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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Vigésimo día
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Son las ocho y media de la mañana del vigésimo día de mi encierro de cuarentena en casa de mi tía Bárbara. A estas horas ya me ha drenado las bolas; estaba dormido y de repente pude notar lo que ella me estaba haciendo. Me estaba chupando la polla, aparté la colcha y la miré hacia abajo metiéndose dos tercios de mi dura polla por su garganta, chupando con toda la pasión.

― ¡Oh Dios mío! ―pensé― ¿En qué coño me he convertido?

Mi tía Bárbara me miró y sonrió, y luego bajó de nuevo su cabeza hacia mi polla y siguió chupándomela.

Pronto pude notar mis pelotas apretándose y mi cuerpo tenso, y en poco tiempo le eché mi carga en su boca. Vi que me la chupaba sin cesar, luego sacó su boca de mi polla y empezó a lamérmela polla de arriba a abajo e incluso me lamió las pelotas, luego me la lamió de nuevo y volvió a lamerme la cabeza de la polla.

― ¡Oh, Dios mío! Vas a terminar matándome ―le dije.

Enseguida terminó de limpiarme la polla y se arrastró por mi cuerpo y me dijo― Necesitas acostúmbrate a que te chupe la polla sin que me toques el coño ―Luego me besó en la frente y me dijo que se iba a duchar.

― ¡Gracias a Dios! ― Pensé y me acosté en la cama sintiéndome completamente agotado. Unos veinte minutos más tarde, volvió al dormitorio envuelta con una toalla, se acercó a la cómoda y sacó un par de pantalones cortos amarillos. Dejó caer la toalla al suelo y se puso los pantalones amarillos sin bragas. Luego sacó una camiseta, también amarilla del cajón, la puso sobre la cabeza y la abotonó por delante, lo que hizo que sus tetas se juntaran y se marcaran. Los cuatro botones de la camiseta quedaban abiertos― ¿Cómo me veo? ―Preguntó sensual.

― ¡Esplendida! Te ves muy bien.

Me dijo que iba a hacer el desayuno y yo le dije que me iba a duchar. Me levanté y entré en la ducha bajo el agua que corría por mi cuerpo. Pensaba― ¡Dios mío! ¿En qué he convertido a mi tía? Quiere sexo tres o cuatro y a veces cinco veces al día, me está matando. Cuando termine la cuarentena estaré muerto.

Después salí de la ducha, fui a la habitación, me puse los vaqueros y una camiseta para recoger toda mi ropa sucia y bajarla. Le dije a mi tía que tenía algo que lavar― No hay problema, cariño, ponlo en el lavadero, delante de la lavadora.

Me senté en la mesa de la cocina y ella se dio la vuelta y preguntó que me gustaría para el desayuno― Sólo una tostada para mí y una taza de té.

Unos minutos más tarde puso la tostada y la taza de té delante de mí y dijo― Voy a poner esa ropa a lavar.

Vi cómo la cogía y agacharse para poner la ropa en la máquina y pude ver su coño asomando de sus pantalones cortos.

Entonces tome la taza de té y empecé a beberlo rápido. Mi tía terminó de poner la lavadora y se sentó a la mesa a beber su té conmigo y a charlar.

― Me veo bien con estos pantalones cortos y esta camiseta ―dijo.

― Si te ves muy sexy, tía Bárbara, y te ves caliente también ―dije que con una sonrisa.

Seguimos charlando unos minutos más y luego pensé que me necesitaba tomar una bebida energética. Me siento absolutamente agotado. Sé muy bien que ella va a querer un poco más de mi polla antes de la hora de la cena. Con ese pensamiento en mi creí recordar que tengo algo de Viagra en mi bolso. Dejé la mesa y subí las escaleras buscando en mi bolso ― ¡Mira lo que he encontrado! ―Pensé para mí mismo.

Bajé las escaleras y mi tía me preguntó― ¿Dónde estabas?

―Fui a buscar algo en mi bolsa pero no lo encontré ―Dije y seguí bebiendo mi té y charlando con mi tía pensando para mí mismo― Espera hasta que haya tomado una de estas pastillas y entonces voy a follarte durante horas, te voy a follar hasta que te duela el coño.

Entonces mi tía Bárbara dijo que deberíamos ir a la sala de estar y sentarnos a ver lo que hay en la televisión― Si quieres poner las noticias, veamos qué está pasando con el virus.

