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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Por qué elegí a mi jefe
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Me llegan muchos que me preguntan por qué escogí a mi jefe, para ser mi pareja de sexo clandestina. Tengo treinta y tantos  años y mi jefe tiene sesenta y tantos. Trabajé para él durante algunos años y durante ese tiempo nunca hizo ningún movimiento tratando de tener sexo conmigo. Ahora, trabajo con él dos días a la semana, le llevo la contabilidad personal sus libros.

Mi jefe no fue rico siempre y su fortuna procedía del dinero de la familia de su esposa. Ahora tiene más de sesenta años y varios negocios propios.

Un día, hace unos dos años, se me acercó y me dijo que habían visto a mi marido, y a una de sus empleadas, en un hotel. Mi marido tiene una compañía que se dedica a la importación. Así que quise comprobarlo, accedí a su teléfono, a su computadora, correos electrónicos y llamadas. Encontré muchos mensajes y algunas fotos de él y no sólo de una chica, sino de varias más. Pese a las advertencias, aquello me sorprendió y me dolió. Nunca pensé que después de seis años de matrimonio me haría algo así.

Ese descubrimiento respondió a algunas preguntas, como que desde hace algunos años, solo tenemos relaciones sexuales una o dos veces por mes. Empecé a masturbarme más de lo que jamás pensé que podría hacer y hasta compré juguetes sexuales para hacer más placentero el sexo en solitario.

Incluso se me cruzó por la cabeza la idea de engañarlo, pero siendo de tradición muy religiosa, además aún era virgen cuando nos casamos, me costó mucho dar el paso. Además, por aquellos días, yo creía que debemos intentar ser felices con lo que el matrimonio nos daba. Ya son varios los años durante los que mi marido ha tenido una vida secreta, y preguntarle sobre ello no es una opción. Además en el caso de divorciarnos, yo saldría bastante perjudicada económicamente si no podía demostrar su infidelidad. Pero después de este tiempo, él que él sabe que lo sé, y sabe que no haré nada al respecto. Así que me quedaba muy feliz cuando se iba de viaje a algún lugar lejano. Ya no me molestaba saber que está follando con alguna de sus amiguitas. Me gustaba estar sola y ocuparme yo misma de mis asuntos sexuales.

Pero eso fue así hasta que un día mi jefe me invitó a cenar. Pensé que iba a ser una cena sobre el trabajo. Para mi sorpresa, se trataba de mí y solo de mí. Me dijo que mi marido no podía tratarme de la manera que lo hacía. Que yo merecía ser respetada. También me dijo que él y su esposa no habían tenido ninguna relación sexual en los últimos diez años. Continuó diciéndome que buscaba amor, amistad y un poco de diversión. Quería hacerlo con clase, estilo y respeto. Me dejó claro que no sería una relación permanente, sino algo que cuando necesitáramos satisfacer nuestras necesidades, podríamos llamar a nuestro amigo con beneficios. Siguió diciéndome que me había estado observando desde el primer día que empecé a trabajar para él, y que lo que le puso muy caliente fue mi trasero, y mi forma de caminar. Confesó que ha estado soñando durante mucho tiempo con todas las diferentes maneras en que me follaría, una y otra vez. Pero que no podía hacerlo con la esposa de otro hombre.

Así que me hizo una oferta. Él se ocuparía de todas mis necesidades, me alquilaba mi propia casa, me compraba un coche, pagaría mis viajes, sin hacer preguntas. Dijo que yo podría salir con otros si lo deseaba, y seguir casada con mi marido si quisiera. Todo lo que tendría que hacer es estar disponible y lista para cuando me necesite para satisfacer sus deseos sexuales, o si hubiera una fiesta, ir como su acompañante. Ambos firmaríamos un acuerdo para que ninguno de los dos pudiera utilizar nuestra relación en contra del otro.

Dejó claro que no habría límites para lo que yo pudiera hacerle sexualmente. Quería cualquier cosa que yo pudiera imaginar que tuviera que ver con él, nunca cuestionaría nada, y me permitiría ser su "ama". Me dijo que hacía mucho tiempo que no hacía el amor con una mujer, que nunca había perseguido a una mujer en todos los años que llevaba de casado; razón por la que tiene mucho que perder si alguna vez lo descubrían. Él tenía la sensación de poder confiar en mí, y nunca preocuparse por nuestro acuerdo.

