Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Noche de tormenta
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

El cielo estaba cubierto de nubes, y la luna y las estrellas escondidas, la abundante lluvia caía de nuevo, como las últimas noches. Viajaba en mi auto, camino de casa, por una desierta carretera, a aquellas horas. Cerca ya de casa, me encontré sobre la cuneta, a un automóvil con las luces intermitentes encendidas. Me detuve a un costado del auto y bajé el cristal de la ventana del pasajero. El conductor del otro vehículo era una joven, a la que la lluvia había dejado empapada de pies a cabeza. Le pregunté si necesitaba ayuda, y ella dijo que sí, que su automóvil había dejado de funcionar y que no tenía cobertura en su teléfono celular. Le dije que en esta área no la hay, pero que si ella quiere, podría llevarla a a mi casa, que estaba solo a unos seis o siete minutos de camino y que usara el teléfono. Para mi sorpresa, aceptó la oferta.

Cuando se subió al coche, y después de que nos hubiéramos presentado, le pregunté por qué no tenía miedo de subirse a un automóvil con un extraño en un paraje tan solitario como aquel. Ella se rió y dijo que le daba más miedo estar sola en la carretera en mitad de una noche como aquella.

Cuando llegamos a casa, mi esposa aún no había regresado de su trabajo. Le indiqué, a la chica, donde estaba el teléfono e hizo una llamada a una amiga pidiéndole que a recogiera. Disgustada, la chica expresó su consternación porque su amiga no podría ir a buscarla hasta la mañana siguiente.

Le dije que teníamos una habitación de invitados que podía usar hasta que su amiga llegara. Aceptó y después de mostrarle la habitación, le ofrecí algunas prendas de mi esposa, para que se cambiase su propia ropa empapada, y para que se las pusiera para dormir, también toallas limpias quera que se diera una reconfortante ducha. La chica me dio las gracias y un abrazo, y luego entró a la habitación de invitados donde oí correr el agua en la ducha del baño

Aproveché para encender el fuego en la chimenea y para calentar un poco el salón. Cuando la chica salió del baño, me abrazó de nuevo y dijo que no estaba segura de cómo podría pagarme.

— Estoy completamente segura que puede encontrar la forma de que le pagues —sonó la voz de mi esposa  Carla que había llegado en ese preciso momento.

— La chica se sobresaltó y dijo— Lo siento, no quise decir eso.

—Tranquila, no pasa nada pero lo dije en serio. Es que a veces es muy aburrido solo con él ¡Así que me alegra que estés aquí con esta tormenta tan fuerte que hay ahí afuera.

Mi esposa se le acercó a la chica,  le dio un abrazo y le comenzó a coger el culo. La chica respondió poniendo sus labios sobre los de Carla y comenzó a besarla. Pude ver como sus lenguas se entrelazaban y eso hizo que la sangre comenzara a acumularse en mi polla. La cosa estaba empezando a ponerse caliente. Carla comenzó a acariciarle el culo a la chica, que comenzó a hacerle lo mismo a  mi esposa.  Luego Carla levanto el vestido de la chica por encima de la cabeza y lo dejó caer al suelo haciendo botar las tetas llenas de la chica. También pude ver  su coño afeitado y mi cabeza comenzó a imaginarse dos coños afeitados en mi casa y los dos para mí. Ciertamente hay pocas cosas mejores que esa en la vida.

Después, vi cómo  Carla se desnudaba y hacía sentarse a la chica en un sillón con las piernas abiertas. Mi esposa se puso de rodillas entre sus  piernas y acercando su boca al coño comenzó a chupar y lamérselo. La chica se recostó sobre el sillón disfrutando de aquella buena lamida.

Rápidamente  me quité la ropa y me puse detrás de  Carla, que estaba muy ocupada comiéndose a la chica, y comenzó a frotar el coño de  Carla por detrás que ya estaba cerca de gotear su jugo de amor. Inserté dos dedos y la escuché gemir realmente muy fuerte. Supongo   que la chica debió haber disfrutado por el gemido que también dejó escapar. Seguí moviendo mis dedos adentro y afuera, y alrededor del coño de  mi esposa, podía sentir la humedad cada vez más intensa y las paredes de su coño abriéndose mientras comenzaba a gemir más. Sus gemidos casi se convirtieron en un largo grito cuando  tuvo el orgasmo que provocó una reacción en cadena porque la chica también comenzó a gemir pesadamente y ¡ambas se vinieron al mismo tiempo!

La chica, muy delicadamente hizo acostarse a mi mujer sobre el piso, y se puso entre sus piernas y comenzó a trabajarle su coño otra vez. Me sentía excluido, así que me puse detrás de la chica y me coloqué lo más cerca que pude de ella y comencé a insertar mi polla en su coño mientras ella chupaba y lamía el coño de  Carla. Comencé a bombear y escuché a ambas chicas gimiendo. Empecé a bombear más fuerte y al rato noté el frío apasionante de mi semen acumulándose, mientras avanzaba lentamente desde mis bolas hasta la cabeza de mi pene. Luego exploté descargando dentro del coño de la chica, y casi al mismo tiempo,  mi mujer se  vino en la boca de la chica que le lamía  el coño.

Después de que  Carla se recuperó de su corrida, me hizo un gesto para que me apartara, e intercambio su sitio con la chica y le comenzó a lamer mi semen de su coño. ¡Esto hizo que la chica se corriera entre gritos y largos gemidos.

Carla me dijo que fuera a nuestro cuarto que  le llevara el maletín que contiene todos sus juguetes sexuales. Se lo llevé mientras mi esposa seguía chupando el coño de la chica.  Mi esposa metió la mano y sacó su consolador púrpura favorito, se sentó en el suelo y comenzó a insertárselo en el coño, miró a la chica y dijo— ¿Quieres ayudar a follarme? —La chica tomo el consolador y comenzó a moverlo dentro y fuera del coño de  Carla, como si tuviera mucha experiencia en este tipo de juegos sexuales. Yo estaba bastante agotado, así que me senté y contemple cómo las dos chicas pasaban la noche follando, chupándose y corriéndose. Ya me uniría cuando pudiera porque no soy una estrella porno y no puedo permanecer duro durante ocho horas seguidas.  Pero lo que es seguro, es que disfruté del espectáculo. Además, estoy convencido de que es la mejor manera para pasar en casa una noche de tormenta.

CyJ

Otro relato ...




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.