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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Comprando comestibles
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Entré en la tienda y empecé a comprar. Eché un vistazo pero no vi a los dos chicos de la semana anterior.

Sólo necesitaba unas pocas cosas, y ya casi había terminado, cuando vi a uno de los chicos. Estuvo allí solo un segundo y desapareció, me imaginé que había ido a buscar a su amigo. Cuando reapareció había tres chicos, no dos, habían llevado a un amigo. No dije nada, sólo sonreí. Se acercaron a mí, los tres sonriendo de oreja a oreja. Dije― hola ― y, ellos dijeron que habían traído a un amigo. Dije que estaba bien, y continué poniendo cosas en mi carro.

Mientras ponía las cosas en el carro, los tres chicos iban detrás de mí. Me di cuenta de que cuando me agachaba para poner las cosas en el carro, mi falda se subía sobre mi trasero. Los tres tipos detrás de mí me miraban el culo y el coño. Los miré y sonreí y les dije que había terminado la compra, que me iba a la caja- Ellos dijeron que me verían afuera. Pagué mis compras y salí al aparcamiento.

Me esperaban afuera y me ayudaron con las bolsas y nos dirigimos a mi auto que estaba algo alejado, detrás de la tienda. Me imaginé que estaría un poco más aislado allí atrás. La semana pasada estaba bastante visible y no necesitaba que todo el pueblo me viera.

Pusieron mis comestibles en el maletero y me senté en el borde del asiento del conductor. Como siempre, mi falda era corta, y mis piernas se abrían mucho, permitiéndoles ver bien. Estaba bastante oscuro allí atrás, pero, la luz interior del coche, y la iluminación del estacionamiento les dio suficiente luz.

Los chicos se me habían acercado y me tocaban el coño desde fuera del coche. Noté a uno de ellos, pasar detrás de mí en la parte delantera. Me tocó las tetas, me desabrochó la blusa y me la quitó. Sus manos corrian por todas mis tetas.

Me pidieron que fuera al asiento trasero. Lo hice y un chico se puso a cada lado de mí. El otro estaba enfrente, y mis piernas estaban bien abiertas. Mi falda se subió sobre mis caderas con mis piernas muy abiertas.

Estaba casi desnuda y mientras me tocaban seis manos, mi mente daba vueltas, las manos apretaban mis tetas, los dedos tocando mi coño, y dentro de mí.

Me empujaron por la espalda con las piernas abiertas, y me metieron una polla entre los labios. Otra polla extendió los labios de mi coño al entrar. Oí a alguien decir que se cogiera a la perra, animándolo a que me follara. Tenía una polla en la boca y otra en el coño, intenté hablar, pero no pude. El que estaba follando mi coño me estaba jodiendo fuerte y más rápido. La que tenía en la boca la estaba empujando hacia mi garganta. Su amigo estaba animándoles diciéndoles se follaran a la perra. El que estaba en mi coño empezó a eyacular en mi coño. El de mi boca emitió un gruñido, y empujó y sostuvo su polla en mi garganta. Sentí un chorro tras otro de semen, depositándose en mi garganta. Seguí viendo una luz brillante parpadeando, pero no hice nada respecto a eso.

Me pusieron boca abajo en el asiento, con el culo al aire. El chico del asiento delantero, se movió detrás de mí, metiendo la cabeza de su polla en mi vagina. Dio unos golpes, parando después de unos pocos, y luego la metió hasta el fondo. La sacó casi todo hacia afuera, se detuvo, y luego la volvió a meter con fuerza. Luego la sacó hasta afuera, frotando la punta contra mi trasero. Metió las puntas de sus dedos en mi coño mojado, mojándolos con mis jugos. Frotó mi jugo en mi culo, lubricando mi agujero trasero. Empujó la punta de su polla contra mi culo, forzando la entrada en mi culo. Solté un pequeño gemido y se rió, empujándolo un poco más. Sus amigos le animaron a que se follara el culo de la zorra. Casi la sacó, entonces, dio un gruñido y me metió la polla hasta el fondo. Sus amigos se rieron, yo empecé a gritar, pero enseguida una polla metida en mi boca.

Las paredes de mi culo se estaban abriendo de par en par mientras estaba amordazado con una polla en mi garganta. Se animaban mutuamente a follarme. Seguía viendo destellos brillantes, mi cabeza daba vueltas y mi coño necesitaba una polla.

Esto continuó mientras los chicos cambiaban de lugar, no dejaban de preguntarme si me gustaba que me follaran. Mi boca estaba llena con sus pollas y no podía responder, además tenía su semen bajando por mi garganta.

De nuevo me preguntaron si me gustaba que se follaran mis agujeros, sacudí la cabeza y dije que sí. Dijeron que querían oírme decir que me encantaba que me follaran. Les dije que me encantaba que me follaran, y se rieron. Me preguntaron si quería que me follaran la semana que viene. Dije que sí, se rieron, uno me dijo que le chupara la polla. Hice lo que me dijeron, ellos se rieron y volví a ver destellos brillantes. Entonces me di cuenta de que los flashes eran sus teléfonos con cámara.

Noté su polla endureciéndose en mi boca mientras me follaba la garganta. Otra vez entró en mi boca, tragué con avidez, sin perder ni una gota.

Se vistieron y rieron mientras continuaban apretando mis tetas y tocando mi coño. Cuando empecé a sentarme, me dijeron que me recostara y que mantuviera las piernas abiertas. Me recosté y abrí las piernas. Me quedé así, durante cinco minutos después de que se fueron.

