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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Mujer de dos hombres a la vez
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Llego un momento donde Roberto tenía que salir del país y me invitó a irme con él, pero no pude decirle que sí. Mi relación con Enrique seguía, era mi jefe y lo veía todos los días, y a veces nos quedábamos hasta la madrugada en su oficina, fornicando como buenos amantes. Me dejaba llevar por lo excitante de la situación, Enrique me toca los pechos y me los acaricia lentamente, me los sigue acariciando con dulzura, la excitación me había dominado. Yo empiezo por acariciarle el abdomen y voy bajando muy lentamente hasta encontrarme con su pene muy duro, lo saco de su pantalón y le doy unos besitos. Enrique me apoya encima de su escritorio, me quita los jeans y la tanguita rosa, ya completamente mojada, y empieza a lamerme la vagina como nunca, jugueteando con mi clítoris como un auténtico desesperado. Allí en su escritorio, abierta de piernas y recibiendo un rico oral, uno que me tenía con los ojos en blanco, lo hacía muy bien. No pude resistir más la excitación que me dominaba, mi cuerpo estaba en el éxtasis y me vine, teniendo un fenomenal orgasmo.

Enrique al darse cuenta, paró repentinamente, y se sentó en su sillón, se quitó el pantalón por completo, yo lo seguí, me agaché y me metí la punta de su pene en la boca, la saboreé lentamente y me la metí enterita de golpe. Le hice señas de que se levantara y nos vamos hasta el sofá de su oficina, se sienta y sin pensármelo dos veces me siento encima de él a cabalgar, arriba y abajo, primero suavemente, luego en círculos y cada vez más rápido. Mis tetas saltaban y él me las acariciaba, me mordía los pezones, y empecé un arriba y abajo frenético, apretando las nalgas con desesperación. Yo continuaba saltando, sabía que pronto se correría, pero él me pidió que me levantara. Obedecí y me pidió que me pusiera en cuatro y lo hice, estaba encantado de tenerme así, me abrió las nalgas y metió su pene a medias, mientras me acariciaba la cabeza. De pronto lo metió todo, fue muy rico. Me embestía con fuerza y yo jadeaba. Mis nalgas chocaban con su pelvis y él seguía festejando en tenerme así. Llegamos los dos casi simultáneamente, me llenó la vagina de semen, ambos jadeando y gimiendo de placer. Él quedo encima de mí mientras por mis piernas escurría su cálida leche.

Enrique seguía llevándome al auto motel, y una noche de esas me llamó Roberto, me encerré en el baño y atendí la llamada. Roberto me suplicaba vernos esa noche, que necesitaba hablar conmigo, y acepté. Al salir del auto motel con Enrique, me dejó en mi casa y llamee a Roberto para que pasara a buscarme. Empezamos a dar vueltas en su camioneta mientras hablábamos, y al detenerse me abrazó y besó, mi lujuria se puso a millón al sentir que sus 20 centímetros estaban bien erectos. Y allí en su carro, me desnudo y me lo metió. Me dio una buena cogida, y luego finalizamos en su apartamento, ahí donde me cogió la primera vez y luego muchas más veces, conmigo desnuda junto a él. Mientras me chupaba la vagina, me acordaba de que hacía unas horas, era Enrique que me la chupaba y me cogía, y me gustaba ese juego de ser mujer de dos hombres a la vez.

Enrique todas las mañanas pasaba por mi casa a buscarme para ir al trabajo, pero me cogía en su carro para comenzar feliz la jornada laboral, y al salir si no me quedaba con él, me llevaba a mi casa. Luego Roberto pasaba buscándome y me cogía por las noches, y así pasó mucho tiempo, siendo mujer de esos dos hombres al mismo tiempo.

Ahora a mis 28 años, he disfrutado del sexo al máximo, pero no he experimentado lo que es estar en un trío, que dos hombres me cojan simultáneamente, y mi colita sigue virgen.

Dolly

 

 

El despertar de Dolly

Su nombre es Dolly, y nos contará su despertar sexual en varios capítulos.

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