La Página de Bedri
Relatos prohibidos Fantasía
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Cuando Tomás llegase a casa, le diría que ya he elegido al hombre, sería nuestro amigo Bernardo. Siempre he pensado que Marina su esposa era estúpida, siempre presumiendo de que su marido nunca la engañaría porque ella le da el mejor sexo. Además presume que su marido tiene la mejor polla y las mejores pelotas y que es capaz de seguir erecto aún después de haber eyaculado. Según ella eso la hace la mejor en las folladoras. Lo que ella no sabe es que su esposo siempre está tratando de meterme la mano debajo del vestido. Tampoco sabe Tomás que Bernardo me había tocado el culo algunas veces y había tratado de hacerme lo mismo con las tetas. Fue una noche en una discoteca y fui al baño, me siguió sin que me diera cuenta. Cuando salí le vi apoyado en la pared al lado de la puerta. ―¿Qué estás haciendo aquí, Bernardo? ― Vine a verte. ―¿Por qué, qué quieres? ―Sabes lo que quiero ―y me empujó contra la pared agarrándome una teta y tratando de meter su mano debajo de mi vestido. ―¡Quieto Bernardo! ―grité―¡Aquí no! Solo me soltó cuando oyó abrirse la puerta y me alegré de volver junto a mi marido pero no le conté lo que me había pasado con Bernardo, a Tomás le excitaría porque siempre me había dicho que una de sus fantasías era verme follar con muchos hombres. Desde entonces no habíamos vuelto a tener contacto con Marina o Bernardo. ―Ya he elegido ―le dije a Tomás al salir de casa hacía nuestra casita de campo. ―¿Quién es el afortunado? ―Bernardo. ―¿Te refieres al Bernardo de Marina? ―Si, me parece adecuado. ―¿Y por qué? ―Siempre está tratando de tocarme y una noche me siguió al baño de mujeres y trató de meter su mano bajo mi vestido y me cogió las tetas. ― Siempre me dice que le gustaría tenerte durante una noche. ―¿Entonces no te importa? ―No, es tu elección y no hay problema. Después de esta conversación, a mi esposo le pareció la elección perfecta y consistió en llevarlo una noche a la casita del campo. También acordamos poner una cámara oculta en el salón y otra en el dormitorio. ―Y hay otra sorpresa ―dijo sonriente Tomás ―¿Qué es? ―pregunté inquieta porque las sorpresas de mi marido pueden ser muy especiales. ―Ven ―me indicó llevándome a la habitación donde había un gran espejo de suelo a techo situado frente a la cama. Luego me llevó al pasillo y apartó la cortina negra que cerraba un armario empotrado y pude ver el interior del cuarto. ―Es un espejo espía. ―Me encanta. ―Y ya he preparado el trípode y la cámara ―dijo Tomás señalándolo el accesorio. ―Me parece genial. ―Pues perfecto, cuando quieras podemos empezar, lo que queda solo depende de ti. Acordamos llamar a Marina y Bernardo para salir una noche a tomar algo y poder quedar con Bernardo. El lunes llamé Marina, pero estaban fuera así que dejé un mensaje para cuando regresasen. Mi marido estaría de viaje un par de días y como no tenía mejor cosa que hacer decidí hacer algunas compras de cosas que necesitaba en la casita para preparar la noche que planeaba. Como nunca sé a quién podría encontrar. me gusta vestirme bien y decidí ponerme una falda corta de color azul y unos zapatos de tacón fino con una blusa azul y un sujetador azul y tanga a juego; todo muy azul. Me encanta cuando me miran los hombres que van con sus esposas porque creo como voy vestida excita a esos hombres. En el centro comercial decidí dejar el coche en el aparcamiento interior porque llovía mucho y no quería mojarme. Pero parecía que todos habíamos tenido la misma idea, así que tuve que dejar el coche en el último piso. Durante dos horas estuve recorriendo tiendas y compré unos zapatos, un vestido y ropa interior, un día realmente productivo. Ya de regreso entré en el ascensor donde había tres jóvenes jugando entre ellos. Les oí reírse y decir susurrando. ―Mira que piernas. ―Pues mira que el culo… ―Me encantaría comerle las tetas. ―Yo me la follaría. ―Y yo… ―Y yo se la metería en la boca a esa zorra. ―Hazle una foto por debajo de la falda con el teléfono móvil ―Chissssss que puede oírnos. Pese a oírlo no me moví cuando noté que se arrodillaba para hacerme la foto. Nada más salir del ascensor me giré frente a los jovenzuelos y les dije― chicos, vuestras pollas no son lo suficientemente grandes ni los necesariamente buenas como para satisfacerme así que ir quitando esas ideas de vuestras cabecitas. Puse