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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Fin de fiesta en el aparcamiento
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Empezaba a hacerse tarde y ya estábamos terminando nuestra fiesta de fin de año. Mi esposo Guillermo y yo tenemos un negocio que va muy bien. Siempre tratamos de cuidar bien a nuestros empleados y por casualidad, nuestra competencia ha reservado el mismo restaurante el mismo día para su propia fiesta.

Los empleados de ambas empresas se mezclan sin problemas y parecen estar pasándolo muy bien. Me he sentado en la barra del bar cuando un hombre se me acerca y se presenta como un vendedor de la otra empresa. Dice que conoce a mi esposo Guillermo, es un hombre de mi edad, bien vestido y muy educado. Parece que insinúa que le gustaría venir a trabajar para nosotros. Me doy cuenta que me mira de arriba abajo, especialmente al área que dejan al descubierto los botones de mi blusa que están desabrochados; probablemente pueda verse mi sostén de satén de color azul pastel. No me importa, mi opinión es que si tengo algo que destaque tengo que enseñarlo y presumir de ello. A mí me encanta dejarlo así, sólo para ese tipo de reacciones.

El hombre coquetea conmigo, nada inconveniente, solo hace comentarios para halagarme y me recuerda lo afortunado que es Guillermo de tener una esposa tan hermosa como yo. Finalmente, me da su tarjeta de visita y me dice—Si tienen alguna vacante ¡Llámenme por favor!

—De acuerdo, lo haremos —le respondo mientras se aleja.

No tenía ningún interés en contratarlo pero había algo que me interesó. Se veía muy atractivo y era un tipo muy agradable.

Mi esposo Guillermo estaba fuera por negocios y estaba sola. No era ningún problema porque el restaurante es conocido desde hace años, y hacen muy buenos cócteles. Un poco fuertes así que tengo que ir despacio.

Tengo cuarenta y dos años y dos hijos. Me mantengo en buena forma corriendo y haciendo ejercicio a diario. Tengo las tetas un poco grandes, que están empezando a caerse un poco, y un culo amplio del que me han dicho que es pura sensualidad. Cuando me pongo tacones y minifalda, todavía vuelvo locos a los hombres. A todos excepto a mi marido.

Mi vida sexual siempre ha sido muy buena con Guille. Nunca tengo problemas para alcanzar un buen orgasmo. Aunque últimamente me ha costado tenerlos. También me he estado preguntando cómo sería el sexo con otros hombres. Llevo casada más de quince y aunque antes de eso he tenido cuatro novios, y sólo uno de ellos era bueno en el sexo, nunca he tenido aventuras pero he fantaseado muchas veces con ellas.

Casi todo el mundo se ha ido ya y solo quedamos unos poco, sólo los chico del reparto, Jaime y yo. Jaime es un buen empleado, empezó a los dieciséis años y creo que ahora tiene veintidós años, es alto y delgado. A Jaime le gusta coquetear con todas las mujeres del trabajo, incluida yo. Pero esta noche es algo más que coquetear, me está tocando el muslo, poniendo su mano en mi hombro y rozando su pierna contra la mía. Me doy cuenta de que al sentarme los altos taburetes de bar y con la minifalda que llevo puesta, mi pierna está expuesta casi hasta las ingles.

Tomamos un par de copas más y pronto la conversación acaba en el sexo, o mejor debería decir falta de él, mi esposo Guillermo se va continuamente a esos viajes de negocios, de los que Jaime es muy consciente. Me siento rara hablando de mi vida sexual personal con un empleado; pero el licor seguramente lo está haciendo mucho más fácil. Trato de sonsacarle sobre los rumores que circulan acerca de mi esposo Guillermo y Mary, una joven empleada del departamento de recursos humanos.

— Lo siento pero no he oído nada.

— ¡Oh, Jaime! Nunca has sido demasiado bueno mintiendo.

Los dos sonreímos y la conversación vuelve a otros temas menos complicados y empieza a decirme que necesito salir más y relajarme. Me lo dice un chico de veintidós años pero tiene razón.

— ¡Empecemos ahora mismo! —le respondo sorprendiéndole.

Jaime se me acerca al oído y me dice en voz muy baja—Señora García, tengo una bolsa con hierba en el coche, podríamos ir a dar una calada.

— ¡Qué diablos! Nunca hago nada así pero… ¿Por qué no?—respondo— Sal y en cinco o diez minutos estaré ahí fuera, tengo que hacer un par de llamadas.

Ambos nos miramos en el espejo de detrás de la barra y me doy cuenta del contraste entre nosotros, mide como dos metros y es muy moreno; yo mido casi un metros setenta centímetros y soy rubia con ojos color avellana, y la piel muy clara

Conecto con el servicio on-line de la tarjeta de crédito personal de Guille, que no sabe que tengo el código de acceso, y compruebo que tiene dos asientos reservados a su nombre en un vuelo a otra ciudad. Eso me enfada y mi mente se acelera pensando que tal vez es hora de que me vaya antes de que haga algo estúpido de lo que me arrepienta. Estoy agobiada y hasta Michel, el camarero que tiene mi edad, intenta seducirme, como ha estado haciendo toda la noche.

