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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Primera vez con una mujer madura
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Un día estaba en un sitio de citas en línea cuando me encontré con una maravillosa mujer madura casada llamado "saratxx". Yo nunca antes había estado con una mujer madura y mucho menos casada. Me emocioné e inmediatamente le envié un mensaje y arreglamos una cita.

El viaje hasta allí pareció que me llevó años y a medida que entraba, en el complejo de apartamentos donde nos habíamos citado, mi corazón latía cada vez más rápido. Mientras caminaba hacia el apartamento sentí que se me podían los nervios por si me rechazaba. Decidí no pensar en eso, ya que había conducido hasta allí, así que podría continuar y ver qué pasaría. Mientras subía los escalones hacia su casa, le envié un mensaje de texto diciendo —estoy aquí. — Tan pronto como envié el mensaje, una puerta se abrió y allí estaba ella, tal como se había descrito. Tendría unos treinta años, un metro ciento sesenta y cinco centímetros de alto, de pelo rubio corto, con unas tetas perfectas y un culo precioso. No era una mujer exuberante pero estaba muy bien armada para su tamaño. Se quedó allí de pie, con una camisa de vestir negra y vaqueros con sandalias. — Hola, chica sexy —dije. Ella dijo— Vaya, me alegro de que estés aquí.

La seguí hasta su apartamento sin quitar la vista un segundo del atractivo trasero. —Dios, no puedo esperar a quitarle esos vaqueros—pensé. Cuando entramos, me pidió que cerrara y lo hice. Nos quedamos allí, a un metro y medio de distancia, mirándonos fijamente el uno al otro. Empezó a sonreír mientras yo caminaba hacia ella, mi polla ya se me estaba endureciendo dentro de los vaqueros. Justo en el momento en que la alcancé, ella puso sus manos a mí alrededor y me atrajo hacia ella para comenzar a besarme profundamente. Nuestras lenguas bailaban entre sí mientras deslizaba mi mano sobre sus enormes pechos, bajando por su estómago hasta el botón de su pantalón.

Le desabroché sus jeans y lentamente metí mi mano en sus pantalones. Tan pronto como mi mano llegó a su coño sentí el calor de sus jugos cubriendo totalmente sus bragas. Ella gimió de placer mientras mi dedo corría a lo largo de sus pliegues y suavemente se metía en su agujero. En este momento ella aparentemente tuvo suficiente iniciativa para no dejar que este joven tomara el control y tirara de mí a su habitación. Al llegar me empujó y me tiró sobre la cama. Me quitó el cinturón y me quitó los vaqueros más rápido de lo que yo podría hacerlo. Así que ahí estaba yo con una madura chica sexy de pie frente a mí, solo desnuda con una camiseta puesta. Se subió a la cama y agarró mi pene de veintidós centímetros. Envolviéndolo con los dedos, empezó a acariciármelo. Me acosté y disfruté de lo que sabía que estaba por venir.

Ella bajó la cabeza y comenzó a lamer suavemente la cabeza de mi polla mientras su mano izquierda jugaba con mis pelotas. Luego bajó su boca completamente sobre mi polla y comenzó a chupármela. Arriba y abajo, despacio y rápido, pronto estuvo trabajándomela más rápido, babeando todo mi pene. Mientras estaba tumbado allí, en completo y absoluto placer, ella se detuvo y se acercó al cajón de la mesilla de noche. En ese momento yo ya estaba tan caliente que no me importó, así que cuando volvió a la cama empecé a arrancarle la ropa, dejándola sólo con una tanga azul— No sé qué vas a hacer, pero lo que sea que hagas, déjame comerte mientras lo haces

Ella se puso a horcajadas sobre mi cara y se sentó su espectacular culo y su coño justo en mi cara. Comencé a lamer su clítoris y pronto empecé a oír sus gemidos de placer, — por favor, no te detengas, —dijo. Luego volvió a chuparme la polla y cuando lo hizo comenzó a mover su dedo cerca de mi culo. Poco después sentí su dedo frotándome el culo y luego ella, muy lentamente, insertó su dedo y comenzó a frotar mi próstata mientras su boca estaba tragándose mi polla. En ese momento no pude aguantar más y le dije que estaba a punto de acabar. Tan pronto como ella lo oyó que se detuvo y se sentó y dejó que me la comiera. Yo también le puse el dedo en el culo mientras le oía decir— ¡Dios, me corrooo…!

Sentí la emoción de sus líquidos corriendo por mi cara. Entonces ella se levantó y se puso al estilo perrito sobre la cama y dijo— ¡Venga, cógeme ahora!

Me levanté y me puse detrás de ella presionando mi polla en su agujero que lentamente comenzó a entrar y salir, Al poco empecé a moverme más rápido y más duro golpeando su coño. Al golpear y rebotar contra sus nalgas, el excitante sonido me hizo acercarme más rápidamente al orgasmo.

Le pedí que se volteara y se pusiera en la postura del misionero. Me metí entre sus piernas y empujé toda mi polla hacia dentro de ella. Cuando lo hice, empecé a moverme más despacio, cogiéndome a ella de una manera que mi polla se apretara en su interior.

Oí que sus gemidos se hacían cada vez más fuertes y su respiración más rápida, así que yo empecé a ir también más rápido. Justo cuando estaba en pleno empuje, la oí gritar— Ooohhh… fóoollaaammmeee…

Pronto noté el cálido fluir de los jugos por mi pierna desde su coño y me puse a horcajadas sobre su pecho y empecé a descargar sobre ella. Le puse varios chorros en los pechos y en la cara. Me bajé a la cama, me acosté a su lado y me dijo— ¿Listo para el segundo asalto?

Anónimo

Otro relato ...




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