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La Página de Bedri
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Travesura
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Hace varios veranos, antes de conocer a Carlos a través de Elvira y Elisa. Viajé a Mardel con Vicki y nuestros amigos Roberto y Claudio que son pareja gay. Esas vacaciones alquilamos un pequeño departamento a dos cuadras de la playa. Nuestra finalidad era divertirnos, disfrutar de todo el sexo que se diera con nuevos amigos o amigas.

Nuestra corta estadía estaba finalizando y el domingo a la tarde había mucha gente en la playa. Vicki y yo estábamos desde la mañana con Roberto a nuestro lado. Su novio Claudio se había ausentado para disfrutar la compañía y la piel de un chico rubio blanquito levemente rellenito. Había conocido a Tony dos días antes, en esta misma playa.

Vicki y yo nos entreteníamos mirando los vendedores ambulantes. Algunos estaban realmente muy buenos. Acostada sobre una lona en la arena, los miraba desde abajo con detenimiento mientras Vicki hacia preguntas sobre el producto que vendían.

Ambas coincidimos en que el más bonito era un vendedor de vestidos playeros. Un chico alto, delgado de piel muy oscura, ojos pardos, cabello renegrido y un bulto notable en su pantalón bermuda.

Lo llamamos para ver las prendas que tenía a la venta. Se entretuvo con nosotras mostrando los livianos vestidos playeros y sus ojos recorrían nuestros cuerpos calculando como se verían los vestidos puestos sobre ellos.

Dijo llamarse Mauricio, hablaba español con dificultad y posiblemente fuese de un país africano.

Miramos todas las prendas que llevaba. Hicimos movimientos sensuales con nuestros cuerpos. Sonreímos y hasta le pregunté si tenía otros vestidos con colores diferentes a esos. Mauricio movió la cabeza y afirmó que tenía otros. Le pedí si podía llevarlos a la noche a nuestro departamento y que lo invitaríamos a tomar una cerveza. Acordamos encontrarnos a las nueve de la noche, luego que finalizara su jornada laboral.

Mauricio se alejó sonriendo y cada vez que volvía a pasar por nuestra zona, saludaba y le respondíamos con sonrisas.

Al caer la tarde volvimos al departamento con Roberto y antes de ducharnos le dijimos que tendríamos una visita. Él lamentó no tener ningún plan y pidió si podía instalar una cámara para ver, desde el dormitorio, como disfrutábamos al nuevo amigo.

De repente, Vicki dijo― Tengo una idea mejor a la cámara, voy a lograr que partícipes con nosotras.

Roberto estaba bajoneado y se limitó a decir que disfrutáramos mucho.

Después de ducharnos y perfumar cabellos, brazos y piernas, nos pusimos nuestras braguitas negras y vestidos soleros transparentes, sin corpiños. Luego, abrí tres latas de cerveza y ofrecí una a Vicky y otra a Roberto que estaba desnudo en el dormitorio, aplicando crema humectante en su piel rojiza por el sol.

Mauricio llegó a la hora cargando con un enorme bolso cargado de ropa. Vicki lo recibió con un beso y le pidió perdón por estar sin corpiño, se justificó diciéndole que tenía la piel sensibilizada por estar muchas horas en la playa. Yo lo saludé y lo invité a sentarse en el único sillón de la sala de estar.

Dejó el bolso sobre la alfombra y aceptó la cerveza que le ofrecí. Luego de dar unos sorbos, comenzó a sacar los vestidos de su bolso. Me alcanzó uno y otro a Vicky. Levanté los brazos sobre la cabeza y le pedí ayuda para quitarme lo puesto. Inmediatamente se puso de pie y desde atrás levantó hacia arriba mi vestido. Mientras Vicki se quitaba ella misma la ropa. Me volví hacia él, dándole las gracias y brindándole la visión de mis tetas a treinta centímetros de su cara.

― Mauricio ¿cómo me ves con este vestido? ―preguntó Vicki.

― Hermosas, las dos, todo les va bonito ―Dijo y agregó sonriendo― Y sin vestidos son más hermosas.

Ayudó a Vicky a quitarse el vestido. Luego me ayudo también a quitarme el mío.

Después, un segundo vestido, un tercero alternando tragos de cerveza. Fingí haber perdido un arito de mi oreja y me puse a buscarlo, de rodillas en el suelo y gateando sobre la alfombra, vestida únicamente con mi braguita negra con su tirita medida entre mis nalgas gordas.

También Mauricio se esforzó por encontrar el arito. Se arrodilló junto a mí y podía ver mis tetas balanceándose cuando me movía.

― Quizás se fue debajo del sillón ―Dije y pegué la cara al piso para buscar, levantando el culo para hacerlo.

Mauricio estaba a mi lado sin decir nada y cuando nos pusimos de pie, se quedó a mis espaldas.

― Lo buscaré mañana ―dije a mi amiga. Luego di un paso hacia atrás y choqué contra Mauricio con mi culo desnudo

Sin duda ninguna, Mauri tenía una buena erección y percibí claramente, la dureza de su pene en mi cola.

― ¡Perdón! ―exclamé y llevé la mano hacia atrás apoyándola en su miembro crecido.

Giré el cuerpo para mirarlo de frente apoyando mis tetas en su pecho. Pareció dudar o estar sorprendido, pero llevo sus manos a mi cintura y me atrajo junto a él.

