La Página de Bedri
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Luisa era una niña encantadora, y empecé a salir con su tía cuando tenía unos tres años. Su tía solía hacer de canguro de su hermana mayor, así que yo la acompañaba cuando hacía de canguro. Sus padres de Luisa no eran especialmente cariñosos y siempre fueron muy estrictos con Luisa. Luisa veía a su tía sentada en mis rodillas, recibiendo abrazos y besos, y muy pronto quiso lo mismo. No era nada impropio, pero saltaba sobre mis rodillas, cada vez que la visitábamos, o si su familia nos visitaba. Nos casamos unos años después y Luisa fue nuestra dama de honor. Y Luisa creció y creció, todavía dominada por sus padres, y cuando llegó a la adolescencia, intensificaron su control, no querían que ningún vecino se acercara a ella. La única vez que no volvió directamente a casa desde el colegio y mintió a sus padres sobre una actividad extraescolar, su madre la persiguió y le abofeteó delante de los chicos y chicas con los que salía. Como conté al inicio, era una chica encantadora, y le encantaba aprender cosas, le encantaba estudiar, sus padres esperaban enviarla a una universidad de mucho prestigio cerca de su casa, pero eso no sucedió. Fue a una universidad que estaba lo suficientemente lejos de sus padres. Yo esperaba una rebelión por su parte, pero eso no ocurrió. Se contentó con hacer sus estudios y completar su carrera. Durante las vacaciones de verano, le conseguí un trabajo de temporada en el lugar donde yo trabajaba, pero eso significaba empezar a las 6, así que decidió quedarse en nuestra casa para que yo pudiera llevarla al trabajo, y ahorró hasta el último céntimo que ganó. Uno de los jóvenes del trabajo le pedía que saliera con él, pero ella se negó, hasta su la segunda semana. Pienso que a Luisa le preocupaba que mi mujer se lo dijera a su hermana, pero no le preocupaba que yo lo hiciera, porque sabía que no me gustaba mucho su madre. Así que Luisa se vistió para salir como lo haría cualquier adolescente, y aparte de que su falda era ridículamente corta, estaba muy guapa. Yo estaba viendo la televisión y ella se acercó a mí y se sentó en mis rodillas, porque todavía lo hacía.― No he estado en el pub antes, tío, no sé qué hacer ―dijo. ― Regla número uno, si vas a beber alcohol, no mezcles ―dije. ― Regla número dos, recuerda que mañana tenemos trabajo a las 6 de la mañana, así que si vas a tomar alcohol, no tomes demasiado. ― Regla número tres, no conoces muy bien a ese chico, así que asegúrate de ir a la barra con él, y pide bebidas que vengan en botella para que nadie pueda dejar caer nada en tu bebida, mantén la bebida en tu mano, y tu pulgar sobre la parte superior, cuando no estés bebiendo, y vacía la botella antes de ir al baño. ―Probablemente no te guste el sabor del alcohol, a nadie le gusta cuando lo prueba por primera vez, pero si quieres beber alcohol, toma una, o dos. Luisa me miró y sonrió― Mmm, se está muy cómodo en tus rodillas, no sé si quiero salir. ― Deberías ir a divertirte le contesté, y entonces sonó el timbre de la puerta. Luisa me dio un beso en la mejilla, se levantó y se despidió. Yo estaba en mi habitación, cuando oí que se abría la puerta trasera. Esperé a oír que se cerrara la puerta, pero no oí nada, curioso miré por la ventana, y vi a Luisa apoyada en la en mi cobertizo y que el chico la estaba besando―Amor joven― pensé, luego me sorprendí cuando Luisa se dio la vuelta y se agachó. El chico pronto empezó a follarla, pero casi igual rápido sacó la polla y disparó eyaculación por toda la puerta― Sucio bastardo ―pensé― apuesto a que no se va a molestar en limpiar eso ―y estaba en lo cierto, sencillamente se fue por donde vino. Bajé las escaleras y me senté en el sofá, Luisa entró y al instante vino a sentarse en mi rodilla. ― Estoy bastante sorprendido por lo que acabo de ver ―le dije― ¿Qué acaba de pasar en el de jardín? Uno de los dones de Luisa era su capacidad para describir algo que había visto, o en este caso hecho. ― Bueno, cuando pasamos por la puerta, me dijo que le diera un beso, así que lo hice, y me sentí bien, luego puso sus manos en la parte trasera de mi jersey, y me hizo cosquillas mientras nos besábamos, y eso se sintió mejor, después de un par de minutos puso una de sus manos en la parte delantera de mi jersey, y me hizo cosquillas en la barriga, mientras movía su mano hacia mi teta. Pensé que me iba a meter la mano por el sujetador, pero cuando llegó a mi sujetador, simplemente lo subió por encima de mi pecho porque no me di cuenta de que me había desabrochado el sujetador cuando me estaba haciendo cosquillas en la espalda. ― Me sorprendí cuando de repente sentí que su mano me apretaba una teta y me retorcía el pezón. ― Al cabo de unos segundos empecé a sentir calor, y tuve una sensación muy agradable en el coño. ― A continuación, pasó su otra mano por debajo de la falda y empezó a frotarme el coño a través de las bragas, lo que me hizo sentir mucho placer. ― Me costaba respirar y me sentía un poco mareada, tal vez por el alcohol que había bebido. ― Lo siguiente que pasó fue que su mano estaba bajo mis bragas y me estaba masturbando, y que me sentía como el cielo. ― Me dijo que me diera la vuelta y me agachara, y lo hice. ― Me bajó las bragas y me metió la polla, al principio me sentí bien, luego me dolió, después empezó a sentirme bien otra vez, y entonces sacó la polla y se fue. Mientras me lo contaba, se retorcía en mis rodillas. ― ¿Por qué te has dado la vuelta y has dejado que te folle? ―Le pregunté. ― Porque él me lo dijo ―respondió Luisa. Al instante pensé que esto se debía al condicionamiento de sus padres hacia ella. ― Entonces, si te dijera que te levantaras y te quitaras las bragas, ¿qué harías? ―Pregunté ― Haría exactamente lo que tú me dijeras que hiciera ―respondió Luisa Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. 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