Me dijeron que la semana siguiente estacionara en este mismo lugar. Me querían desnuda cuando llegaran, yo sólo los miré. Uno de ellos que me preguntó si quería, sacudí la cabeza y dije que sí. De nuevo me ordenó― ¡Desnuda y extendida en el asiento de atrás! ¿Entiendes? ―Le respondí que sí. También me dijo que habían tomado una foto de mi licencia de conducir y que eso era sólo para garantizar que yo siguiera sus instrucciones y volviera.

Se reían mientras se alejaban gritándome― ¡Perra!

Se fueron, dejando una puerta trasera abierta, con la luz interior encendida. Mi cuerpo estaba completamente expuesto a cualquiera que mirara dentro.

Después de unos minutos, me senté a mirar alrededor para ver si se habían ido. Sin ver a nadie, busqué mi ropa que no estaba dentro del auto. Recordé que dijeron que estarían fuera del coche.

Lentamente salí del coche desnuda, buscando mi ropa. Mis zapatos de tacones estaban en un carro de compras cercano, corrí y los cogí. Mi blusa estaba en una papelera, a unos cinco metros de distancia. Mirando alrededor, y, sin ver a nadie, corrí y me agarré la blusa. Me la puse y me abotoné algunos botones. Busqué frenéticamente mi falda.

Un camión de reparto iba retrocediendo a unos diez metros de distancia. Mi falda estaba colgada en el espejo del lado del pasajero. Con mi culo y mi coño a la vista, necesitaba mi falda. Empujé un carrito de la compra delante de mí, esperando que ocultara mi desnudez.

Estaba a unos tres metros del camión, cuando un joven que recogía los carros, se acercó a la esquina. Sonrió y dijo que se llevaría el carrito. Me quedé helada. Se llevó el carro y mi mitad inferior quedó totalmente expuesta. Me quedé allí de pie mientras él me miraba el coño, ni siquiera traté de cubrirme.

Se rió, y dijo que tres chicos le dijeron que había un carro detrás de la tienda.

Uno de ellos dijo que también había una mujer desnuda y que le dijo que si la ayudaba a encontrar su ropa, le dejaría ver el coño.

Me quedé mirándolo, finalmente señalé el espejo del camión con mi falda colgando de él. Él se acercó al camión y bajó la falda, se giró y me la ofreció. Todo lo que tenía que hacer era caminar tres metros para conseguirla. El camión estaba cerca de un foco del estacionamiento. Si iba hacia allá, él chico me podía ver todo muy bien.

Me dije que qué demonios, me acerqué a él, y tomé mi falda. No hice ningún esfuerzo por ponérmela y dejé que me mirara el coño, girando lentamente para que pudiera ver mi culo. Estaba a un metro de él, dejé de girar, me agaché lentamente doblando la cintura. Él extendió una mano y me tocó el culo, diciéndome que tenía un gran culo. Su mano se movió por la raja de mi culo siguiendo hasta el coño. Me metió la mano entre las piernas, notando mi coño y su humedad. No me moví, sus dedos comenzaron a entrar mi coño mojado. Su dedo medio se metió en mi ranura, el dedo que se coge mi coño. Yo estaba empapada, y, cada vez más mojada por sus dedos. Primero un dedo, luego dos. Empujándolos hacia adentro y hacia afuera, torciéndolos hacia un lado y hacia el otro. Otro dedo se unió a los primeros, mis piernas se estaban debilitando, yo estaba temblando.

Le dije que se detuviera un segundo, me puse de cara al lado del camión. Me agaché de nuevo, apoyándome en el camión para ayudarme a mantenerme estable. Empezó a tocarme con los dedos retorciéndolos dentro de mí, estaba goteando y empecé a chorrear. Él sacó sus dedos y me vio chorrear. Me tocó las tetas y me abrió las piernas con las rodillas. Noté que mi coño estaba siendo follado de nuevo, algo grande estaba separando los labios del coño. Tenía una polla muy grande que me abrió el coño a la fuerza. La metió poco a poco mientras mi coño se abría de par en par. Su polla entró gradualmente en mí, poco a poco. Empezó a follarme lentamente al principio, y luego más rápido y más rápido. Mi coño estaba ardiendo, no podía tener suficiente. De repente se detuvo, puso la cabeza de su polla contra mi culo y me la metió.

Tuvo que ayudarme a sostenerme porque mis piernas estaban demasiado débiles para soportar mi peso. Me cogió el culo una y otra vez hasta que lo noté tenso y empujó su polla, hasta el fondo; pude notarlo eyaculando chorro tras chorro de semen en mi culo.

Luego, lentamente sacó su polla de mi culo. Podía notar su semen goteando de mi trasero, pero no podía moverme. Me quedé así inclinada de cara al camión mientras él se metía la polla en los pantalones, subiéndose la cremallera de la bragueta.

Lentamente recuperé mis fuerzas, me di la vuelta, el chico me sonrió y yo le devolví la sonrisa. Me dio las gracias, dijo que me vio en la tienda la semana pasada, que le encantaba verme agachada para coger cosas. Le encantaba verme el culo y el coño. Dijo que les habló de mí a algunos chicos que trabajaban allí y que le dijeron que se lo estaba inventando.

Me puse la falda y le sonreí, le pregunté si trabajaba la semana siguiente y me dijo que sí. Le dije que estaría allí a las ocho y cuarto. Si lo veía, me aseguraría de llevar una falda muy corta para su placer.

Me encanta ir al supermercado.

Bárbara

 

 

Bárbara va de compras

Estos son los relatos de las cosas que le ocurren Bárbara cuando va de compras. A veces se mete en líos de los que solo puede salir de una única forma. Pero pese a todo, le gusta y siempre regresa.

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