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La Página de Bedri
Relatos prohibidos
Soy Paula
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Hola, soy Paula, tengo treinta y algo años, estoy casada y tengo dos hijos. No me cuido en exceso pero tengo bonita figura, tetas en su sitio, buena cintura y culito espectacular, todo natural; vamos, que estoy muy buena. Y me encanta el sexo. Me gusta follar y no solo con mi marido. Que eso sea así es culpa suya, la primera vez que, estando casada, follé con otro hombre, fue por culpa suya. Echar un buen polvo es algo que siempre me agrada y nunca me cerraré a la posibilidad de follar. Eso sí, en un lugar tranquilo y sobre todo cómodo, los asientos traseros de un coche ya no son para mí aunque pueden servir. Prefiero una cama, de una habitación de hotel, de un motel, de tu casa o incluso de la mía, o de algún amigo o conocido. Voy con bastante asiduidad un hotelito cerca de mi trabajo, los empleados me conocen, saben a que voy, son muy amables, discretos, y siempre tienen buena disposición. A echarme un polvo también.

Hasta de una tienda de campaña me parece un buen lugar, que lo que piensen los que nos oigan no me preocupa. También me viene bien un sofá o similar, una alfombra o directamente la hierba fresca, aunque si no está tan verde o tan fresca me sirve lo mismo; por supuesto en esta categoría entrarían los pajares. E incluso una piscina por pequeña que sea, un río, un lago, una playa. A veces, incluso hasta de píe o apoyada en algún sitio. Todo sea por un buen polvo. Porque busco eso, el polvo memorable. No es que cuando lo consiga vaya a dejar de follar, es que cuando lo encuentre voy a follar para superarlo.

No le hago ascos a casi ningún hombre pero siempre, siempre, siempre, la decisión es mía, y solo mía. Yo decido si follo y con quien. Me he follado, insisto en lo de que me he follado, no me han follado, yo me he follado, a casi todos los amigos de mi marido y a bastantes de sus compañeros de trabajo, hasta a su jefe. También me he follado a casi todos mis compañeros de trabajo, a mi jefe no, que es una mujer y por ahí todavía no me ha dado... ¡Pero al segundo jefe, si me lo he follado!

También me he follado a todos mis novios, algo que puede parecer evidente, pero a todos me los he follado también después de casada. Esa ha sido una buena decisión porque han mejorado bastante en el sexo. Ahora seguimos viéndonos con cierta frecuencia, les llamo y quedamos para follar. Como dice uno de ellos, él pone la cama y yo el polvo. Todos están casados y conozco a sus esposas, también soy buena amiga de algunas de ellas. Eso sí, yo a su marido me lo follé primero. Alguna puede sospechar algo pero supongo que si no dice nada es porque también tiene sus arreglos o porque le devuelvo al cónyuge debidamente follado y calmado para unos días.

Tengo algunos grupos de amigos, o de amantes, o de follamigos, o de amigos con derecho, o de sementales, incluso de novios si queréis llamarlos así. Se trata de hombres que conozco desde hace algún tiempo, con los que tengo más confianza, con los que follo con más frecuencia y sé de sus rendimientos sexuales. Y ellos ya me conocen y saben que cosas me gustan y cómo hacerme disfrutar. No soy muy exigente pero me gusta correrme, al menos una vez, con cada polvo. Voy con ellos de cenas, de fiestas de cumpleaños, de conciertos, de despedidas de soltero, a la playa, al río, incluso a follar al campo. Si, tal y como suena, organizamos salidas a sitios apartados y discretos, y mientras unos vigilan, a otros me los follo en la tienda de campaña, sobre la hierba detrás de unas rocas o unos matorrales. También dentro del agua. Alguna vez alrededor del fuego de campamento.