Me levanto para salir y le digo a Mike— No esta noche, además soy una mujer casada —y le guiño mientras paso la lengua por el borde del vaso. ¡No puedo creer lo que acabo de hacer! Quizás sea el alcohol o quizás toda la atención masculina que he recibido la que está empezando a hacer que mis hormonas se desmadren.

AL salir veo que Jaime está sentado en el asiento trasero de su coche, aparcado en la parte de atrás del restaurante, y dudo pensando en si hago lo correcto. Recelo preguntándome espera algo sexual o solo divertirse un poco con su jefa.

Jaime es un bromista y siempre está con bromas en el trabajo, así que decido escabullirme y sin que me vea acercarme a su coche y golpear en el cristal de su ventana diciendo — ¡Alto, policía!

Al acercarme noto el intenso olor de la droga porque tiene las ventanas abiertas. Me pongo de pie al lado del coche, por atrás donde él no pueda verme, estoy a punto de inclinarme y golpear la ventana cuando quedo petrificada ¡Oh, Dios mío!" ¡Tiene la polla afuera y se está masturbando! Mi corazón se acelera. Está oscuro pero por la forma que se masturbas parece que tiene una polla muy grande. Quiero salir corriendo e irme, pero estoy clavada por el miedo de hacer un movimiento o cualquier ruido y que me descubra. Todo mi cuerpo tiembla y estoy empezando a enfadarme un poco con esto. Tal vez lo he puesto cachondo con nuestra conversación de antes. Se mueve un poco y le veo la polla, es realmente enorme y brilla en la oscuridad. Ahora estoy empezando a excitarme con la escena y mi corazón late tan fuerte que parece que se va a salir. Mi mano lentamente se mete bajo la falda y empiezo a pensar en lo que sería follar con él. Aún sí, me cuesta creer que estoy haciendo esto, me parece una locura. Me asusta el enorme tamaño de la polla pero teniendo dos hijos estoy bastante segura de que puedo aguantar bien su tamaño. De repente una pareja sale del restaurante y se dirige hacia nosotros. Jaime, rápidamente se abrocha los pantalones y cierra las ventanas del coche. ¡Ahora es mi oportunidad! Quiero ver hasta dónde puedo llegar y tengo curiosidad por su polla y tal vez tenga una dulce y oscura venganza contra Guillermo.

Cuando la pareja se va, me acerco y golpeo la ventana— ¡Policía! —grito.

— ¡Mierda, señora García! No me dé estos sustos.

Al abrir la puerta trasera, el olor, la sonrisa y el gran bulto en sus pantalones debería haber sido una advertencia para que me diera la vuelta y me fuera, pero estaba desmadrada, curiosa, y un poco cachonda. Me senté a su lado asegurándome de que mi mano rozaba su bulto mientras el miraba con mis grandes ojos color avellana y le dedicaba una sonrisa traviesa.

— Esta es una noche especial, tengo a la mujer del jefe en el asiento trasero de mi coche —y supongo que por efecto de lo que había estado fumando continuó muy locuaz— Tienes un cuerpo muy sexy, en la empresa todos chicos hablan de lo mucho que les encantaría follar contigo. No sabes cuántas veces me he masturbado pensando en lo que me gustaría hacer contigo.

Aquella parrafada me dejó estupefacta y empecé a ponerme nervioso, nunca había oído a Jaime hablar así. Repentinamente, la visión de que se masturbe mientras piensa en mí, me cruza por la cabeza. Y aumenta la sensación entre mis piernas. Se inclina para besarme, estoy indefensa, abro la boca y nos damos un largo, húmedo y caliente beso que me pone la carne de gallina. Al apartarse me quedo mirando su bulto que parece se le va a salir de los pantalones. Jaime agarra mi mano y la coloca sobre su polla. Instintivamente la agarra y puedo sentir lo dura que está ¡Y es grande!

— Sra. García, eso me gusta,

— Tami, llámame Tami, Jaime, que mi nombre es Tamara.

No dejo de frotarle la polla por encima de los pantalones y me mira con incredulidad. Yo sonrío mientas voy pasando la lengua por mis labios. Jaime se me acerca y sus enormes manos recorren mi cuerpo. Lo siento cogiendo firmemente mis tetas y puedo notar que mis pezones se endurecen. Su otra mano sube lentamente por mis piernas pero yo pongo mi mano para detenerlo.

— ¡No, Jaime, no, esto no está bien!

No obedece y aparta mi mano haciendo subir su mano por mi muslo. Lentamente separo mis piernas, su mano continúa subiendo por mi muslo, alcanzando en mi húmeda abertura y rozándome suavemente un par de suaves roces a través de mi tanga. Luego, sus dedos se abren paso a través de mi húmeda rajita. Insegura, abro un poco más las piernas.

