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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Güendolina y seis jóvenes
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Hola, me llamo Güendolina y tengo que decir que he sido una chica un poco mala. Mi marido estaba fuera otra vez y me desperté sintiéndome realmente cachonda y un consolador no hace lo suficiente por mí. Me encanta sentir una buena polla bien dura empujándome y poder agarrarme del dueño con ambas manos. Así que me vestí y me fui a trabajar. Me había pasado el día mirando a los jóvenes en la oficina y mi coño se estaba volviendo más húmedo. Me sorprendió que no tuviera una mancha de mi asiento porque estaba muy mojada. Pero el trabajo no es el mejor lugar para encontrar una buena polla fuera del matrimonio, puede que te metas en problemas. Así que después del trabajo estaba aún mucho más caliente y resolví volver y usar el consolador hasta que se agotaran las pilas.

Llegué a casa y me encontré que las baterías estaban agotadas y no estaba dispuesta a esperar a que se recargaran, así que fui a la tienda de la vuelta de la esquina para comprar algunas baterías normales. Todavía estaba vestida para el trabajo, falda hasta la rodilla, blusa blanca y chaqueta ligera. Debajo de la falda no llevaba bragas, ya que se habían empapado durante el día. Cuando volvía de la tienda, pasé por la zona de patinaje del parque y me detuve a observar a los chicos. Se veían tan jóvenes, atléticos y calientes. Ahora sí que estaba jodidamente caliente. Justo cuando estaba a punto de salir para volver a casa, oí una voz detrás de mí comentando de mí. Me di vuelta y había un joven y sus amigos, cada uno tenía una lata de cerveza. Lo miré a los ojos y le dije— Es un buen cumplido, pero en serio, parece que tengo edad suficiente para ser tu madre.

El chico no se amilanó y dijo— Todavía tienes un gran culo ¡Te follaría!

Y escuché a un par de sus amigos asentir. Entendí que tal vez habían tomado demasiada cerveza. Pero estar tan caliente como estaba respondí— ¿Vas a hacerlo o es solo de boquita?

El chico miró a sus compañeros y se sonrojó un poco. Obviamente, se preguntaba si aquella mujer realmente le estaba ofreciendo una cogida o solo estaba tratando de burlarse. Decidí hacerlo más obvio. Busqué en mi bolso y saqué mis bragas que estaban empapadas de los jugos de mi coño. Se las entregué, miré a sus amigos y dije— Estoy cachonda y necesito follar, esas bragas están mojadas de mis jugos como prueba de que necesito sexo. Me lo puedes dar y tus amigos pueden verlo o unirse si lo desean. Ahora, si no están todos de farol, ¡síganme!

Sin esperar, me di la vuelta y empecé a caminar de regreso a casa, fui por el camino de detrás para que los vecinos no vieran a la multitud de entusiasmados jóvenes que me seguían. Cuando llegamos a la puerta trasera, les aconsejé que se callaran hasta que estuvieran dentro. Abrí la puerta trasera y los dejé entrar. ¡Ay, sus seis pollas! Sonreí pensando que si todos se unían a la fiesta pronto me sentiría bastante satisfecha.

Fui caminando por la casa deshaciéndome de la ropa mientras me les explicaba las reglas. Podían hablarme sucio pero debían respetarme, si había el dolor la diversión se acababa. Cuando se fueran, sería como si no hubiera pasado nada. Todos asintieron, un poco incómodos conmigo desnuda, excepto por mis medias de medio muslo. Me acerqué al que lo había empezado y le quité los pantalones empujándolos hacia abajo y agarré la polla joven y rígida. Estaba bien, cálida, un poco suave pero muy dura, con un buen largo y encantadoramente gruesa. La iba a disfrutar, miré a mí alrededor y sonreí al resto— ¿Qué están esperando? Los quiero a todos desnudos y que se me vayan turnando en la boca y en el coño. Quiero que todo ese joven semen salga de ustedes y entre profundamente dentro de mí o caiga sobre mí. Ahora, ¿quién quiere ser el primero?