Nos sentamos a ver las noticias y dije― ¡Ojalá esto termine pronto, es terrible!

Luego nos movimos a través de los canales de la televisión y charlamos. Después de unas dos horas, más o menos, dije que iba a beber agua, así que fui a la cocina, tomé un vaso, saqué una de las pastillas de Viagra de mi bolsillo y me puse a pensar que en una hora más o menos estaría follándome a mi tía Bárbara. Volví y me senté a su lado y empecé a acariciar la pierna de mi tía Bárbara con una mano y a acariciar la nuca y a jugar con su pelo con la otra mano. Ella comenzó a poner su cabeza hacia atrás y relajarse. Entonces ella dijo― Me voy a empezar a poner caliente si me sigues haciendo esto.

Pasé las manos bajo la pernera de su pantalón corto y empecé a tocarle los labios del coño con la punta de mis dedos y moviendo mis dedos hacia arriba y hacia abajo suavemente sobre su coño ya podía notar a mi tía Bárbara mojándose.

Ella dejó caer su mano entre mis piernas y empezó a acariciarme la polla suavemente, luego con la otra mano me la pasó alrededor del cuello, me acercó a ella, empezó a besarme y nuestras dos lenguas empezaron a entrar y salir de la boca del otro. Entonces ella rompió el beso y dijo Esteban vas a ponerme cachonda y a hacer que te quiera follar. Sonrió cuando se inclinó hacia delante y empezó a besarme de nuevo con ternura. Empecé a pasar mi dedo por los labios del coño un poco más rápido y de vez en cuando dejaba que mi dedo se deslizara por su clítoris y luego lo pasaba entre los labios del coño y en su agujero del coño. Entonces empecé a meterle el dedo en el coño y ella empezó a empujar contra mi mano. Pero sólo me acariciaba la polla por encima de los vaqueros. Yo seguí metiéndole el dedo en el coño pero un poco más rápido y ella empezó a gemir y a quejarse. Podía notar a mi tía mojándose cada vez más.

Luego me dijo que me quitara los vaqueros, así que lo hice. Mi polla estaba completamente enderezada y dura como una roca. Le dije a ella que se quitara los pantalones y se subiera a mi polla. En cuestión de segundos se levantó, dejó caer sus pantalones amarillos al suelo, abrió las piernas y se subió a mi polla bajándose suavemente.

― ¡Oh Dios que polla tan grande, Dios! que se siente tan jodidamente bien ¡Oh Dios sí oh Dios Esteban oh Dios sí! ―gemía mientras la cabeza de mi polla desaparecía en el interior de su húmedo coño y podía notar a mi tía Bárbara mojándose cada vez más.

Bajó del todo y empecé a empujarla lentamente y continúo. Ella se inclinó y empezó a besarme y yo empecé a frotar mis manos debajo de su camisa notando sus tetas y jugando con sus pezones.

― ¡Mierda! ―dijo ella que comenzó a moler sobre mi polla que podía notar ir más y más profundo en la encantadora apretada vagina de mi tía bárbara. Pronto toda mi polla estaba incrustada profundamente en su coño y ella moviéndose y retorciéndose más y más entre gemidos.

Pensé para mí― Puedes trabajarme todo lo que quieras en ella que me he tomado una pastillita azul y te voy a follar como nunca antes te han follado ―Continué empujando suavemente hacia ella, de arriba a abajo. Pronto ella estaba jadeando y gimiendo.

― ¡Joder, me encanta! ―dijo y se inclinó hacia delante besándome y metiéndome la lengua en la boca. Rápidamente pude notar el bárbaro cuerpo de mi tía tensándose― ¡Joder Esteban, vas a hacerme correr en cualquier momento!

Mi tía empezó a ir más y más rápido, levantándose a sí misma, así que la cabeza de mi polla estaba en su coño y luego salía en casi toda su longitud.

― ¡Dios! ―dijo―Me voy a correr ¡Dios, sí, oh sí! esto se siente tan bien ¡joder!

Yo volví a pensar para mí―Ya que te sientes tan bien, espera a que empiece a follarte ―seguí dejando a mi tía tener la polla para ella sola sin que yo participara demasiado. Le frotaba y jugaba con sus pezones, que ya estaban duros como roca. Le subí la camiseta por las tetas y fue impactante, sus pezones estaban de punta.

― ¡Mierda! Oh, Dios, esto se siente tan bien, Esteban.

