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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Trío con los ojos vendados
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Mi novia y yo habíamos hablado durante bastante tiempo lo que ambos teníamos en mente y ya nos habíamos decidido. Cuando llegué a su casa me hizo pasar y después del saludo que nos merecíamos me pidió que esperara. Cuando regresó traía una venda y una cuerda. Me puso la venda y me ató los brazos por encima de la cabeza y me hizo separar los tobillos.

Estaba muy emocionado y excitado; ella se dio cuenta de ello y empezó a chupar mi polla como si fuera la última vez. Entonces sonó el timbre de la puerta y me asusté.

―Mierda, desátame ―le pedí sin que ella lo hiciera.

―Relájate que ya me encargo yo de todo ―dijo ella mientras se alejaba por el pasillo.

La oí cerrar la puerta y cuando regresó lo hizo acompañada por alguien

―Un testigo de Jehová ―anunció pero no dijo nada de la persona que le acompañaba. La venda sobre los ojos me impedía ver nada. Mi novia me pidió que girara la cabeza hacia un lado y abriera la boca. Obedecí creyendo que era porque ella me iba a poner el clítoris o uno de sus pechos en mi boca. Pero no fue así, era una polla lo que entraba en mi boca, y era muy grande. La persona que la había seguido era un hombre y no había perdido tiempo en metérmela en la boca que confiadamente abrí. Aunque realmente no habría podido impedírselo porque no podía moverme cuando empezó a follarme. La polla en mi boca era grande y estaba tan dura que apenas llegaba a mi garganta. Mi novia se calentó tanto al verme chupar aquella enorme polla que se agachó al suelo para chuparme la mía. La chupó tan bien que acabé de correrme muy pronto en su boca. Eso le gustó y ordenó al desconocido que acabara en mi boca.

―Quiero ver a mi novio tragarse una buena corrida caliente y pegajosa.

Eso lo puso más cachondo y aceleró golpeándome con su polla en mi garganta hasta que con un gruñido se corrió lanzando chorros de esperma caliente que salpicaron el interior de mi boca. Fui tragando como pude pero alguno de los chorretones se escapó pero aun así me quedé chupándole la polla para que no quedara ninguna gota mientras el desconocido temblaba delante de mí.

Mi novia se acercó y me quitó la venda de los ojos y lo primero que vi fue una enorme polla que se desinflaba pero aun así el tamaño era espectacular. Podría medir casi los de treinta centímetros de largo y puede que los siete de centímetros de ancho. ¡Un pollón descomunal!

Miré a mi novia y le pregunté si tenía algún plan para ella con aquella polla inmensa.

―Por supuesto que si, querido.

Y mientras todavía estaba atado me ordenó que me pusiera de rodillas, así que obedecí y ella se puso unos guantes de látex con un poco de lubricante y comenzó a doblar y estirar mi culo todavía apretado, primero con uno, luego con dos y hasta cuatro dedos. Cuando nuestro invitado estaba nuevamente preparado, mi novia retiró su mano de mi ano y le cogió la polla, le puso abundante lubricante acariciándola con las manos. El desconocido le pide un preservativo pero ella se niega.

―Quiero ver cómo te corres muy profundo dentro del culo de mi novio y luego quiero ver cómo le gotea tu esperma saliendo por su agujero del culo.

Así que ella va acariciando y dirigiendo muy lentamente su polla hacía mi culo, separa mis nalgas con las manos, la alinea con mi agujero, le hace apoyarla y se queda mirando atentamente mientras su polla desaparece lentamente más y más en mi colon. Estoy en éxtasis y no me importa lo que el otro hombre me esté haciendo siempre y cuando me lo esté haciendo pasar bien.

―Es bueno ―dijo el extraño.

 ―Dale más rápido y más fuerte ―ella le ordena que acelere y me folle más fuerte y la obedece.

―Ahora vete más despacio ―y se coloca debajo de mí y me comienza a chupar la polla tragándola hasta el fondo de su garganta con tanta ansia como su fuera a ser la última vez.

En mi culo la polla de nuestro invitado fue perdiendo fuerza y comenzó a ablandarse y su semen a salir por mi culo. Finalmente se retira y se vas al baño a lavarse. Regresa y tras vestirse se van con un escueto ―hasta pronto.

―¿Quién era ese tipo con una polla tan grande? ―le pregunté a mi novia.

― No sé, sólo un tipo que encontré en la calle y quedé impresionada por el enorme bulto bajo sus pantalones.

―¿Solo eso?

―Bueno, le pregunté si quería venir a follar a un hombre, le di la dirección y ya ves…

Anónimo.

Otro relato ...




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