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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Una vecina paseando a su perro
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Llevamos viviendo en esta casa durante los últimos ocho años. Mi esposa y yo tenemos una buena vida sexual pero a veces falta algo de picante. Nuestra hija tiene una amiga a unas pocas casas de la nuestra con la que pasa mucho tiempo. La madre de esta niña, Laura, es muy agradable, no muy alta, con pelo corto marrón y un buen cuerpo. Lo curioso es que cada vez que paseaba a su perro solo saludaba cuando veía mi coche en la entrada.

El domingo pasado por la mañana mi esposa e hija habían salido a pasar el día con los abuelos y, así que estaba trabajando en el jardín solo. Hacía mucho calor y después de terminar me iba a tirar a la piscina. Cuando de repente Laura, que estaba paseando a su perro y viene y me saluda diciéndome—Hola vecino —Llevaba una falda corta y una camiseta sin mangas muy ajustada.

Comenzamos a charlar y ella me descubre mirándole el cuerpo, entonces me pregunta dónde está mi esposa, le digo que estaré sólo durante otras cinco horas, más o menos. Ella sonríe y me dice— ¿Sabes que nunca he visto tu piscina?

La invito a pasar al patio trasero donde está la piscina y ella sujeta a su perro, a la sombra, debajo de un árbol de sombra y va a la piscina.

— Es una buena piscina, me gusta ¡Ojalá tuviera yo una como esta con el calor que hace!

Amablemente la invito a usarla, pensando que iba a ir a su casa y cambiarse o algo así. Sin embargo me mira y dice— ¿No te importa verdad? —Y rápidamente se quita la camiseta, luego el sujetador revelando sus pechos firmes y redondos. Finalmente se quita las bragas y se lanza al agua.

— ¡Sígueme! —dice desde la piscina.

En pocos segundos estoy desnudo y saltando al agua de la piscina

Ella se me acerca y me dice que ha estado esperando una oportunidad para hacer esto durante dos años. Se me acerca y me besa larga y apasionadamente, metiendo su lengua en mi boca. Entonces pone su mano en mi polla y la aprieta.

Me pongo más duro y comienzo a gemir mientras empiezo a tocar su cuerpo bajo el agua. Toco sus senos redondos, y su firme trasero y finalmente su coño.

Ella me rodea con sus piernas por la cintura y me dice que me la coja, así que le meto la polla y empiezo a follarla, estoy de pie sujetándola en el agua. Ella sólo dice— Sí… fóllame duro…Ooohhh… he querido hacer esto desde hace mucho tiempo.

Es un poco gracioso, como estoy cogiendo con ella, voy perdiendo el equilibrio y tengo hacer un pequeño recorrido hacia un lado de la piscina. La nueva situación me permite penetrar más profundamente en su coño. Laura tiene sus brazos apretados en torno a mí y se aferra con fuerza contra mí mientras dice que se va a correr. Y se corre, y vuelve a decirlo, y otra vez a correrse. Ella sigue moviéndose pero me pide que yo no me corra.

Le digo que lo intento, pero que en cualquier momento voy a perder el control de mi eyaculación.

Laura me pide que me retire y que me siente en el lado menos profundo de la piscina. Lo hago, con mi polla bien derecha y Laura la mete en su boca. Comienza por lamer la cabeza y luego sigue por todo lo largo. Solo se detiene para sacarse mi polla de su boca y decirme— Me voy a beber hasta la última gota de tu semen.

Luego vuelve a bajar si cabeza y comienza a chuparme una vez más, esta vez con más pasión, jugando con mis testículos y chupándome.

Noto que mi polla se hincha más y mientras ella sigue moviendo su cabeza, y su lengua hacia arriba y hacia abajo, y sus manos están sobre mis testículos jugando con ellos. Le advierto que me voy a correr y ella continúa chupando. Yo empiezo a correrme derramando mi semen en su boca. Laura lo traga todo y sigue chupándome hasta que estoy seco. Entonces me suelta la polla, nada un poco y luego sale desnuda de la piscina.

Su hermoso cuerpo como pocos, es perfectamente visible para cualquier vecino que pueda estar mirando, pero a ella no le importa y a mí tampoco.

Se seca con el sol y empieza a vestirse. Yo me pongo los pantalones y cuando ella ya está completamente vestida, recoge a su perro, se vuelve a mí y me besa largo y profundo.

Quiero hablar, pero ella me pone el dedo en los labios y dice— Este es nuestro pequeño secreto y deja que sea así. Esta no será la última vez —Sonríe y se va con su perro a pasear.

Sonrío también y no puedo creer lo que ha sucedido este día y salto de nuevo a la piscina. Sólo deseando que nadie nos viera

Anónimo

Otro relato ...




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