Fue como apretar un interruptor y casi de inmediato todos estuvieron desnudos. Me incliné hacia delante para empezar a chupar la primera y me encantó la sensación que me producía en la garganta, estaba caliente y también latía. De hecho, no creo que haya durado más que unas pocas chupadas antes de dejar que su primer chorro de semen caiga en mi boca. Lo miré y le dije— Apártate y prepárate para darme un poco más de eso después. Mientras tanto, ¡Qué siga la fiesta!

Uno de ellos se puso detrás de mí y me la metió en mi empapado coño. ¡Dios la noté muy gruesa! Puso sus brazos por debajo de mi cintura y me levantó. Me llevó a la cama y me inclinó sobre ella. Todavía dentro de mí comenzó a follarme mientras otra polla se fue a mi boca y obedientemente comencé a chuparla. Yo estaba en el séptimo cielo. Porque me encantan las pollas en ambos extremos. El empuje la polla de uno me empujaba más profundamente en la polla del otro. Comencé a gemir y puede que el chico que follaba mi vagina no fuera experimentado, pero por dios lo estaba compensando con su energía. Me estaba embistiendo muy fuerte y rápido. Yo gemía y rogaba que me follaran, que usaran mi boca y mi coño. Les dije que todos tenían que descargar su semen dentro de mí.

Pronto tuve a pos pollas ardientes corriéndose dentro de mí. Una se retiraba y al instante otro me llenaba. No tan gruesa ni tan larga, pero estaba en por completo celo y solo quería la polla que pudieran darme para follarme.

Uno de los muchachos se paró a mi lado, le acaricié la polla y se corrió dejándome su descarga en toda mi cara. Eso pareció desencadenar el golpe en mi vagina cuando se agarró de mis caderas y empujó profundamente dentro de mí jadeando por unos segundos mientras añadía una segunda descarga dentro de mí. El siguiente chico me puso sobre la espalda y dijo que quería que pareciera una película porno en la que dos hombres mantenían separadas las piernas de la mujer mientras que el tercero la follaba. Asentí y dos de los muchachos, que ya se habían corrido, me tomaron de un tobillo cada uno y me abrieron las piernas. El otro chico se puso entre ellos y lentamente empujó toda su polla dentro de mí. Tenía la sensación de que este ya había follado, parecía más tranquilo, no tan impaciente. Cuando se inclinó un poco hacia adelante y comenzó a follarme a buen ritmo. Los dos muchachos que no me había follado todavía se arrodillaron a ambos lados de mí y comenzaron a apretarme las tetas y ambos me acercaron sus pollas para que las chupase. Chupé una y luego la otra, sin dejar que ninguno de ellos llegara al punto en que llegaron. ¡Oh! estaba disfrutando esto. El chico de mi vagina les estaba diciendo a los otros chicos lo puta que yo era, lo buena que era mi vagina, lo mojada que estaba, y cuánto mejor se sentía la vagina de una mujer mayor. Uno o dos de ellos preguntaron qué quería que me hicieran. Estaba disfrutando y concentrándome en tener su semen muy profundamente dentro de mí. Cuando los lamía, estaba probando un cóctel de mis jugos y el semen de los seis jóvenes. Jugué con el semen que se había derramado en mis tetas y vientre. Hice que lo frotaran en mi piel y luego les lamí los dedos para limpiarlos. Abrí la boca y el coño ante ellos para que pudieran ver lo caliente que se veían llenos de su maravilloso esperma blanco. En resumen yo era una completa puta para ellos. Eso es lo que las mujeres maduras hacemos mejor. Les mostramos a los jóvenes de qué se trata realmente. ¡Las chicas con las que fueron antes no son rival para nosotras!

Con el tiempo oscureció y los muchachos empezaron a tener dificultades para conseguir más erecciones, así que era hora de que se fueran. Pero creo que tuve casi cuatro horas completas de sexo constante de ellos. ¡Me sentía genial! Estaría dolorida mañana, pero esperaba ese dolor como prueba de lo bien que me habían tratado.

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