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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Vivir feliz con una esposa feliz
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Emilia y yo llevamos casados varios años y somos una pareja normal, que tiene trabajos normales y vive una vida normal, en una casa normal, con amigos normales. Somos personas normales y nadie esperaría que tuviéramos experiencias sexuales tan fantásticas como la que voy a contar.

Nuestra vida sexual ha pasado por altibajos y hemos luchado durante bastante tiempo para poder encontrar un ritmo y una cadencia que coincidieran con nuestros deseos. También padecimos una educación que limitaba lo que cada uno de nosotros creía que era permisible en una relación sexual entre marido y mujer. Parecía que había muchos deseos tácitos que nunca compartimos porque ambos pensábamos que eran tabúes.

Emilia es de estatura media, delgada, tiene el pelo rubio claro y es una mujer muy atractiva que nunca se ha visto tan bien como ahora. Cuando entramos en algún lugar, todos los ojos se fijan en ella. A mí siempre me ha gustado el hecho de que otros hombres la miren. Emilia es mi alma gemela y no quiero imaginarme la vida sin ella. Nunca me he preguntado sobre su compromiso conmigo y con nuestro matrimonio. Tal vez este consuelo me ha permitido tener fantasías que podrían asustar a otros. A lo largo del tiempo, muchas de las veces que me he masturbado, me he imaginado a Emilia teniendo relaciones sexuales con otros hombres. Durante tiempo tuve miedo de compartir esta fantasía con Emilia porque pensé que ella creería que no la amaba, o que nuestra relación ya no era especial. Siempre he querido que se sienta como una princesa y que sepa que quiero darle todo lo que desea.

Emilia a veces ha tenido problemas para sentirse sexy, algunas cosas la han hecho sentirse menos que sexy en ocasiones. Sin embargo, en mis fantasías fue capaz de aliviar sus preocupaciones y responsabilidades y disfrutar mientras se corría con la polla de otro hombre. Ella sabe que me excita mirarla. Hay muchas variaciones de estas fantasías y a veces paso de una a otra. Pero el tema general, sin embargo, se centra en ver a mi esposa follando con otro hombre. Pero durante años le oculté esta fantasía a mi esposa porque temía su respuesta.

Una noche que salió con una amiga suya con la que comparte intimidades y confianzas, su amiga le preguntó si yo compartía mis fantasías con ella. Emilia le dijo que no que nunca he compartido mis fantasías con ella. A su amiga eso pareció sorprenderle así que, cuando Emilia regresó a casa, me preguntó si yo tenía alguna fantasía. Estaba demasiado asustado para ser honesto con ella e inmediatamente me di cuenta de que había sido una oportunidad perdida. Unas semanas más tarde, una noche que habíamos salido y estábamos tomando una copa en un bar, ella volvió a mencionarlo y me preguntó si tenía alguna fantasía que quisiera compartir con ella. Durante años me había estado preguntando cómo podría tener esta conversación con ella sin que pensara que secretamente yo deseaba tener sexo con otras mujeres o que ella pensara que no la amaba lo suficiente como para quererla para mí solo.

Yo ya tenía alcohol suficiente en el cuerpo como para sentirme desinhibido y le dije que la amaba y la deseaba. En un arrebato loco de pasión y sinceridad le confesé― A veces me masturbo y te imagino cogiéndote a otro hombre. En esa situación, estoy en la misma habitación contigo y me hablas y me dices lo bien que se siente tener otra polla en tu coño mientras me ves acariciar la polla.

Traté de suavizar mi fantasía y no compartir toda la información, solo la necesaria para iniciar una conversación. Entonces ella me preguntó― ¿Realmente me dejarías tener sexo con otro hombre? ―Luego surgió la pregunta que temía que apareciera― ¿Y tú quieres tener sexo con otras mujeres?

Rápidamente respondí que mi fantasía es sólo una fantasía y que mi gratificación se derivaría de verla complacida. Le dije que no tenía ningún interés en tener sexo con otras mujeres y que incluso cuando vemos porno juntos, la imagino como la mujer de la escena. La conversación me puso muy caliente y en ese momento yo ya estaba listo para llevarla a la habitación y quitarle las bragas. Emilia me agradeció que compartiera mi fantasía con ella y rápidamente fuimos a nuestra casa y nos fuimos a nuestra habitación.

Pasaron algunas semanas y no volvimos a mencionar el tema. Yo me preguntaba si aquello había herido los sentimientos de Emilia y quería preguntárselo en una ocasión propicia. Yo quería asegurarle que la amo y que estoy comprometido con nuestra relación, y que no tengo ningún deseo de cambiar nada en nuestras vidas.

Para nuestra siguiente salida por la noche, Emilia se puso un vestido negro muy corto y muy insinuante. A mí me gustó mucho que se lo hubiera puesto. Habíamos planeado una cena seguida de un baile. La cena fue divertida y Emilia era absolutamente hermosa, y como las iban bien y no quise interrumpir nuestra velada con una conversación que podría arruinarla.