También me dijo que podría filmar todo lo que quisiera, pero que me asegurara de que nadie lo pudiera ver y que sólo se lo permitiera a él. Quería ser un poco travieso y vivir un poco de peligro mientras pudiera. Dijo que nunca había hecho nada parecido a lo que me estaba proponiendo. Nuestro acuerdo incluía, que mientras yo no le diga a nadie nada de esto, cuando terminara porque él se muera, yo quedaría bien cubierta. También acordamos que yo podría terminar esa relación en cualquier momento y no habría resentimientos.

Habrá algunos que digan que soy una puta, que lo hago solo por dinero, que soy una cazafortunas; y otros solo dirán que soy una amante. Pero es simplemente amor y ayudarnos mutuamente en algo que me encanta y nunca tuve mucho, el sexo.

Si mi marido estuviera dándome amor, respeto y sexo, tal vez hubiera dicho que no, pero ya llevaba prácticamente sola durante demasiados años año. También tenía algunos jóvenes tratando de llevarme a su cama, pero yo ya estaba empezando a desconfiar de los hombres hasta que llegó a mi vida un hombre maduro vino y me mostró una vida diferente.

Ahora, una o dos veces a la semana tengo un hombre con el que puedo follar una y otra vez, dejarlo lamer mi coño hasta que lo ponga tan mojado que gotee en su boca. Nunca antes me habían cogido por el culo, pero ahora ya sí; y déjenme decirles que me encanta. Chupar mis tetas y chupar mi coño le vuelve loco, y sabe muy bien cómo hacerlo. Está tan emocionado cuando le doy una mamada, que casi se desmaya, y cuando me deja su semen en la boca, o el culo, simplemente me hace disfrutar.

En una ocasión, me metí bajo su mesa de escritorio durante una videoconferencia y le hice un buen trabajo con mi boca. Otra vez, me compró un vibrador con control remoto, y mientras estábamos en un restaurante lo encendió hasta que me mojé todas las bragas. Otras veces me ata a la cama y me somete. Y yo lo ato, y lo azoto, le azoto el culo y la polla con mi bastón. Cuando su chofer nos lleva a algún lado, yo no llevo bragas, y él desliza su dedo para acariciarme suavemente, o yo levanto mi falda mientras me siento sobre él y él mete su polla dura ahí dentro para cogerme. También me pone encima de mi mesa, y me coge muy fuerte, se baja y me come. Me folla con el dedo, me muerde los pezones, y la mayoría de las veces me deja follarlo una y otra vez.

Cuando nos encontramos solo se trata de sexo, me arranca la ropa, y sólo quiere follarme donde yo quiera. Me encanta verlo mirar nuestros videos y como saca la polla y se masturba encima mí y solo para mí.

Me ha llevado al orgasmo trece veces en una sola vez, hasta ahora. Me dice que soy como una cascada que sólo derrama jugos de olor dulce. Le he hecho mamadas en ascensores, aviones, lavabos de hombres, tiendas, fiestas, partidos de fútbol, coches, restaurantes, su oficina, mi oficina, casa de amigos, en nuestra piscina, incluso una vez mientras mi marido dormía junto a la piscina. Me ha dado mucha diversión, tengo una gran vida sexual y muchas recompensas.

Hace algún tiempo, le dije a mi marido que necesitaba una pequeña oficina para mi trabajo, así que mi jefe alquiló un pequeño local de dos dormitorios, pero no es para mi trabajo, es nuestro nido de amor al que podemos ir y simplemente divertirnos con tranquilidad y privacidad.

Puede que los hombres mayores no sean tan fuertes como los jóvenes. Puede que les cueste que su polla parezca como la de los jóvenes pero con la ayuda de la maravillosa "píldora azul" lo hacen muy bien. Pero el respeto, la clase, el estilo, la experiencia y el control valen la pena. Así que estoy aquí para compartir y esconder nuestro mundo sexual en el que yo y mi jefe vivimos, siendo atrevidos y un poco aventureros.

¿Durará para siempre? No lo sé pero si sé que no lo volveré a hacer con otro hombre si no es el momento y el lugar adecuados. Pero hasta entonces, sólo quiero tratar con mi amante, que yo disfruto con él y él disfruta conmigo.

Se podría decir que mi jefe y yo tuvimos suerte de encontrarnos; somos dos personas que amamos el sexo y lo necesitamos. Sin saberlo y mientras nos masturbábamos en solitario estábamos buscando compartirlo.

Me gusta hacer videos, me gusta cuando mi hombre me dice que se masturbó pensando en mí, y que le encantaría hacer el amor conmigo. No soy una chica honesta, pero cuando se trata de placer sexual, soy capaz de satisfacer la fantasía de cualquier hombre para que regrese a por mí. Pero por ahora, mi jefe, mi dulce viejo, se vuelve loco con el amor, los trucos y el placer que le doy.

Princesa

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