Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Diego y su secreto
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Hola, me llamo Diego y tengo treinta y siete años. Quiero contarles que desde que tenía más o menos diecisiete años me gustaba encerrarme en mi habitación, desnudarme por completo y ponerme braguitas y brasieres, alguna musculosa bien ajustada y panty medias o leggins color negro, y a veces pintarme los labios. Siempre lo hacía a escondidas cuando mi madre no estaba. Era algo muy íntimo mío y moría de placer por sentirme como una chica. A la noche cuando mi madre dormía, me vestía tal cual a escondidas y me iba a la sala a televisión con la luz apagada y me sentaba en el sofá encogiendo mis piernas, adoptando una postura bien afeminada, mientras con una mano fumaba un cigarrillo y con la otra acariciaba mí cuerpo, en especial mis piernas y mí trasero. Por lo general buscaba alguna película erótica y me excitaba ver hombres desnudos. Metía mis dedos entre mis nalgas y jugaba con mí ano hasta calentarme por completo. Nunca nadie más que yo lo supo, era mí secreto. Pero no había tenido aún la oportunidad de estar y hacerlo con un hombre

Una tarde, ya cuando tenía veinte años, me fue a visitar mí amigo Mariano que es cuatro años mayor que yo. Éste amigo me invitó a pasar la noche con él en casa de su abuela que se había ido. Yo accedí. Esa misma noche, hacía mucho frío, llegué a casa de su abuela y Mariano me hizo pasar. Estuvimos conversando y fumando hasta que nos dio sueño. Quiero dejar en claro que Mariano no tenía ni sospecha de mis sentimientos secretos ¿no?

Cuando me invitó a pasar a la única habitación disponible, la otra era de su abuela, lo único que vi fue una cama de dos plazas. Mariano me dijo que durmiéramos juntos allí. Yo comencé a sentir algo de nervios pero me acosté mientras Mariano iba al baño. Me quité la ropa y quedé casi desnudo, solo con un slip color negro. Mariano se había quitado sus vestimentas y quedó en un bóxer puesto nomás. Luego apagó la luz de la habitación, se acostó en la cama junto a mí y se tapó con la cobija. Mi cuerpo empezó a temblar al tener a Mariano acostado casi desnudo a mí lado. Él se durmió casi al instante, pero yo no podía al sentir una mezcla de nervios y excitación a la vez. Cuando me asegure de que mi amigo se durmió por completo, yo me di vuelta quedando de espaldas a él y disimuladamente acerqué mí trasero hasta que toqué su cuerpo a la altura de la pelvis. ¡Sentí una sensación verdaderamente excitante! Luego logré conciliar el sueño y me dormí.

Al otro día me desperté y estaba amaneciendo, la luz del sol apenas entraba por la ventana tapada con una cortina. Mariano aún dormía mientras yo contemplaba su robusto cuerpo medio destapado. Se me hacía agua la boca deseando tener relaciones con él. Cuando al fin se despertó notó que yo estaba acostado acorrucado con mí trasero casi pegado a su cuerpo, y el no tuvo mejor idea que tocarme el culo con sus dedos, acariciando con sus yemas, y me dijo sonriente Diego córrete un poquito ―Eso fue la chispa que me detonó y de inmediato toqué su bulto acariciándolo suavemente, y le pedí que metiera su pene en mí culo, que me cojiera. Mariano algo sorprendido accedió, le di la espalda y me quité el slip. El hizo lo mismo, abrió mis nalgas y me salivó el agujerito con sus dedos. Luego apoyó su pene en mí trasero al tiempo que lo apretaba con mis nalgas y me tomó por la cintura moviéndose hacia atrás y hacia adelante. ¡Yo moría de excitación y no podía creer lo que estaba ocurriendo pero era maravilloso!

Luego corrió la cobija quedando los dos desnudos por completo y destapados en la cama. Mariano se arrodilló frente a mí, llevó mis piernas a sus hombros y me introdujo el pene duro, erecto y caliente dentro de mí ano y empezó a bombear metiendo y sacando su delicioso pene en mí culo, mientras yo gemía como mujer buen excitada. Luego comenzó a abalanzarse encima mío hasta hacerme tocar mis rodillas con mis hombros y me comió la boca a besos. Notaba toda su lengua ocupando la totalidad de mí boca, era carnosa y dulce, y hacia círculos con su lengua como jugando con la mía. Comenzamos a acariciarnos piel a piel haciendo el amor. Yo era su hembra en ese momento.

Casi dejándome sin respiración soltó mí boca y me dijo― ¡Te amo nena! ―sentí un suspiro de emoción al sentir como me trataba ese hombre que me enamoraba en la cama. Siguió bombeando su pija dentro de mí culo hasta que sentí una explosión de líquido viscoso y bien caliente dentro de mí. Mariano se abalanzó nuevamente encima mío pero ésta vez chupando y besando mí cuello, me dijo ― Te amo mi amor.

Luego se quitó de encima de mí y se acostó boca arriba a mí lado. Estábamos muy agitados y yo temblaba entera por lo que me acababa de hacer.

Me abalancé sobre su pene aún erecto y chorreando semen, y se lo chupé hasta dejarlo bien limpio y sin una gota.

Quedamos los dos acostados en la cama. Mariano me abrazó por la nuca y yo apoyé mí cabeza en su pecho y con mí bazo tomaba su abdomen. Encendió un cigarrillo y lo fumamos juntos mientras me preguntaba acerca de mí homosexualidad. Luego nos levantamos y nos dimos una ducha tibia al tiempo que nos abrazábamos y besábamos debajo del agua.

Y así comenzó, mientras desayunamos nuestra historia de amor ya que nos pusimos de novios en secreto, por supuesto.

Diego

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.