La Página de Bedri
Relatos prohibidos Sodomizando a mi sobrina
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Prosiguieron los lujuriosos encuentros sexuales con mi sobrina, llegaba a cada uno de ellos ya mojada, esperando con ansias sentir mis manos, mi lengua y mi verga, se convirtió en una verdadera perra y en mi objeto sexual, tal como yo quería. Hacia lo que le ordenaba y se dejaba hacer lo que se me ocurriera. Vicky aprendió que al quedar solos, ya sea en mi oficina, en el auto, o en el motel, lo primero que tiene que hacer es acariciarme la verga, arrodillarse, sacarla y mamármela, salvo que yo ordene otra cosa. Todo lo cumple a la perfección y con tremenda calentura, de hecho creo que está siempre caliente y con ganas de sexo. Pero yo tenía una obsesión: SU CULITO. Mi método para moldearla y que haga lo que yo quiero es simple: 1) Inducción. 2) Educación. Así es que comencé el paciente camino para lograr que voluntariamente me entregue su culito. Cuando íbamos al Motel, yo aprovechaba para elegir una película de sexo anal, y así mientras le chupaba la conchita, ella podía verla. Esa repetición comenzó a dar sus frutos, cuando un día preguntó: - Tío, ¿Cuándo se la meten en el culo, no les duele?. - Ellas ya están acostumbradas, al principio puede doler si se hace mal. - ¿Si se hace mal? - Si, si el hoyo no se prepara duele. - ¿Y como se prepara? - Bueno, acostumbrándote de a poco, metiendo dedos, por supuesto con lubricación. Ahí quedó esa conversación. En sucesivas encamadas, no volvió a preguntar. Por supuesto que además de las películas de sexo anal, yo le chupaba el culito cada vez que nos veíamos, cada vez más tiempo, de modo de excitarla y que le den ganas de ser penetrada analmente. Hasta que un día, dijo: - Tío, ¿Me enseñas a prepararme la cola. - Distraídamente pregunte a mi vez ¿La cola?, ¿Para que? - Y, me dan ganas de que me la metas por la cola, pero prometeme que no me va a doler. - Bueno, mirá, la cola es un lugar sucio. - Yo me la lavo bien, Tío. - Si pero adentro no, entonces los primero que tenés que hacer, es lavarte por dentro con un enema, evacuas, después se usa un gel que viene para el ano, y para empezar a dilatar se mete un dedo, se juega un poco y se mete otro. - ¿ Y si yo quiero empezar a prepararme en mi casa? - Te ponés el enema, gel, y podes meterte algo así como una zanahoria, no muy grande, o un juguete anal que venden, pero tenés que esperar que los compre. - En casa no tengo gel, Tío, ¿Que puedo usar? - Alguna crema para manos, te untas el ano, untas el juguete, te ponés en cuclillas y empezás a meterte el juguete de a poco, parás cuando sentís dolor. Al día siguiente otra vez, pero te lo metés un poco más, para que la cola se te vaya acostumbrando. Mientras hablábamos, Vicky me acariciaba la pija, que se me volvió a poner dura, la miró, y mientras me pajeaba me chupaba los pezones, después besándome se deslizó hacia abajo, se metió la pija en la boca y comenzó a chupármela desenfrenadamente, succionándola como si me la quisiera arrancar. Después de unos minutos, se sentó encima, metiéndose la verga en la concha de un golpe, tal era su calentura, cabalgaba, gemía, gruñía, yo le amasaba las tetas y el culo, siguió cada vez con mas violencia, hasta que lanzó un alarido, siguió cabalgando, respiraba roncamente, yo le amasaba el culo y ella se agarraba las tetas, no paraba, se estremecía, tenía la mirada perdida, el cabello revuelto, hasta que se quedó quieta y empujó como si quisiera meterme todo dentro de su concha, y allí acabé yo derramando mi leche en el interior de su conchita, pegando Vicky un último estremecimiento para caer luego sobre mi, fláccidamente, tratando de recuperar su respiración. Cuando se recuperó, fumamos un cigarrillo y sorbimos unos tragos de whisky. Sonó la alarma de la habitación de Motel, avisando que el período de dos horas había terminado. No higienizamos, nos vestimos y nos fuimos. En el camino de regreso, paramos en el parque para fumarnos tranquilos un cigarrillo, escuchando música suave. En determinado momento Vicky me empezó a acariciar la verga por sobre el pantalón (como tenía indicado que debía hacer), me abrió el cierre, la sacó y empezó a mamar, mi verga era un tronco duro que Vicky chupaba y miraba golosamente. Dejó de mamar, miró para afuera, no había nadie. Se sacó la tanguita y se montó en la pija con la espalda apoyada en el volante del automóvil, cabalgaba frenéticamente, el auto se movía al compás de las cogidas, hasta que me beso en la boca, lengua profunda, me abrazó fuerte