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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Turno con mi esposa
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Mi esposa, Andrea me preguntó qué quería hacer el sábado. Le dije que  salir a comer a algún sitio bonito. Ella dijo que sí y añadió― ¿Quieres que me ponga algo especial?

― Sí, que por favor, ponte algo corto y lleva pantimedias ―Le dije.

― Todavía hace demasiado calor para usar pantimedias ―respondió.

― ¿Y qué tal unas medias? ―Le dije.

― ¿Qué tal medias hasta el muslo sin ligueros?

― ¿Medias trasparentes? ―pedí.

― De acuerdo ―aceptó ella.

Me duché y me vestí antes de que Andrea terminara de arreglarse. Sabía que se estaba afeitando el pubis para dejarlo bien suave. Yo estaba esperando en el estudio cuando ella llegó caminando por el pasillo, llevando solo medias de encaje doradas y un cordón transparente.

― ¿Y eso es todo? ―Le pregunté.

― Mi sostén transparente está en el lavadero ―Dijo.

― ¿Y tienes que usar sostén? ―Le pregunté, ya que sus pequeñas tetas son muy bonitas y muy firmes.

― Es para levantarlas, es que el vestido que voy a llevar luce más lindo con un buen escote

Se puso el sostén en el lavadero y lo colocó para mí. Tengo que admitir que sus pequeñas tetas se veían deliciosas tan juntas. Se fue y se puso el vestido y los zapatos de tacones. Estaba maravillosa, mide 1,65 y pesa 50 kilos y sus piernas son alguno de sus puntos más importantes.

Después de la comida, me preguntó― ¿Y ahora qué quieres hacer?

― Podíamos ir al centro comercial y le muestras tu coño al vendedor de zapatos.

― Tú sabes que me encanta hacer ―eso dijo.

Nos divertimos mucho viendo a los jóvenes tratando de disimular dentro de sus pantalones las enormes erecciones que mi esposa les provocaba. Incluso, Andrea encontró un par de zapatos que le encantaban, así que tuve que comprarlos.

En el camino de regreso a casa dijo― Todas esas miradas me han hecho  mojar el coño y estoy cachonda.

― Te follaré cuando lleguemos a casa ―Le dije.

― Bueno, yo estaba pensando que sería divertido invitar a Tim ―dijo ella.

― Tim te ha jodido la última vez, le pediré a Carlos que venga ―dije.

― Preguntémosle a los dos ―propuso mi esposa.

― ¿Dije a los dos a la vez? ―pregunté.

― Si, los dos, creo que podría hacer un doble ―dijo ella.

Sonó excitante cuando dije "anal" y ella dijo que sí.

Llamó a ambos desde coche y les explicó que quería hacer una doble penetración. Después de colgar, abrió las piernas y dijo― Tócame y verás lo mojado que está mi coño― Froté el fino material de nylon que se pegó entre los labios de su coño suavemente afeitados.

Una vez en la casa se quitó el vestido y el sostén― Voy a recibir a nuestros amigos a los chicos así.

― ¿Y por qué no te quitas también las bragas? ―añadí.

Por toda respuesta, se las quitó y me las metió en la boca. No pasó mucho tiempo hasta que oímos a los dos amigos llamar a la puerta. Fui a la cocina a tomar una cerveza y les di unos minutos. Los oí hablar y entonces Andrea gritó― ¡Cariño! estos dos amigos me van a llevar a la cama ¡Vamos!

Cuando entré en la habitación Andrea estaba en la cama acostada de espaldas. Tim le daba de comer su polla mientras Tim estaba ocupado lamiendo su raja. Se inclinó hacia atrás y dijo― Ya estoy  lo suficientemente mojada para follar ―Dejó de chupar  la polla de Tim y le dijo― ¡Házmelo  bien! ―Carlos se recostó de espaldas y Andrea se arrastró y se sentó sobre su polla erecta. Luego, se inclinó hacia adelante y le dijo a Tim que le metiera la polla en el culo. Agarré el lubricante de mi mesita de noche y se lo acerqué.

Le tomó un poco de tiempo meterle su gorda verga en su pequeño agujero trasero pero tan pronto como estuvo hasta las bolas Andrea le dijo― Quédate un momento quieto y deja ver a mi marido las dos vergas dentro de mí.

Me acerqué hasta los pies de la cama y me incliné. Mi mujercita tenía casi 45 centímetros dentro de ella. Estaba ardiendo y los se la follaron hasta altas horas de la madrugada. Fui a la habitación de invitados a dormir mientras se turnaban para follarla.

Me desperté el domingo por la mañana cuando oí cerrarse la puerta principal. Me levanté y fui a nuestra habitación donde encontré a Andrea despierta.

― ¡Hey! me imaginé que todavía estarías dormida ―dije.

― He estado despierta toda la noche ―dijo.

― ¿Has estado follado toda la noche? ―pregunté.

― Sí, ¿quieres un poco? ―dijo.

― Estará bien ―dije.

― Estoy entumecido, pero adelante ―dijo mientras separaba los muslos.

Le metí mi polla con facilidad y al poco rato le dije― Necesito tu culo.

Se dio la vuelta y dijo― Te entiendo, mi coño no está muy apretado.

Me encanta follarle el culo y no tardé mucho en meterle todo mi semen.

Dormimos hasta las cuatro de la tarde y luego nos duchamos. Le agradecí el buen rato y ella dijo― El  placer es todo mío.

Gogo

Otro relato ...




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