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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Vicky
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Vicky estaba acostada de espaldas, sudorosa y cubierta por los jugos de ella y de sus amantes. Estaba tumbada en la gran alfombra acolchada que cubría el centro de la sala de juegos. Mientras se recuperaba de su último alucinante orgasmo, miraba a sus amantes a su alrededor mientras se limpiaban, relajándose, pero también muy atentos a cada uno de sus movimientos. Extendió la mano para tocar, acariciar y agradecer suavemente a cada uno de ellos. Mientras se estiraba lentamente de un lado a otro para alcanzar a cada uno, justo al lado de la alfombra donde su primer amor, su marido, se sentaba en el sofá mirando. Él también estaba desnudo, como ella, habiendo compartido los hechos anteriores. Ahora se sentaba a mirar, sorbiendo su bourbon con hielo, y sonriéndole. Ella adoraba eso casi tanto como la misma acción sexual. Le encantaba que a él le gustara verla completamente satisfecha, vigilándola cuidadosamente ya que con frecuencia perdía el control de sí misma. Esta noche, sin embargo, estaba completamente a salvo porque estaba en casa con su marido y los chicos. Estaba casada con José, su marido y los chicos son en realidad sus perros, todos machos, y todos grandes, en más de un sentido. El negro es Duque, el marrón es Sultán y ambos son amables y cariñosos con Vicky, pero también muy protectores y vigilantes cuando están fuera, lo cual es frecuente.

Después de acariciar a cada uno de los perros, Vicky comenzó a ponerse de rodillas lentamente. Mientras lo hacía, podía sentir el coño perdiendo el contenido de sus anteriores apareamientos, con su marido y los perros, todo mezclado con sus propios fluidos. La mezcla comenzó a gotear de ella y a correr por el interior de sus muslos. Duque saltó inmediatamente listo para continuar pero dudando que pasaría después.

José dijo― ¿Ya has terminado mi amor? Los chicos no parecen estar deseosos de acabar la noche. Y tú te ves tan sexy ahí tumbada, desnuda, abierta y ansiosa por el disfrute de sus lenguas, pollas y nudos. Y, especialmente, viendo el producto de nuestra lujuria saliendo de tu coño abierto.

― No, no he terminado, pero estoy sedienta, cansada y cubierta de... ya sabes ―Sonrió casi tímidamente y casi con un rubor. Increíble, incluso después de actuar como una completa zorra con los perros, todavía puede reaccionar así― Creo que una ducha rápida es lo que necesito. ¿Me prepararás una de esas bebidas mientras tanto, cariño?

La habitación estaba equipada, no sólo con la gran alfombra suave para jugar, sino también con casi todas las comodidades necesarias para jugar durante largo tiempo. En un lado había un bar con fregadero, un pequeño refrigerador, vasos y licores varios, pero el bourbon era la elección para los humanos de la casa. En el otro lado, en la esquina, había un baño. A su lado y expuesta había una ducha, sin cortina, con el suelo contorneado para que el agua se escurriera. Esto era después de todo un cuarto de juegos, por qué preocuparse por la modestia en la ducha. Un lugar maravilloso desde su creación para jugar y entretenerse.

Después de un rápido enjuague en la ducha, secarse, peinarse y volver a ponerse la cola de caballo que prefería para estas actividades, volvió a la zona del sofá. Justo al lado de la gran alfombra y podía fácilmente albergar hasta cuatro personas. El sofá era de cuero falso por razones obvias. Tiende a cubrirse con las secreciones de los coños y pollas que entran en contacto con él. Los chicos la buscaron a la salida de la ducha y la siguieron y se acostaron a sus pies. Una vez que Vicky se relajó junto a José y disfrutó de la lenta bebida, no pudo evitar sonreír mientras miraba a la habitación y a los perros tumbados a sus pies.

José, mirándola, le preguntó― ¿Qué?

Ella dijo― Estaba pensando en cómo llegamos a este punto de nuestra vida.

―¿Arrepentida? No lo creo, pero...

― ¡Nunca! ¿Me estás tomando el pelo? ¡Mi vida es un orgasmo constante! Tú, los chicos, nuestros amigos, algunos que ni siquiera conocía, me permiten obtener un placer que no se puede explicar. Es el tipo de experiencia que realmente tienes que experimentar. La gente puede leer historias en algún sitio de internet y pensar que lo saben, pero cómo podría alguien saberlo realmente sin que les suceda a ellos. La mayoría de las personas no podría. Sería demasiado aterrador dejarte ir, confiar totalmente en alguien más para mantenerte a salvo mientras te dejas ir. Para experimentar cosas que ni siquiera sabías que querías experimentar.