y tuvo otro orgasmo. Salió de encima mío, se limpió, se puso la tanguita y partimos. Pasaron tres días, en horas de la mañana recibí el mensaje " Quiero, decía mi sobrina Vicky, conteste " OK”. Nos encontramos y fuimos derecho al Motel. En el camino - como tenía que hacer - , me amasaba la pija y me la chupaba cuando podía. En un tramo le dije:- Pajéate. - Si Tío. Abrió sus piernas, se metió la mano en la concha y empezó a masturbarse. Así llegamos el Motel. Una vez dentro, la manoseé toda, la chupe, eso la puso más caliente aún. - Tío, dame la pija. - Tomala. Se arrodilló, me agarró la verga que ya tenia fuera del pantalón y me la empezó a mamar mirándome a los ojos como buscando mi aprobación. Me fui desnudando, Vicky me bajo el pantalón sin dejar de mamar, me lo sacó, le saqué la pija de la boca, la hice parar, la manosee otra vez y la desnudé. Fuimos a la cama, hicimos un 69, cuando noté que estaba que no daba más, la puse en cuatro, le abrí las nalgas y le chupé la zanja y el ano un buen tiempo, con gran gozo de Vicky que gemía y se movía abriéndose ella misma las nalgas. - Tío, quiero que veas algo, dijo mi sobrina. Dejé de chuparle el culito, se puso de pie, fue hasta su bolso y..., sacó un pote de crema y una zanahoria, quedé asombrado, seguramente advirtió mi gesto, sonrió pícaramente diciendo: ¡Sorpresa! - Esperá Vicky, que yo tengo lo mío. Fui hasta mi maletín, y saqué el Gel anal y dos pomos de enemas. - Ahora si, vamos al baño. En el baño indiqué a Vicky que se pusiera en cuatro, le unte el ano con Gel, introduje la cánula del pomo en su hoyo, apreté de a poco hasta vaciarlo, y lo retiré. Se puso de pié y se sentó en el sanitario. Esperé afuera, hasta que llamó. Repetimos la operación con el segundo pomo de enemas. Volvimos a la cama, se untó gel en el ano, untó la zanahoria de tamaño regular, se agachó y se la introdujo de a poco en el culo. - Ves tío que en mi casa me estuve preparando para vos, ahora vení que te la chupo. Me paré delante, con una mano me agarró la verga y comenzó a chupármela, mientras que con la otra mano se sostenía la zanahoria, así por unos diez minutos, luego dejó de chupar y agarrándose de mi se puso de pié lentamente, ligeramente inclinada hacia adelante se sacó suavemente la zanahoria enculada. Le había entrado más o menos unos 15 cm. - Ahora te toca a vos tío. - Dale ponete en cuatro. Se puso en cuatro y ella misma se abrió las nalgas. El hoyo estaba dilatado, pero así y todo, me unté los dedos con gel, primero metí uno haciéndolo jugar en círculos, entró flojo, metí otro más, resbalaron hacia dentro de la tripa de mi sobrina que movía el culo de adelante hacia atrás, saqué los dedos y dije: ¬Vicky. escuchá bien, yo no te voy a meter la pija, vos tenés que hacer de cuenta que tu culo es una boca, que lo abrís y te tragas, te comés mi verga. - Si tío. Me unté la pija con gel, apunte la cabezota en el hoyo, empujé un poco y le metí sólo la cabezota, diciéndole: - Ahora vos tenés que comerme la pija, abrí bien el culo y empujá para atrás. Empujaba contra mi despacio, la verga le entraba bastante bien, yo la sujetaba de la cintura, la traía para atrás y me adelantaba un poco, así le fue entrando, resbalando en la tripa el tramo en que se había metido la zanahoria, pero quedó un pedazo de verga afuera, en ese punto se detuvo, teniéndola de la cintura comencé a bombear despacio, en cada empujoncito se le metía un poco más, ella respiraba hondo como le había indicado, la fui penetrando suavemente, hasta que la tuvo toda adentro. Allí seguí culeándola lentamente, Vicky se quejaba quedamente: - Ahh... ahh... ahh... - Tío, me duele un poco pero es hermoso. La enculada duró un rato. Vicky gemía en cada empujón, yo no podía creer lo que veía, ese hermoso culo turgente abierto en dos, moviéndose al compás de mis empujones, y no podía creer lo que sentía, la verga metida en la tripa de mi sobrina que me la apretaba como un guante. Le saqué la pija, unté con más gel, ano y tronco, apunte y se la metí más fuerte, ahí pegó un grito ronco, exclamando: - ¡Ay tío me estás rompiendo la cola! - ¿No te gusta? - Si tío, haceme lo que quieras, soy tuya, soy tu perra como vos querías... Esas palabras me pusieron más dura la verga, si era posible, pero a mi me dio la sensación de que se agrandaba, la seguí culeando un tiempo más, entre suspiros y roncos gemidos de mi sobrina. Se la volví a sacar, puse más gel mientras observaba su ano abierto como un gran ojo negro, y se la enterré de un golpe, gritó, bombee un poco y repetí la maniobra varias veces, en