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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Esposa aventurera
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Hola, soy una mujer casada a la que gustan las aventuras sexuales y el sexo furtivo. Dicho de otra manera, me gusta el sexo con otros hombres distintos a mi marido. No tengo una explicación para ello, simplemente me gusta. Tampoco soy una mujer ardiente, ni tampoco cachonda, que se va mojando al ver un hombre que le gusta. Simplemente sucede, sin que ocurra nada excitante. Sirve algo, una pequeña cosa, muchas veces intrascendente para que me entren ganas de hacer el amor. Y si nada lo impide satisfago esa repentina necesidad. Es curioso pero no suele gustarme hacer planes. Tampoco soy una buscona que se va ofreciendo a los hombres que me gustan. Ni salgo de caza. Tampoco soy un ejemplo de seductora, ese juego nunca se me dio bien. Pero a veces pasa algo y salta la chispa.

Mi vida es bastante anodina, de casa al trabajo y del trabajo a casa. No doy motivos de conversación. Una o dos veces al mes me reúno con mis amigas y llego a casa a la hora de la cena. Mi marido hace lo mismo con sus amigos.

No tengo especial predilección por un tipo determinado de hombre. No me importa el aspecto físico, la edad, el estado ni la situación social o el nivel cultural. El tamaño de la polla me importa bien poco, me interesa que sepa usarla.

Sin embargo hay aspectos que deben cumplir, la higiene y la educación por supuesto, no soporto los malos olores. Por supuesto que ha de ser discreto, casado o con pareja a ser posible, y disponer de un lugar para poder hacer el amor con comodidad, tranquilidad y total discreción. Los hoteles no son buena opción salvo que se trate de una ciudad lejana a la mía. También puede servir el asiento de atrás del coche o un rincón apartado y discreto en una noche oscura.

Por supuesto otra condición indispensable que solo consideren el encuentro como una aventura, nada de enamorarse, encoñarse ni encapricharse. Follamos y punto, no tiene por qué haber más encuentros. Aunque en ocasiones eso sucede y se establece una relación de complicidad basada en el respeto, la discreción y las ganas de disfrutar del sexo. Aunque repito, no me gusta hacer planes. Sencillamente se produce un encuentro casual, y si la química funciona o las feromonas actúan, lo natural para mi es acabar haciendo el amor. Puede ser que con un desconocido, con un amigo, con alguien del trabajo, con un vecino, con alguien que conozca, aunque sea solo de crúzame con él en la calle o el trasporte u otro lugar. O puede también que sea con lo que podría llamar un amante. Un hombre con el que hago el amor con cierta frecuencia pero sin haberlo planeado.

He hecho el amor con hombres de casi todas las edades aunque los jovencitos no suelen ser capaces de dar con el interruptor que enciende mi chispa. También he hecho el amor con hombres de todas las extracciones sociales y de variados orígenes étnicos. Y siempre lo he disfrutado. Pocas veces repito y que lo haga tampoco tienen una explicación; sucede y punto.

Quiero aclarar que estoy casada con un hombre, que es buen marido y mejor compañero, con el que tengo dos hijos. También debo añadir que tenemos una excelente vida sexual, en frecuencia y calidad. Pero a veces, surge y hago el amor con otro.

Tengo un buen trabajo en una gran empresa, con muchos empleados y muchas oficinas y sedes. Eso es una buena cosa porque hay hombres nuevos en el trabajo constantemente.

Físicamente no soy en absoluto llamativa. Soy bajita, no mucho, menudita pero sin ser pequeñita. No soy precisamente delgada pero luzco buena figura. Tengo esas curvitas que gustan. Estoy en buena forma física, llevo una vida sana, sigo una dieta saludable y practico deporte regularmente.

Mi piel es suave y ligeramente vellosa, de vellos finos y rubios casi imperceptibles. De color soy bastante blanca, sin ser lechosa. Mi piel adquiere un bonito bronceado casi dorado con relativa facilidad. En ocasiones he acudido a centros de belleza con camas solares a broncearme un poco para no estar tan blanca. Luzco algunas marcas, lunares y pecas muy peculiares en distintos sitios de mi cuerpo, especialmente en algunos lugares que por ocultos pueden resultar excitantes.

El color natural de mi cabello es el castaño y suelo llevarlo cortado en media melena aunque puedo variar de peinado y color.

No soy la clásica madura de tetas grandes, las tengo pequeñas, con pezones que se ponen duros con facilidad; ya no son lo que eran en mi juventud porque dos hijos y los años las han ido cambiando. No son maravillosas pero gustan mucho a quienes las ven, y las tocan. Las he aprendido a utilizar. Como únicamente tomo el sol en bañador o en bikini, solo muy de cuando en cuando lo hago desnuda, tengo las tetas muy blancas lo que hace destacar las areolas más oscuras; especialmente cuando llevo alguna prenda que transparente, aunque sea poco. Mis pezones son muy sensibles al frío y a las caricias, también al roce de la ropa. Tan sensibles son que reaccionan incluso a las miradas.

Tengo buena cintura y vientre bastante liso aunque según van pasando los años van apareciendo arruguitas y algo de volumen, especialmente en la parte baja de la barriga.

Reconozco que mi culo no es ninguna maravilla, no es grande, pero tampoco pequeño, quizás desproporcionado. Un poco saliente, hacia atrás, soy de nalgas que me parecen grandes. El color de mi culo es blanco, muy blanco, y me dicen que muy suave y excítate.

