La Página de Bedri
Relatos prohibidos Mientras Elisa dormía
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Hola soy Belu, y quiero contar lo acontecido la noche que dormí en casa de Carlos. Todo transcurrió de una manera no planeada. Luego de haber transcurrido un hermoso día disfrutando de la piscina y de Axel, a la noche, Carlos y Axel comenzaron a preparar la cena. Elisa y yo, luego de ducharnos y vestirnos con prendas sencillas pero sensuales, nos instalamos sobre un mullido sillón blanco para ver la televisión y tomar exquisitas bebidas preparadas por el dueño de casa. Mientras bebíamos, hablábamos en voz baja. Nuestra charla rondaba sobre que Axel se iría a su casa. Ella dormiría esa noche con Carlos .Estaba ansiosa por estar entre los brazos de su amante y dispuesta a entregarle hasta el culo si él se lo pedía, aunque sufriera mucho. Yo dormiría sola en la habitación de huéspedes. También se preocupaba, porque debía permanecer atenta a una posible llamada de su marido, Bruno. Quién había prometido llamarla a la noche. La coartada sería que Elisa estaba en casa de una tía de su amiga. Yo atendería la llamada y se la pasaría a ella aunque estuviera teniendo sexo con su amigo. Carlos llenó nuestras copas por segunda vez antes de que pasáramos del salón al comedor. El alcohol hizo efecto sobre nosotras, pero afectó más a Eli. Cuando Carlos anunció que la mesa estaba servida, nos pusimos de pie. Elisa dijo sentirse mareada. Estaba vacilante y Carlos le pasó un brazo por los hombros y la condujo hasta sentarla a la mesa. Cada vez que la mirada de Axel se encontraba con la mía, sonreía. Siempre con gestos delicados sirvió mi plato y llenó las copas para brindar por habernos conocido. Los cuatro brindamos nuevamente y cenamos riéndonos por momentos, recordando el juego de los caballos y las amazonas. Yo había disfrutado mucho frotando mi vulva en el cuello de Axel. Fue hermoso cabalgar sobre sus hombros y recordarlo me excitó tanto que continuó subiendo mi cachondez, recordando que Axel me cogió, haciéndome delirar y gritar de placer. Pero, luego de cenar llegó el momento de retirarse Alex. Elisa, Carlos y yo nos instalamos en el salón a escuchar música, charlar y beber whisky. Elisa con su cabeza apoyada sobre el regazo de Carlos, semi dormida, con la cara sobre el pene de su amigo. Por momentos se reincorporaba para tomar un sorbo de whisky. Mientras, él le acariciaba la espalda y el culo por encima de la fina tela del vestido playero. Yo enfrente de ellos, con los pies descalzos recogidos sobre el sillón, dejaba mucho para ver con mi muy corta pollera blanca. Mi tanguita también blanca estaba fruncida entre los labios gorditos de mi vulva y la tirita de atrás, metida entre mis grandes nalgas Carlos nos contaba, con lujo de detalles, cómo había sido Mardel diez años atrás. Mientras lo hacía, acariciaba a Elisa, pero su mirada estaba en mí. Cada vez que acomodaba mis piernas, el hacía una pausa en su relato y sus ojos como puñales se clavaban en mis blancos muslos. Una ronda más de whisky para él y para mí. Elisa no pudo beber más. El relato de Carlos se fue llenando de pausas y decidimos ir a dormir. Cargada en sus brazos, llevó a Elisa hasta el dormitorio. Yo me retiré a la habitación, llevándome el teléfono de Eli, a fin de atender a Bruno. Me quité la ropa y me dispuse a dormir desnuda como me gusta hacerlo. Oí el sonido de agua corriendo en su baño e imaginé que mis amigos estaban teniendo sexo y gozaban. Yo eché de menos a mí amigo. Si se hubiese quedado, estaríamos amándonos .No podía dormir, estando atenta a todo sonido proveniente de la casa o al teléfono sobre la mesilla de noche. Afuera había comenzado a llover, se oía el sonido de la lluvia en la galería, eso me adormecía pero también me llenaba de ganas. Pensaba en Elisa que aunque estaba mareada por las copas que había bebido, dormía acompañada. A su lado Carlos, un hombre bien masculino, de piel bronceada; musculoso, de brazos fuertes y manos grandes; espalda ancha culo pequeño y firme, piernas gruesas y peludas; su vientre bastante plano y un pene de gran tamaño, con el glande siempre a la vista por haber sido circuncidado de niño. Sin pensarlo había llevado mi mano derecha a mi entrepierna, acariciándome los labios húmedos e hinchados de mi vulva. Me abracé a la almohada y la apreté fuerte entre mis piernas. Permanecí sin cubrirme con la sábana, era una noche bastante húmeda y cálida Creo que ya estaba dormida cuando comenzó a llamar el teléfono sobre la mesilla de noche. Me volví rápidamente y lo tomé. ―Hola ―Dije. ― Soy Bruno ― Respondió. ― Hola Bruno, soy Belu, Elisa está dormida, aguarde ya la despierto ―atine a decir y corrí desnuda por el pasillo hasta el dormitorio principal llevando el teléfono en la mano derecha. La habitación estaba tenuemente iluminada, con la puerta sin cerrar totalmente. Elisa dormía desnuda tendida boca abajo, con las