Mi tía Bárbara comenzó a mover su coño en mi polla de arriba a abajo cada vez que movía el culo. Lo hacía con fuerza y al mismo tiempo me apretaba la polla con la vagina. La dejé follarme de esta manera hasta que se cansó y me dijo― ¡Dios, oh Dios! esta puta polla se siente tan bien dentro de mí.

De repente se detuvo tratando de recuperar el aliento, levanté a mi tía Bárbara de mi polla, la puse en sus manos y rodillas, me puse detrás de ella y empecé a follarla por la espalda. La cogía muy fuerte y muy rápido y ella gritaba― ¡Dios, oh Dios! ―Mientras yo le cogía el coño duro y fuerte. Ella tenía la cabeza enterrada en la almohada con su culo en el aire y mientras me inclinaba hacia atrás, mojé un dedo y empecé a metérselo en el culo.

― ¡Sucio bastardo! ―dijo mientras me la cogía y le metía el dedo en el culo al mismo tiempo. Entonces de repente saqué mi polla del coño de mi tía, la puse de espaldas, levanté sus piernas y las abrí, y luego metí mi polla en un agujero húmedo del coño. Enseguida me la estaba follando duro y rápido.

Mi tía gritó― ¿Cuándo te vas a correr? ―y luego gritó― ¡Dios, cógeme! Esteban, necesito que me cojas duro, pero ahora quiero que te corras en mi coño.

Pensé para mí que no tenía ninguna posibilidad, no estaba listo para la corrida. Debo haber estado cogiendo con ella por tres cuartos de hora y el sudor se me escapaba. Seguí follándome su precioso coño, luego le saqué la polla y me la comí. Ella gritaba con placer― ¡Oh, bastardo, oh, sucio bastardo!

Seguí lamiendo su coño y su clítoris y estaba empapada, podía ver los jugos blancos y cremosos goteando del coño. Entonces me levanté y metí mi polla profundamente dentro de ella otra vez, luego levanté sus piernas para poder acceder a su culo, mientras sus jugos resbalaban por la grieta de su culo. Empujé la cabeza de mi polla en su culo y luego, sin ningún problema, estaba dentro de ese agujero. Ella gritó y yo empujé mi polla profundamente dentro de ella otra vez, luego empezó a decir― ¡Que le den a tu polla!

Estaba metiendo y sacando casi toda mi polla de su culo y le separé las nalgas para que me dejara metérsele toda. Pronto estaba listo para tirar mi primera carga de esperma y la saqué de su culo, aún con las piernas abiertas. Empecé a masturbarme dejando que mi esperma cayera en su cara, en sus tetas, y que goteara en su coño. Ella se acostó en el sofá en su espalda, con la cara roja, y dijo― ¡Dios mío, nunca he soñado con nada como esto, Dios, tu puta polla es maravillosa!

Me incline hacia su cara, levantó sus manos y las envolvió alrededor y comenzó a lamer la cabeza de mi polla. Una vez que me limpió, me senté en el sofá con mi polla todavía estaba dura debido al Viagra. Mi tía se puso delante de mí y me agarró la polla con la mano y empezó a acariciarla― ¡Dios, tu polla todavía está dura como una roca! ¿Por qué sigue estando tan dura?

Dejé que mi tía Bárbara jugara con mi polla unos treinta minutos, más o menos, antes de que empezara a ablandarme. Luego le dije― Es mejor que me duche ― así que me levanté y subí corriendo al cuarto de baño. Cuando bajé me dijo― ¿Quieres una cerveza?

― Si, por favor.

Me trajo una cerveza y me dijo― Me voy a duchar porque me has puesto muy pegajosa.

Salió de la habitación y cuando volvió, unos quince minutos después, se había puesto unos pantalones cortos de color rojo meñique con un top del mismo que estaba atado en el medio y que todavía se veía muy sexy.

Se sirvió un vaso de vino y preguntó― ¿Por qué estaba tan dura tu polla? No me lo podía creer, Dios, me estuviste cogiendo por más de una hora y media, ¿Sabías que...?

― ¿Sí? ―Le dije y sonreí― No tenía ni idea ¿Lo disfrutaste?

― Sabes que sí, me encantó tener sexo contigo estos últimos nueve días, fueron fantásticos. Me encantó cada minuto de ellos.

Después de cenar tomamos un par de copas de vino con la comida y charlamos un poco. Ella me volvió a sacar el tema de por qué antes estaba tan excitado y con tanta fuerza.