— ¡Oh, Tami, está tan suave y mojadito! —dice mientras frota las puntas de sus dedos hacia arriba y hacia abajo en los húmedos labios de mi vagina. Esto empieza a gustarme demasiado.

Estamos en medio el aparcamiento y le pido que mueva el coche a un lugar más apartado y oscuro. Se resiste a parar pero me escucha y obedece.

Cuando regresa al asiento trasero, se le iluminan los ojos al ver que me he quitado la falda y la tanga. Se queda mirando mi coño afeitadito y limpio, solo dejo un pequeño mechón de pelo rubio justo encima de mi clítoris, eso enloquece a mi marido. Me lo majaseo sensualmente y le dedico una sonrisita taimada.

—Así que eres una provocadora cachonda, Tami, nunca te imaginé así.

Se pone muy ansioso y se me echa encima. Comienza a palparme las tetas a través de la blusa y luego se pone encima besándome el cuello. Tengo las piernas abiertas, se me aprieta y comienza a mover la pelvis frotando su bulto contra mi coñito. Me abre a boca y mete la lengua hasta el fondo. Su peso corporal me tiene atrapada contra el asiento. Empieza a desabotonarme la blusa y luego yo me desabrocho el sostén mostrándole las tetas que comienza a lamerme, y a besarme y a chuparme los pezones.

Su enorme bulto me aplasta mi palpitante clítoris y me está volviendo loca. Es cuando noto un dedo que se mete en mi culo y le susurro al oído— ¡No! —Pero es en vano. Nunca dejé que un hombre me tocara así el culo, aunque Guillermo lo ha intentado muchas veces. Me asusté y traté de alejarlo

—Está mal, Jaime, esto está mal, temo que alguien nos vea, y además, soy una mujer casada.

— Sí, Tami, eres una mujer casada que disfrutaba mientras me veía masturbarme. Te vi por el espejo, podrías haberte ido, pero no lo hiciste, entraste en el coche sabiendo que lo hacías.

—Subí contigo sobre todo porque el alcohol me pone muy caliente y Guillermo se ha ido hace semanas. Quería ver si eras lo suficientemente hombre y ver qué lejos llegarías, y hasta ahora, lo único que he visto es que te masturbas.

Arrojo mi blusa y el sostén abrochar al suelo y quedo completamente desnuda— ¡Basta de charla, necesito que me jodan! — ¡Santo Cristo, lo que estoy diciendo!

Sus ojos se iluminan y vuelve encima de mí. Sus dedos encuentran el camino de vuelta a mi coño que vuelve a trabajar mientras chupa mis rígidos pezones y lenta y suavemente vuelve a mejerme un dedo en el culo. Puedo notar que mi coño empieza a temblar y me corro con un orgasmo que me estremece todo el cuerpo. Nunca he tenido un dedo en el culo y realmente me ha gustado.

¡Maldita sea! El último par chupitos que me tomé están haciendo efecto, estoy eufórica, me siento muy bien. Yo gimo y el gime., sigue frotándose contra mi coño y comienza a moverse frenéticamente.

— Tami, me voy a correr.

Me agaché para cogerle la polla que siento palpitar a través de sus pantalones.

—Por favor, Tami.

No pensé que fuera tan rápido, había olvidado lo que es el sexo con un chico de veintidós años.

— ¡Oh Dios, Tami!

Empiezo a bajarle la cremallera y me tiemblan las manos. Le desabrocho los pantalones y meto la mano, .Oh hombre, está dura como una roca, y palpitante— ¡Oh, Dios, tienes una polla enorme!

Tengo que desabrocharle los pantalones para sacarla pero las caderas de Jaime empiezan a moverse salvajemente. Lo sujeté con las dos manos e hice fuerza para ralentizarlo. Mi coño estaba en llamas con mis manitas alrededor de su joven gran polla. Estaba lista para que eyaculase en mis manos.

Es difícil imaginarse en lo que me había metido, haciendo con un jovencito, lo que en mis sueños más salvajes que jamás pensé que haría. Me estaba gustando y cuando percibí que iba a soltar su carga, le bajé los pantalones hasta el suelo, liberando su monstruo. Mis ojos se abrieron de par en par con asombro. Se la cogí y se la apreté fuerte para no dejarlo moverse. No podía creerme el tamaño de su polla, mi mano no puede rodearla. Fue la primer vez que vi una polla tan grande ¡y tan bella! Una lujuriosa punzada sexual se disparó en mi coño sólo por tocarla.

Y aquí estoy, una mujer casada con la enorme polla de un chico de veintidós años en una mano mientras con mi otra mano me froto el clítoris. Nunca me lo había frotado delante de nadie, pero me está gustando y no me importa. Me sigo frotando y metiendo los dedos en mi coño empapado. En lo único lo que puedo pensar es que va a eyacular y lo quiero para mí.

Me he puesto en el suelo y él está en el asiento con las piernas abiertas. Tengo mis dos manos alrededor de su polla masturbándolo. Lo miro y sonrío, empiezo a acariciarle la polla lenta y suavemente, me detengo a escupir en mi mano para lubricar su monstruo mientras lo masturbo.

