La Página de Bedri
Relatos prohibidos Güendolina ayuda a uno de sus estudiantes
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Güendolina dispuso su ropa interior en la cama. Había elegido cuidadosamente su corsé, su portaligas y sus medias. Se había comprado unos nuevos zapatos con tacones altos en el centro comercial después de haber salido del salón de belleza. Su marido acababa de salir para otro largo viaje de trabajo de tres semanas por todo el país. Subió corriendo las escaleras y bajó la persiana de una ventana, era la hora de jugar. A Güendolina le encantaban las grandes pollas de jóvenes de entre dieciocho y veintidós años, se humedece sólo de pensar en ellos. Se duchó, se hidrató la piel y se perfumó un poco aquí y allá. Se puso la ropa que tenía sobre la cama y esperó. Güendolina no tuvo que esperar mucho tiempo hasta que el timbre de la puerta principal sonó. Mientras avanzaba hacia la puerta sus pezones se estaban endureciendo y su coño se estaba calentando y humedeciendo. Abrió la puerta y un joven negro, alto, grande, atlético, tímido, le dijo mirando al suelo con nerviosismo― Hola señora. ― Llámame Güendolina, por favor, adelante pasa, bienvenido a mi casa. Al pasar al vestíbulo. El joven miró a la elegante y sexy mujer que tenía delante. Su pene palpitaba. ―Puedes quitarte la ropa y refrescarte en la piscina. ¿Quieres tomar algo? ―preguntó Güendolina que pudo ver como el bulto bajo ropa del chico seguía creciendo. Ella se acercó al chico y se acuclilló frente a él. ―Primero te quitaré los calzoncillos ― Dijo ella pasando un dedo por la tela que cubría su largo y grueso pene desde sus pelotas hasta la punta de la polla. Puso un dedo en la cintura y tiró suavemente hacia abajo. Una gran polla negra se soltó. No estaba completamente erecta y era tan grueso como su antebrazo, y casi tan largo. Se mojó los labios. Abrió la boca y le lamió la cabeza. ― Oh si ―gimió el joven. Ella abrió la boca más para que la cabeza entrara en su boca, sus dientes rozaron suavemente la parte superior mientras la lengua masajeaba la parte inferior. El joven tragó saliva nervioso mientras veía su gran polla negra entrar en la boca de aquella mujer blanca. La misma mujer que le había prometido ayudarle con sus cosas de estudiante si venía. No se esperaba esto. Con la boca llena de polla, Güendolina miró al joven mientras la cabeza se movía a lo largo del pene. Sus dedos confirmaron que su coño estaba empapado anticipándose a lo que sucedería mientras acariciaba la parte de la polla que no podía meterse en la boca. Quería probarlo, hacer que le salpicara en los anteojos, la cara y los senos. ― Córrete en mi cara ― dijo ella mientras le ordeñaba la gorda polla con ambas manos. El chico no podía aguantar más y estalló chorreando semen en su pelo, cara, gafas. Ella le lamió la cabeza y saboreó la caliente semilla salada. El joven no se ablandó y estaba empezando a saber lo que iba a suceder. Se agachó, la levantó y la llevó a la sala de estar. ― Me gusta el estilo perrito, señora, me gustaría cogerla por detrás ―Dijo el chico en voz baja. ― ¿Quieres follarte a esa puta blanca con esa polla tan grande? ― Dijo ella sonriendo y el chico asistió― Entonces díselo ― Remató Güendolina. ―Quiero joder tu coño blanco con mi gran polla negra, ahora ponte a cuatro. Güendolina se colocó delante del chico en la posición indicada. El muchacho se colocó detrás de ella y comenzó a frotar la punta de la polla contra su piel blanca. Frotaba hacia arriba y hacia abajo por su húmeda hendidura. El chico se estaba tomando su tiempo, quería disfrutar el momento. Güendolina meneó su trasero ansiosa por tener al joven dentro de ella. Entonces él, guió la cabeza de la polla entre los labios abiertos de ella y empujó suavemente hacia delante. ― ¡Fóllame! ―Güendolina gritó y retrocedió empujándose sobre la gran polla negra. ― ¡Oh, joder! ¡Fóllame, fóllame fuerte! ―Güendolina era muy ruidosa. El joven agarró sus caderas y empezó a empujar fuerte y rápido. Güendolina le animó a que lo mantuviera― ¡Jode mi mi coño blanco, jódelo duro y rápido! ¡Lléname de semen, mucho semen! El joven le golpeó con repetidos cachetes el trasero y le cogió del pelo tirando suavemente hacia atrás. ― Te meteré la polla hasta la empuñadura ¡puta! ― Eres un gran hijo de puta ―Dijo Güendolina en voz baja. ¡Sí! Ajá, vamos nena. Te follaré con mi polla gorda nena ―se quejó él mientras Güendolina movía su trasero lentamente empalándose a sí misma y dilatando el coño. Güendolina se movía hacia atrás contra aquella gruesa polla hasta que su trasero tocó su pelvis. Se sentía llena de polla―Que Dios la ayude a caminar mañana. ― ¡Joder! Sí, si... ―Güendolina presionó su trasero contra el joven ― ¡Cógeme duro, chico, muy duro! ―gritó ella. La gruesa polla entraba y salía follando su coño maduro sin piedad. Puso dos dedos sobre su clítoris que sobresalía y se lo frotó. ―Vamos, muchachote, folla a esta puta blanca madura ―Grita Güendolina― Lléname con tu esperma. La polla del chico palpitaba dentro del apretado coño de aquella mujer y podía notar que estaba a punto de estallar. Puso sus manos en sus pechos. Su pulgar y su índice retorcieron los pezones rechonchos. Güendolina pudo sentir su primer espasmo de clímax, pero también pudo notar que el joven no estaba muy lejos. ―Sigue jodiéndome, no pares, aunque te vengas sigue follándome coño. Puso mano entre sus piernas y con dos dedos se frotó el clítoris. El muchacho empezó a respirar profundamente y lo sintió correrse dentro de ella. ― ¡Fóllame! fuerte, rápido ¡ahora! El joven movía las caderas empujando con fuerza contra su trasero. Güendolina sentía que ya estaba cerca. Agarró su mano guiando sus dedos hacia el clítoris de ella. ― ¡Joder, ya me voy! ―Gritó el chico que respiraba fuerte mientras su polla estallaba llenándola de semilla caliente. Después de que ambos se hubieran duchado, el chico se sentó en una silla cerca de la cama y observó cómo Güendolina se ponía un liguero y medias de color de color negro. El joven estudiante se puso duro viendo vestirse a aquella mujer madura. Vestida solo con esa ropa interior, Güendolina lleva al joven estudiante a su despacho, donde le hace sentarse y le pregunta ― ¿Y cuáles son tus problemas en la universidad? Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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