Yo solo y dije― Fuiste tú quien me excitó.

― Espero que estés excitado y con tanta fuerza esta noche ―dijo.

Me reí y le dije― ¿Me decías que querías volver a tener sexo esta noche?

― Siempre quiero tener sexo contigo, ¿recuerdas Esteban? No tuve sexo en absoluto durante casi siete años... ¿Es tan malo que quiera tenerte?

― No, en absoluto, la vida tiene que seguir y en momentos como éste creo que tenemos que aprovechar todas las oportunidades. Con esto dicho me incliné hacia su cara y la besé en los labios suavemente

― ¿Por qué me besas así?

― Porque me apetecía besarte, eso es todo.

Mi tía se acurrucó conmigo y me dijo que me echaría de menos― No sé qué voy a hacer, he pasado de no tener nada de sexo a tener sexo tres o cuatro, y a veces cinco veces al día. ¿Qué voy a hacer cuando te hayas ido? Se me antojará, estoy segura.

Me senté en silencio y dije― No me he ido todavía, tenemos que completar los catorce días y vamos a estar encerrados durante otras tres semanas, para entonces ya estarás harta de mí.

Levantó la cabeza y me dijo que no me hartaría de mí en absoluto.

Me quedé en silencio otra vez, luego empezamos a ver la televisión, ella estaba todavía acurrucada a mi lado y me di cuenta de que tenía un poco más de media botella de vino. Le dije― ¿Estás un poco mareada esta noche?

― Creo que posiblemente lo estoy, he bebido bastante, ¿No?

― Bueno, sólo se vive una vez ―Le respondí mientras le llenaba un vaso.

Nos sentamos a charlar y a la televisión, luego las noticias nos contaron todo sobre el coronavirus. Le dije a mi tía que era aterrador lo que estaba pasando y que deprimía. Ella propuso que viéramos algo más entretenido. Le pasé el mando a distancia y ella pasó los canales.

― Parece que solo hay basura en la televisión ―Le dije― creo que me voy a ir a la cama.

― Espérame, que sólo tengo que terminar mi bebida ―Luego que mi tía Bárbara acabara su vaso nos fuimos a la cama. Primero fui al baño, me lavé los dientes y me aseé un poco. Volví a la habitación de mi tía y vi que llevaba una pequeña camiseta roja transparente, muy sexy.

― ¿Te gusta? ―Preguntó.

― Sí, me gusta mucho.

Empecé a quitarme la camiseta y los vaqueros. Mi tía se dirigió al baño para lavarse los dientes. Unos minutos después me metí en la cama y ella volvió a entrar en el dormitorio. Puedo ver que no llevaba sujetador ni bragas, sólo una pequeña camiseta transparente. Entonces tiró de la colcha a un lado y se metió en la cama.

Sin que mi tía lo supiera, cuando entré en el baño tomé otra Viagra. Tardó una hora más o menos en hacer efecto, así que pensé que podríamos tener un poco de juegos preliminares esta noche, con lo que la rodeé con mi brazo y la acerqué a mí.

Empezó a acariciar mi pecho suavemente con sus uñas y dijo― Voy a extrañar esto, me encanta acurrucarme contigo.

― A mí me encanta acurrucarme contigo también ―dije.

Ella me siguió acariciando y nos acurrucamos el uno al otro y luego dijo que se iba a tener que quitar el camisón. Lo hizo y lo tiró al suelo. Así pude sentir sus cálidos pechos en mi pecho mientras se acurrucaba conmigo y nos besábamos en ambas lenguas coqueteando dentro y fuera de la boca del otro. Continuó acariciando mi pecho y bajó por mi cuerpo, pronto acarició mi estómago y bajó hasta las ingles, luego empezó a jugar con mis bolas y ocasionalmente a acariciar mi polla sabiendo muy bien que me iba a poner duro.

Mientras, yo jugaba con sus pechos, le chupaba los pezones y le besaba el cuello. Notaba que su cuerpo empezaba a tensarse y de vez en cuando gemía.

Nos besamos y acariciamos y sentimos el cuerpo del otro por más de una hora o debería decir casi dos horas. Entonces ella protestó― Me estás tomando el pelo… no me dejas subir.

Era porque la mantenía a un lado mío sabiendo muy bien que ella si quería subir a la cima era para poder tener mi polla, pero yo necesitaba asegurarme de que el Viagra había hecho su efecto. Finalmente la dejé subir a la cima de mí, todavía besando y tocando sus pechos con mis manos.