— ¡Tami, me queda poco, por favor, no te detengas!

Admiro aquella gran polla que me tiene loca. ¡Lo quiero en mi boca! Estoy pensando que si se la chupo, tal vez pueda salir de aquí con mi coño intacto. Así que trato de poner mis labios alrededor de su palpitante carne, abro la boca todo lo que puedo y me meto la gruesa punta mientras mi mano recorre todo su tallo y la otra juega con sus testículos. Empieza a gemir y quejarse y ralentizo mis juegos. Nunca dejé que un hombre se corriera en mi boca hasta que Guillermo me lo rogó y lo dejé, una o dos veces en sus cumpleaños. Saboreo un par de gotas de su líquido pre seminal y voy a retirarme cuando me agarra por la parte de atrás de la cabeza y me empuja metiéndome toda su polla hasta la parte atrás de mi garganta. Antes de que pueda hacer nada noto su esperma en mi garganta que trago porque me sujeta con fuerza la cabeza manteniendo su polla profunda en mi boca. Trago descarga tras descarga de esperma caliente. Sé que si realmente quisiera podría dejar de hacerlo.

— ¡Ooh Tami! ¡Oh joder! ¡Chúpala!

Tengo arcadas, hay mucho que tragar. Algunos hilos de semen y saliva salen de mi boca y se extienden meten por su verga y sus pelotas. Afloja la presión de sus manos mano y finalmente me deja apartarme. Hebras de semen y saliva cuelgan de mis labios, hay semen por todas partes.

— Lo siento Tami, no pude evitarlo.

Me siento como una puta mientras me limpio el semen de la boca y las tetas. Jaime se inclina hacia atrás con su gran polla apuntando hacia arriba todavía palpitante, cubierta de semen y saliva. Su esperma sabe un poco diferente al de Guille. Mirándolo me cuesta mantenerme serena, especialmente ahora que estoy deseando sentirlo dentro de mí.

Envuelvo con mis dos manos la base de su polla y las aprieto deslizándolas por su todavía duro cuerpo, recogiendo el esperma que queda. Le sonrió lascivamente y empiezo a lamerlas. Otra vez más, sus iluminan sin creer lo que están viendo. Bueno, ahora estoy en modo puta. Me agacho y vuelvo a bajar por su polla, lamiendo y chupando para limpiarlo. Luego sigo por sus testículos, rebañando todo el semen que resbaló hacía allí. Bueno, tampoco hay razón para decirle que una de mis fantasías era ser forzada a chupársela a un extraño hasta que me estallase en la boca.

Nos quedamos hablamos un poco mientras nos acariciábamos. Todavía hay muchos coches en el aparcamiento y nos quedaremos un poco más tiempo. Le digo que tenemos que ser discretos en el trabajo y que Guillermo nunca se tiene que enterar. Sonríe satisfecho y sacude la cabeza.

Necesito orinar y salgo del coche hasta unos arbustos junto a los contenedores de basura. Jaime me sigue y se ríe al ver que su jefa se pone en orinando y mirándolo. Regreso al auto y cuando lo hace Jaime, lo estoy esperando de pie junto a la puerta completamente desnuda. Lo agarro y le doy un largo beso, pasional y mojado mientras le toco la polla sobre el pantalón.

—Jaime, aprecio tu honestidad, no te sientas mal pero sé todo lo de Guillermo.

Jaime se asustó cuando empecé a quitarle la camisa y a desabrocharle los pantalones

— Ahora vamos a usar esa gran y hermosa polla tuya, necesito sentirla dentro de mí de la mejo manera ¡No me hagas suplicar que lo necesito! —Sólo Dios sabe lo que me está pasado, nunca en mi vida he hablado así. Quizás Jaime pensó que ya habíamos terminado pero tiene que saber que esto se está convirtiendo en un polvo de venganza.

Nunca en mis sueños más salvajes pensé en engañar a Guillermo de la forma en que estoy a punto de hacer. Es como si una puta interior saliera de mí. Quizás sea el efecto que me produce la gran y hermosa polla de Jaime. ? Tal vez sea que Guillermo está en algún lugar tirándose a una joven, hermosa y sexy mujer en este momento. Es igual, no me importa nada, todo lo que sé, es lo que quiero y lo que voy hacer ahora. Todo mi cuerpo tiembla de deseo y sus manos se mueven hacia abajo y agarrándome firmemente las nalgas. Froto mi coño mojado contra su polla. Ambos nos poníamos demasiado ansiosos allí afuera— ¡Subamos al auto!

El coche es grande, puso los asientos delanteros hacia adelante ampliando el espacio. No he tenido sexo en un asiento trasero desde la secundaria

Jaime se reclina en el asiento y yo le chupo juguetonamente la polla desde las pelotas hasta la gran cabeza, de un lado a otro mientras lo miro a los ojos lascivamente. Luego me pongo a horcajadas sobre su cabeza tirando de los labios de coño hacia atrás para exponer el clítoris. Comienza a lamer despacio chupando los carnosos labios de mi vagina.