las compras en el asiento del copiloto y tomé el camino a la casita que estaba a media hora en coche del centro comercial. Tuve que detenerme ante un semáforo en rojo y noté algo frío contra mi cuello y luego una mano se puso sobre mi boca. Por el espejo vi a alguien en la parte posterior con la cabeza oculta por una capucha. Me quedé helada por el miedo sin poder moverme. ―No grites No voy a hacerte daño mientras hagas lo que digo ―dijo en mi oído. ―¿Qué quieres? Tengo dinero, por favor no me hagas daño ―gimoteé. ―Sabes lo que quiero, de momento solo conduce. Ahora estaba asustada pero mantuve la calma. ―Gira la próxima ―dijo y me condujo por un camino angosto mientras mis manos temblaban tanto que me tenía que emplear a fondo para mantener el coche en el camino. ―Dios mío― pensé atemorizada por lo que me iba a hacer. Sin embargo me sentía un poco excitada ante la perspectiva de tener relaciones sexuales con un completo extraño. ―Por favor, no me hagas daño, haré lo que me pidas. ―Te he estado observando como caminas burlándote de los hombres que van con sus mujeres calentándoles las braguetas. Te vi hacerlo y pensé que ese cuerpo tenía que ser mío. Si eso significaba que tenía que dejar que me follara, eso es lo que tendría que hacer, pensé rápidamente. ―Gira a la izquierda ―dijo nuevamente y llegamos a un callejón sin salida entre almacenes abandonados y vacíos. ―Conduce hacia esa nave y entra―y señaló una nave con el portón abierto. Se inclinó hacia adelante y dijo― ya sabes lo que quiero. ―Por favor no me hagas daño, haré lo que quieras, pero por favor no me hagas daño. Se bajó del coche y me obligó a hacer lo mismo y agarrándome del brazo me llevó la parte delantera. ―Ahora inclínate sobre el capó y separa las piernas y levanta despacito la falda, quiero admirar lo que estoy a punto de follar. Hice lo que me pidió y comencé a levantarme la falda despacio y noté como un poco de excitación, estando allí estaba inclinada sobre el capó, con las piernas separadas y levantando mi falda para exponerme a un completo desconocido que estaba a punto de follarme, pensé que esto era muy excitante y que me estaba poniendo muy caliente. ―Tienes un buen par de piernas ―dijo mientras se acercaba por detrás y apartó el tanga hacia un lado y metió directamente su cara entre mis nalgas y comenzó a besarme en el coño y lamerme el culo. Me sentía tan bien que estaba empezando a mojarme; aunque estaba asustada también muy excitada. ―Date la vuelta, quiero comer ese coño. Me di la vuelta y me empujó sobre el capó y tiró de mi blusa haciendo que se abriera y luego hizo lo mismo con el sujetador haciendo que se me salieran los senos. ―Este es el buen par de tetas que me voy a comer. ―Por favor, no me arranques la ropa, déjamela quitar. ―¡Hazlo! Me desnudé completamente excepto los zapatos― déjalos puestos ―me ordenó. Luego comenzó a chuparme los senos y a meter sus dedos en mi coño que ya estaba mojado. Cogió mi tanga y limpió mi coño con él, se lo puso a la cara y dijo―Hummmmmmmm, esto huele tan jodidamente bien que voy a follarte el coño. ―¡Oh Dios mío! por favor, no por favor, no, no, por favor, ¡oh mierda, oh mierda! Ahora estaba a su merced, estaba tan excitada por follar y tener relaciones sexuales con este extraño, que ahora era imposible no correrme como lo hice. ―Perfecto, ahora date la vuelta con cuidado. Me giré nuevamente y me incliné sobre el capó y él empujó su pene directamente en mi coño. ―¡Oh mierda, oh mierda, mierda, oh mierda, oh mierda! Me estaba jodiendo duro golpeándome y metiéndomela tanto que podía sentir sus bolas golpeando contra mi culo. Me sentía tan bien que quería ser follada una y otra vez. ―¡Te voy a joder el coño! Te lo voy a quemar follándote ¡oh mierda, santa mierda! Toma corrida puta. Y disparó su semen justo dentro de mi coño. ―¡Joder que jodidamente increíble ha sido! Date la vuelta y ponte de rodillas, quiero que limpies el semen de mi polla. Cuando me di la vuelta vi su polla y comencé a chupar su semen, sabía diferente. ―Ahora métela en la boca y comienza a chuparme bien. La metí y se volvió a poner dura. ―¡Oh mierda! Mi polla, chupa, chupa más. Empujó la polla hacia abajo en mi boca y sentí que golpeaba la parte posterior de mi garganta mientras yo hacía todo lo que podía para evitar que me atragantara con ella. ―¡Chupa, chupa! Y cuanto más chupaba más dura se le ponía haciéndome muy difícil