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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Una semana de cuarentena en casa de mi tía Bárbara
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Ya llevo siete días y siete noches encerrado noches con mi tía Bárbara y no me arrepiento ni un minuto de que haya pasado de no  tener sexo casi siete años a tener mi polla follándola tres y cuatro veces al día.

Anoche después de la cena nos sentamos en la sala de estar a tomar una copa y empecé a preguntarle a mi tía Bárbara sobre su vida sexual.

― No ha estado bien ―dijo y empezó a hablar de su último novio― Supongo que no le gustaba mucho el sexo. No creo que durara más de unos segundos antes de correrse... cuando lo hacía, no era mucho; en realidad nunca me hizo un orgasmo y  a veces pensaba que no quería tenerme en absoluto. Y a veces me iba a la ducha y terminaba conmigo misma porque estaba muy caliente. A veces quería gritarle preguntándole porque nunca me lamía el coño, nunca me dejaba chuparle la polla, y cuando me tocaba con el dedo nunca me hacía correr, y yo me sentía muy frustrada y jodidamente cachonda, pero no podía hacer nada más que decir que me iba a duchar y con suerte me sacaría a mano un poco de placer. A veces me ponía las medias con liguero y una falda corta y caminaba por la casa y me agachaba de vez en cuando esperando que quisiera tenerme, pero nunca me dio ni siquiera un cachete en el culo.

Alargó la mano, tomo la copa y antes de tomar un trago suspiró y dijo― Pero contigo es diferente, me haces sentir caliente y relajada; y me haces sentir deseada y sé muy bien que me follarás el coño siempre que puedas. Estás siempre tan caliente que me encanta jugar con tu gran polla gruesa. Creo que es porque nunca he visto o sentido algo así antes

― Gracias, tía Bárbara―Le dije emocionado.

― No creas que soy una puta cachonda porque hayamos tenido sexo la primera noche que pasaste aquí. No es eso, es que esa Esa noche necesitaba a alguien conmigo y estoy muy contenta de que fueras tú. Me has hecho sentir como una mujer otra vez. El sexo contigo es alucinante y no quiero que esto pare.

Me acerqué a ella y le di un beso tierno en los labios. Ella me lo devolvió pero continuó hablando― Nunca esperé que tuviéramos sexo esa noche ni ninguna otra noche. Pero estoy muy contenta de que lo hayamos hecho y de que sigamos haciéndolo.

Mientras estábamos sentados en el sofá mi tía me frotaba la pierna. Ella sabía muy bien que estaba haciendo que mi polla se hinchara dentro de mis vaqueros, así que empecé a frotar con una mano en el interior de su muslo y pronto la deslicé entre sus piernas y jugué suavemente con su coño.

Cuando le toqué el coño por primera vez pude sentir que sus labios ya estaban hinchados y empezaban a separarse, y que goteaban muchos jugos. La miré a los ojos y seguí hablando con mi tía Bárbara mientras le frotaba el coño.

De repente me dijo― Quiero que me beses.

Me incliné hacia delante y empecé a besarla apasionadamente. Al poco, ella se apartó y dijo― Me estás haciendo mojar, creo que lo haces intencionadamente para hacerme desearte.

Lo siguiente que pasó fue que me estaba quitando los vaqueros y se ponía de rodillas delante de mí bajando la cabeza y empezando a chuparme la polla, A lamérmela y a chupármela bien y despacio pero mirándome a los ojos. Le había dicho hace un par de noches que parecía una chica sucia cuando estaba chupando y lamiendo mi polla y de vez en cuando mirándome. Ella sonreía cuando empezó a meter la cabeza de mi polla hasta su garganta.

Cuando tenía más de dos tercios en su garganta, empujó con su cabeza hacia abajo y pude oír a mi tía atragantarse, pero aun así se empujó a sí misma contra mi polla. Y pronto tenía toda mi polla, dura y gruesa en su garganta. Parecía una estrella pornográfica haciéndolo.

Me puso muy cachondo verla con toda mi polla en la garganta y pensar que nunca había chupado una polla antes de hace siete días.

Me chupó la polla unos minutos  más cuando empecé a a levantar el culo del sofá porque quería correrme y ella que lo sabía, empujó su cabeza hacia abajo chupando todo lo que podía. Pronto disparé mi carga en la garganta. Cuando terminé, levantó la cabeza y empezó a lamer toda la longitud de mi polla y me sonreía, entonces dijo― ¿Crees que soy buena haciendo esto, Esteban?

― Eres jodidamente buena ―Le dije.

Con eso dicho se levantó y dijo― Quiero que me lleves a la cama y te folles, pero primero quiero que me lamas el coño, el clítoris y el culo, porque eso me da ganas de correrme y antes de follarme quiero que me metas despacio la cabeza de tu polla y luego empujes despacio, no me hagas tener toda la polla a la vez, quiero sentirla poco  a poco dentro de mí.

Me encanta cuando mi tía Bárbara habla así.

Subimos al dormitorio de mi tía y le quité la ropa. La puse de espaldas en la cama y luego ella abrió las piernas para que yo pudiera acceder a su dulce coño. Empecé a lamerle el coño y el clítoris en segundos.

No pasó casi nada de tiempo cuando estaba empezando a venir y de repente dijo― Estoy teniendo un orgasmo, por favor, por favor, mete esa gran polla tuya en mi coño ahora, por favor, por el amor de Dios, necesito esa polla.

Me coloqué entre sus piernas y me acordé de lo que había dicho abajo. Apoyé la gruesa cabeza de mi polla en el agujero de su coño y empujé despacio. Luego me retiré y dejé que la cabeza de mi polla saliera del coño mojado y empujé fuerte y rápido hacia adentro toda la longitud de mi polla.

―Fóllame Esteban, por favor, fóllame fuerte, necesito que me folles.

Yo que estaba golpeando su coño como un loco y levanté sus piernas hasta los hombros y me la follé tan fuerte cómo podía. Me saqué la polla y se la volví a meter y ella gritó otra vez― ¡Fóllame, fóllame fuerte!

Pronto estuve lanzando mi carga dentro de su coño, debo haberle disparado unos cuatro o cinco grandes chorros de semen dentro de ella. Saqué la polla y me tumbé de espaldas y en segundos ella estaba limpiándome la polla con su lengua, lamiéndola de arriba a abajo. Cuando terminó se arrastró sobre mí y empezó a besarme profundamente.

― Te quiero para follarme. Ahora me doy cuenta de lo que me he estado perdiendo. No quiero pensar en el día en que vuelvas a tu casa. Te voy a echar mucho de menos y me voy a sentir muy sola.

Cuando me lo dijo, la miré a los ojos y los pude ver llenos de lágrimas.

― Bueno, tenemos que aprovechar al máximo las cosas que tenemos y el tiempo que nos queda. Aún nos quedan siete días y noches más.

Mientras ella estaba acostada encima de mí puse mis manos en sus nalgas y empecé a meterle uno de mis dedos en el culo, ella empezó a gemir y a jadear de placer. De repente me dijo― Quiero que mañana por la noche me tomes en el culo otra vez y quiero que te corras dentro de mi culo pero esta noche quiero que me ames y me beses Esteban.

Con eso dicho, tiré de la colcha sobre los dos, acerqué a mi tía y la besé amorosamente.

Esteban

 

 

Mi tía Bárbara

Esteban es un amigo y colaborador que nos cuenta como va pasando la cuarentena encerrado en casa de su tía, solo ellos dos. Día a día, nos relata como le va y las cosas que hace con su tía Bárbara.

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