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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Deseo de Elvira
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Cuando una mujer se propone algo, no para hasta lograrlo. Durante el verano, Claudio había tenido dos encuentros íntimos con Elvira y mantuvieron contacto telefónico.

Al parecer Elvira deseaba ser follada nuevamente por Claudio. Por eso, urdió un plan para convencer a su marido para tener ambos algún encuentro sexual con extraños a fin de reavivar sus decaídos encuentros amorosos rutinarios.

Elvira había aceptado que Bruno follara con una chica rentada, en su cama y con su presencia. Luego él debía aceptar que ella buscara en la red un hombre rentado de su agrado, para tener sexo ante la mirada de Bruno. El problema era que Bruno y Claudio se conocían.

Así fue como ella le sugirió a Claudio subir un aviso ofreciendo sus servicios. El aceptó y subió una foto suya con barba y un antifaz negro presentándose como ex stripper. Claudio no podía creer la posibilidad de follar a Elvira frente a su marido. Cuando ella, junto con Bruno, eligió el candidato, resultó elegido mi amigo y amante. A Claudio le agradan los chicos pasivos y las chicas, con igual intensidad.

Bruno acordó el arancel con Claudio y propuso conocerse personalmente ante de concertar un encuentro. Para llegar al encuentro, Clau cambió el antifaz por anteojos oscuros.

Yo no pude acompañarlo, únicamente le deseé suerte y buen disfrute.

A su regreso a la mañana siguiente, me relató lo vivido con Bruno y Elvira en un restaurante de Puerto Madero. Con los brazos cruzados por detrás de su cabeza, tendido boca arriba en nuestra cama comenzó contándome” Fue buena la cena. Bruno insistía en que Elvira es un poco fría, le encantaría que fuese más desinhibida.

Pregunté qué sexo tenía permitido y Bruno respondió que eso lo decidiría Elvira, e insistía en que bebiéramos. Tomamos varias copas

Él bebía nerviosamente pero yo me contenía. Intentando estar bien para cuando follara con ella. Luego del postre y de brindar nos dirigimos a un hotel de encuentros. Un lujoso lugar, espacioso, con todo lo que puedes imaginar para disfrutar buen sexo”

Y Claudio prosiguió diciendo “Bruno se dejó caer sobre un sillón, con la cara desencajada por efecto del alcohol.

Pasé a ducharme y luego con mi sexo cubierto con una toalla y el torso desnudo, me acomodé en otro sillón enfrentado a Bruno. La luz era muy tenue, y la música suave. Luego Elvira pasó al baño mientras Bruno se dormía. Yo permanecí en silencio. Cuando ella regreso muy perfumada y vestida con un baby doll rojo transparente, besó a Bruno y le pidió que se duchara. Que eso lo iba a despejar. Él se levantó y sin mirarme entro al baño.

Ella se abalanzó sobre mí, celebrando nuestro reencuentro con un beso profundo y húmedo. Su mano buscó en mi entrepierna y encontró un delicioso bastón que succiono con avidez. Mi mano le correspondió separando los labios de su caliente y mojada rajita.

Cuando su marido regresaba, ella se sentó en el sillón que había ocupado él. Bruno apareció totalmente desnudo y aproximándose a Elvira le acercó a los labios, su miembro flácido, blanco y medianito. Elvira comenzó a metérselo en la boca. El me indicó que me quitara la toalla y cuando vio mi verga rígida, exclamó―Mira Elvira, el regalo que tiene el amigo para vos― Con la verga semirigida, Bruno se vino en la boca de Elvira. Luego le dijo― Hazle un pete al amigo.

Ella se limpió la boca con mi toalla y engulló mi pene hasta su garganta. El miraba ya tirado en el sillón y manoseándose el pene dijo― Elvira, quiero verte como una puta, me encantan las putitas. Ella bajó los breteles de su única prenda descubriéndose los pechos, giré levemente y Elvira, dio un salto hacia adelante e introdujo su lengua en mi boca. La tomé por la cintura fuertemente hasta sentir mi verga apretada por su pubis.

