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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
La noche que me follé a Luisa, a su hermana y a su madre
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Conocí a Luisa en una discoteca, ella estaba con su amiga y yo con un amigo. Estábamos en la pista de baile y nos encontramos bailando al lado de las dos chicas.

Luisa era lo suficientemente atractiva pero su amiga estaba muy caliente, llevaba una falda demasiado corta y con un botón de más abierto en su blus. Y tuve   una erección instantánea. Así que acerqué a elle para preguntarle por su amiga, pero ella confundió mis intenciones y me besuqueó. Entonces me susurró al oído― Me alegro mucho de que me hayas elegido, normalmente todo el mundo va a por mi amiga, vas a tener mucha suerte esta noche. Pasamos el resto de la noche juntos, y como Luisa me había besuqueado su amiga besuqueó a mi amigo, así que yo estaba tan feliz como Leonardo.

Decidí ver la suerte que pudiera tener y en un momento tuve las tetas de Luisa en las manos, ella únicamente ronroneó y se excusó para ir al baño, cuando volvió me di cuenta de que se había quitado el sujetador para que yo pudiera tener un más fácil acceso a sus pechos.

― Te has quitado el sujetador, gracias por ello ―susurré.

― Y eso no es todo ―añadió.

Metí una mano bajo su falda, y cuando llegué a su coño, no había bragas, mis dedos se entraron dentro de ella tan fácilmente, que me mordió el cuello.

― Hora de irse chicos ―dije, y acompañamos a las chicas a la parada de taxis.

― ¿Vas a venir conmigo, no? ―preguntó Luisa. Sonreí y asentí, cogimos el primer taxi que llegó y nos despedimos de los otros dos.

Una vez en el taxi Luisa puso su mano en mi entrepierna, acariciándome la polla a través de los pantalones.

Llegamos a su casa, dónde Luisa vivía con su familia, me dijo― Si mamá se levanta de la cama, lo que suele hacer cuando yo llego, dices que me has traído a casa y te he invitado a una taza de café, y te vas a casa después de habértela bebido. Entonces mamá volverá a la cama y se dormirá.

Entramos y, como Luisa esperaba, su madre se levantó de la cama y bajó las escaleras. Luisa me presentó a su madre, que era una madura bastante atractiva, y le dijo que me iría a casa después del café. Nos fuimos a la cocina a tomar café mientras nos besamos y acariciamos.

Al poco rato, Luisa dijo que iba a comprobar si su madre estaba ya dormida. Volvió con una gran sonrisa en la cara, algunas almohadas y un edredón, e hizo una cama en el suelo, también se había puesto un camisón corto.

Se acercó a mí, se arrodilló y liberó mi polla de los pantalones, besó y lamió la punta, y luego la chupó con fuerza. No quise esperar y la agarré por la cabeza y empecé a follarle la boca. No tardé en correrme en su boca. Luego ella se levantó y me besó.

Y me dejo mi propio semen en la boca, yo se lo devolví a su boca y luego le puse una mano sobre la boca hasta que se lo tragó todo. Después sonrió mientras se quitaba el camisón, ahora estaba desnuda y me pedía que me acostara de espaldas.

Lo hice y Luisa se puso a horcajadas sobre mí y se bajó, introduciéndose mi polla en el coño. Me folló fuerte y rápido y en muy poco tiempo tuvo un orgasmo― ¡Oh, joder joder joder! ―me susurró al oído. Luego se bajó de mí y dijo― Creo que he oído a mi madre moverse ―se puso el camisón y tiró las almohadas y el edredón sobre el sofá― haz una cama y volveré ―dijo, dirigiéndose a la puerta. Apagó la luz al salir por la puerta.

Hice la cama, me quité los pantalones y la camisa, y me dormí rápidamente.

No sé cuánto tiempo pasó cuando noté que alguien se metía conmigo debajo del edredón. Me metió la mano bajo los calzoncillos y me puso la polla dura en un abrir y cerrar de ojos. Luego se subió encima de mí y me volvió a follar, aunque esta vez no con tanta ferocidad y su coño no estaba tan apretado como antes. Esta vez no tardé mucho más tiempo en correrme, cuando empecé a hacerlo dentro de ella me susurró al oído― ¡Oh, Dios mío, Dios mío, Dios mío! ―mientras tenía su propio orgasmo.

Me acerqué a ella para abrazarla y besarla, pero se bajó de mí y salió de la habitación, sin siquiera hablar.

Lo que no sabía en ese momento era que no era Luisa, sino su hermana mayor y que tenían una gran rivalidad entre hermanas.

Cuando la hermana llegó al final de la escalera, su madre la estaba esperando― ¿Fue bueno? ―le preguntó.

― Lo suficientemente bueno como para hacer que me corra ―dijo.

Su madre empezó a bajar las escaleras. Entró en la habitación y me vio tumbado en el sofá de espaldas, se acercó al sofá, se puso a horcajadas sobre mi cara y dijo― ¡Cómeme esto, pequeño cabrón!

Me sorprendí cuando oí la voz de la madre, pero su coño estaba caliente, húmedo y sabroso.

― No creas que puedes entrar en mi casa y follarte a mis dos chicas sin follarme a mí.

Fue entonces cuando me di cuenta de que me había follado a la hermana mayor de Luisa.

En ese momento, la madre estaba tumbada encima de mí con mi polla en la boca, alternando entre chuparme la polla y hablar.

― Hace mucho tiempo que no pruebo el jugo del coño de mis chicas, pero está por toda tu polla y tus pelotas.

Luego siguió chupando con pasión.

― ¿Ya te has follado a alguna de ellas por el culo?

Y continuo con su mamada, mientras lamía mis testículos.

― Me encanta que me follen el culo.

Casi antes de acabar la frase ya me estaba lamiendo la polla. La puse de pie, la incliné sobre el brazo del sofá y le separé las nalgas. Ella pasó las manos hacia detrás y se abrió aún más las nalgas.

Introduje mi polla en su culo y me puse a follarla. Me la follé el culo durante muchos minutos, mientras ella gemía pausadamente, de repente la agarré por las nalgas y aceleré aún más, ella sabía que me iba a correr.

― ¡Dámelo, pequeño jodedor! ―acabó gritando mientras experimentaba un intenso orgasmo.

A la mañana siguiente me despertó Luisa y me dijo― ¡Vístete! mamá ha preparado el desayuno en la cocina.

Seguí a Luisa a la cocina y le di los buenos días. Su madre y su hermana estaban sentadas con enormes sonrisas en la cara.

― Buenos días Paul ―dijeron las dos al unísono― ¿te vas a quedar esta noche?

AngelBD

Otro relato ...




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