Después de la cena nos dirigimos a una sala de fiestas. Había una gran cantidad de personas de muy diversos tipos, jóvenes, mayores, de mediana edad, grupos de mujeres y estudiantes universitarios. La pista de baile estaba repleta y la gente se divertía. Emilia y yo bailamos un par de veces y ella se había convertido en el centro de atención de todos los hombres de alrededor. Había un hombre particularmente guapo, de unos treinta años, moreno, de pelo oscuro y atlético que se acercaba cada vez más a Emilia. Habitualmente Emilia me abrazaba para alejar a este tipo de hombres pero sin embargo esta vez Emilia le dejó acercarse y le saludó. Salí de la pista y me senté en una mesa desde donde tenía el lugar perfecto para ver a mi esposa bailar con aquel atractivo hombre joven.

Mientras bailaban noté que su polla estaba abultada y que Emilia la acariciaba con su mano. Yo podría haberme corrido encima en ese momento. Después de unos treinta minutos de baile, Emilia invitó al joven a ir hasta mi mesa a la mesa donde hablamos un rato. Yo sabía que a Emilia le parecía que era atractivo, pero eso no era suficiente. No lo he mencionado todavía, pero Emilia es una de las personas más inteligentes que conozco. Se necesitaría bastante más que una bonita sonrisa y una polla bien dura para conseguir su interés. Este tipo demostraba confianza pero sin llegar a ser arrogante. Escuché mientras hablaban y descubrí que el joven acababa de mudarse a la ciudad y que aún no había hecho muchos amigos. Cuanto más hablaban, más podía ver que Emilia estaba disfrutando con Marco que estaba metiendo su mano bajo la falda de Emilia. Yo me había dado cuenta y cada vez estaba más excitado. Después de hablar durante casi un ahora, Emilia se inclinó y me susurró al oído― ¿Podemos coger una habitación e invitar a Marco?

Acepté su propuesta e inmediatamente reservé una habitación y acordamos encontrarnos con Marco en el hotel. En el ascensor, de camino a la habitación, Emilia empezó a besarme y mientras me agarraba la polla me preguntó― ¿De verdad me vas a dejar follarme a este tío?

Yo le respondí― Voy a dejar que hagas lo que quieras hacer ―Por supuesto, esperaba que ella se lo cogiera y que fuera una experiencia extraordinaria para los dos.

Emilia y yo llegamos los primeros a la habitación y Marco nos siguió poco después. Mientras Emilia y Marco se sentaban en la cama y comenzaban a besarse, yo puse una silla en la esquina oscura de la habitación. En pocos minutos Marco le había quitado el vestido a mi esposa y le estaba tocando el coño hinchado y ya muy húmedo mientras la besaba en la boca y el cuello. Mi polla ya palpitaba como si yo fuera un chico de dieciocho años. Emilia comenzó a bajar y a desabrochar la camisa de Marco mientras le besaba el pecho. Se abrió camino hasta su estómago y luego le desabrochó los pantalones, dejándolos caer al suelo y liberando una joven y hermosa polla. Era impresionante y su piel oscura contrastaba con sus manos blancas y lechosas.

Emilia comenzó a chuparle suavemente la polla y me miró para verme acariciando la mía. Esto pareció excitarla más y empezó a chuparle la polla vorazmente. Entonces me preguntó― ¿Te excita esto, su polla en mi boca? ―Ella entonces comenzó a decirme lo hermosa que era aquella polla y lo mucho que disfrutaba chupándola. Mientras lo decía mantenía su mirada en la mía sin apartarla.

Entonces Marco la atrajo hacia él y la besó, luego se abrió camino hacia abajo y suavemente le separó las piernas para revelar los labios hinchados y húmedos del coño. Marco se lo chupó a y en pocos minutos mi esposa se estaba corriendo más fuerte de lo que yo le había escuchado en todos nuestros años juntos. Creo que auténticamente estaba disfrutando con aquel joven y con el hecho de que yo estaba mirando y masturbándome. Después de hacerla correrse varias veces con la boca, Marco se colocó un condón sobre su joven polla, dura como una roca, y la enterró en mi esposa. Esta fue la primera vez desde nuestro noviazgo que mi esposa recibía un pene que no era el mío. En un instante me vine encima y mi semen salpicó más fuerte y más lejos de lo que puedo recordar.

Al verlo, mi esposa preguntó― ¿Disfrutas viéndome follar con su polla? ―y añadió― Mi coño está tan mojado... ―Luego comenzó a pedirle a Marco que se ―follase a su coño casado.

Después de unos momentos se vino y estuvo a punto de gritar.

Esa fue nuestra primera experiencia con Emilia disfrutando de la polla de otro hombre mientras yo miraba y fue la experiencia sexual más emocionante que habíamos tenido juntos. Creo que tuvimos suerte esta noche y conocimos al tipo perfecto.

Durante los siguiente meses, Emilia se ha dado cuenta de que disfruto viéndola venirse más que cualquier otra cosa. También ha quedado claro que le gusta hacer el espectáculo para mí. Pero tampoco hace falta decir que de verdad le encantan las pollas. Emilia continúa follando con Marco y todos nos divertimos mucho juntos.

Los últimos tiempos han sido los mejores de nuestras vidas en términos sexuales. Todo eso es porque mi esposa sabe que quiero que ella disfrute sexualmente y que rebase sus límites mientras me incluya a mí. Emilia continúa teniendo sexo conmigo pero resulta que incluimos a otra persona para que disfrute con nosotros. Emilia ya ha tenido varios amantes y algunas aventuras muy excitantes.

A menudo oigo a algunos decir cosas como― No dejaría que mi esposa se acostara con otra persona ―Yo les diría que desconocen el placer y las experiencias que se perderán.

Feliz.

Otro relato ...




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