Esta web utiliza cookies, puedes ver nuestra la política de cookies, aquí Si continuas navegando estás aceptándola
Política de cookies +
La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Primer novio
ADVERTENCIA: Esta página contiene textos, imágenes o enlaces que pudieran ser considerados no apropiados para personas menores de la edad legal. Por eso se hace esta advertencia. El contenido de los mismos es evidentemente "para adultos" y de contenido explícitamente sexual por lo que, hecha esta advertencia, si finalmente decides continuar, lo haces bajo tu única y exclusiva responsabilidad. No se obliga a entrar, es más, se recomienda que aquellas personas que puedan sentirse molestas, o incluso ofendidas, con el contenido de lo que aquí aparece, que se abstengan de hacerlo.

Luego que Jorge se marchó a otro país, quede sola y sentía la necesidad de tener sexo. Acostada en mi cama y completamente desnuda, empecé a explorarme el cuerpo, me acariciaba el pubis y con la otra mano le tocaba los pechos. Me estaba masturbando, empecé a emitir quejidos, abría la boca y respiraba cada vez más fuerte, me acercaba a una corrida bestia. Comencé a chuparme los dedos de la otra mano como si de un pene se tratara, y así recordaba a Jorge cuando me cogía.

Con los días me hice novia de un vecino, un chico de 18 años de nombre Carlos, bien atractivo. Empezamos a salir al cine, a comer helados y nos dábamos besitos y abrazos. Un domingo en la mañana, mi mamá me pidió que la acompañara a la misa, ella se adelantó y yo me quedé alistándome. Cuando iba por la calle pasé por el frente de la casa de Carlos, que estaba sin camisa lavando su moto, me detuve para saludarlo y darle un beso. Me invitó a pasar, sus padres también habían salido para la misa. Al entrar nos dimos un fuerte abrazo y un besote de lengua, me susurro al oído que quería hacerme el amor, y yo acepté. Nos fuimos a su habitación, allí empezamos a desnudarnos, me acostó en su cama, y rápidamente su cabeza estaba entre mis piernas y con su boca chupándome la vagina. Me mordía los labios vaginales y su lengua trataba de llegar hasta lo más profundo, logrando que llegara al orgasmo, mientras yo le pedía que me la metiera. Se levantó y me complació, de un solo intento entró todo su pene y sus movimientos fueron rápidos, entraba y salía. Hizo una pausa para colocarse un condón, en eso sonaron las campanas de la iglesia y tuve que salir corriendo para llegar a tiempo a la misa.

Al día siguiente me invito a dar un paseo en su moto, y terminamos en un hotel, ahí sí pudimos disfrutar de todo un día de sexo sin interrupciones. Hicimos el 69, el cual me gusto, me cogió varias veces en distintas posiciones y hasta probé su leche tibia en mi boca, y me la trague.

Después, Carlos me invitó a un paseo, a un pueblo a la orilla de la playa para celebrar nuestro primer mes como pareja. Aproveché que mis amigas iban a una excursión, y con ese pretexto me escapé con Carlos. Al llegar al hotel, me di un baño y me puse linda para él, un poco de maquillaje y un conjuntico lindo, que a simple vista dejaba ver mi cuerpo semidesnudo, pero al mismo tiempo mi piel erizada y lista para su roce.

Carlos me esperaba en en la cama, me paré en la puerta del baño mientras me miraba con expresión de inquietud. Para nada se esperaba verme con poca ropa ante él y se notaba, porque en cuestión de segundos su pene se levantó. Me acerque y lo felicité por nuestro primer mes con un gran beso. Lo mire con mucho deseo, dejándole saber con mi mirada que él sería mi postre preferido esa noche.

Se puso de pie frente a mí, sin quitarme la mirada de encima, admirando mi cuerpo y dejándose llevar por la lujuria, me dio varios besos en los labios, mejillas, mi cuello, mientras sus manos jugaban con mi vagina, y queriendo cogerme justo allí. Lo detuve, necesitaba volverlo loco y dejarlo a punto de ebullición, así que se me ocurrió pedirle que me tomara algunas fotos, sensuales, con la poca ropita linda que tenía puesta, fotos que serían solo para sus ojos.

Estando boca arriba en la cama, se me fue acercando lento hasta el punto que podía notar como su pantalón estaba a punto de caerse y al mismo tiempo se notaba esa parte de su cuerpo que pronto me comería.

Dejó caer su pantalón dejando salir esa dura y deliciosa erección que, provocándome unas inmensas ganas de saborearla y sin pensarlo más, mis labios certificaron su erección, empecé a lamerlo y chuparlo de manera suave mientras tenía su desnudez ante mí.

Seguí lamiendo, chupando, tocando con mis manos aquella delicia de pene, cada vez se ponía más duro y decidí darle un pequeño regalo más, le pedí que se recostara en la cama boca arriba y acto seguido me puse sobre él, con mi entrepierna sobre su rostro dejándome las manos y la boca libre para seguir saboreando su pene. En ese momento sentí como jaló mis caderas sobre él y sin dudarlo metió su lengua en mí, como si estuviera sediento de mí ser. Iba moviendo su lengua a ritmo demasiado lujurioso y yo no podía parar de gemir mientras le lamía y chupaba el duro pene. Me chupaba, lamía el clítoris con pasión, me atraía con sus manos y me llenaba de placer, y se sentía demasiado delicioso. Recuerdo que por momentos me movía para ver su rostro mojado por mis fluidos y no podía aguantarme volver a hacerlo solo para sentir su lengua en mi otra vez.

Después de varios minutos de esa manera, me senté en la cama a mirar su rostro excitado y con la respiración entrecortada, yo necesitaba sentirlo adentro, que me cogiera. Me abrió las piernas y metió su pene. Dejé escapar un gemido y sin detenerse me acarició la piel, me besó en la boca y seguía un ritmo cada vez más rápido y más duro. Mis gemidos eran cada vez a mayor volumen y mi respiración entrecortada. Varias veces dije su nombre pidiendo más, que no parara, mientras lo apretaba con mis manos, siguiendo el ritmo del vaivén de sus caderas, moviéndose adentro y afuera de mí, era una tortura con placer, haciéndome llegar varias veces al orgasmo, con mayor intensidad cada vez, mojando la cama por completo. Finalmente llegamos a un punto dónde el placer nos consumió llegando a un clímax que no pudimos contener más, pero todavía dándonos besos y caricias, cubiertos de toda clase de fluidos de ambos, y después de unos segundos, quedar desmayados al mismo tiempo, nos quedamos dormidos después de todo el placer que llegó a consumarse en esa noche.

Al despertarnos al día siguiente, Carlos me dio los buenos días con un buen mañanero que terminó con su leche en mi boca, solo faltaba el café para un buen café con leche.

Dolly

 

 

El despertar de Dolly

Su nombre es Dolly, y nos contará su despertar sexual en varios capítulos.

Ir a la historia prohibida




Poco a poco, cada vez hay más relatos porque poco a poco os vais animando a escribirlos y a enviarlos para compartirlos. A lo mejor, tienes cosas que contar y que te apetece compartir, pues este es el sitio. Si lo deseáis, puedes enviar tu relato a la dirección que figura en este enlace enviar relatos prohibidos

Y si lo que quieres es copiar algún relato y compartirlo en tu sitio, o en otro, no olvides copiar y pegar también el enlace de donde lo has obtenido. y el nombre del autor, no cuesta nada y es de justicia.

Y si estás interesado en adquirir esta página, debes de saber que está en venta. Si tienes interés, puedes contactar con nosotros aquí.