piernas levemente abiertas. A su lado Carlos también desnudo boca arriba con una mano sobre el trasero de ella y una erección importante. Me resultó imposible dejar de mirar aquel pene con la cabeza descubierta Inclinándome sobre Carlos, apoyando mis tetas sobre su pecho, dije sacudiéndola por los hombros ―Eli, Eli, despierta, es Bruno. Ella no respondió. Carlos si se despertó y su mano libre se apoyó en mi culo y no la quitó, aunque moví el trasero. Bruno dijo― No insistas Belu, mañana vuelvo a llamar, gracias. ― Hasta mañana ― dije. Apagué el teléfono y al irme le di un golpe con la palma de mi mano izquierda al pene erecto de Carlos. Caminé hasta mi habitación y antes de entrar fui al baño. Encendí la luz y me volví para cerrar la puerta., Carlos me había seguido y estaba a mis espaldas. ― ¿Qué quieres, Carlos? ―Pregunté. ― Lo mismo que tú. ―Respondió, y cerró la puerta tras nosotros. Me senté a orinar y él, de pie frente a mi acercó su tremendo pene a mi boca. Sin pensar en nada abrí mi boca cuánto pude he hice un movimiento envolvente con mi lengua sobre el glande. Él sujetó mi cabeza y empujó con su pelvis. Debí apartarlo porque me ahogaba, aquel enorme, miembro que me aplastaba la lengua y me producía náuseas. Tomándome de los pezones me hizo poner de pie. Me dolieron porque los apretó mucho. ¡Duele! ―Me quejé Me tomó por debajo de los brazos y me elevó hasta sentarme en el mármol fresco de la encimera. Me separó las piernas quedando parado entre ellas. Se inclinó para meter su lengua en mi boca entreabierta. Se la ofrecí y alcancé a rodear su cuello con mis brazos. Sus brazos me elevaron de la encimera haciendo pegar muy depilada mi vulva a su vientre poblado de pelos castaños. Con mis piernas me aferré fuertemente a su cintura. Acomodó un poco mi cuerpo con sus manos y su pene me estremeció al abrirse paso llenándome y estirando la piel de mi canal vaginal y yo apretando los músculos para adherirme a él. Sus manos me sujetaban por el culo y sus dedos jugaban con mi ano, mientras me hacía subir y bajar sobre su grueso pene, caliente y duro. El primer orgasmo comenzaba a gestarse y fue el primero de varios. Casi perdí el sentido cuando convulsioné por el gigante orgasmo que me invadió. Me bajó mucho fluido interno hasta mojarlo todo. Carlos se contenía sin eyacular. Sacó el miembro moreno surcado de venas palpables de mi vulva hinchada, enrojecida y mojada. Lo miré, él me miró y dijo muy bajo― Belu, vamos a tu cama, quiero entrarte desde atrás. ― Por favor, por el culo no ―le imploré. Se rió muy bajito y dijo― Desde atrás, por tu vulva, teniendo la vista de tu hermoso culo, poder besarlo y morderlo. Hoy cuando te vi montada sobre los hombros de Axel, me sentí tentado de devorarte ―Oír esas palabras dichas por Carlos, me halagaron pero no dije nada. Ni mencioné que me derretía por su pene. Me llevó en brazos hasta mi cama, como lo había hecho con Elisa, dos horas antes. Los fluidos de mi vagina corrían por el interior de mis piernas. Creo que su pene permanecía erguido pero no podía verlo. Lo recibí por atrás, sobre la cama, en cuatro patas apoyada sobre codos y rodillas. Él alternaba embestidas profundas, con su lengua sobre mi ano mojándolo con saliva y su dedo del medio metiéndose en mí hasta la tercera falange. Otro orgasmo sacudió mi tembloroso cuerpo. Grité de gozo y de sorpresa cuando cambio su dedo mayor por el pulgar al tiempo que su miembro me levantaba desde abajo metiéndose a fondo y me dijo― Esto es doble penetración, ¿te gusta? No le respondí, lo gozaba en silencio y agregó― Estoy tocando la cabeza del pene con mi dedo pulgar, es fascinante cogerte así. Me entregué por completo a él aflojando los brazos y cayendo sobre la cama apoyando mis tetas en las sábanas. Únicamente mi culo permanecía elevado, sujeto por Carlos. Mis piernas abiertas también habían perdido fuerzas para sostenerme. Continuaron los empujones con su pene desde abajo y sus dedos abriéndome el ano. Una y otra vez. Otra oleada orgásmica desmoronó mi cuerpo ya entregado. No podía contraer la vagina ni el esfínter. Carlos emitió un gruñido, y apretando muy fuerte mi sexo al suyo, descargó mucho semen caliente en mi interior profundo. Me mantuvo así hasta que su pene comenzó a perder rigidez y grosor. Luego sacó los dedos de mi entrada estrecha, dejándola no tan estrecha y muy mojada. Entramos nuevamente al baño. Carlos se limpió con una toalla. Yo recurrí al querido y útil bidet para quitarme tanto pegote. Nos besamos tomados de las manos y nos deseamos buenos sueños. Nos miramos a los ojos por última vez en la noche y se fue a dormir junto a Elisa. Yo a dormir sola en la cama para huéspedes, sola, cansada y contenta de haber conocido sus atributos. Belu. Otro relato ... Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidosY si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí. |
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