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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Viaje sola
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La propuesta era interesante porque el clima estaba enfriando un poco, pero yo había empezado recientemente un nuevo proyecto en la oficina, así que le dije a mi esposa que no podría ir. Pero ella podía ir sola si quería pasar unos días allí. Dijo que algunos de nuestros amigos intentarían tener sexo con ella, porque que estaría sola y excitada, así que también rechazó la oferta. Pero insistí en que podía ir sin mí y lo pensó y decidió que iría.

Le dije que se divirtiera y que se mantuviera a seguro. El día de su vuelo, abrí su maleta mientras se duchaba. Había empacado lo típico para el verano, tangas pequeñas, ni un solo sostén, faldas muy cortas, shorts de jean, camisetas ajustadas y sandalias y zapatos tacones de aguja muy sexys. Sabía que mis amigos iban a aprovechar la oportunidad de follarse a mi esposa puesto que no iba a vestirse de modo conservador durante las vacaciones.

Cuando salió de la ducha le dije que ya había cargado sus maletas en el coche. Me lo agradeció con un beso. Luego me preguntó qué debía ponerse para el vuelo y le elegí un vestido de verano de algodón fino, muy sensual. Aprobó mi elección y se puso unas sandalias que hicieron que sus largas piernas resaltaran aún más. Le di un buen repaso visual y le dije que estaba muy bien. Recogió su bolso y dijo que estaba preparada para irse.

La llevé al aeropuerto y allí me enteré de que también nuestro viejo amigo Marco iba a tomar el mismo vuelo. Estaba seguro de que se follaría a mi esposa si le daban media oportunidad. Pero mi esposa estaba encantada de volar no sola. Vi a Marco abrazando a mi esposa mientras la saludaba. Entonces supe que se la follaría incluso antes de llegar. Fueron los días más largos de mi vida mientras mi esposa no estaba.

El vuelo de regreso era el jueves, antes del almuerzo. Dijo que tomaría un taxi desde el aeropuerto, porque yo estaba en la oficina. Regresé a casa a primera hora de la tarde pero todavía no había llegado. Unos minutos después, oí un taxi que se detenía. Salí a saludar a mi esposa que estaba bronceada, eso era una buena señal.

Tenía una brillante sonrisa en su rostro. Llevaba un vestido corto de verano blanco muy fino. Le dije que incluso podía ver su coño a través de aquel vestido. Sonrió, diciendo que se pudo ver todos aquellos seis días.

Me dijo que necesitaba una ducha pero le pedí que me contara sobre su viaje. Serví un par de copas y nos sentamos.

Mientras se sentaba, volteó el vestido para que yo pudiera ver que no usaba tanga. Notó mi sorpresa y se rió― Sí... he tenido sexo en estos días fuera ―siseó.

Noté que mi cara se ponía roja y ardía pero dije que quería oír cada detalle. Empezó a decir que Marco había comentado sobre su vestido, una vez que subieron al avión. Dijo que el aire acondicionado estaba demasiado frío dentro de la cabina y Marco le dijo que podía ver sus pezones duros a través del fino tejido del vestido de verano que le había elegido.

Mi esposa confesó que se había reído pero lo peor de todo fue que había decidido no usar nada de ropa interior para el vuelo, así que su coño desnudo se le enfrió con el aire y empezó a notar algo de humedad entre los muslos.

Me contó que Marco se burlaba de ella y que la excitaba. Después de un tiempo, se dio cuenta de que ambos hablaban de sexo. Marco le dijo que siempre había soñado con el saber aspecto que tenía sin la ropa. Mi esposa se rió y se subió el dobladillo del vestido y le dijo que echara un vistazo.

 Marco la contempló sentada mostrando su coño afeitado. Ella admitió que tenía el deseo desmedido de chuparle la polla. Le preguntó si al mirarla se le estaba poniendo dura y, por supuesto, dijo que sí, con los ojos fijos en los labios húmedos y brillantes de su coño.

Ella le pidió que se sacara la polla, porque quería chupársela. Marco accedió pero le pidió que se tragara su semen. Mi esposa confesó que tenía una polla muy bonita.

La tomó en su mano y comenzó a acariciársela. Marco entonces puso el asiento hacia atrás para dejarle espacio para la mamada. Ella se inclinó y se llevó su enorme polla a la boca. Después de unos minutos dijo que se sentó para poder mirarla. Dijo que la vista de aquella cosa increíble la hizo querer ser follada por aquel hombre.

Mi esposa confesó que Marco le había hecho daño en el coño con su enorme polla. Se la cogió durante todos días que estuvieron allí. De hecho, nunca salió de su habitación. Follaban toda la noche y la mayor parte del día. Mi esposa dijo que al principio estaba muy apretada. Pero después de tres días, el semen podía salirse alrededor de la polla de Marco cuando la follaba.

Le pregunté si nuestros amigos no se dieron cuenta de lo que estaba haciendo, y me respondió que les encantaba e incluso un par de noches vieron como Marco se la follaba delante de ellos.

Cuando terminó de contarme sobre su semana al completo, le dije que quería follarla entonces mismo. Se rió, advirtiéndome que todavía tenía esperma de Marco dentro de su coño recién cogido. Sin dudarlo, me metí entre sus piernas y las abrí. Ella levantó el culo y se deslizó hasta el borde del asiento. Le separé los muslos y pude oler su sexo. Puse mi lengua en su coño mojado y lamí algunas veces. Ella me sujetó la parte de atrás de mi cabeza y me hizo subirme en ella. Quería saborear el esperma de Marco mezclada con los jugos de su coño.

Saqué la polla y la metí hasta las pelotas de un solo golpe en su lubrificado húmedo coño. Le dije que estaba muy mojada y se rió, diciendo que también estaba estirada.

Mientras la follaba, me dijo que nuestros amigos la habían invitado a regresar, antes del verano, a su casa del Sur. Añadió que Marco también había sido invitado.

Esposo complaciente

Otro relato ...




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