Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Su noche fuera
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Me senté ante la computadora que se encuentra al lado de una ventana que da a la calle. Era un viernes por la tarde y la luz del sol se hundía bajo los árboles proyectando profundos contrastes en todo el patio. Acababa de pagar facturas on-line cuando me volví para mirar por la ventana y acababas de llegar a la entrada.

Me dirigí a la cocina para saludarte y preguntarte por tu día de trabajo. Estabas muy sexy, vistiendo un suéter gris oscuro apretado que provocaba que tus tetas se tensasen contra la tela, y una apretada falda negra hasta la rodilla, que tenía una hendidura en la parte posterior que resaltaba tú ya perfecto culo. Tu cabello estaba recogido en una cola de caballo, y se veías tan perfecto y hermoso como cuando te fuiste esta mañana. Nos besamos y nos abrazamos, teniendo una pequeña charla sobre los eventos del día.

De repente, tu voz se puso grave y coqueta, acompañada de una expresión siniestra en tu rostro― Dime que saldrás esta noche con otro hombre ―Pregunto― ¿Cómo lo conociste?

Me dices que es de tu trabajo, y que habéis estado coqueteando desde que comenzaste a trabajar allí hace un par de meses, pero que solo recientemente esperabas poder seducirlo, y esta noche ser esa noche.

Él te llevará a cenar a un restaurante exclusivo y necesitabas vestirte a la perfección para lucir espléndida. Me pediste que te ayudara a prepararte para que estar lista para él, para que un hombre de verdad pueda tenerte. Te recogería a las siete, así que nos tenemos cerca de dos horas para prepararte.

Me tomas de la camisa y me arrastras por las escaleras y me llevas a nuestra habitación. Me llevas a tu lado de la cama y me quitas la ropa violentamente hasta que estaba desnudo frente a ti. En tu tocador tienes varias piezas de lencería y atuendos y procedes a vestirme con un traje de mucama cachonda. Me pones medias negras, liguero y tacones. Luego vino un sujetador rosado y blanco ajustado y luego una parte superior equipada con un delantal y una gargantilla. También me diste una correa y unos implantes para que rellenes el sujetador. Como toque final, empujas un tapón de 9 centímetros en mi trasero con un agujero de unos 3 centímetros en el centro.

―Bien, ahora podemos comenzar. Primero ¿puedes ir y llenar el baño? ―dijiste y me escupiste en la cara. Caminé torpemente debido a los tacones hacia el baño y comencé a llenarlo con agua tibia para ti. Mezclé sales en el agua para que burbujeara y oliera a vainilla.

Entras al baño con una bata alrededor de tu cuerpo. Llegas al borde de la bañera y dejas que tu bata caiga al suelo― Recogerla ―ordenas. La recojo rápidamente y la cuelgo en la percha detrás de la puerta del baño. Mueves tu mano por el agua probando la temperatura. Sumerges tus pies y lentamente se asientas hasta que quedas acostada en el agua jabonosa.

― Ven a la posición de perrito con tu trasero más cercano a mí.

Gateo hacia la bañera sobre mis manos y rodillas hasta que quedo con mis nalgas ante tu cara. Me das una palmada en el culo y juegas con el tapón todavía alojado en mi culo. Me ordenas que te lave, así que empiezo con tu cabello, enjabonando con champú y masajeando tu cuero cabelludo. Lavé tu cabello y comencé a pasar la esponja con jabón por todo tu cuerpo, frotándola lentamente por toda tu piel.

Después de lavarte todo el cuerpo y dejarte remojar un poco, te ayudé a levantarte y envolví tu cuerpo en la suave tela de una toalla, con la que te sequé. También envolví tu cabello con otra toalla. Saliste de la bañera goteando en el suelo y desenvolviste la toalla de alrededor de tu cuerpo para secar las curvas perfectas de tu cuerpo.

Después de entregarme la toalla entras al dormitorio principal y vas a tu tocador. Escoges una tanga negra y un sujetador negro y los colocas sobre la cama y me dices que los tome y te los ponga. Después de ponerse las dos prendas, coges tu frasco de perfume de la parte superior de tu cómoda y rocías un poco sobre tu pecho.

Me quedo en posición de perrito al lado de tu tocador cuando abres tu armario y sacas un vestido. Cuando vuelves, el vestido que llevas es increíble. Es un vestido negro, ajustado con tiras delgadas y negras sobre los hombros, de tela suave que te llega hasta la mitad de los muslos.

Ahora es el momento de tu maquillaje. Te sigo mientras te paras frente al espejo y comienzas a aplicar retoques a tu cara ya hermosa. Después de unos momentos, te detienes para mirarme y de repente subir tu vestido, apartarte el tanga, y separando tus piernas, me dices que vaya a lamer tu trasero.

Me arrastro hacia ti y levanto la cabeza para enterrarla en tu perfecto culo. Uso mi lengua para lamer tu culo mientras te arreglas el maquillaje. La saliva gotea desde mi boca al piso mientras sondeo con mi lengua tan lejos como puedo en tu hermoso esfínter. Ninguna parte de tu culo quedó sir ser lamida, chupada, probada y besada mientras profundizaba entre tus perfectas nalgas. Me agarré a la parte frontal de tus muslos, atrayéndome hacia tu hermoso culo.

Mientras estaba lamiendo, me echaste hacia atrás, me sostuviste la cabeza y me tiraste un pedo a la cara. Fue una de las cosas más degradantes y humillantes de todos los tiempos, y me encantó. Forcé mi lengua hasta el agujero de tu culo, lamiendo y saboreando tus deliciosos jugos que fluían directamente a mi boca.

― ¿Te gusta eso? ―Dijiste con voz muy traviesa. Respondí metiendo mi lengua profundamente en tu culo.

― ¡Bien porque tengo más para ti! ―Y dejas ir más gas desagradable, llenando mi boca y mi nariz, haciéndome gemir en agradecimiento. Me encantaba que me tires pedos en la cara.

Después de que terminaste con tu maquillaje, te inclinaste sobre la mesa y metiste tu culo en mi cara, sofocándome todo. No podía ver, no podía respirar, pero no dejé de chuparte el culo, demostrándote que soy un esclavo obediente, y demostrando que soy adicto a tu trasero. En ese momento sonó el timbre.

― Ve a abrir la puerta ― exigiste.

Bajé y abrí la puerta para tu cita e inmediatamente caí de rodillas y abrí la boca. Tu cita cruzó la puerta y sacó su gruesa y colgante polla. Sin decir una palabra, lo colocó en mi boca, agarrando la parte de atrás de mi cabeza y procedió a follarme la boca. No hay nada más caliente que una polla colgando de la abertura de unos pantalones.

Después de un par de minutos, bajaste las escaleras para saludar a tu cita con un beso en la boca, agarrándolo de su corbata mientras forzabas su lengua en su boca. Te miró y sonrió― No puedo esperar para tener algo de eso más tarde.

Me quitaste su pene, mientras yo gemía en desaprobación. Inclinaste la cabeza y me escupiste en la cara, diciendo adiós. Tu cita metió de nuevo su polla en sus pantalones y la apretó con cremallera para usarla más adelante.

Esclavo

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.