— ¡Oh, eso está tan bien!

La lengua de Jaime ha encontrado erecto mi botón de amor y su dedo ha encontrado mi culo, la punta de su dedo sondea suavemente mi esfínter. Nunca pensé que me gustaría que alguien me tocara el culo pero ahora me encanta. Luego me agarra el culo con las dos manos y se pega el coño a su cara— Me encanta tu culo sexy —se detiene a decirme.

Entre lamida y chupada, con voz entrecortada, comienza a contarme cómo se masturbaba por la noche después de verme en el trabajo. Especialmente si llevaba una falda ajustada o vaqueros ajustados. Está empezando a ponerse más cachondo. Es difícil de creer que su polla esté tan dura otra vez. Me coloca sobre el asiento y me abre las piernas. Jaime apoya la cabeza hinchada de gran su polla en la húmeda abertura de mi coño. Es enorme, me mete los primeros centímetros hasta que entra toda la cabeza.

En mi mente me dije a mi misma— Supongo que ya está, que ya no hay vuelta atrás y que estoy a punto de ser follada por una polla nueva por primera vez en más de dieciocho años.

Noto su corazón palpitando contra mi pecho, está demasiado excitado y no quiero que se corra demasiado rápido. Me la saco y me siento sobre su polla moviendo lentamente mis caderas usando su polla como un gran consolador. Mantenemos un buen ritmo y noto palpitar a su polla cada vez más tensa. Jaime se la coge y me la coloca en la entrada del coño de nuevo, pero esta vez está demasiado ansioso y la empuja hacia adentro agarrándome fuerte de la cintura — ¡Oh, joder, es tan gorda!

Le miro a la cara y en sus ojos abiertos le veo perdido de lujuria. Me la mete unos diez centímetros y luego la sigue metiendo. Su polla está empezando a entrar en tierra de nadie, nunca nadie me había metido la polla tan adentro, ha llegado más adentro que mi esposo. Sólo una vez tuve dentro a una polla más grande que la de Guillermo y eso fue el primer año de universidad.

Jaime sigue trabajando, sacándola hacia atrás, y luego empujando más dentro cada vez. Su polla es más gruesa en la base y me ha estirado el coño. Me está jodiendo en condiciones y me inclino, le lamo el lóbulo de la oreja y le susurro— ¡Oh, sí, Jaime! Esa polla tuya me hace sentir muy bien.

En pánico cuando me doy cuenta de que no se ha puesto un condón. Pero ese temor sólo duró una fracción de segundo, me gusta lo que me está haciendo. Se ha agarrado a mis caderas y ha empezado a bombear. Estoy tan llena de su carne palpitante muy dentro de mí. La cabeza de su verga está llegando a lugares que nunca antes han sentido una polla. La idea de hacerle usar un condón ha sido reemplazada por una lujuria desenfrenada.

Me parece que me voy a desmayar por el placer, llevamos un buen ritmo y noto sus testículos golpeando contra mi culo y gotea sudor sobre mí.

— ¡Oh Jaime, no te detengas! Ya no puedo soportarlo ¡Me corro! ¡Ah Ah Ahh Ahh Ahhhh!

Tengo orgasmos ola tras ola, nunca antes he tenido un orgasmo tan intenso ni durante tanto tiempo ¡Y me ha encantado!

Apenas recordaba la última vez que tuve un orgasmo por una polla dentro de mí. Mi esposo Guillermo siempre me los saca con la lengua. ¡Oh, Dios querido! Nunca me había corrido tantas veces en un período tan corto Y Jaime sigue follándome con su enorme polla que parece incansable. Mi coño empapado lubrifica su gran polla ¡Y me está montando como si lleváramos haciéndolo desde siempre!

Puedo sentirlo tenso, y como se agarra a mis caderas con fuerza. Se inclina y desliza su lengua en mi garganta en un largo beso. Intento hablar, pero su boca en la mía ahoga mis palabras, con un susurro le digo— ¡Por favor, por favor, retírate!

Puedo sentirlo crecer y palpitar dentro de mí, me está follando muy profundamente y nuestros cuerpos suenan al golpearse rítmicamente, oigo el chapoteo de mi coño empapado. De repente me agarra y se mantiene quieto y me entierra la polla hasta entierra las pelotas gime muy fuerte y yo apenas puedo susurrarle

— No te corras dentro de mí.

¡Demasiado tarde! Siento algo así como pánico. Le miro por la espalda y observo cómo los músculos de su culo se tensan mientras mete su verga muy dentro en mi vientre. Explosión tras explosión de su semen caliente inunda mi vagina. Jaime se mantuvo hasta el final forzando su semen más profundamente en mí. Tengo el coño tan estirado que puedo sentir cada pequeño espasmo de su polla explotando dentro de mí. Instintivamente envuelvo mis piernas detrás de su trasero y empujo aún más dentro de mí. Cualquier sentimiento de culpa por tener semen de un extraño dentro de mí ha sido reemplazado con pura lujuria de puta. Jaime se sigue corriendo, puedo sentirlo salir de mí y gotear hacia el asiento. Le muerdo el cuello y mantengo mis piernas detrás de él. Me digo a mí misma— Cuanto semen —Todavía suelta pequeños chorros y auténticamente lo estoy ordeñando con mi dilatado coño.