Tengo varios grupos de compañeros sexuales formados por tíos de mí misma edad. Tengo uno en la ciudad que es el que más me follo, es el de las despedidas, las cenas y las excursiones. El de mi pueblo es para las fiestas y las vacaciones bañándome desnuda en el lago del embalse, y follando entre los pinos. Lo mismo sucede en el del pueblo de mi marido, que no tiene lago pero tiene pinos. También en la urbanización donde vivo tengo a varios que me follo con regularidad. No es un grupo como tal, porque aunque algunos saben que me follo a otros, me voy con ellos de uno en uno; incluso a sus casas cuando no está su esposa, novia o familia. Algunos saben cuándo me follo a otros, me han visto irme con alguien, cerrar la puerta de la habitación, besarme con alguno, dejarme manosear, incluso me han oído follar, pero nunca me han visto follando. Desnuda si me ha visto alguno de estos vecinos, en la piscina de alguien, en algún jardín privado, incluso en mi ventana. No me invitan a sus cumpleaños pero a veces suelo hacerles algún regalito. Con sus parejas no suelo tener mala relación. Es como con las esposas de mis antiguos novios, si sospechan algo no dicen nada. Puede que les quite algún peso de encima, y puede ser literal. Por cierto, no es que fuera de estos grupos no me folle a nadie, es que no vienen varios y me los follo en sucesión.

Ahora, que voy cumpliendo años, me voy estabilizando y estoy empezando a formar otro más reducido, más selecto si quieres, de mantel y cama. Y voy incluyendo a chicos más jóvenes.

Todo esto lo sabe mi marido, y si le molesta nunca lo ha dicho, es más, en varias ocasiones me ha llevado en su coche al lugar donde había quedado, o me ha recogido en la fiesta y me ha visto bailar o besarme. Hasta en el hotelito me ha recogido, se ha presentado como mi marido y me ha esperado. De vacaciones, si vamos sin hijos, puedo llevarme amantes y follar en la habitación mientras él está en el bar tomando algo, o haciendo deporte, o lo que quiera que haga. Pero insisto que la culpa es suya porque la primera vez fue con un vecino casi a instancia suya; al menos yo lo entendí así. Además, ahora parece como si me animara a tener aventuras y a veces, cuando se las cuento, acabamos los dos en la cama, follando como si fuera el último polvo de nuestras vidas. Por eso le cuento casi todos mis polvos. Algunos no, que esos son secreto. Además, puede que se molestase con esas veces. No siempre me apetece follar con hombres que son de su agrado.

Incluso hubo una vez que apareció cuando yo estaba en la cama con un amigo suyo. Luego follamos los tres, hicimos un trio, con doble penetración. Y la mamada de rigor a mi marido que no falte, que si no se la chupo es cómo si le faltase algo. A él siempre se la chupo, a otros también, pero porque yo quiero. Aquella fue una noche memorable. Luego hubo otras de tres en la cama, pero aquella fue la primera. A mi marido le encanta metérmela, por delante o por detrás, y notar la polla de otro dentro de mí. También dice que le gusta ver cómo me corro, ver mis orgasmos cuando me follo a otro. Tengo la impresión que disfruta siendo cornudo. Aunque la verdad, es que cuernos también los tengo yo, pero si me crecen mucho, los desmocho tratándolos con un remedio a base de unos cuantos buenos polvos.

Llevábamos casi un año casados cuando me follé a otro que no era mi marido. Tampoco era tanto tiempo porque en la misma despedida de soltera me acosté con otro. Era un completo desconocido pero me lo pasé divinamente. Me echó un polvo extraordinario y me hizo una comida de coño que tardé tiempo en disfrutar otra igual. También es cierto que era profesional. Pensaba que sería la última aventura pero parece que no puedo estar mucho tiempo sin disfrutar del sexo con todos los hombres que pueda.

Desde aquel primer polvo, estando casada, no he parado de tener aventuras, primero con aquel, luego con todo el que me apeteció. Con algunos a ruego de ellos, con la mayoría porque lo pedí yo, de forma sutil o de forma totalmente directa, ante uno en particular, todavía me caliento al recordarlo, me desnudé por completó, me puse delante de él y le dije una frase que me han dicho que repito mucho― ¡Fóllame tonto! ―Es que a veces soy demasiado directa.

