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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Cumpliendo el deseo de Marité
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Entusiasmado con los encuentros mantenidos con Rosa y Luis, convencí a Claudio. Ofrecí en las redes sociales nuestra ayuda a parejas sin prejuicios que desearan cumplir fantasías sexuales con ayuda de otra pareja. Los mensajes recibidos fueron muchos, algunos irrealizables, otros sin poder continuar con una propuesta.

Luego de entablar un diálogo con Huber, supimos que deseaba cumplir el deseo de Marité, su pareja. Me indicó que el deseo de Marité era ser abordada por tres hombres mientras disfrutaba ella sola de un baño sauna finlandés. En un momento que se apagaba por completo la iluminación del recinto, seria abordada y sometida.

Marité y Huber, disponían de un recinto en su casa equipado como sauna; el baño entablonado, con su generador de vapor y cómodo para cuatro personas.

Ella es una mujer delgada, de cabello corto rojizo, 1,68 m de estatura y edad aproximada de unos cuarenta años. Y un hermoso rostro sensual.

Huber es delgado, apenas supera a ella en estatura, sin barba ni bigotes, ojos movedizos, y muy contento de conocernos.

Luego de hablar varios días, concertamos en reunirnos en su casa.

Marité, tomaría su bañó sauna según lo acordado. Huber, Claudio y yo esperaríamos en el ante baño, con mucha iluminación y completamente desnudos los tres. Al momento de cortarse la luz, irrumpiríamos al vaporoso bañó en completa oscuridad buscado una salida. Encontrándola a ella y sometiéndola como animales en celo. Así, la hallaremos a ella desnuda, sudorosa y la someteremos hasta que ella diga basta o se ilumine nuevamente todo.

Yo no sabía que papel desempeñar y Claudio me sugirió que, llegado el momento, besara los pechos de Marité, también su sexo, y que le diera a chupar mi pene.

El día del encuentro nos recibieron con un trago largo, brindamos por conocernos. El ambiente estaba saturado de aroma a perfumes orientales y con música de relax....

Hasta que desapareció de nuestra vista Marité, diciendo que tomaría su baño. En ese momento estaba vestida con una túnica blanca muy liviana casi transparente. Debajo de la prenda estaba desnuda.

Cinco minutos después, Huber pregunto― ¿Les agradaría hacerla gozar hasta hacerla gemir?

― Lo intentaré.... me gusta tu mujer ― Respondió Claudio.

Huber se rió y comenzó a quitarse la ropa. Lo siguió Claudio dejando caer al piso sus prendas. Ya los tres desnudos nos dirigimos a la puerta del baño. El ambiente estaba muy iluminado y vi el miembro de Huber.

Es más pequeño que el de Claudio, en el que se destaca la cabeza voluminosa, aun en estado de semiflacidez. El mío es el más pequeño.

Los ojos de Huber buscaban constantemente fijarse en el sexo de Claudio. Y en sus bolas grandes debajo una mata de vellos oscuros. La verga de mi amigo ya estaba creciendo en grosor y longitud.

Claudio, me adelantó frente a la puerta, quedandose a mis espaldas, y rozando su verga en mis nalgas.

Quedamos oscuras y al abrir la puerta, una nube de vapor caliente me envolvió. Claudio y Huber ingresaron detrás de mí y cerraron la puerta.

Avancé con las manos extendidas hacia adelante buscando el cuerpo de Marité. No hallé la cabeza de ella pero si sus piernas, estaba tendida sobre el banco de madera. Lleve mi mano a su rajita, húmeda y caliente y bajé mi cabeza. Chupe los labios hinchados de su vagina llegando a darle lengüetazos al botón carnoso de su ano, también levemente hinchado. Sus nalgas pequeñas y separadas, apenas lo ocultaban. Estaba totalmente depilada y tenía muy suave la piel.

Sus manos habían encontrado otro cuerpo y se movió arqueándose levemente. Alguien llenaba su boca con un miembro sudoroso.

Una mano se deslizó por mi espalda y me presionó el ano con un dedo introduciéndolo hasta la primera falange. Indudablemente era Claudio que suele hacerme eso. Me aparte y le di lugar. Me desplace hacia los pechos de Marité, medianos y firmes como su abdomen.

Las piernas de Marité se elevaron cuando Claudio comenzó a ensartarla con ese gancho carnal, grueso y largo. Ella quiso agitar los brazos pero se los aprisione entre los míos y se retorció. Un gemido broto de sus labios y luego otro más intenso.

Las manos de Huber me desplazaron del pecho de Marité y ocupó mi posición. Desplazado hacia la cara de ella le ofrecí mi miembro en su boca entreabierta que no paraba de emitir suspiros. Soltó mi pene y su cuerpo giró quedando boca abajo sobre el banco.

Mis manos apoyadas en sus hombros amortiguaban las embestidas que Marité recibe en su sexo. Las suyas estaban apoyadas en la madera húmeda del largo banco.

De repente, ella dijo― ¡Basta! ―Y dejo colgar su cabeza fuera del banco.

Se encendió la luz y los cuatro nos reímos. Teníamos totalmente enriquecido los rostros, y desencajados

Ella nos besó a los tres y envolviéndose con una toalla se retiró.

― Va a tomar una ducha fría ―Dijo Huber, y continuó― Puedes ducharte tu primero Rober, la puerta blanca a tu izquierda. Luego Claudio y por último yo.

Dos horas más tarde ya estábamos de vuelta en casa.

Le dije a Claudio que aunque no lo veía sabía que él me había desplazado cuando estaba lamiendo la vagina de Marité. Y luego cuando estaba en sus pechos, me desplazo Huber.

Entonces. Claudio con una sonrisa dijo― Les cumplí el deseo a los dos ―Y me relató lo acontecido.

Cuando ingresamos a la sauna, detrás de ti, Huber tomó mi verga entre sus manos y arrodillándose la introdujo en su boca succionando fuertemente. Cuando se reincorporó, la frotó entre sus nalgas.

Luego cuando te hallé haciéndole oral a Marité. Toqué tu ano así para que me reconocieras. La penetre profundamente. ¡Estaba ansiosa! Se calentó mucho y me ofreció el culo, sin mencionarlo, solo con sus movimientos. Creo que disfrutaba cada metida a fondo, es una hembra acostumbrada a que le llenen de carne el rabo. Cuando Huber te desplazó, se acercó a mí y con una mano comprobó que le estaba dando por atrás. Inclinó su cabeza para poder llegar a lamer el ano de Marité y mi verga cuando salía de ella, mientras con su mano libre se masturbaba.

Cuando fuiste a ducharte, Huber, me pidió que se la metiera. Cuando hice presión en su entrada para penetrarlo, desistió, dijo que era demasiado para él. Pero quiere quedar en contacto para reunirnos los tres y disfrutar este trozo que tiene Papito. ¿Qué opinas?

Rober

 

 

Claudio

Rober nos habla de Claudio, uno de sus amantes

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