En ese momento llegó Vicki cargando con una bandeja con tres latas de cerveza. Llevaba puesto un vestido playero, pero se había quitado la braguita. Preguntó con ingenuidad o desparpajo― ¿Cómo me va este? ―

Vicki, con un brazo rodeó la cintura de Mauri que tomó una lata y mantuvo su otro brazo apoyado en mi cadera. Con mi mano libre busqué la hebilla de su cinturón y bajé la mano sobre el bulto de su pantalón.

― ¿Todo esto es verdad todo esto o sólo un sueño? ―dijo Mauricio.

Vicki y yo nos reímos, apoyamos las latas en una mesita, acariciamos su pecho y lo ayudamos a quitarse la remera celeste. Nos juntó en un abrazo sobre su pecho desnudo. Yo la más bizarra desprendí su cinturón liberando la tremenda verga oscura, con cabeza color borra de vino y sin prepucio.

― Queremos jugar con vos ― le dije― Queremos que te acuestes en la alfombra, te vendamos los ojos y te atamos las manos por detrás de tu cabeza―agregué al tiempo que Vicki dejaba caer su vestido al piso.

―Nosotras te damos probar cosas si aciertas quien te dio, tenés premios. Yo Belu, ella Vicki ¿Estás de acuerdo? ―Expliqué.

― ¡Siii! ―Exclamó Mauri, acostándose boca arriba y llevando las manos hacia su nuca.

Vicki se las unió con un cintillo y le cubrió los ojos con su antifaz para dormir. Él se reía nerviosamente mientras su verga erguida dejaba escapar gotitas viscosas.

Inclinándome sobre él apoye un pezón en sus labios y preguntamos a dúo ― ¿De quién es?

Lo acaricio con la lengua y respondió― Belu.

Bajé un poco mi cuerpo y se lo di a chupar. Lo hizo con tantas ganas que inmediatamente me mojé mucho. Luego me separé de él.

Su verga estaba levantada y tenía movimientos propios sin que nadie la tocara.

Vicki, agachándose sobre él, hizo rozar su entrepierna con la punta de su pene y preguntamos a dúo― ¿De quién es?

Mauricio suspiró profundo y respondió― Belu.

Le acariciamos el pecho y coloqué mis rodillas a los costados, para acercar mi vagina mojada a sus labios, y preguntamos― ¿De quién es?

― Belu ―Respondió, y apoyé totalmente mi entrepierna en su cara.

Vicki había salido sigilosamente y vuelto con Roberto, desnudo y gateando. Ella tomó suavemente el pene de Mauricio y se lo ofreció en la boca a Roberto. Que comenzó a devorarlo con ansias. Continuó succionando hasta que la cabezota fue monstruosa y estalló en su boca mientras me penetraba con la lengua y mordía los labios de mi vagina.

Nuestro amigo se fue rápidamente al dormitorio con la boca llena de semen.

Vicki se recostó sobre su vientre y le acaricio las bolas. Ella también estaba tan mojada como yo y se tocaba los pezones. Sequé un poco la cara de Mauri, empapada por mis fluidos, me di la vuelta mirando sus pies y comencé a pasar mi húmeda vagina sobre su verga dormida. Vicki le puso un pezón al alcance de los labios, pero ya no preguntamos de quien era.

Esperé el tiempo que tardó en recuperar la erección para que se encajará en mí. Advertí el endurecimiento segundo tras segundo al estirarse la piel de los labios vaginales y empujando hasta el fondo de mi canal vaginal Me follaba con el movimiento de su pelvis, levantándome con cada envite.

No vi a mi amiga cuando le desató sus manos y quitó el antifaz…

Mauricio me aprisionó las nalgas, calzó sus pulgares en mi ano y arrodillándose detrás de mí bombeó frenéticamente hasta hacerme gritar y venirme a chorros cuando me llenó con su carga de semen caliente.

Permanecí tirada en la alfombra con las piernas un poco abiertas hasta recuperar fuerzas e irme con una toalla entre las piernas, hasta la cocina por más cervezas.

Cuando regresé, Vicki le acariciaba el pecho mientras la verga de Mauri permanecía flácida.

Luego de tomar mi cerveza dije que iba al baño, a ducharme. Ellos continuaron hablando en voz baja mientras ella acariciaba el pecho de Mauricio y él se deleitaba con las tetas de mi amiga.

Cuando terminé de secarme el cabello, oí nuevamente el musical sonido del sexo proveniente de la sala de estar. Y la voz de Vicki,

Fui hacia ellos, pero me detuve al verla arrodillada sobre el sillón y a Mauri martillando su conchita desde atrás. Su oscuro pene se hundía en ella, arrancándole quejidos y gritos cuando la llevaba al orgasmo.  Golpeaba violentamente el culo de ella en su pelvis sudada provocaba intensos sonidos, como “plop” cuando la llenaba con su semen. Creo que el miembro de Mauri llega a los veinte centímetros y el diámetro de la cabeza los seis.

Exhausta, luego de unos minutos, Vicki corrió hasta el baño conteniendo con una mano los fluidos que le bajaban. Volvió desnuda del baño cuando Mauri ya se vestía.

Terminamos comprándole tres vestidos playeros. Uno por cada polvo. Mauri pensó que dos eran para Vicki y uno para mí. Nunca imaginó que no fue ella quien recibió su primer semen en la boca.

Belu

Otro relato ...




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