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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
En el mismo club
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En una oportunidad ya había contado la experiencia vivida con un amigo en el año 2015. Eso aconteció cuando ambos practicábamos natación en el club BT. Luego de algunos lindos encuentros íntimos, dejamos de vernos por no concurrir más al club. Aunque sospecho que seguimos viviendo los dos en el mismo barrio.

Inesperadamente, un día nos encontramos sin proponerlo en la puerta del club BT. A él lo acompañaba a un sobrino de ocho años que recibiría su clase de nado. Yo transitaba por aquella vereda para llegar a un negocio de la avenida Jonte. Ambos nos sorprendimos al encontrarnos frente a la puerta del lugar que albergaba nuestros secretos. Nos reímos y trajimos a nuestras mentes aquellos momentos inolvidables.

El niño nos miraba con atención, intentando de entender nuestra conversación prácticamente en clave. Ingresamos los tres al club. El profesor ya esperaba al niño junto a otros de su edad para comenzar la clase.

Daniel y yo nos dirigimos al buffet por dos gaseosas colas y nos sentamos en un banco como espectadores. En otros bancos esperaban a sus hijos algunas mujeres, conversando entre ellas. Los únicos varones acompañantes, éramos Daniel y yo, que también estábamos charlando

Nos dejamos llevar por los recuerdos y acudieron a mí memoria, aquellos momentos en los vestuarios. Cuando él puso su pene casi rozando mis labios .Aquel fue el comienzo de nuestra relación como amantes secretos como decíamos. Y disfrutábamos el contacto físico en la pileta.

Nos reíamos recordando todo aquello hasta que Daniel me preguntó― ¿Te gustaría hacerlo nuevamente?

Me reí y le respondí que lo haría con gusto. Sabía que mi amigo es poseedor de un miembro mediano y no muy grueso. Y sin pensar le dije― ¿Quieres que te lo haga ponerse duro?

― Ya está durito ―Respondió él y agregó― Disponemos de cuarenta minutos. Luego se puso de pie y se dirigió al baño de caballeros

Cuando hubo cerrado la puerta lo seguí caminando despacio y llegue junto a él. Me esperaba sosteniendo la verga con una mano. Estaba casi recta totalmente y con la cabeza rojo morada, descubierta

Me agache frente a él y me la introduje toda en la boca. Mientras él hacia movimientos de meter y sacar, Daniel me estaba cogiendo por la boca.

― ¿Quieres que te llene la boquita de crema? ―Me preguntó casi susurrando.

― No ― le respondí― la quiero en el culo ―afirmé.

El pene de Daniel estaba muy duro y dejaba escapar gotitas de líquido preseminal.

Nos metimos ambos en un retrete. Bajé los pantalones hasta las rodillas y me apoyé en una pared para darle un poco de espacio a Daniel.

No teníamos condones ni lubricante. Apoyó la verga entre mis nalgas pero apuntando al piso. Con una mano la fue levantando hasta enfrentarla a mi puerta aun fruncida. Llené de saliva mis dedos y la apliqué como pude.

Daniel empujó con fuerza sin lograr abrir la puerta. Desesperado por sentirlo, humedecí mis dedos con el líquido viscoso que dejaba escapar mi pene y lo aplique pincelando mi ano. La cabeza de la verga de Daniel, logró hacer entrar la punta y luego hacer la delicia de sentirme bien ensartado.

Daniel comenzó a moverse rápidamente entrando a fondo y sacando hasta que con movimientos espasmódicos me inyectó su semen caliente. Cuando sacó su verga de mi ano, mi culo estaba abierto como un capullo rojo y caliente.

Nos limpiamos un poco con papel higiénico, quitándonos el pegote. Nos arreglamos la ropa y salimos de uno por vez hasta ubicarnos a mirar a los niños que terminaban su clase de nado.

Quedamos en llamarnos para encontrarnos nuevamente con el tiempo y comodidad necesaria para gozarnos

Rober

Otro relato ...




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