Jaime se levanta con los brazos extendidos a ambos lados para no aplastarme. Le sonrío y le digo—Has estado fantásticamente.

— Él me dice— Siempre he tenido la fantasía de tener sexo contigo, pero nunca imaginé que podría ser tan bueno.

Estoy esperando a que se retire, mi esposo, cuando se corre, que es generalmente después de unos diez minutos, si tengo suerte, se la sacará y eyaculará sobre mí, luego se levantará, se limpiará y se dará la vuelta para dormir. Pero Jaime aún sigue dentro de mí. Puedo notar que empieza a ablandarse, pero incluso al ablandarse mantiene estirado mi coño. Jaime se está tomando su tiempo, se recuesta sobre mí y comienza a lamerme los lóbulos de las orejas, y luego comienza a besar mi cuello, con su polla aún muy adentro de mí. Ahora me hace cosquillas oliendo mi pelo, mis pezones se ponen rígidos.

— ¡Eres tan sexy, Tami!

Acerca la cabeza a mis tetas buscando los pezones con su lengua y comienza a chuparlos lenta y agradablemente. Comienza a sacar la lentamente polla, luego se detiene y la vuelve a empujar con suavidad otra vez dentro.

— ¡Es hora de irse! ¡Tengo que irme! —le digo susurrándole al oído.

— ¿Adónde tienes que ir tan rápido? Guillermo se ha ido, quiero decir, ¿Cuál es la prisa? —respondió mirándome con una sonrisa cómplice.

— ¿Qué cuál es la prisa? ¡Ninguna! Pero hemos estado aquí demasiado tiempo y estoy empezando a sentirme como parte de este auto.

Me ignora y empieza a lamerme el cuello y a besarme los endurecidos pezones. Puedo notar su joven polla vuelve a endurecerse dentro de mí. No puedo creer que esté empezando a hincharse de nuevo, debe de ser la ventaja de ser joven.

— ¡Jaime, no puedo hacerlo, de verdad que tengo que irme!

Miro alrededor y el estacionamiento está casi vacío, ni siquiera sé cuánto tiempo llevamos allí. He perdido la noción del tiempo. Soy ajena a todo excepto a todo lo bien que lo hemos pasado. Está muy dentro de mí y sonríe lujurioso

— ¡Jaime, por favor! Tengo a los niños en casa con una niñera.

— ¡De acuerdo, Tami!

Se retira y puedo sentir su semen saliendo fuera de mí. Me levanto del asiento pegajoso y parece que llevo horas ahí debajo. Busco mi ropa y mientras me la pongo lo miro y lo veo allí sentado, con su enorme polla muy tiesa, brillando con nuestros jugos, y golpeándole el vientre a la altura del ombligo. ¡Y parece aún más grande que antes! Si eso es posible. ¡No puedo creer que todo eso estuviera dentro de mí! Seguro que le gustó. Lo miraba y sonreía y de repente me quito la ropa y digo— ¡Al diablo con la niñera, puede esperar!

Me inclino, agarro su polla y empiezo a chupársela, y él coloca su gran mano encima de mi cabeza. Ahora me doy cuenta de lo mucho que me gusta chupar pollas. Podría estar chupando chupar esta maravillosa gran polla toda la noche. Babeo y escupo sobre su joven y rígido pene, lubricándolo todo. Le digo que se acueste y me coloco coloqué a horcajadas sobre. Dirijo su dura polla hacia mi coño y me deslizo lentamente por toda su longitud. Sus manos se deslizan hacia abajo y se agarran a mis nalgas. Esto está mucho mejor, me está gustando mucho. Me inclino y nos besamos. Estoy moviendo mis caderas y él se está metiendo dentro de mí ¡Lo estoy montando y es muy bueno!

Me inclino y le susurro ¡Oooh Jaime! ¡Esto es genial! ¡Fóllame!

Aceleramos el ritmo y mira embobado a mis tetas saltar arriba y abajo con cada golpe. Me inclino y dejo que me chupe los pezones. Sus largos dedos aprietan mis nalgas, sus caderas empujan hacia arriba su dura polla muy profundamente dentro de mí. Su dedo encuentra otra vez el camino a mi culo y suavemente desliza la punta de su dedo dentro y fuera de mi culo. Me siento y empiezo a chupármelos dos dedos como si fueran una polla. Sus se dilatan mientras entierra un poco más de su dedo en mi culo. Ahora tengo suficiente saliva en mis dedos y empiezo a rodear mis pezones erectos con ellos, pellizcando y levantándome el pecho. Llevo mis manos hacia abajo, a su pecho, soportando mi peso sobre ellas, y empiezo a montarlo salvajemente, golpeando con mi coño con fuerza. Mis caderas vuelan y él empuja hacia arriba las suyas para encontrarme con las mías. Lo estoy montando como una pura sangre, llevando cada centímetro de su polla dura y joven hacia arriba, hacia dentro de mí.