Se puso encima y comenzó a acariciarme la polla y tirar de ella para apoyarla en su coño.

Comenzó a frotarse con mi polla con los labios de su coño y le susurré en el oído― ¿Quién se burla ahora?

Pude notar la humedad de mi tía Bárbara en mi polla mientras se frotaba arriba y abajo contra mi polla hasta que finalmente pude notar la cabeza de mi polla entrando entre los húmedos labios del coño mientras se quejaba y gemía. Entonces me besó empujando su lengua en mi boca. Inesperadamente se detuvo, me miró y dijo― ¡Me encanta!

Luego se llevó la mano a la espalda y tomó mi polla y la guió a los labios del coño que estaban ahora hinchados y ligeramente separados.

Y los pezones estaban duros como una roca mientras se los chupaba y ella guiaba continuaba frotando la cabeza de mi polla entre los labios de su coño, que estaban ahora empapados. Luego empujó suavemente y la cabeza de mi polla entró en su pequeño y apretado agujero de coño.

Después de un par de segundo empujó suavemente con el coño y la pasión entre nosotros estaba empezando a construir algo que no era sólo follar, estábamos empezando a hacer el amor como lo hicimos la otra noche. Los dos nos empujábamos suavemente el uno al otro y finalmente pude sentir que casi toda mi polla había entrado en el coño de mi tía Bárbara, que a estas alturas me estaba diciendo que quería correrse y luego me dijo que le encantaba la sensación de mi polla empujando lentamente de arriba abajo. Luego empezó a tener un orgasmo y gemía y gritaba muy fuerte― ¡Dios Esteban, sólo quiero que me folles!

Ella movía su culo y mi polla salía de su coño quedando dentro solo la cabeza entre sus labios húmedos de su coño. Luego empujaba de nuevo hacia a mí y entraba toda haciéndome sentir jodidamente. Ella comenzó a empujar hacia arriba y hacia abajo con más velocidad.

¡Dios, me estás haciendo correrme, Esteban! ―Gritó ella mientras empuja más rápido.

De repente noté la humedad corriendo por mi pene y goteando sobre mi cuerpo. Ella había abierto sus piernas mucho y yo apartaba las nalgas de su trasero, separándolas.

― Siento que voy a explotar ― Dijo y entonces comenzó a besarme y a empujar su lengua en mi boca. Luego dejó caer su cabeza a un lado de mi cuello y comenzó a besarme y a morderme el cuello. Después levantó la cabeza y empujó su lengua en mi boca de nuevo. Largué mis brazos hasta sus pechos y le froté los pezones y luego se los empecé a chupar. Ella estaba al borde del orgasmo, podía notar sus jugos chorreando por todo mi cuerpo.

― ¡Esteban, quiero que me folles! ―Dijo ella que quería ponerse, pero me resistí por un poco más de tiempo porque quería recrearme con su coño.

Empecé a empujar hacia adentro y hacia afuera un poco más rápido y ella respondió siguiendo mis movimientos y luego gritó― ¡Dios mío!, me estás haciendo correrme otra vez ¡Dios, por favor, Esteban, quiero que me cojas! ―Gimió mientras intentaba ponerme encima de ella. Seguí empujando en su coño cada vez más rápido y luego la hice girar sobre su espalda

¡Dios sí, oh Dios sí, cógeme, cógeme, Esteban! ―Gritó fuerte y empezó a empujar mi polla hacía adentro con fuerza. Empecé a follarla más y más rápido, metiendo con fuerza la polla, y luego empujando para profundizar cogida. Mi tía estaba mojada, podía notar la humedad de su coño saliendo a chorros en mi estómago cada vez que se la metía en el coño y me balanceaba hacia arriba y hacia atrás dándole a su coño una buena cogida. La follé durante cuarenta minutos o más mientras ella gritaba con placer― ¡Dios, jódeme, jode mi coño, Esteban, por favor, jódeme!

Yo la jodía todo lo que podía, hasta que estuve listo para disparar mi carga, esta vez, mi polla no iba a salir de su coño y se la metí de manera profunda en ella y dejé que mi esperma se deslizara profundamente dentro de ella. Entonces, agotado, me derrumbé encima de ella.