Me he follado a un número importante de hombres, de todas las edades y condiciones. Me he follado a hombres con mucho dinero y a alguno que no tenía ni siquiera un techo. He hecho el amor con hombres maduros que me triplicaban en edad y con chicos recién llegados a la mayoría de edad. Me he follado a hombres de todos los colores de piel y de todas las partes del mundo, bueno, casi… Me he follado hombres muy diversos, incluso a algún famoso que cualquier mujer hubiera querido tener entre sus piernas. Hay uno que, cada vez que visita mi ciudad, me llama para follar. Dice que le encanta mi culo y no desaprovecha la ocasión para sodomizarme. A mi no me gusta mucho pero no me apetece negárselo. Es un hombre famoso, casado con una mujer famosa y guapísima, pero le encanta mi culo. Además, folla estupendamente y me hace correrme varias veces. Lo que hago con este no se lo cuento a mi marido porque sé que no le iba a gustar.

También he practicado sexo, en lugares que pudieran sonar extraños, hasta en un estadio de futbol en medio de un partido. También me he exhibido desnuda en público; con una máscara y una peluca, he bailado ante los invitados en alguna que otra despedida de soltero. Una vez me follé al novio, pero porque me lo pidió un amigo de ambos, aunque con lo caliente que me había puesto, bailando delante de tantos hombres, me lo hubiera follado en el mismo escenario. Y a unos cuantos más de los invitados. A otro me lo follé porque me propusieron ser la sorpresa de la despedida de soltero; me llevaron desnuda a una habitación de hotel para pasar la noche con él, esa noche no me puse mascara ni peluca. Fue a cara descubierta, ambos sabíamos quién era el otro. Luego repetimos el día de su siguiente cumpleaños; y más veces.

Soy la clásica, que en una fiesta, puede acabar en la cama con el homenajeado, con un amigo, o con un camarero, hasta con un perfecto desconocido que haya encontrado en la calle. Quiero dejar claro, que soy amiga de mis amigos, y especialmente de mis amigas. Nunca me he acostado, ni me acostaré, con las parejas de mis amigas, ni tampoco con los chicos que hayan dicho que les gustan, ni sus hermanos y demás familiares de mis amigas. Salvo algunas excepciones.

Tampoco soy muy escogida con eso de las posturitas. Yo ni Kama Sutra ni leches, yo follar, cómoda y tranquila en la postura que mejor convenga en cada momento. Y a disfrutar. Mis amigas preocupadísimas con eso, que si misionero que no, que si arriba depende de con quién, que si perrito, que si no sé qué carajo. Yo, abierta de piernas y todo para dentro.

A mí lo que me encanta es que me magreen las tetas. Si tienes buenas manos y logras ponerte detrás de mí para amasármelas bien, has conseguido un avance importante. Esos primeros minutos pueden ser determinantes para que te folle. Aunque tú te creerás que has sido tu quien me echó el polvo. Me encantan los besos, en la boca, el cuello, las tetas, el coño, hasta en los dedos de los pies. Y lo que dije antes de las manos sirve para mí entrepierna, una buena paja siempre se agradece. Mi primera experiencia sexual fue así, alguien me metió mano y me hizo correr tanto que los dos nos asustamos.

También quiero decir que soy muy directa, que si lo que vamos es a que te folle, me desnudo, te desnudo y empezamos con los preliminares. No soy mucho de montarme historias aunque me he hecho pasar por esposa o novia de amigos y conocidos. En alguna ocasión, en alguna de esas excursiones al campo, nos montamos alguna historia, recuerdo una de cazadores; yo era la presa y que me capturaba me follaba. Ese día me los follé a todos porque después del polvo me escapaba para que me capturara otro. Cuatro veces me los follé, una vez a cada uno; cachonda que estaba.

