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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
El jefe de mi esposa
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Esto sucedió hace algunos años, un par de años después de que mi esposa y yo nos casáramos. Ella es muy ardiente y ama el sexo con locura. Llevaba trabajando en un restaurante de comida rápida durante algunos años. Sospeché que estaba jodiendo con su jefe, al menos durante un tiempo. Finalmente, un día me atreví y se lo pregunté, se sorprendió un poco pero finalmente admitió que lo había hecho. Y después de pensárselo un poco, tragó saliva y me contó con todo detalle cómo había ido a casa de su jefe un día. Ella me contó que habían hablado durante unos minutos y que luego él la había invitado a entrar. Obviamente, algo había entre ellos dos. Me dijo que comenzaron a besarse mientras estaba sentada en la mesa de la cocina. Supongo que se habría puesto muy caliente.

Su jefe se agachó y se desabotonó los pantalones. Ella dijo que se había puesto de rodillas y había comenzado a chuparle la polla. Ella es extraordinariamente buena haciendo esto y me relató como lo había chupado, lamido y chupado sus bolas. Me sentí celoso pero también excitado. Luego, él la había llevado al sofá y se recostó mientras ella le seguía chupando la polla y lamía las bolas. Como conozco a mi esposa, seguro que le levantó las bolas y le lamió por debajo de ellas, entre las piernas. Sé muy bien cómo se siente esto y que él debía haberse vuelto salvaje.

Yo había estado recibiendo mamadas de una chica del trabajo y la follé un par de veces por lo que no podía enojarme demasiado por lo que me estaba contando mi esposa. Pero atrajo pensamientos extraños en mi cabeza que nunca antes había tenido. Comencé a pensar en pollas y pelotas y me preguntaba cómo sería hacer lo que ella había hecho. Me considero heterosexual y no siento atracción alguna por los hombres pero no podía dejar de pensar en la polla de su jefe. Así que me fui a su casa. Parecía muy nervioso, temía que le golpeara y le diera una paliza. Yo le tranquilicé diciéndole— Tenemos que hablar.

Entramos y le dije que sabía que él y mi esposa eran amantes y habían estado follando. Él también estaba casado y no le interesaban problemas de este tipo. Así que me lancé y le pregunté si me dejaría hacer lo que mi esposa le hizo. Se sorprendió enormemente y dudó. Le expliqué que quería que él me hiciera exactamente lo que le había hecho a ella.

—Enséñame a ser una puta como ella —le insistí.

Se lo pensó un segundo y se mostró de acuerdo. Se desabotonó los pantalones y me puse de rodillas. Era un poco más bajo que yo, pero tenía una buena polla y las bolas bonitas. Pude ver lo que la atraía a ella. Todavía estaba nervioso, pero me puse la polla en la boca y empecé a chupar, igual que ella me hacía a mí. Mantuve su polla en mi boca mientras se endurecía y traté de profundizar con su polla en mi boca. Advertí que ella era mejor que yo en eso, pero hice un esfuerzo. Me lo saqué de la boca y comencé a lamer sus pelotas mientras su polla golpeaba en mi cara. Él estaba en éxtasis frotando su polla y sus bolas arriba y abajo de mi cara. Le recordé que me indicara todo lo que ella le había hecho. Agarró mi cabeza y comenzó a follarme la boca. Me aferré a su culo y lo dejé hacer. Sentí mi propia polla hinchándose dentro de mis pantalones. Me llevó hasta el sofá en su sala de estar y se sentó en él entendiendo las piernas. Volví a arrodillarme y hundí la cara en su entrepierna. Todavía recuerdo cómo olía y cómo se sentía. Yo estaba muy feliz porque me sentía como una puta. Me fue muy agradable dejarme ir así. Él guió su polla en mi boca y me sujetó por el cabello mientras bombeaba su polla muy dura en mi boca. Empujó profundamente su polla en mi garganta para que casi no pudiera respirar. Eso me encantó. Tomé sus grandes bolas y las chupé como si fuera una golosina o algo así mientras él frotaba su polla por toda mi cara. Levanté sus pelotas y comencé a lamerlas por debajo de ellas, lamiendo todas sus piernas. Sabía que a mi esposa también le gustaba lamer culos. Pensé en ello, pero supuse que me llevaría allí si ella lo hubiera hecho. Disfruté simplemente de tener mi cara en su entrepierna. Sabía que ella volvería a hacerle algo más si me sentía tan bien. Luego agarró mi cabeza y la forzó sobre su polla y comenzó a bombear mi boca mientras sostenía mi cabeza. Pensé en el hecho de que él iba a correrse pronto y aunque probablemente ella se había tragado cada gota de su semen, yo aún no estaba listo para hacerlo. Continué chupando la cabeza de su polla y la sacudí. Le hice saber que la sacaría porque que todavía no estaba listo para tragar. Así que lo sacudí y le lamí la polla y las pelotas. Agarró un paño para acabar y yo terminé de ordeñarle todo el semen. Entonces le di un beso en la cabeza de la polla y le besé las bolas suavemente. Estaba bastante cansado y no dijo mucho. Le dije que si ella volvía, que él me llamara. Secretamente esperaba que me llamara justo después de follarla para que pudiera probarla en su polla. Me fui y no creo que ella se haya enterado de eso, pero sé que regresó y él se la cogió bien.

Curioso.

Otro relato ...




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