Tengo el pubis con el Monte de Venus muy marcado y bastante sensible. Cuando empezaron mis aventuras furtivas lo tenía bastante peludo, bastante densamente poblado. Únicamente depilaba el pubis y las ingles durante el verano en la parte que no cubría la braga del bikini. El resto estaba natural. Como el pubis está bastante blanco y el vello ahí es muy oscuro, destaca cuando estoy desnuda o llevo alguna ligera transparencia. Ahora me lo arreglo mucho, me lo depilo y lo cuido. Cada vez lo rasuro más y ya me lo he llegado a depilar del todo. No acaba e convencerme y me gusta más con pelo. En España hay un refrán, un dicho popular, que dice que dónde hay pelo hay alegría.

Mi coño es normal, aunque haya quien me ha confesado su admiración. Exteriormente es muy normal, con los labios exteriores algo extendidos y el clítoris un poco grande y sensible. Lubrifico bastante bien pudiendo llegar a mojar bastante.

Mis muslos son normales, muy sensibles en su parte interior. Pero lo que no me gusta nada son mis extremidades inferiores de rodillas hacia abajo, no me gustan mis piernas; ni mis rodillas; ni mis pies.

Mis orgasmos son normales, cada vez más rápidos. En ocasiones son múltiples pero no podría decir porqué. Soy bastante silenciosa, no soy muy expresiva. No soy de esas que ponen los ojos en blanco y tienen convulsiones. Cuando hago el amor me relajo y cierro los ojos También entreabro la boca; sé que sonrío. Mis sonidos suelen ser jadeos y suspiros. Me apasionan los besos, besos en la boca, en el cuello, en las tetas, en el coño, besos de todo tipo e intensidad. Me encantan las caricias, en el vientre, en la cara a interna de los muslos, en la espalda, en las nalgas; caricias suaves, casi roces. Puedo pasarme una noche entera recibiendo esas caricias. Pero en la tetas prefiero un poco más de intensidad y fuerza, me resulta muy agradable sentir la presión de las palmas de la manos alrededor de los peones, haciendo fuerza y aplastándomelas y amasándomelas con energía. Aunque no mucho porque con el periodo suelen dolerme.

Me gusta hacer el amor en la cama, es mi lugar preferido, aunque si la ocasión lo merece otro lugar puede servir. Siempre que reúna algunos requisitos.

En la mecánica y las posturas soy bastante clásica, una polla moviéndose dentro de mi vagina puede darme orgasmos más que notables, sin que se mueva especialmente bien. Me gusta estar debajo, encima y hasta de lado. Prefiero estar cara a cara y abrazar y que me abracen con los orgasmos. Un beso profundo con mucha lengua y un abrazo fuerte cuando tengo el orgasmo me lo acrecienta y alarga. También me encanta que él me coma la boca y me abrace muy fuerte cuando tenga su orgasmo.

He mantenido amoríos con media docena de novios, o asimilados, con los que he tenido relaciones sexuales plenas sin problemas ni rarezas.

No me gusta chupar pollas ni que me follen el culo. Me gusta hacer el amor. Tampoco soy de autosatisfacerme, no lo habré hecho más de una docena de veces. No lo necesito.

No tengo manías, ni fetiches, ni fantasías que cumplir. Solo hacer el amor cuando surja. A veces, ni siquiera necesito de prolegómenos. Pero después de hacer el amor me gusta poder disponer de algo de tiempo para caricias y besitos tiernos. Aunque solo sean unos minutos o durante el regreso a casa.

Como tengo implantado un DIU, o dispositivo intrauterino, el actual de última generación, no suelo utilizar preservativo si el hombre es conocido o me ofrece garantías de no estar enfermo. Sentir al semen salir caliente del pene y extenderse por mi vagina es una sensación que me proporciona placer añadido. Prefiero que el semen quede muy profundo dentro de mí y no se salga por mi coño manchándome las bragas. Sería un desastre que mi marido lo viera.

Como medida de precaución siempre llevo conmigo, en un lugar discreto y escondido, al menos, un par de condones de buena marca.

Visto muy normal, sin estridencias. Una blusa o una camiseta junto con unos pantalones son mi atuendo más habitual. La lencería es otra cosa. Los sostenes los prefiero ligeros, de tela suave y fina, incluso transparentes o de encaje. Las bragas las uso normales, también preferiblemente de algodón, especialmente blancas. Últimamente he incluido el negro y otros colores, incluso estampados. Según las circunstancias no desdeño usar tanga. Las medias, ligueros y demás exquisiteces solo las utilizo si la ocasión lo requiere.

Mi primera aventura extramatrimonial fue absolutamente inesperada. Nunca hubiera sospechado que podría pasar aquello de la manera como ocurrió y mucho menos con él. Sencillamente pasó y me gustó. Fue el primero.

Me llaman María Teresa, Maite, Maité, Maitechu, Teresa, Teresiña, Tessa, e incluso Teresita pero a mí me gusta solo Tere. Y según quien me lo llame también Teresita.

Y soy muy discreta y casi no hago locuras, salvo que pase algo.

Tere

 

 

Aventuras de una mujer casada

Tere es una mujer casada a la que gustan las aventuras sexuales y el sexo furtivo. Dicho de otra manera, le gusta el sexo con otros hombres distintos a su marido. Pero eso no significa que le sea infiel, solo que, en ocasiones, sin que ella sepa los motivos, le entran ganas de hacer el amor con un hombre en concreto. ahora aprovecha esas situaciones para su placer.

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