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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Cuarto día en casa de mi tía Bárbara
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Mi tía y yo ya llevamos encerrados cuatro días. En esos cuatro días, mi tía que no tenía mucha experiencia con pollas es ahora una mujer diferente

Estamos teniendo sexo dos o tres veces al día y ha resultado ser una perra muy caliente y sucia. Todavía tiene un coño muy apretado y ahora le encanta chupar pollas, además de que puede llevar casi completos mis veintidós centímetros al fondo de su garganta. La segunda noche que me quedé en casa de mi tía me dijo que tenía una sorpresa para mí esa noche. Me dijo con una sonrisa en su cara y brillo en los ojos que tendría que esperar a la noche.

Mi tía, antes de cenar me dijo que se iba a duchar y me pidió que pusiera la mesa. Acepté, por supuesto, mientras me preguntaba que estaría haciendo. Mi tía ha querido más y más de mi polla y ha empezado a ser más aventurera, de todos modos, mejor pongo la mesa y preparo algunas bebidas mientras el tiempo pasa.

Tan pronto como puse la mesa y saqué una botella de vino de la nevera, pude oír a mi tía bajando las escaleras, me di la vuelta y vi que llevaba un vestido rojo corto y llevaba medias y liguero, y me di cuenta de que se veía estupenda y empecé a sentirme caliente enseguida.

― ¡Guauuu…! te ves muy hermosa tía Bárbara ― le dije.

Tomamos un par de copas de vino entonces ella dijo que ella serviría la cena. Se levantó y fue a por la cena a la cocina. Entonces se fue hacia el horno y se inclinó y pude ver que llevaba medias y liguero rojos debajo del vestido rojo. No pude ver bien pero pensé que o no tenía puestas las bragas o llevaba una tanga de cordón, o tal vez no tenía nada puesto.

Nos sentamos a cenar y bebimos unas cuantas copas más de vino, cuando ya habíamos bebido una botella, empecé a sentirme muy excitado al ver los pezones de mi tía que sobresalían del vestido y supe también que ella también estaba excitada y que además, podía ver el bulto de mis vaqueros. Yo ya no podía esperar a llevarla por las escaleras y acostarla en su gran cama y darle a su coño un buen tratamiento.

Después de un tiempo nos cambiamos a la sala de estar y nos sentamos en el sofá a charlar sobre esto y lo otro, nada en particular. Durante todo el tiempo que estuvimos allí sentados, mi tía me frotaba la pierna, sabiendo muy bien que se me ponía dura de vez en cuando y luego dejaba que su mano me tocara la polla. Le dije a mi tía que me estaba provocando con una pequeña sonrisa en su cara y me dijo― Si, eso te estoy haciendo, Esteban.

Bueno, llegaron las once de la noche y ya no pude soportarlo más, estaba tan jodidamente caliente que le dije que nos iríamos a la cama.

― Pensé que nunca lo dirías, Esteban ―Dijo mi tía mientras se levantaba de un salto y caminada hacia la habitación subiendo las escaleras balanceando el culo.

Yo pensaba― ¡Oh Dios mío! ¿Qué le he hecho a esta mujer?

Subimos las escaleras al dormitorio de mi tía y al entrar se dio la vuelta, me rodeó el cuello con los brazos y empezó a besarme-Me metió la lengua en la boca y la sacó, y al mismo tiempo se empujó a sí misma contra mi polla, que ahora está muy dura. De repente dejó de besarme y me dijo que le bajara la cremallera del vestido que estaba en la espalda. La rodeé con los brazos y empecé a bajarle la cremallera. Me di cuenta de que no llevaba sujetador. Entonces llegué a la parte superior de su culo y pude sentir que llevaba un liguero. Bajé la cremallera hasta abajo y ella se sacudió y se estremeció y el vestido cayó al suelo.

― ¡Joder! ―le dije― Estás impresionante.

Ella, se paró un poco atrás y dijo― ¿Te gusta tu regalo? ―Mientras miraba a mi tía de arriba a abajo, pude ver que se había afeitado el coño para mí.

Estaba tan jodidamente cachondo que enseguida me quité la camiseta y los vaqueros y los dejé caer al suelo, dejando que mi polla saliera delante de mí. Me agarré a mi tía y empecé a besarla con pasión y metiendo muy profunda la lengua en su boca. Pronto ella estaba agarrando mi polla y me la acariciaba amorosamente.

