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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Una historia
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Me pone muy caliente pensar en contar esta historia aquí. Me pregunto si todos los que lo hacen se sienten así. En cierto modo es una especie de confesión. Es casi como revivirlo todo de nuevo. No es que no haya revivido esa noche una y otra vez en mi mente. Sólo he conocido a un hombre negro hasta ahora y supongo que por eso escribo esto.

Fue una fiesta de Navidad hace dos años cuando fui a una noche fiesta con algunas amigas. Toda la noche bailando y bebiendo y coqueteando. Todas estamos casadas y esa era una noche de chicas serias. La mayoría de las chicas estaban entusiasmadas con tener una buena diversión Yo nunca le había sido infiel a mi marido, aunque había considerado la idea, especialmente porque sabía que se lo estaba montando con una fulana en su oficina.

Estaba en la barra del bar pidiendo otra copa cuando una voz con acento americano me preguntó si quería bailar si me invitaba a una copa. Mis rodillas se debilitaron cuando me volví para ver al hombre negro más guapo que jamás había visto. Me sonrojé y él se rió. Sin decir una palabra más, m, un bailarín muy sexy. Cuando la música se ralentizó me tomó entre sus brazos y me apretó. Cada terminal nerviosa de mi cuerpo se esforzaba por sentir cada parte de su cuerpo. Me encontré presionándome contra él de la forma más provocativa. Pasó su mano por mi pelo y empecé a imaginar que podía notar su erección mientras apretaba mis caderas contra las suyas. Siempre recordaré haber escuchado su suave gemido en mi oído.

Me preguntó si me apetecía salir a fumar y le dije que no fumaba, lo que le hizo reír. Dijo que él tampoco, pero me tomó de la mano y se dirigió al estacionamiento. Miré hacia mis amigas y todas se estaban besando con alguien, así que nadie lo notó.

No fuimos a su auto, estacionado en un lugar un poco alejado y hablamos. Me dijo que estaba lejos de casa por un trabajo y quería saber cosas sobre mí, de mi marido y demás. Me puso, sólo un pequeño roce de los labios. Estaba ardiendo pero intenté aparentar estar tranquila. Me preguntó si me importaba que me besara y le dije que prefería que no se detuviera. Preguntó que qué pasaba con mi marido y sin pensarlo, le dije que se acostara con mi marido. Se rió y dijo que prefería no hacerlo, que prefería tenerme a mí. En ese momento me acerqué a sus brazos y volví a sentir sus labios. Sus besos fueron increíbles. Estando un poco borracha y un poco mareada, sentí un hormigueo por todas partes y sus manos me exploraron. Me levanté la camiseta y me recosté para que me quitara el sujetador y me acariciara los pechos.

No sé cómo lo hizo, pero de repente me di cuenta de que la polla erecta se le salía de los pantalones. Era grande y negra y literalmente brillaba con las lejanas luces. Lo tomé en mis manos y sentí el suave y duro pulso mientras lo hacía palpitar. Se sentó en el asiento y suavemente me tiró tomando mi cara en sus manos y empujó su polla hacia arriba. Nunca había querido tener una polla en mi boca pero la cubrí con lametazos y chupadas y metí todo lo que pude en la boca. Chupé y él lentamente empujaba arriba y abajo. Estaba totalmente asombrada y sorprendida por lo mucho que quería aquello. Mis labios y dedos exploraron su polla y sus pelotas. Su polla estaba dura y latía y me preguntaba cuánto tiempo podría resistirse a correrse. Me levantó la cabeza y me besó de nuevo y luego me preguntó si podíamos ir al asiento trasero. Nos cambiamos de asiento y lo encontré levantando mi faldita hacia arriba y tirando de mis bragas hacia abajo. Llevaba botas altas, así que tuvo que quitármelas antes de que pudiera sacarme las bragas. Y de repente su polla ya estaba dentro de mí. Nunca antes había sentido algo así. Tan fuerte y grande y la quería toda. Casi me sorprende que fuera tan grande pero me encantaba. Podía sentirlo literalmente bajo mis costillas. No sé por cuánto tiempo me la metió pero me fui a la tierra de la felicidad. Tuve orgasmo tras orgasmo, uno detrás de otro, cesaba uno y comenzaba el siguiente. Me sentí tan conectada a él que quise apretar mi coño alrededor de su gran polla y me dejé caer sobre él metiéndosela toda dentro de mí. Parecía que iba a gritar de placer cuando de repente nos iluminó una luz brillante. Un auto se había detenido y estaba dirigiendo directamente la luz hacia nosotros. Debieron haber tenido un gran espectáculo. Y mientras nos apresurábamos para volver a vestirnos el auto se alejó y estacionó más allá.

La pareja entró en el pub mirándonos por encima del hombro y riéndose. Nosotros también nos reímos y nos acurrucamos juntos en el asiento. Le dije cómo me había sentido y que me había dado los más exquisitos orgasmos. Me besó y me lamió los pechos. Luego me susurró pidiéndome que le devolvería el favor. Estaba tan ansiosa por complacerlo que lo empujé hacia atrás y me metí su polla en la boca. Literalmente me estaba corriendo mientras se la chupaba. Estaba tan concentrada en eso que no me di cuenta de que estaba a punto de correrse hasta que explotó en mi boca.

Me tomó por sorpresa mientras llenaba mi boca con su esperma. No quería parar y quería que se corriera otra vez. Pero por el momento estaba agotado y nos acurrucamos y charlamos un rato antes de intentar ponernos presentables para regresar al bar. Debí parecer bastante recién follada a mis amigas que me interrogaron para obtener algún detalle. No iba a confesar nada que pudiera llevar a un rumor. Más importante aún, no quería que quisieran un poco de aquel hombre. Lo quería solo para mí.

Hasta el día de hoy, que escribo esta historia, recuerdo cada momento de esa noche. Y revivirlo me hace estar bastante mojada. Lo que requiere un pequeño juego con mi conejo a pilas ahora mismo, en cuanto acabe de escribir.

Una mujer va de fiesta con sus amigas y conoce a un hombre.

Montana

Otro relato ...




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