mamarsela. ―¡Levántate! Me dio la vuelta y levantó mi pierna sobre el capó del coche y empujó su pene en mi coño otra vez. Ahora estaba dando realmente duro con su polla y muy profundo dentro de mí. Este tío es jodidamente bueno y sabe cómo follar a una mujer ―pensé, mientras me follaba. ―Eres tan jodidamente cachonda que te voy a follar hasta que te llene con mi semen este coño. ¡Dios! me sentía tan bien, estaba tan mojada que ahora estaba empujando con mi cuerpo contra su polla. Podía sentir como estaba a punto de correrse pero yo me adelanté. ―¡Oh Dios mío, oh Dios! ―¡Joder, joder, joder! Te has corrido con mi polla, te encanta ser follada por mi polla. Ahora date la vuelta que quiero esas tetas rebotar mientras follas. Me levanté, me di la vuelta y él me empujó hacia unas cajas que estaban cerca. Luego me levantó las piernas sobre la cabeza y empujó su pene dentro de mí otra vez. ―¡Oh mierda, como se mueven esas tetas! Joder tienes un cuerpo jodidamente bueno. Estaba follándome tan profundo dentro de mí que parecía que volvía a correrse―¡Joder, mierda, mierda, mierda…! ―¡No, por favor! No ahora no, no te detengas, sigue, sigue… ―dije mientras me corría nuevamente. Sacó su polla de dentro de mí y dijo― ahora siéntate sobre mi polla y mírame mientras tú me cabalgas. No podía esperar, estaba montando sobre su polla otra vez en muy poco tiempo. Fue fantástico. Quería que se corriera dentro en mí otra vez mientras mis tetas rebotaban arriba y abajo. ―¡Oh mierda, oh mierda, mierda, oh mierda, oh mierda! Sentí dentro de mí su semen que estaba tan caliente que me hizo volver a correrme. ―¡Oh Dios mío! Métemela la polla otra vez ¡Cabrón, fóllame duro! ―grité mientras me corría. ―Tanto te ha gustado que voy a darte un poco más. ―¡Oh sí, por favor! ―Ponte de rodillas. Le obedecí híperexcitada y con inmensas ganas de follar y me metió la polla entre las tetas. ―Cógete las tetas y apriétalas alrededor de mi polla ― y comenzó a follarme las tetas. Yo nunca antes lo había hecho y me pareció excitante tener a un hombre con la polla entre mis tetas. ―¿Qué tal se siente siendo follada? ¡Oh mierda! Me voy a correr otra vez, ¡Abre la boca! Quiero correrme en tu boca. Pero se corrió sobre mis tetas y aun así logré atrapar algo de su semen con mi boca. ―¡De puta madre! Fue inmenso correrme en tus tetas que están hechas para ser folladas de lo buenas que son. Todo eso lo decía mientras yo le chupaba bien la polla. Luego se levantó para guardarse la polla después de limpiarla con mi tanga que guardó en su bolsillo. ―¿Por qué yo? ―le pregunté mientras se alejaba a píe. ―Porque eras la más atractiva del lugar y estabas allí coqueteando con todos. ―¿Y cómo hiciste para entrar en mi coche sin que me diera cuenta? ―Te dije que te había observado y luego coincidimos en el parking mientras estabas quedándote con los adolescentes del ascensor, no te diste cuenta pero mientras hablabas con ellos abriste tu coche con el mando a distancia. Así que entré y me escondí pensando que había vuelto a encontrar a otra mujer caliente y estúpida para follar. Me quedé pensativa y cuando ya estaba fuera le grité ―¿Y si me hubiera resistido? ―Te hubiera dejado ir ―dijo doblando hacia un lado y arrojando la capucha. Lo que comenzó siendo los preparativos para la aventura en la casita acabó conmigo follando en un lugar extraño con un completo desconocido. La verdad es que fue el mejor sexo que jamás haya tenido. Mientras pensaba todo esto me fui limpiando el semen de los pechos, Durante el regreso a casa fui notando su semen goteando de mi coño y resbalando ir mojando el asiento del coche. Nunca olvidaré lo bueno que ha sido este día que fui follada por un extraño, empezó siendo algo aterrador pero también muy excitante y caliente. Me dejó tan impregnada que durante todo un día estuve rezumando su semen. Cuando Tomás volvió a casa me preguntó ―¿Qué has estado haciendo? ―Pues me ha follado tres veces un desconocido. ―¡Ah!... ¿Y eso cómo fue? ―¡Fantástico! ―Muy bien, ya que tienes esa fantasía vamos a la cama y echaremos un buen polvo. ― ¡Oh, sí, por favor! ―¿Me dejarás follarte? ―me dijo al oído mientras me cogía fuerte el culo en medio de la escalera. ―Me follarás y te follaré. ―Pero sigues sin querer follar con las tetas. ―Ahora si quiero… En cuanto a lo de Bernardo y la casita tendrá que esperar. Otro relato ... 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