Ella me atrajo con fuerza hacia ella y nuestras lenguas bailaron en la boca del otro. Empezó a apretarme la polla con el coño y a pesar de que me acababa de correr, seguía siendo duro y le bombeaba el coño lentamente.

― Dios sí, oh Dios, Esteban, jódeme ―Gimió y yo seguí empujando en su interior. Toda la longitud de mi polla estaba dentro de ella y yo seguía empujando mis bolas contra su culo. Luego, al final, no pude seguir más, le saqué la polla y la puse en la espalda.

Mi polla seguía estando dura debido al Viagra y mi tía Bárbara, acostada de espaldas, dijo― ¡Dios mío, eso fue increíble! No puedo creer cómo me haces sentir. Mi cuerpo está temblando.

Yo respondí― Sí, y mi polla aún palpita.

Ella se inclinó y puso la mano en mi polla― ¡Dios mío! todavía estás duro y me has llenado el coño de esperma porque puedo sentir que se me está saliendo.

Mi polla era sensible al tacto de las suaves manos de mi tía aunque ella era cuidadosa. Puse mis manos en sus pechos y en sus pezones todavía estaban duros como una roca. Ella se movió hasta mi boca y empezamos a besarnos de nuevo mientras ni tía jugaba suavemente con mis pelotas. Mi polla todavía estaba muy dura por el Viagra y se notaba muy sensible, así que la puse encima de mí otra vez y ella se ajustó para que mi polla quedara recta entre sus labios húmedos. Lentamente comenzó a empujar hacia abajo y en poco tiempo mi polla estaba muy profunda en su coño una vez más. Pronto estábamos cogiendo lentamente pero con mucha pasión y significado.

Habíamos estado follando durante unos treinta minutos o así y entonces pude sentir que quería lanzar otra carga de mi semen en el coño mojado de mi tía Bárbara y le susurré ― Tía Bárbara, me voy a correr otra vez, me voy a correr dentro de ti.

Ella empujó un coño en mi polla y dijo― ¡Dios, oh Dios! Esteban, joder, tengo un orgasmo, quiero que te corras conmigo.

AL oírla empecé a chorrear semen otra vez, esta vez, tres o cuatro chorros de esperma salieron rápidamente mientras mi tía gritaba― ¡Me corro! ¡Dios, me estoy corriendo! ―Con su cuerpo tenso clavó las uñas en mis hombros― ¡Oh, carajo! ¡Oh, carajo! eso se disfruta tanto que es increíble ―Dijo nuevamente cuando su orgasmo disminuyó y dejó caer su cuerpo sobre el mío― Esto fue jodidamente increíble.

Nos dormimos en los brazos del otro a la mañana siguiente, nos despertamos y ella se acurrucó para besarme en la mejilla y me dijo―Anoche fue muy especial, fue increíble que hicieras que mi cuerpo temblara y se estremeciera al mismo tiempo que me sacabas de este mundo.

Luego puso su cabeza en mi hombro y frotó su suave mano en mi pecho diciéndome cuánto le gustaba estar conmigo. Nos acostamos en la cama acurrucados el uno con el otro por una hora más o menos. Entonces me dijo que si nos levantábamos y nos preparábamos un desayuno inglés completo. Le dije que sí, que sería estupendo. Luego me dijo que quería que nos ducháramos juntos, que quisiera lavarme y que quisiera que la lavara a ella. Giré la cabeza, le sonreí y le dije que sí, que nos ducháramos.

Al rato estábamos en la ducha dejando que el agua nos salpicara, me puse gel de ducha en las manos y empecé a lavar el cuerpo de mi tía Bárbara, frotándole los pechos y acariciando sus pezones mientras la lavaba. Luego empecé a lavarle la espalda e incluso la raja del culo, chorreando más gel de ducha mientras bajaba por su cuerpo, luego empecé a lavarle la parte delantera del cuerpo, lavándole el coño y las piernas. Finalmente, le lavé todo el cuerpo, se puso de pie y me sonrió. Luego me dijo que le pusiera gel de ducha en sus manos y ella empezó lavándome el pecho Luego ella se abrió camino por mi cuerpo hacia abajo entre mis piernas, me apretó y dejó que sus manos se desbordaran con el gel de ducha. Entonces lo frotó entre mis piernas lavándome la polla suavemente. Me cubrió con el gel de ducha acariciándome tiernamente. Luego se puso de rodillas y comenzó a lavar la grieta de mi culo, lavando todo debajo de mis bolas y por mis piernas. Luego se levantó y me besó una vez más empujando su lengua en mi boca mientras todavía acariciaba mi cuerpo. Entonces me dijo que quería más gel de ducha en sus manos. Extendió la mano y yo le puse más gel de ducha, luego ella puso su mano en mi polla frotándome suavemente.

