Relatos prohibidos
Tengo una amante. Es una mujer más joven que yo y desde hace algún tiempo nuestros encuentros ya no son tan furtivos para un reducido círculo de amistades íntimas. Son varios los que saben que follamos e incluso donde y cuando y temo que hasta como.
Ella no es ninguna jovencita y es esa edad que ya tiene la que la convierte en una amante excepcional. Y no es solo por la experiencia que tiene, ha follado bastante en su vida y ha echado grandes polvos. También juega a su favor su entrega al sexo y que además de follar como pocas es capaz de mantener conversaciones sobre cualquier cosa. Eso si, nosotros nos encontramos para follar. Además de su relación conmigo, mantiene otras, algunas esporádicas, otras más habituales y me consta que folla mucho y bien. Pero conmigo la relación es especial, oficialmente en nuestro reducido círculo de amistades escogidas somos amantes.
Ella, llamémosla Carlota, es una mujer que en estos momentos vive sola. Se dedica a trabajar en la empresa familiar y sencillamente vive su vida.
Relativamente alta, llega al 1,70, tiene poderosas tetas, de aureola rosada y generoso pezón. Tiene unas buenas tetas en todos los sentidos. Son de buen tamaño y están en su sitio. Son suaves, firmes y sabrosas. La cintura no es muy estrecha, tiene una deliciosa barriguita suave y mullidita que acaba en una entrepierna espectacular. Muy cuidadosa con su higiene íntima se ha depilado cuidadosamente ingles y pubis, manteniendo el vello muy corto en el centro y completamente depilado a los lados. Es una visión deliciosa y atractiva. Los labios exteriores del coño forman un notable pliegue que aún así es incapaz de cubrir al generoso clítoris siempre dispuesto a asomarse. Pronta a humedecerse, su vagina es suave y lubricada, presta a recibir pollas o consoladores, que todo sirve para hacerla estallar en orgasmos impresionantes. Es lo que tiene, que se implica tanto en cada cosa que hace que resulta una delicia follar con ella. Sus orgasmos son intensos, largos, emocionantes y a veces agotadores.
El culo es duro, suave y atractivo. Los muslos son el marco prefecto del coño.
Un detalle, la piel es extraordinariamente suave y blanca, sin marca, cicatriz, peca o lunar alguno. Una hoja de papel en blanco.
Le gusta follar sin condón y con corrida dentro de su vagina. Hace tiempo que dejé de preguntarle por su método de protección.
Para excitarla no hay mejor método que acariciarle delicada y suavemente cualquier rincón de piel. Pellizcarle el culo disimuladamente en público también la pone mucho. También puedes apretarle las tetas desde detrás de ella mientras te sobas contra su culo, solo apretar, nada especial, si te mueves bien contra las nalgas puedes incluso conseguir que se corra. Pero lo que más la pone, es tomar un vino con sus amigas antes de ir a follar y que ellas sepan que va a hacer cuando se va contigo.
Las sesiones de sexo con ella pueden ser interminables, largas y sudorosas tardes de generosos polvos. La postura del misionero le encanta, separa lo necesario los muslos y te abraza con fuerza. No se queda quieta, se mueve como ninguna ayudando a la penetración. Tiene una lubricación excelente, casi excesiva, es normal acabar literalmente empapado y con el vello propio chorreante de sus fluidos vaginales.
También le gusta hacerlo al estilo perrito, ofreciéndose en esa postura es imposible no excitarse tanto como me excito solo al imaginarla a cuatro patas. Mueve el culito como la experta que es y si al mismo tiempo le aprietas las tetas puedes conseguir que se corra como una loca y que además, comience a decir las cosas más cochinas y excitantes que te puedas imaginar en aquella deliciosa boca. Pero solo en esta postura.
A mi como más me gusta follar con ella es cuando se pone sobre mi. Se acaballa, asienta bien las piernas, se la mete y se mueve para todos lados, arriba y abajo, de derecha a izquierda, adelante atrás, todo al tiempo. Lo hace con los ojos cerrados, despacio y sin prisa ninguna. En esta postura sus orgasmos son más lentos, más largos, repetidos y van “in crescendo”. El último es enorme y se deja caer moviendo el pecho para sobarse las tetas. Su coño se transforma en una fuente de lo muchísimo que se corre. En esta postura no dice nada, solo cierra los ojos, se mantiene erguida y se mueve pausadamente jadeando en un “in crescendo” apabullante.
Las mamadas son otra cosa, se me pone dura solo de recordarlas. Sabe hacerlas, no es de esas que te la sorben o te la chupetean sin más. Carlota hace mamadas especiales, literalmente te saborea.
Solo tengo un deseo insatisfecho, una asignatura pendiente, su culo. Metérsela en ese agujero es mi oscuro objeto de deseo. Pero se resiste. Tampoco es una prioridad, follar con ella es un placer increíble.
Carlota es mi amante, no en exclusiva pero follamos como locos.
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