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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Una noche
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Mi polla se había puesto dura tanto por su contacto como por el pensamiento de sus pechos oscilantes. Estaba completamente erecta y se movía mientras ella la miraba, y el darse cuenta de que estaba mirando mi polla la puso aún más cachonda.

En el momento en que mi punta hinchada empezaba a gotear fluido pre seminal, ella levantó la vista y clavó sus ojos en los míos. Cuando abrí la boca para hablar, ella se llevó un dedo a los labios para indicarme que me callara. Luego se inclinó sobre mí y me puso el dedo en los labios de la misma manera.

― Shhh. No hables, cállate ―susurró suavemente.

Después se levantó y se puso a horcajadas sobre mí levantando su camisón para mostrarme el coño. Con una mano me agarró la polla mientras se alineaba con mi miembro y bajaba lentamente sobre la cabeza hinchada de mi polla. Movió lentamente sus caderas mientras introducía mi pene en su húmeda vagina. Deslizándose hasta que la punta estuvo justo dentro de su abertura, se dejó caer de repente y metiéndose toda la longitud de mi polla.

Se quedó sin moverse un momento, sentada con los ojos cerrados. Con una leve sonrisa en la cara, abrió los ojos y empezó a moverse hacia arriba y hacia abajo sobre mi polla, moviendo las caderas. Cuando empecé a mover mis caderas dentro de ella, se inclinó hacia delante y me puso la mano en el pecho― Baja la velocidad y ten paciencia ―susurró.

Se inclinó hacia atrás, me cogió las manos y las puso sobre sus pechos. Me sorprendió lo grandes que eran, y su peso, mientras los amasaba y masajeaba. Me llenaban las manos y sus pezones se clavaban en mis palmas. Aceleró su ritmo, cada vez más rápido, y empezó a temblar. De repente, se sentó con fuerza, metiéndosela hasta el fondo, y alcanzó el clímax.

A la luz del televisor, rodeé la base de mi pene con los dedos índice y pulgar de mi mano izquierda. La presión de mi clímax aumentaba mientras yo apretaba con fuerza para frenarlo, y mi mano derecha bombeaba mi polla más rápido mientras el recuerdo continuaba.

Su orgasmo fue enorme. Se estremeció y gimió mientras su coño se agarraba a mi polla con fuerza, sus jugos fluían por mi polla y sobre mis testículos. Fue muy jodidamente bueno mientras mi polla parecía que estaba creciendo dentro de ella. Me miró con una sonrisa celestial en la cara y se levantó ligeramente. Levantando su bata me dio una visión completa de su hermoso y húmedo coño con mi brillante polla dentro de ella.

― ¡Adelante, todo lo rápido y fuerte que quieras! ―me instó en voz baja.

Moví mis caderas y bombeé mi polla dentro de ella tan rápido como pude. La agarré por la cintura y me la follé furiosamente con los ojos concentrados en su hermoso coño. Mi orgasmo fue repentino y alucinante mientras se la metía a ella todo lo que podía. El semen estalló en su coño, un chorro tras otro. Se derramó por mi polla, goteando sobre mis testículos y alrededor de la base, cubriéndome con mi propio semen. Me desplomé sin aliento sobre la almohada y disfruté de la increíble sensación de mi orgasmo.

El sillón se balanceó ligeramente mientras empujaba mis caderas hacia adelante, mi mano derecha frotando mi pene mientras entraba en erupción. El primer chorro de semen me salpicó el pecho y el estómago, llegando al cuello. El segundo alcanzó mi pezón izquierdo, seguido de una serie de chorros más pequeños que cubrieron mi estómago y llenaron mi ombligo.

Se apoyó un momento sobre mi pecho, luego me miró con ternura y me pasó la mano por la cara desde la oreja hasta la barbilla. Se sentó y me miró a los ojos― Esto ha sido algo único. No vuelvas a hablar de ello ni a preguntar por ello ―dijo en voz baja.

Se levantó de la cama, se pasó las manos por el pelo y se dirigió a la puerta. Apagó la luz y con un tono cariñoso dijo― Te quiero, que duermas bien ―La puerta se cerró tras ella, dejándome solo en la oscuridad, y cubierto de semen.

Solo en la oscuridad, cubierto de semen, finalmente solté mi polla y dejé se relajara lentamente. El cosquilleo de mi orgasmo se extendió desde mis testículos y se apoderó lentamente todo mi ser. Soñando, pasé los dedos por el enorme charco de semen que se extendía por mi torso, reviviendo las mismas sensaciones que tuve esa noche después de que ella saliera de mi habitación.

Alucinante. Irreal, como si estuviera flotando. Amado. Por amor y por respeto, nunca lo mencioné ni hablé de ello, aunque muchas veces quise hacerlo. Reproduzco este recuerdo en mi mente, como si viera una película, y siempre me afecta de la misma manera. Me pregunto si ella alguna vez se habrá masturbado pensando en ello. Noto que mi polla se endurecerse cuando la imagen de ella masturbándose se forma en mi mente.

MJ

Otro relato ...




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