― Creo que funcionó bastante bien. ¿Quién iba a pensar que ese incontenible deseo tuyo acabaría incluso trayendo algún ingreso extra a casa?

― Haces que suene como si me estuviera prostituyendo en las calles― Dice ella golpeándolo suavemente pero aun así se las arregla para cogerlo por sorpresa y hacer que derrame algo de la bebida en su bajo vientre. ― Lo siento, querido. Déjame limpiarlo a mi ―Ella se pone de nuevo de rodillas junto a su marido, inclinándose y lamiendo la bebida de su bajo vientre. ― Creo que algunos corrieron por aquí― Dijo y continuó lamiendo más abajo hasta la base de su pene que se elevaba rápidamente a su atención.

― Tal vez no estés en la calle, puta ―dijo― pero con esa boca sí que podrías estarlo

Ella dejó de lamerle punta de la polla y le dijo―Oye, ten cuidado con eso…

― Podríamos…

Levantando la boca, ella le respondió― No con los chicos alrededor ― Y continuo lamiendo y chupando, metiéndosela en la boca, girando la lengua, y presionando la cabeza en la parte posterior de su boca y finalmente en su garganta, él vino de nuevo. Vicky pensó para sí misma― Adoro esta polla, pero Dios, ¡cómo amo a este hombre!

― Vaya, y pensar que lo que pasó para a conseguir otra de tus fantásticas mamadas. Derrama mi bebida cuando quieras.

― Nunca he tenido que inventar una excusa para meterme tu polla en mi boca.

― O tu coño...

― Sí, o en mi coño.

Por eso te quiero tanto ―dijo él― Porque estás tan dispuesta a darte a los demás. Pero sabes que no te estaba llamando puta por traer dinero. Bueno, al menos no por traer dinero...

― Tú sabes que yo lo sé. El pequeño negocio que surgió de todo esto es la parte realmente asombrosa de nuestras experiencias. ¿Quién hubiera pensado que este sería el resultado de ese primer día cuando te confesé mi engaño con mi amiga y lo que pasó con su perro. Que algún día sería capaz de ganar dinero ayudando a otras personas que querían experimentar pero necesitaban ayuda. Que hay un mercado para ayudar a la gente a superar sus ansiedades, fobias y miedos. Ayudándoles a encontrar los compañeros que quieren y luego asistiéndoles con el entrenamiento y una comunidad de aceptación y apoyo. Que tendría un negocio viable basado en una clientela leal y de boca en boca. Ha sido un largo camino. Y me encanta que te hayas sentido lo suficientemente abierto para llevarnos en él. Ese primer día podría haber sido horrible para nosotros si no hubieras confiado en nuestra relación, confiado en que eras amado y querías estar dispuesto a llevarme contigo

Al acabar de hablar ella,  José le dio a Vicky un auténtico beso de amante que le puso una mano en un pecho y le pellizco pezón. Luego le preguntó― ¿Has terminado tu bebida, cariño? Parece que alguien está tratando de volver entre tus piernas ―Entonces se dio cuenta de que Duque había empujado su hocico entre sus rodillas y ella, si apercibirse, había dejado que sus rodillas se abrieran lo suficiente para mostrarle lo que quería― No creo que a Duque y Sultán les interesen tanto las cosas del pasado como las oportunidades del presente. Quieren más de su perra.

Los tres fueron una vez más a la cálida y suave estera y se dedicaron a disfrutar del sexo de nuevo. Y Vicky supo que antes de que la noche terminara tendría su coño bien lleno de semen de hombre y perro mezclado con los fluidos de sus propios orgasmos. Este pensamiento desencadenó una respuesta de inmediata, sabiendo que el primero de muchos orgasmos ya no estaba muy lejos.

Más tarde, se desplomó exhausta en la cama con su marido completamente saciada por el momento y por su mente volvieron a pasar las cosas que los llevaron a esta situación.

Magister

 

 

Cambio de vida

Estos son los relatos donde Magister narra cómo fue el proceso por el que una joven y hermosa mujer, junto con su marido, hizo un cambio radical en su estilo de vida.

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