Jaime tiene su largo dedo moviéndose dentro y fuera de mi culo. Cada vez que me deslizo hacia abajo y me meto su verga en mi interior, su dedo entra en mi culo. Me encanta y me está volviendo loca. Hago girar mis caderas alrededor de su dura polla.

— ¡Maldita sea Tamara! Eres única, eres una mujer salvaje.

Lo estoy pasando tan bien que no quiero que se acabe. Me pregunto a mi misma cuanto tiempo podrá aguantar esa polla follándome. Ya ha sido mucho más de lo que podría haber imaginado. Mojo los dedos y empiezo a frotar mi clítoris para acelerarme aún más. Tengo uno de esos orgasmos que salen de lo más profundo de mi ser que nunca pensé que terminaría— ¡Oh, Señor, sí! ¡Oh Jaime! ¡Si! ¡Sí....¡— Agotada me desplomé sobre su pecho!

Él seguía llenándome y haciéndome disfrutar con su enorme polla. Me sentía muy cansada, como una muñeca de trapo, sin casi fuerzas. El dedo de Jaime se ha metido del todo en mi culo. Gime en voz alta mientras estoy a la espera de notar un chorrito de su semen. Me coge por las caderas con sus enormes manos y me levanta y me baja de nuevo sobre él. Me doy cuenta de que quiere que lo monte de nuevo. Me muevo hasta que noto que sale semen caliente. Me separo y veo su polla hacia arriba con pequeños chorros de semen todavía goteando.

— ¡Oh Jaime, fue tan agradable!

Me sorprendo de todo lo que me ha pasado hoy. Me he levantando pensando sólo en la fiesta y nunca esperé terminarla en un estacionamiento portándome como una adolescente en celo, siendo follado por primera vez. ¡Y ser jodida por una polla enorme! Hacer cosas que nunca he hecho antes es una locura. Pero no tengo ninguna culpa y no me arrepiento que haya sido tan bueno. Eso sí, estoy exhausta, el follar y la bebida me han dejado casi sin sentido.

Jaime mira su teléfono y exclama— ¡Ah mierda, me están esperando! Tengo que irme, ya no me necesitas para nada, siento haber perdido la noción del tiempo. Jaime me besa en la frente y dice— Cierra el auto cuando termines y llévate la llave, ya me la darás —Coge sus cosas y se va a la carrera.

— ¡Jaime, espera! ¡Tenemos que hablar! ¡Me oyes! — Le grito.

Pero no se vuelve y sigue corriendo, muy típico de un hombre. Poco a poco empiezo a limpiarme, hay una cajita de toallitas para bebés debajo del asiento. Entonces me doy cuenta de lo dolorido que tengo todo el cuerpo, sin mencionar lo cansado y completamente sudado. Me pongo la falda arrugada pero no encuentro mi tanga. ¿Y si ese bromista se lo llevó? Me pongo el sostén y empiezo a abotonarme la blusa. Espero que la niñera no se dé cuenta de nada.

De de repente una luz brillante me ilumina— ¡Policía! — ¡Mierda, esto no es una broma! — ¿Señorita, puede salir del coche?

Salgo tratando de abotonarme la blusa. La luz de una linterna está me enfoca la cara, pero luego se detiene en mis tetas.

— ¿Puede decirme qué está haciendo aquí?

— Sí señor, estaba en una fiesta y me cansé mucho, y salí a echarme una siestecita en el auto de un amigo.

— ¿De quién es el coche?

— De amigo que se fue hace un rato.

— Es gracioso porque estaba en el estacionamiento de al lado y vi este auto ¿Fue su amigo el que se fue hace unos minutos? ¿Sabe una cosa? No hace falta que conteste —Se inclina hacia el coche y dice—Hay muchos olores dentro de este coche, uno es hierba y el otro a sexo reciente! —Saca unos guantes de látex y se los pone.

— Por el aspecto de los fluidos seminales del asiento trasero parece que el sexo no fue hace mucho.

Entra en el auto y parece que busca algo debajo del asiento— ¡Vaya! Veamos qué tenemos aquí, una caja entera de condones grandes, un consolador de goma negro, una tanga empapada y un tubo abierto de lubricante anal.

Salió del auto y se me encaró— No tengo ningún problema con todo esto, pero lo que ha hecho en el asiento trasero de este coche no es bueno ¿Es suya la tanga?

No digo nada, sólo muevo la cabeza. Me siento humillada.

— ¿No? Entonces es solo una coincidencia porque hace juego con el sostén que lleva puesto. —La luz de la interna luz está otra vez sobre mis tetas. Echo un vistazo hacia abajo y me doy cuenta de que abotoné mi camisa sólo justo debajo de las tetas.

— Señora, aún no ha dado una respuesta veraz —Y vuelve a iluminarme las tetas— ¿Puede mostrarme alguna identificación?