cada enterrada gritaba, mordía la almohada, pero a la vez movía el culo golosamente. Se empezó a acariciar el clítoris con una mano. - Tío en cada empujón siento algo raro, no se que es. El bombeo era cada vez más fuerte, alternativamente la metía a fondo y allí me quedaba, Vicky movía el culo circularmente, tenía la tripa totalmente abierta. - Tío empujame fuerte, que eso que siento me hace sentir mucho, voy a acabar así. Después de esas palabras, la culeé salvajemente agarrándola de los pelos, ella gemía se retorcía, gruñía roncamente: - Tío, no doy más... Yo sentía la pija a punto de explotar. - Tío quedate adentro... Se la enterré a fondo, allí me quedé, ella seguía moviendo el culo en circulos, hasta que pegó un grito largo y ronco, en el mismo momento acabé, parecía que no terminaba de salirme la leche, se levantó un poco sobre sus brazos, jadeando agitada, se fue desplomando de a poco, cayó boca abajo, yo quedé de rodillas con la pija fuera, me recosté encima de ella, y así estuvimos un rato, recuperandonos. - Tio, algo me sale de la cola. Me incorporé, le abrí las nalgas, el hoyo se había cerrado un poco, pero le salía la leche espesamente. - Es mi acabada Vicky, te sale del hoyo. Se tocó la zanja, pasó un dedo por el ano retirandolo, ahí comprobó que lo que le salía era mi leche. - Tío, no quisiera que tu leche se salga. - Es imposible. - Me quedó la cola abierta. - Después se te va a cerrar, le dije. Pasó un rato, nos higienizamos, y volvimos a la cama. Vicky encendió un cigarrillo, y mientras fumaba lentamente, me acariciaba la verga. - Tío, tenía miedo de que me doliera y no me gustara, pero fue maravilloso ¿Me lo vas ha hacer otra vez ? - Hoy no, te tenés que ir acostumbrando de a poco .Vicky me pajeaba, me ensalivaba la pija y me seguía pajeando, hasta que consiguió lo que quería: Que la verga se me parara otra vez. Cuando tuve la pija dura como un mástil, Vicky - mi sobrinita -, se subió a horcajadas, me la agarró enderezándola hacia su conchita, bajó un poco metiéndose la cabezota, bajó más, y después de un sólo golpe, se la enterró. - Ahhhhhhhhh, fue su expresión, y allí se quedó quieta respirando hondo Eso fue un instante, luego comenzó a cabalgar despacio mientras yo le amasaba las tetas y le pellizcaba los pezones, la agarré del culito acompañando cada empujón de ella, así un rato largo, hasta que dijo: - Tío, metémela desde atrás que quiero sentir tus empujones en la cola. Se levantó y se puso en cuatro. Me puse detrás, ensartándola por la concha, pegándole tremendas cogidas que al chocar contra su culito, hacia que sus carnes se estremecieran. - Tio, tio, ahh...., ahhh..., así, así... Vicky gozaba como una perra puta, se pegaba contra mi para sentir la pija más adentro, la respiración se le hacia cada vez mas profunda, hasta que gritó: AHHHHHHHHHH... AHHHHHHHHH......... MMM.........., AHHHHH..... ¡ME ESTÁS MATANDO! Se pegó contra mi, y en un largo espasmo, tuvo otro orgasmo al mismo tiempo que yo acababa llenándole la concha de leche caliente. Fueron varios los encuentros en los que la penetré analmente, al menos una vez por semana, y cada vez el mismo ritual: Enemas y dilatación con un dildo que compré, con una base ancha ( es importante para que no se pierda en la tripa ). Se metía el dildo, se sentaba en la cama con el juguete enculado, yo me paraba delante y ella me mamaba la verga, hasta que la ensartaba por el culito. Pasados unos meses, noté que cada vez que le hacia un enema, levantaba más el culito, entonces al mismo tiempo que apretaba lentamente el pomo, con la otra mano le acariciaba la conchita. - Tío, me gusta....... - ¿Que te gusta? - Todo.... - ¿La enema? - Si...... Le terminaron gustando las enemas también, hasta me confesó que cuando no nos podíamos ver, se hacia una enema mientras se masturbaba. Se estaba descontrolando, o más bien, exploraba nuevas sensaciones que le produjeran placer sexual. Las enculadas, eran más frecuentes, gozaba tanto o más que con las cogidas por la concha. Hasta logró ensartarse la verga en el culo, sentándose encima, manejando ella la culeada. Pasaba el tiempo y sus límites sexuales se agrandaban, sin yo sospecharlo y mi sobrina se convirtió en la mejor esclava sexual con la que yo podía soñar.
Tío Carlos y su sobrinaCarlos es un cincuentón con la vida resuelta y de buen aspecto que tiene una sobrina joven y hermosa, pero no solo eso, su sobrina también tiene amiga y una excepcional madre. Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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