuve, poniendo mis manos en su pecho y me estremecí y gemí fuertemente para que él supiera que me estaba corriendo. Comencé a moler mi coño hasta el fondo en su hueso pélvico. ¡Joder! ¡Fue muy intensa esa sensación! Mirando hacia atrás, creo que fue una combinación de tres meses sin polla, el tamaño de su polla, y la idea de follar con el hijastro de mi mejor amiga lo que me hizo correrme como lo hice.. Y no había terminado allí. Follamos a lo perrito, mi posición favorita con él sin duda, sobre todo cuando me tiró del pelo... todavía puedo sentir aquellos estremecimientos de clímax. Y por supuesto misionero. Duró dos corridas más esa tarde y las mías fueron demasiadas para recordarlas. Dios, ¡Tiene una polla excepcional!

Julián y yo tuvimos muchos más encuentros sexuales durante ese verano antes de que se fuera a la universidad. Hasta el día de hoy, disfruto pensando y reviviendo aquel verano, aquella polla, y a veces, es mientras me estoy follando a mi marido.

Claudia.

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