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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Rob
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El pendejo empezó a disponer de mí cuerpo a su antojo. A veces llegaba con un― Está lindo para que te chupen la pija ―me tomaba del brazo, me sentaba en la silla y abriendo las piernas "pelaba" y me cogía la boca. Me tomaba del pelo, me retiraba de su verga y me escupía en la cara.

Mi boca fue el depósito de sus antojos, leche, saliva, culo, pija y huevos. Me refregaba el culo en la cara mientras se masturbaba terminando en mi rostro.

Otras me decidía a recuperar el control y lo hacía arrodillar obligándolo a chuparme la concha, lo tomaba de la nuca y le descargaba mis flujos en la cara.

No me molestaba pertenecerle y más aún me llenaba de orgullo; eran los últimos años de mi vida sexi aunque estaba bien dispuesta a prolongar esta etapa. Ese purrete me recordó el sexo de macho usador orgulloso de su hembra; empecé a notar las miradas en la calle o recuperé esa visión. Basta de sólo tener los polvos dominicales y con suerte 1 o 2 veces durante la semana.

Conocí a Rob un día de lloviznas, desde un auto algo antiguo pero muy bien tuneado me tocó bocina invitándome a subir. Lentes oscuros, aros en ambas orejas y lo más cómico; las uñas pintadas. Subí y para su asombro lo traté de nene. Sonrió forzadamente y se vino la lluvia intensa. Hablé de mi vida y el me confesó su bisexualidad viviendo en pareja con su compañero Pau, por eso aros en ambas orejas. Quedé como decepcionada y pese a que el tema no iba por el lado del levante esperé que fuera más osado.

La lluvia seguía golpeando fuerte y por el parabrisas no se veía nada, Rob había tomado la precaución de estacionarse para estar más tranquilos. Nos miramos y sin más primero fue una acercada suave de labios pero casi sin darme cuenta su lengua empezó a entrar en mi boca y fue  muy bien correspondida.

Me intrigaba un hombre que también amaba hombres y ya dispuesta a todo empecé a dejarlo avanzar sin límites.  Cuando se desnudó en la habitación del hotel me gustó su cuerpo tan trabajado, de músculos firmes y cola dura y carnosa.

Me miró detenidamente y antes de poder preguntarle dijo― Mamita, cuanta carne ¿todo para mí? ―Fue lo casi todo hablado, siguieron las manos y lengua a granel, tenía buena pija y chuponeaba como descontrolado. Hacía mucho que no estaba con una mujer y ese día tenía un apetito de vagina casi incontrolable. Me levantó los pies para empezar a lamerlos y desencadenó un hambre de lengua tremenda.

Se esmeraba por enloquecerme con su sexo oral y vaya que si lo lograba; empecé a pedirle la pija para chupársela pero estaba compenetrado entre mis piernas y masajeando mis medianas pero muy duras tetas. Muy fugazmente me pasó la pija por la cara y cuando me dispuse a lamerla se movió muy ligeramente y me penetró. Después de calzarla, empezó a moverse maravillosamente y su lengua, con el aliento de mi concha, se selló con la mía hasta que al llegar el momento de eyacular me besó con una intensidad  que rozaba el goce con la dulzura de amar.

Acabó y se hizo a un costado, cuando pensé que hablaríamos lo vi ponerse otro condón mientras me tomaba de los muslos para darme vuelta. Ya estaba de pija parada de nuevo, y después de pasarme saliva con los dedos por el culo, entró sin piedad. Me arqueé con algo de dolor y oí su susurro de― Pau también me da el culo, pero lo tuyo; es el paraíso ―Y siguió bombeando con un jadeo de goce que acompañaba con unas manos que no paraban de recorrer mi cuerpo. Demoró menos de lo que supuse y cuando sacó la verga de mi hoyo me lo lamió como remate final.

Fue corto pero muy intenso, ambos debíamos volver a nuestras vidas, cuando nos despedimos largó su piropo con propuesta― Sos una mujer única, a Pau le gustaría conocerte, sos muy hembra para que te satisfaga un solo hombre ―Lo besé muy suavemente y salí del auto, me fui y creo que él ya sabía que nos encontraríamos de nuevo.

Mujerona

 

 

Trabajando de doméstica

Esta es la historia de las relaciones de una mujer madura con un chico para cuya familia trabaja como doméstica. Si bien era mayor que su patrona, con 45 conservaba aquel cuerpo que juntaba miradas, caderona, cola prominente y senos medianos.

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