Ella se dejó caer sobre la mullida cama. Giré su cuerpo e introduje mi cara entre sus nalgas. Mi boca se deleitó sumergida en un cunnilingus y anilinguis que la volvió loca. Abrió levemente las piernas, no tenía bragas, quedando ante mis ojos sus labios vaginales rosados, levemente abiertos y su capullo marrón humedecido.

Inclinado sobre ella, dando mi culo hacia la mirada de Bruno. Me hundí en sus entrañas arrancándole suspiros. Algunas veces hasta el fondo golpeando con mis bolas en su ano. Las embestidas cobraban velocidad y profundidad mientras sus calientes jugos me mojaban en abundancia lubricando mi verga para que la penetrara raudamente y sin roces. Notaba el choque de mi glande con el cérvix de su útero. Hasta que le sobrevino un temblor general como si tuviera frío aunque su cuerpo hervía. El orgasmo le llegaba en oleadas de gozo, ensartada como había soñado.

Luego sus músculos tensos se aflojaron. Continué dándole estocadas a fondo, apretándole las nalgas con ambas manos. Sus pies apoyados en mis hombros y un segundo orgasmo profundo nació desde sus entrañas. Elvira movía la cabeza hacia los lados y se mordía los labios. Cuando ella tembló y se desmorono por segunda vez no pude contenerme más y descargue mi semen en su profundo interior.

Cuando saque la verga de su interior me volteé para mirar a Bruno que estaba ebrio y dormido. Todo mi semen y los jugos de Elvira salían abundantemente por la rajita y mojaban su ano antes de llegar a las sabanas.

Tomándola de una mano, la hice levantarse para llevarla al baño conmigo. Al ponerse de pie, todo lo contenido en su vagina se deslizó por sus muslos. Elvira caminaba con las piernas juntas y mi verga también dejaba escapar gotas viscosas.

Nos duchamos juntos mientras nos besábamos pero ella insistía en tener mi pene en su boca. Mientras que yo deseaba follarle el culo con desesperación.

Cuando la abracé por la espalda, mi falo tenía la dureza del acero y llegando al espejo para mirarnos, ella se inclinó sobre el lavatorio. Deslice mi mano derecha entre sus nalgas. El dedo mayor presionó su puertita aun fruncida y la masajeo hasta hacerla dócil y ansiosa a la presión del glande rojo con forma de sombrerito que le reclamaba dejarlo entrar.

Cuando logre tener el miembro bien alineado con su pequeña puerta, tome sus pechos entre mis manos, los moví frenéticamente y presione mi pubis en su culo blanco y redondo Cuando la cabeza roja brillante y caliente logró vencer la resistencia del primer anillo, su esfínter se entregó, ella suspiro y se aferró fuertemente a la grifería mordiéndose el labio inferior. Mis bolas golpeaban su vagina hinchada y semi abierta cada vez que la embestía.

Con voz bajita y temblorosa dijo― Estoy llegando al orgasmo aunque la siento muy gruesa en el culo y me duele pero así es rebueno.

Comenzó a temblar, se le aflojaron las piernas y se derrumbó. La sostuve fuertemente por la cintura para mantenerla ensartada y sentir brotar mi semen en sus entrañas.

En ese momento se paró Bruno en la puerta del baño y mirándonos dijo mientras se acariciaba el pene― Me encanta que entregues el culo a un desconocido. Que seas en la intimidad una putita callejera ―Luego agregó― Ven trágalo mientras el amigo te folla el culo ―Ella se higienizo de todo el pegote que le bajaba y comenzó a engullir el pene de Bruno. Yo a su espalda le acariciaba el ano hinchado, caliente y rojo sin penetrarla.

Ya no tenía erección y le dije― Hasta aquí llegó mi servicio ―Luego comencé a vestirme.

Luego se metieron a la cama discutiendo. Elvira con su mirada busco mis ojos pero no dijo nada. Entiendo que con esa mirada me dejo abiertas todas las puertas. La de su corazón, su boca, su vagina y su puertita trasera.

Esto sucedió en la playa de Mar del Plata.

Rober

 

 

Claudio

Rober nos habla de Claudio, uno de sus amantes

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