Le di la vuelta a mi tía desnuda y luego la empujé sobre la cama. La miré allí desnuda para mí y me puse más cachondo. Me arrodillé, le abrí las piernas y empecé a lamerle el coño que estaba empapado. Los labios del coño estaban hinchados y ligeramente separados, empecé a meterle un dedo y ella empezó a gemir. La volví a mirar y le abrí más las piernas, y volví a lamerle su coño, que estaba empapado, pero sabía bien. Pronto empezó a gemir y a quejarse mientras trabajaba con mis dedos y mi lengua en su coño y su clítoris.

Entre gemidos me pidió― ¡Méteme la polla bien dentro del coño, Esteban!

Me agarré la polla y guié la cabeza al coño mojado de mi tía separando sus labios con ella. Empujé suavemente y pronto la cabeza se metió en el pequeño coño de mi tía. Seguí empujando y ella empezó a empujar también contra mí. Estaba muy mojada y quiero decir muy mojada. Empecé a meter la polla más y más profundamente en el coño de mi tía, pronto tenía casi todos mis veintidós centímetros dentro de su vagina. Me la cogí durante unos diez o doce minutos y luego le di la vuelta y le puse las piernas al final de la cama. Le metí la polla en el coño y empecé a follarla desde atrás. Durante este tiempo que estuve follando su coño empecé a meterle el dedo en el culo y ella empezó a gemir y a quejarse. Podía Notar a mi tía empezando a correrse de nuevo en mi polla cada vez que le metía el dedo más profundamente en su pequeño culo. Me incliné hacia adelante sobre mi tía y le susurré en el oído― Voy a follarte el culito ahora.

Me levanté y saqué la polla de su coño mojado poniendo la cabeza de mi polla en su culo y empujé suavemente pero de repente yd estaba dentro del culo de mi tía

― Tu puta polla es muy grande ―Gritó mi tía.

Seguí empujando lentamente hasta que ella tuvo casi dos tercios de mi polla en su culo mientras yo abofeteaba sus nalgas. Ella seguía jadeando y gimiendo.

― Tía ―le dije―Pasa tu mano por debajo de tu cuerpo hasta tu coño y fóllate con los dedos.

Se puso a hacer exactamente lo que le decía y empezó a gritar de placer mientras yo le metía más y más polla en su agujero del culo hasta que se la metí toda. Me la follé como si me estuviera follando por el coño, ella ya gritaba de dolor pero yo había ido demasiado lejos.

Necesitaba correrme pronto y enseguida ya estaba metiendo mi carga de semen en el culo de mi tía. También sabía que ella no tardaría y pronto a correrse conmigo tan pronto como notó que mi semen salía disparado de mi polla.

Le separé las nalgas para poder ver mi semen saliendo de su culo y entrando en su coño, que parecía tan jodidamente sexy. Ella seguía frotándose el coño y gritando― Me estoy corrigiendo, Esteban, estoy tan caliente que necesito tu polla en mi coño ahora.

Rápidamente corrí al baño y me lavé muy bien para darle a mi tía Bárbara exactamente lo que me pedía. Pronto estaba follando el bárbaro coño de mi tía otra vez. Esta vez, toda mi polla entro muy fácilmente en coño mojado.

Al poco tiempo, le dije a mi tía que necesitaba correrme.

― ¡Ahora no, por favor! ―me dijo― No saques tu polla de mi coño, necesito que me llenes el coño, Esteban.

Lo dijo así, con esas palabras y empecé a correrme mientras me metía más adentro del agujero del coño de mi tía.

Ella estaba temblando y yo también. Esperé a que mi cuerpo dejara de temblar antes de sacar mi polla de su coño.

Mi tía Bárbara se dio la vuelta y me agarró la polla mojada y empezó a chupármela y a lamérmela hasta dejármela bien limpia.

Me miró y me dijo― Me encanta tu polla, no sé qué voy a hacer cuando te vayas y me dejes sin esa polla

Me subí encima de ella y empecé a besarla apasionadamente.

Esteban

 

 

Mi tía Bárbara

Esteban es un amigo y colaborador que nos cuenta como va pasando la cuarentena encerrado en casa de su tía, solo ellos dos. Día a día, nos relata como le va y las cosas que hace con su tía Bárbara.

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