― Me encanta acariciarte la polla ―dijo― Porque me hace sentir tan bien…―Dijo sonriendo todo el tiempo.

Me enjuagué, salí de la ducha, me envolví en una toalla y empecé a secarme. Entonces mi tía Bárbara salió también de la ducha, se paró y me sonrió mientras la secaba.

Luego fui a vestirme y bajé las escaleras poco después de que mi tía Bárbara lo hiciera. Nos sentamos, tomamos una taza de té y empezamos a hablar. Me dijo que había pasado una noche encantadora.

― Fue un cambio tan grande como hicimos el amor anoche que sentí como si estuvieras estirando mi coño con tu polla, por eso abrí las piernas más ampliamente para ti mientras me follabas. Luego, cuando me empujaste muy profundamente y te presioné, pude sentir la cabeza de tu polla dentro de mí, fue un sentimiento que nunca antes había tenido. Podía sentir el orgasmo que me dabas, por eso te grité que te necesitaba dentro de mí en ese momento.

Entonces le pregunté a mi tía Bárbara― ¿Sueles gritar así cuando haces el amor?

―Sí, lo hice a veces pero no quiero hablar de eso ahora, si no te importa, Esteban. No me importa hablar de lo que hacemos tú y yo porque me haces sentir deseada, como si pudiera decir y hacer cualquier cosa contigo. ¿Te importa que te diga cuándo quiero que te corras dentro de mí?

―No, en absoluto, me encanta que me digas cuándo quieres que me corra. Me encanta que grites y me pidas que te coja más fuerte. Me parece que es un verdadero placer.

Dicho esto, nos sonreímos el uno al otro y luego mi tía me dijo― Me encanta cómo se siente tu polla cuando entra en mi coño y me empujas profundamente dentro de mí, me hace estar tan mojada... Realmente tienes una gran polla, es maravillosa cuando está dentro de mí.

― Es que tienes el coño apretado, y tal vez por eso se siente como si fuera una gran polla ―Le dije.

― No, no lo creo, tu polla es una polla muy grande y es muy gruesa, por eso estira mi coño y tengo que abrir mis piernas más y más para que entres en mí.

Entonces le dije a mi tía Bárbara― ¿Qué apuestas a que si ahora pongo mis manos entre tus piernas y deslizo uno de mis dedos en tu coño estarás mojada?

Ella sonrió y levantó la pequeña falda, llevaba unas pequeñas bragas blancas y pude ver una mancha húmeda en la parte delantera, yo sólo me reí y ella se rió.

― Tienes que conocerme tan bien… No puedo evitar que se me moje el coño, y eres tú quien lo hace ―Dijo sonrojándose.

Puso su mano entre mis piernas y dijo― Esto se está poniendo duro otra vez.

― Es porque te estoy mirando y me hablas un poco sucio y te sigues lamiendo los labios y me imagino mi polla en tu boca mientras te amo chupándomela ―Le dije a mi tía Bárbara.

Ella me jaló hacia ella, luego me desabrochó los jeans y me sacó la verga, no estaba completamente dura pero se la llevó a la boca y comenzó a chupármela. Seguía mirándome mientras me la chupaba y pensé― ¡Oh, mierda, esto se siente tan bien!

Pronto estuve completamente duro y ella me la empezó a chupar metiéndosela toda en la boca, le oí un par de nauseas pero lo soportó y siguió tragando. Luego empezó a masturbarme y chuparme al mismo tiempo.

― Me voy a correr pronto ―Le dije.

Ella se sacó la polla, lamió la punta y dijo― Quiero que te corras en mi boca ― Luego se la volvió a meter y la chupó. Pronto estaba lanzando mi carga dentro de su boca. Mi tía se bebió hasta la última gota y luego, se la sacó y dijo― ¿Se siente mejor con una sonrisa en la cara? ―

― Sí, debo decir que sí.

Esteban

Mi tía Bárbara

Esteban es un amigo y colaborador que nos cuenta como va pasando la cuarentena encerrado en casa de su tía, solo ellos dos. Día a día, nos relata como le va y las cosas que hace con su tía Bárbara.

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