Lo normal, con que quienes follo regularmente, es que me corra más de una vez. Soy rapidita, no necesito de grandes alardes. Me gusta mucho correrme cuando él desparrama su semen dentro de mí pero casi siempre me adelanto. Me encanta la sensación de notar las pulsaciones de la polla al eyacular en mi vagina. Me gustan los polvos tranquilos, sosegados, sin prisa, con muchos besos y caricias. Pero uno rapidito, aunque sea en el baño de una gasolinera, siempre tiene su morbo y además, puede resultar muy gratificante y el principio de una buena relación. Sexual, por supuesto.

No soy gritona, susurro, gimo, resoplo, jadeo y a veces exhalo con fuerza. Si es cierto que los orgasmos se me notan, me retuerzo, bailo las caderas, y de repente me pongo rígida, tenso todos los músculos arqueo la espalda, y empiezo a respirar muy profundo y a ronronear; puedo estar así varios minutos. Algunos me han dicho que parezco una tigresa y otros una gatita. Las dos fieras me sirven como representación. Y soy muy de mojar mucho, lubrifico muy bien y produzco muchos fluidos vaginales. En alguna ocasión, la polla del tío acabó saliendo más cubierta por mis juguitos que por su semen.

Y eso, en cuanto a lo del semen; pues bien, follo a pelo, he tomado medidas y salvo que seas un perfecto desconocido o tenga la más mínima duda, te follaré sin condón. El preservativo lo utilicé mucho al principio, hasta después del segundo parto. Ahora me gusta llegar a casa con semen en la vagina. Reconozco que a veces puede ser demasiada cantidad. Mi marido también ha tomado precauciones y folla a pelo, excepto con desconocidas o que tenga dudas. Simple cuestión higiénica y de salud.

Esto que hago ahora, lo de contarlo a todo el que lo quiera leer, es por culpa de alguien… de un amigo, que me ha insistido para que lo haga. Ha argumentado que después de haber bailado desnuda en despedidas de soltero; correteado desnuda por campos y playas, calles y plazas, en horario nocturno, eso sí; haberme bañado desnuda en mares, ríos y lagos; haber ejercido, también desnuda, de mascarón de proa en un yate; haberme follado, como regalo de cumpleaños a un chico recién cumplidos los 18 años; o ser modelo “especial”, de esas para fotos cochinas, de un fotógrafo profesional de mi calle; haberme follado a más de uno en público; haberme grabado en vídeo follando; haberme follado a tantos hombres; no podía negarme a contar, a todo el que quiera leerme, algunas de mis aventuras, incluso las que mi marido desconoce. Eso sí, solo las conocerá si encuentra esta página, pero no le veo yo muy diestro en eso del Internet; yo tampoco pero me apaño. Supongo que esos a quienes me follo, si me leen y se reconocen, no se ofenderán y tampoco digan nada a nadie, admito que lo comenten entre ellos. Porque tengo previsto contar algunas aventuras que mi marido no conoce.

Si me ves por la calle no sospecharás que haga todas las cosas que cuento. No me visto llamativa, ni provocativa, ni siquiera sexy. Tampoco me comporto de manera que pueda hacerte sospechar. Tampoco camino sensual y ni voy por ahí provocando a los hombres. No soy nada espectacular, soy muy discretita, casi modosita y a veces tímida. Soy la clásica vecina, la ama de casa, la madurita que te gustaría follarte. Por cierto, es muy posible que alguno de vosotros, o vosotras, haya podido ver mi culo en Internet.

Una cosa que me parece importante decir es que, puedo aparentar promiscua, alguno dirá que soy una puta, pero se trata de mí y de mi cuerpo. Nadie puede criticarme por algo que le gustaría hacer y no se atreve. A mí me encanta el sexo. Me siento sexual y socialmente liberada. Me siento desinhibida y salto ciertas normas pero lo hago desde mi libertad y desde la libertad de quien queriendo follarme, me lo follo. ¿Tú me dirías qué no?

Paula

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