— Mi auto está allí, mi bolso está dentro.

La linterna ilumina mi mano y mi anillo de bodas.

— ¿Está casada?

— ¡Sí! Estoy casada.

— ¿Jaime es su marido?

— ¡No!

— ¡Oh, ya veo! De acuerdo, deme su nombre y no mienta esta vez.

Le doy mi nombre y me hace sentar en el asiento delantero derecho del auto, luego anota la matrícula de Jaime y regresa a su auto. ¡Soy un manojo de nervios!

Vuelve sonriendo, tiene una sonrisa muy bonita, es un tipo guapo, tal vez de treinta y tantos años. Sería un poco más receptiva con él si no estuviera tan nerviosa y temerosa por ser arrestada. Siempre me han gustado los hombres de uniforme.

— Voy a ser honesto con usted, señora, no es asunto mío lo que pasó aquí esta noche entre una bella mujer casada y un chico de veintidós años. Realmente no me importa porque no es asunto mío. Mi preocupación aquí es el sexo sin protección, que conduce a embarazos y enfermedades de transmisión sexual. He visto que falta un condón en la caja. Además, usted está casada y todo eso.

— Agente, puede llamarme Tamara, no he estado tan avergonzada en mi vida. Todo esto ha sido un gran error de mi parte. Habitualmente no me comporto así.

— Este Jaime es tipo con suerte, tuvo suerte esta noche en más de un sentido, con una bella dama como usted, Se podría decir que estoy un poco envidioso

Todo su comportamiento ha cambiado, ahora parece un tipo dulce y agradable.

— Dígale a tu amigo Jaime que se olvide de la hierba y que no tiene seguro, estoy de buen humor esta noche; así que váyase de aquí antes de que cambie de opinión. ¿Necesita que le lleve a casa?

— ¡Oh no! Muchas gracias.

— ¿Está segura, quizás en otro momento?

— ¡Quizás!

Cogí mis zapatos y caminé rápidamente descalza hacia mi auto notando la luz de la linterna en mi culo. Subí al auto y me senté, me dolía el culo y me era difícil sentarme. Lo pongo en marcha y me voy.

No puedo confiar en los hombres ¡Qué noche tan salvaje ha sido, nunca la olvidaré! Me cuesta creer cómo me comporté. Fue como un despertar para mí por todas las cosas que me pasaron por primera vez, engañando a mi esposo, masturbándome delante de alguien, teniendo orgasmos múltiples, dejando que un hombre me metiera el dedo en el culo, tragándome semen, y follando mi primera gran polla. Me estoy excitando sólo de pensarlo.

Me duele el coño, apenas puedo sentarme y mis pezones están tiesos. No me importaría hacerlo de nuevo, pero en otras circunstancias y bajo mis reglas, esta vez en una cama blanda y agradable, eso sí estaría bien.

Cuando llego a casa, mi sobrina está acostando a los niños. Así que pude entrar sin que nadie me viera. Al mirarme en el espejo vi semen secó en él. Me desvestí rápidamente porque me siento sucia y tengo saliva seca y semen por todas partes. Me ducho pensando lo zorra que he sido, que no sé porque lo hice y que quizás necesitaba hacerlo. Todo lo que sé es que me lo pasé muy bien.

Cuando Daniela salió del cuarto de los niños, le pregunté quedarse un rato, tomar algo y hablar. Realmente necesito relajar los nervios, todo el asunto con Jaime y el policía me ha puesto muy nerviosa.

Daniela es una hermosa jovencita de veintiún años de edad, pero se ve mucho más joven. Tiene grandes ojos marrones, pelo castaño por la altura de los hombros y un cuerpo muy sexy, su culo es pequeño, es redondo, bonito y firme; y sus tetas que apuntan directamente hacia arriba. Es un pequeño torbellino.

Su madre me había contado que incluso a edad temprana era promiscua y que ha sido sexualmente activa durante un par de años. ¿Sólo el par de años que ella conoce? Ahora te tiene un novio, Toni, que gusta a todo el mundo.

Sacó una botella de vino, Daniela se sienta a mi lado y empieza a hablar de diferentes chicos y sexo. Me dice que su novio está bien muy dotado y que tienen sexo anal regularmente, cuando ella tiene su período. Me ruborizo de vergüenza porque yo no sabía nada de eso.

— Nunca he visto una polla grande, sólo en películas porno, y nunca dejaría que un hombre me tocara el culo. —le digo porque no podía decirle que hacía un par de horas, yo tenía una joven y enorme polla bombeando semen dentro de su ingenua tía Tamara. Al fin y al cabo, soy la ingenua tía Tamara.

Al rato le digo— Estoy muy cansada, me voy a dormir.

—Tía Tamara, si ni te importa que quedaré a ver acabar la película en el “Home Cinema” y luego me iré.

Me voy a mi habitación, donde mi perro está en su sitio al pie de la cama, le doy una palmadita en la cabeza y me meto en la cama. Estoy exhausta y rápidamente me duermo.

Tamara/Tami

Otro relato ...




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